Partida Rol por web

Os encontrais en el interior de esa enorme mole de metal y chatarra que crepita bajo vuestras pisadas.
Aqui dentro de esta nave estrellada, no sufrís el terrible azote de la tempestad. Pero fuera preferible, ya que la seguridad de ese lugar era muy discutible.
La nave se encontraba en la loma de un saliente que amenazaba de ceder y precipitarse al vacío de la gran garganta del cañon.
Al caminar por los los oscuros pasillos que tramaban los intestinos de aquella nave de guerra, os dais cuenta de un hecho escalofriante; No había restos ni evidencias que allí hubiese habido alguien. Ni cadáveres, ni evidéncias de vida... Las cápsulas de escape se encontraban todas en sus lanzaderas. Nadie había abandonado la nave, pero sin embargo no estaban dentro tampoco. Todo estaba oscuro y vacío en un siléncio sepulcral.

Al cabo de un rato, llegais ante la puerta de la bodega. Un fulgor dorado se colgaba por la comisura de la puerta a medio cerrar. Al observar hacia el interior veis dos contenedores de cristal de unos tres metros de altura cada uno. Dentro de los cuales había una espécie de líquido en movimiento que se desplazaba oleaginoso en el interior del contenedor.

Os acercais a los contenedores de cristal.
Aquel líquido se remueve de tal forma que incluso parece percibir vuestra preséncia. El Dr. Bohr reconoce los instrumentos de contención magnética. Aunque tras repasar los mandos le es imposible adivinar de donde proviene la energía que mantiene esos contenedores activos.
La Dra. Fischer deduce un movimiento inteligente en aquella sustáncia. Ves una série de tubos de ensayo llenos de la misma sustáncia listos para su análisis.

De repente un crujido hace que toméis consciéncia. El temblor que lo siguió os puso la carne de gallina.
-La tormenta ha empeorado! no creo que aguante mucho mas...- Suena la voz de Maxi por el intercomunicador. Aunque, justo después, otra voz hablo:
-Tonterías, debeis acabar con la investigación.- Esta vez habló Mike.

Todo aquello resultaba fascinante, aquella sustancia parecía tener vida propia, aunque si la nave se rompía en mil pedazos, pasaría a quedar libre y no sabíamos cuales serían las consecuencias de tener a un entre que no conocíamos libre por el planeta. Esa idea superaba hasta la de mi afán de buscar explicaciones y nuevos conocimientos. Por si se daba el caso, cogí los tuvos de ensayo con aquella sustancia, al menos tendría algo que investigar y había materia suficiente en ellos como para hacer bastantes pruebas.

Sabía de sobra que la palabras de Mike tan sólo eran fruto de su obligación, pero cuando saliera de ahí pensaba darle una patada en su político culo. No sé que se había creído, pero mi vida me preocupaba más que sus razones y Maxi, siempre me había parecido una persona más práctica.

Aún así, antes de irme, eché un vistazo pordonde había recogido los tubos, esperando encontrar algo más de información que nos pudiera ser útil.

- La situación se esta poniendo delicada señorita Fischer. Si quiere irse lo entenderé. Yo me quedaré. Hay algo que me gustaría averiguar antes. Además quiero asegurar la contención magnética. No quisiera que esta cosa se escapara. Si iva en un nave militar y se han tomado tantas molestias para contener a esta cosa es porque tiene que ser peligrosa.

seguidamente empezo a examinar los contenedores buscando que mantenía el campo de contención mangética.

Tal y como habíais descubierto hacía unos momentos, toda evidencia de vida humana se había desvanecido sin dejar rastro. Todo estaba en su lugar exceptuando, claro está teniendo en cuenta el aterrizaje, las placas del techo que se repartían por doquier y las deformadas paredes que daban la impresión de estar entre los fauces de un cadáver.

El Dr. Bohr repasó el panel de control de los contenedores magnéticos. Al parecer se alimentaban através de unas baterías atómicas que serían capaces de mantenerlos activos durante años. Apesar de que la nave no estuviera en funcionamiento.
Diane, por su lado, no reconoció información de utilidad en los archivos de investigación que se repartían por encima de la mesa de ensayo.

De repente sufristeis una nueva sacudida. Esta mucho peor, Que fué acompañada por un claro desplacamiento del monstruo metálico.
-Mierda!- Tronó la voz de Maxi. -¡Entro a por vosotros, os voy a sacar de ahi arrastras si hace falta!-
-Ni hablar!- Dice de nuevo Mike. -Salid de ahi, y traed los datos recopilados. Son de vital importancia!-

El movimiento no cedio y aumentó en violéncia. Hasta el punto que os obligaba a agarraros para no caer.
Aquello se venía abajo.

Traté de localizar alguna cosa más, pero me fue totalmente imposible, Al menos, los tubos de ensayo me ayudarían muchísimo para saber lo que era esa cosa, e incluso sus puntos débiles si es que se escapaba de ahí y por alguna razón necesitábamos pelear contra ello.

La nueva sacudida me hizo tener que sujetarme con fuerta a la mesa por la que estaba buscando. Una vez cesó, miré al doctor: - Salgamos de aquí o la siguiente vez que estemos estudiando algo será cómo volver a la vida después de la muerte! - Dije justo antes de ponerme a caminar hacia afuera lo más apresuradamente que pude. No entraba en mis planes esto de morir aplastada por un amasijo de hierros de los que no conseguía ni acordarme del modelo que habían dicho que era..

- Vaya saliendo doctora. Enseguida vengo detrás de usted - el tono que utilizó no era de desesperación sino sonaba más bien apresurado, como el que le estan esperando para salir y se esta acabando de arreglar delante del espejo

Mientras tanto intento buscar algun ordenador que conteniera datos de los experimentos que allí se llevavan a cabo. Su idea era transferir todos los datos que pudiera y salir pitando de allí. Luego ya se analisaría. Era una desisión arriegada pero.... no podía dejar todos estos datos atrás. Nunca se lo hubiera perdonado a si mismo.

Vuestras investigaciones, sumado a la poca experiéncia que teníais de todo lo referente a estructuras y situaciones similares, propiciaron una considerable demora.
Justo ante vuestras narices visteis como se quebraban las estructuras que mantenían el casco de la nave. Entonces el metal se deformó emitiendo un sonido terrible. Como en una ultima agonía de aquel monstruo.
Poca cosa podeis hacer más que intentar agarraros a las barandillas que aún quedaban en las lomas de los pasillos.
La ingravitez provocada por la aída libre os hace notar el estómago en la garganta. Aquella sensación de ahogo y adrenalina. Solo os cabía esperar la desgrácia entre toneladas de chatarra.

Entonces fué cuando os visteis envueltos por una luminosidad cegadora. Entre aquella blancura dejasteis de sentir la caída y os sentisteis flotando enmedio de un universo vacío.
¿Significaría aquello que ya estabais muertos? Era preferible ante la imagen de vuestros cuerpos sepultados por el metal.