Partida Rol por web

A pesar de la comodidad de tu lecho, no consigues descansa bien, pues no puedes dejar de preguntarte si a la mañana siguiente mantendrás los recuerdos de todo lo que ha ocurrido el día de hoy. Cuando finalmente el cansancio puede contigo, caes dormido, soñando con una imagen que lleva dando vueltas en tu cabeza durante todo el día:

El niño corría por el prado persiguiendo un pájaro, preguntándose, ya a su corta edad, cómo hacen esos animales para volar y si un hombre con alas podría elevarse igual que ellos. Ya le habían explicado que las aves tienen los huesos huecos para aligerar su peso, pero él seguía imaginando que, con unas alas aún más grandes, también él podría llegar a volar.

Pero su carrera se paró de golpe cuando otra figura apareció en el prado. - ¡Terent! - gritó el niño, cambiando la dirección de su carrera para dirigirse al joven que acababa de llegar.

- ¡Liam, hermanito! - le contestó agachándose para cogerle en brazos. - Venía a despedirme...

- Entonces, ¿ya te vas a marchar? ¿Cuándo te volveré a ver? - La alegría del joven Liam había desaparecido casi de golpe. El hombre se encogió de hombros, no queriendo dar ninguna respuesta falsa. Con solemnidad, el niño buscó algo en sus bolsillos y se lo tendió a su hermano. - Toma... te he hecho esto para que no te olvides de mí.

El brazalete plateado había sido forjado de forma bastante tosca, pero el mismo Liam lo había hecho para él. Terent sonrió mientras lo cogía. - Nunca me lo quitaré...

...

La sonrisa de su hermano se convirtió de golpe en un gesto de sorpresa. El prado había desaparecido y en vez de eso sólo se veía niebla. Niebla y los restos de algunos edificios derruídos. Terent abrió los ojos desmesuradamente, mirando a su hermano. Con un gesto de incredulidad, levantó la mano manchada en sangre.

- Liam... Me has... matado...

Despiertas jadeando, con tu corazón latiendo a toda velocidad. Te giras para encender la luz de la lámpara de noche y, cuando lo haces ves algo en la mesilla: Un pequeño papel con unas extrañas inscripciones y la esquina manchada de sangre:

La partida continúa en la siguiente escena
La Voluntad de Verzal