Partida Rol por web

El regreso a Varn es lento y pesado. La lluvia dificulta vuestro avance y, a pesar de ir acompañados por dos varigals, ninguno tiene la presencia de ánimo como para buscar una ruta más fácil para el grupo. Las heridas de Urvan también ralentizan lo que ya de por sí es un paso lento y pesado. Camináis desanimados, en silencio, a través del pantano en dirección al lago.

Al fin veis la pequeña empalizada que rodea la aldea de Varn y, por tercera vez, os dirigís hacia allí. ¿Tercera? Un fugaz recuerdo de volver a la aldea después de un enfrentamiento en las ruinas de la fábrica magientífica se pasa por vuestras cabezas, pero no sois capaces de centrar las ideas y no tenéis muy claro si es un recuerdo real o una alucinación más. Es probable que nunca lo sepáis.

Kavan os ve acercaros y da una voz, de forma que cuando entráis en la aldea está presente la mayor parte de sus habitantes. Seymour y Liadan se acercan con el guerrero hasta el grupo y fruncen el ceño al ver a su dermothén maniatado y cabizbajo en el centro del grupo. Su mirada interrogativa deja muy claro que quieren una explicación, lo que os vuelve a poner en una disyuntiva. ¿Qué vais a decirles?

Así que... todo el mundo está aquí. Qué populares somos. No iban a poder hablar del asunto antes de enfrentarse a la aldea de Varn al completo así que tendrían que airear la culpa del demorthén ante los oídos de todos antes incluso de poder parar y reponer fuerzas.

-Pueblo de Varn-dijo Arven sin ocultar el cansancio en su voz- Deorn, demorthén de Varn, es un prisionero y como tal viene a someterse a la justicia del pueblo.-en este tipo de escenas el héroe siempre aparece con aliento de sobra, herido pero orgulloso y Arven sólo quería asegurarse de que alguien atendiese a Urvan, que limpiasen la herida de Yldiane, darse un baño y dormir dos o tres días del tirón. Se ve que no tenía madera de heroína después de todo aquel viaje infernal- Deorn es quien ha provocado vuestro mal-anunció y, antes de que los murmullos se descontrolase levantó una mano y buscó apoyo en sus compañeros - Hace cincuenta años Varn estableció un laboratorio en los pantanos oculto de todo y todos. El flujo fósil, que a ellos les servía como impulsor para su trabajo-hizo una pausa para que sus palabras calasen antes de seguir bombardeando con información a aquellas buenas gentes- el pantano es consecuencia de los actos de Deorn. Gluta no es un culto real, es una invención suya, asesinó a Varn y a su gente a sangre fría-miró hacia el demórthen una vez- con el asesinato de Varn Deorn os condenó a todos pues ese flujo fósil, abandonado junto el trabajo de Varn,-se cuidó mucho de usar la palabra "experimentos" que podía sonar mucho más peligroso e inestable de lo que ella quería que sonase- emitió radiación que ha afectado a todo ser vivo desde su abandono.-cuanto más hablaba en voz alta más convencida estaba de la injusticia cometida con Verzal- Deorn no sólo asesinó a gente inocente y os condenó sino que también intentó asesinarnos a nosotros cuando íbamos a destruir el foco de radiación del laboratorio. Le importaba más su secreto que la vida de cualquiera de vosotros.-miró a Kavan a los ojos un segundo antes de mirar a Seymour y Liadan, rezando interiormente por no encontrar un brillo de reconocimiento en sus ojos que delatase que ellos conocían lo que había hecho el anciano- la peste no será un problema nunca más pero nadie estará a salvo mientras tengáis a un genocida lleno de odio entre vosotros. 

La caminata bajo la lluvia había sentado el animo del grupo y el muchacho se había hecho eco de ello. Liam llevaba su capucha echada y cavilaba sus pensamientos en el vapor de su aliento. Cuando las gentes de Varn salieron a su encuentro Liam se refugio en la retaguardia, rehuyendo de la presencia de aquellos que habían precipitado todo. 

El murmullo inconforme por la forma en la que traían a Deorn era evidente. El muchacho se sentía molesto. Molesto e irascible. Pensar en la inmunda plebe que tenia delante y en lo poco que habían hecho por su hermano le estaba carcomiendo el alma. La pena le atenazaba la garganta y no podía encargarse de ella el solo. Necesitaba reflejar su culpa y Varn era lo poco que tenia para hacerlo. 

Su alienación con estas personas era evidente. No tenia nada mas que hacer allí y poco a poco fue escabuyendose en la parte de atrás.  

La gente observa con cierta indignación cómo los recién llegados traen al demorthén de su pueblo atado como un criminal. Cuando habla de los asesinatos de Verzal, se empiezan a escuchar murmullos de fondo e incluso una voz se alza desde el anonimato de la multitu para increpar a Arven.

- Y, ¡eso qué importa! ¡Estábamos en guerra! Seguro que esos reizhitas merecían morir...

Apelando a su autocontrol, Arven continúa con su explicación, y cuando desvela la mentira sobre el culto de Gluta los murmullos se convierten rápidamente en voces indignadas y otra voz contesta a la anterior.

- ¡Calla, idiota! ¿Acaso no has escuchado? Esas muertes son las que han hecho que se extienda el pantano, y no Gluta como nos habían hecho creer.

El demorthén retira la mirada, incapaz de seguir mintiendo a su propio pueblo una vez los hechos han sido revelados. Tal vez la gente sea capaz de perdonar los asesinatos, que son parte del pasado y pueden maquillarse como heridas de una guerra que aún no se ha olvidado del todo, pero el hecho de que el dermothén haya engañado a la gente para aumentar su influencia es algo que no van a dejar pasar fácilmente.

El volumen de los gritos aumenta y sólo los más cercanos al grupo escuchan la explicación más detallada del asesinato de los magientíficos. Los rostros de Kavan, Liadan y Seymour se contraen, pues entienden bien la implicación política de que el demorthén actuase de motu propio en un tema semejante, por no decir nada de la implicación moral del asesinato en masa.