Fecha terrestre 15 de noviembre de 2159.
El despertar del leviatán.
Las novedades del Alto Mando para la tripulación de la NX-10 Excalibur finalmente adquirieron índole oficial: La Excalibur terminaba sus reparaciones y mejoras para abandonar el muelle seco para antes del fin de semana.
Y no fue para menos, con semanas de pruebas de carácter medico y psicológico, decenas de interrogatorios y “entrevistas amenas” con todo superior habido y por haber -además de algún que otro uniformado sin identificación-, y mil piedras mas en el camino desde que la tripulación tocó Júpiter hasta ahora.
Al menos pueden disfrutar del tiempo de ocio en el Club 602, donde aun se cuecen los futuros tripulantes del casi extinto Proyecto NX.
El destino de los tripulantes apenas fue diferente en cada uno. Tan solo la plana mayor de sub oficiales -y los oficiales superiores por supuesto- fue el de sentar base en el complejo Warp 5 hasta principios de noviembre.
La respuesta del Almirante Leonar fue tajante “Todas las solicitudes de cualquier índole quedan suspendidas”. Incluso los “consejos de guerra” y demás desacatos previos a la llegada al Sistema Solar pasaron directamente al Archivo General para su “revisión y posterior ejecución”. No había tiempo para las rencillas de los tripulantes.
La verdad en todo esto se halla en los eventos pasados, cuando la Excalibur se estaba de misión. En esos cuatro o cinco meses la Tierra había sufrido incontables derrotas en todos los frentes y la flota principal se había reducido a tan solo seis naves clase NX y un pequeño puñado de naves de menor envergadura, como por ejemplo la clase Intrepid y Ganges-Delta.
Incluso una nave Romulana llegó a bombardear algunas ciudades antes que la caballería acudiera a ahuyentar al enemigo. La Tierra es un animal herido y los carroñeros se relamen a la espera del momento culmine.
Por tal motivo casi toda la tripulación volvía a la Excalibur; exceptuando la oficial de seguridad, que de inmediato fue deportada a su mundo natal por mandato del gobierno Andoriano, y el oficial científico, que pasó las últimas semanas en Vulcano por decisión del Alto Mando Vulcano.
Los reemplazos para la Excalibur fueron gente experimentada, en su mayoría sobrevivientes de otras naves y personal con antigüedad en tierra. Todo porque luego de los increíbles sucesos vividos por la inexperta tripulación de la NX-10 en su misión inaugural, el Almirantazgo optó por mejorar la calidad de la tripulación, además de reforzar las capacidades de los oficiales de a bordo.
La única nave aparte de la legendaria Enterprise en recibir semejante trato fue la Excalibur, y ninguna más.
El reclutamiento era urgente ante las nuevas necesidades de la guerra y su desenfrenada campaña.
Apenas dos semanas fueron otorgadas a todos antes de que el llamado al deber sucediera. Dos semanas para poner en orden sus asuntos personales. Demasiado poco para algunos y para otros excesivo fue el tiempo libre.
Esa noche antes del día esperado, cuando el brindis, la bebida y la diversión corrían a cuenta del dueño del bar, un mensaje sonó en todos los dispositivos de los oficiales allí presentes.
“Se cancelan los permisos. Orden urgente de lanzamiento. Misión de rescate urgente para la Discovery, que se encuentra bajo ataque en los lindes del Sistema Solar. Presentarse de inmediato.”
Sin apenas imaginarlo esa misma noche se desencadenaría un evento que cambiaria a la Tierra y al cuadrante Alfa para siempre.
Sin embargo, era una noche de luna llena, apacible como pocas.