La hora que Hammond les diera había pasado con rapidez mientras los cuatro integrantes del SG-4 se cambiaban, duchaba y preparaban su informe preliminar. Para cuando se fueron personando en la sala de juntas, el general tejano ya estaba allí repasando algunas notas sobre una carpeta de informes abierta, aunque a su lado había algunas más apiladas.
- Mayores Davidson y Whiteface, profesores Andrews y Evans, pasen y acomódense. - Aunque en el rostro ancho y redondeado del general había una sonrisa, ésta carecía de sentimiento y en sus ojos se reflejaba cierta preocupación. - Antes de discutir sobre la misión, me gustaría preguntarles si ocurrió algo en el stargate del 282 antes de que llamasen. Los técnicos han terminado los diagnósticos y no saben decirme nada más aparte de que perdimos el control del stargate y de todos los sistemas asociados pero no encuentran la causa.
Desde su sitio, Hammond escrutó los rostros de sus subordinados con el ceño fruncido, pero no era un gesto de enfado. La preocupación aun persistía en sus ojos.
Aldo se aclaró la garganta.
- Señor, permita que sea yo quien comience a dar parte de la misión - dijo con respeto -. Comenzando por este tramo final de la misión, en 282 nos despidió un ser extraño, una bola de fuego parlante que los locales llamaban Sidhe, encargado, al parecer de proteger el planeta, fue el quien activó la stargate y nos ha mandado de vuelta a casa junto con la advertencia de no volver a pisar el planeta bajo amenaza de muerte y por la escena que hemos visto antes de volver, parece que no iba en broma, tienen a los goa'uld bastante a raya, de echo ellos son la razón de que Morrigan ya no controle el planeta y que esté libre de invasores.
- ¿Amenazados de muerte? - El semblante de Hammond se oscureció cuando Aldo pronunció aquellas palabras. Sin embargo, había esperado a que el lingüista terminase de hablar antes de intervenir. - Y estos... ¿Sidhe?, doctor Evans, ¿son hostiles como para llegar a esos extremos?¿Tenemos que preocuparnos de otro enemigo más?
- Señor, son hostiles en cuanto a lo de proteger 282, no creo que supongan una amenaza proactiva, solo nos advirtieron de que si volvíamos a pisar su planeta no nos dejarían marcharnos como ahora - comentó el lingüista -. A decir verdad, el resto de habitantes del planeta viven en un pasado ya muy lejano, de una forma parecida a los antiguos celtas, incluso comparten muchas facetas lingüísticas. De hecho nos han reconocido como antiguos, así que la gente que vive en La Tierra y los que viven en 282 podrían tener antepasados comunes. La única diferencia entre ellos y nosotros es que nosotros hemos avanzado y ellos no, pero me da que pudiera ser porque han estado siempre protegidos por los Sidhe, que son quienes, tecnológicamente podrían interesarnos más.
El sociolingüista tomó aire.
- En nuestro tiempo ahí, hemos llegado a lo que parecía ser un centro de control con una computadora la cual no pudimos llegar a investigar ni a operar, el ser llameante nos interrumpió antes de que pudiéramos ver como funcionaba - remarcó.
Me adelanté a Tara y complementé las explicaciones de Aldo.
Señor. Lo que descubrimos en aquel planeta fue un arma de tal potencia que es capaz de repeler ataques de Goa'uld. Esa tecnología nos sería verdaderamente útil para nuestra defensa. Solo que, como bien dice Aldo, no están dispuestos a compartir nada de esa tecnología.
Me coloqué bien en la silla.
No nos ven preparados para ello. Nos ven atrasados tecnológicamente y no comercian con civilizaciones inferiores.
Andrews escuchaba lo que decían sus compañeros con detenimiento, era cierto lo que decían.
- Señor, además de todo eso está la existencia de una fauna peculiar, unos animales que se podrían describir como lobos con poderes psíquicos que pueden incapacitar a varias personas.
Pensó en las luchas con esos animales que casi les cuesta la vida a todos. También como le apasionó al científico todo el planeta con las posibilidades que podría ofrecer.
-Como indica Evans, se podría establecer relación comercial con los nativos menos avanzados, se podrían suavizar las relaciones con los más avanzados ya que incluso podría ser que tuviesen problemas con el mantenimiento de sus equipos, pudiera ser que requiriesen la ayuda de alguien como nosotros.
- No estoy muy dispuesto a enviar a nadie a 282 si eso le puede suponer la muerte, doctor Andrews. No me parece muy factible mantener relaciones con esas gentes si quienes enviemos mueren. En cualquier caso, el Estado Mayor en el Pentágono tendrá la decisión final a ese respecto. - El general se inclinó sobre la mesa, con los dedos entrecruzados, en una actitud que parecía preguntar "¿algo más?" o a apremiar a sus subordinados a seguir hablando.
El lingüista asintió. Aldo pensó para si que quizá Fern se había venido arriba al poner en su boca palabras que no había dicho, pues tenía serias reservas de si podría ser interesante mantener relaciones con cualquiera de las dos civilizaciones de 282, de hecho era más proclive a pensar como Hammond. Pero decidió callarse el comentario, quizá más tarde se lo diría, sería suave, probablemente Andrews no tuviera malas intenciones, sin duda no era de aquellos que tuvieran nunca malas intenciones.
Se balanceó ligeramente de adelante a atrás moviendo los pies y esperó a que el General les permitiese irse a descansar, ahora todo parecía estar en manos del Estado Mayor, y el SG-4 había hecho su trabajo.