Partida Rol por web

Si hubiera una razón para explicar la desbandada de pájaros ocurrido minutos antes, tal vez pudiera ser los cincos individuos que Alan divisó moviéndose entre la maleza a su alrededor. Armados con lanzas, cuchillos y arcos, se disponían a caer sobre ellos con gran sigilo, porque el ranger no les escuchaba moverse entre la abundante vegetación.

El paseo por el bosque parecía llegar a su fin cuando Tara avistó a cuatro sujetos armados con cuchillos y arcos acercarse sigilosamente hacia la posición del grupo desde ambos flancos.

A cada paso Fern escrutaba la vegetación, con los ojos llenos de asombro, ante cada ejemplo de fauna silvestre con la que se cruzaban. Su mente elaboraba decenas de preguntas e hipótesis sobre cada uno de los ejemplares que observaba. Se sentía como un niño de cinco años dentro de una dulcería, sus ojos brillaban y su rostro parecía haber olvidado cualquier otra expresión que no fuera aquella placentera sonrisa.

Pero de momento se detuvo, sus alegres ojos habían advertido entre la maleza dos figuras humanas, y varios sonidos de movimiento entre las hierbas altas, a su alrededor, sugerían que tal vez estos no estuvieran solos. "Oh, por Dios... Sabía que había algo peligroso... No puedo creer que vayamos a morir en este planeta... ¿Esos son arcos?" El temor surcó su pensamiento a una velocidad vertiginosa, para luego reflejarse en su cara y ahogar su voz: -Chicos... chi...cos...

A duras penas logró articular palabras. Su cuerpo se estremecía por dentro, temblaba y se tensaba, impidiéndole cualquier movimiento. Sus manos apretaban la MP5 con fuerza y entre temblores consiguieron fijarla apuntando a la dirección en que había visto las figuras humanas. "Cálmate, cálmate, cálmate!!!" Se dijo a sí mismo con fuerza, respiró profundamente y luego consiguió volver a hablar: -Es... estamos siendo observados... digo, estamos rodeados... eso creo... por celtas con arcos... Allí!!!. Las palabras salieron entrecortadas de su garganta, pero el gesto final, apuntando hacía los hombres entre la hierba fue imposible de malinterpretar o confundir.

 -Negro, Hizo una pausa mirando a Fern -Ya sabemos que ha espantado a esos pájaros. Respondió con naturalidad  -Deberías relajarte de momento, para estas ocasiones tenemos a Evans, vedad My. Davidson. Comentó como si hablase del tiempo mientras deslizaba su dedo al gatillo de su arma preparándose por si tenía qie moverse con rapidez.

Ah, bueno, ok, pues entonces solo desenfundo el arma y ya, que también es una acción parcial.

Iba a responderle a Alan, pero parece que solo yo y Andrews nos hemos percatado de que tenemos compañía.  

Atentos – Les aviso con voz grave que en contraste con el tono normal de mi voz da idea de la gravedad de la situación – Cuatro arqueros al menos. Intentan rodearnos. Vienen dos por la derecha y dos por la izquierda. – Indico de forma concisa y en voz baja para que solamente los miembros del equipo me escuchen, sobre todo Alan, a quien le hago una seña con dos dedos indicándole el flanco derecho para que cubra mi espalda mientras yo me giro para cubrir el flanco izquierdo.

Venimos en son de paz -Digo de forma alta y clara, levantando una mano, pero sujetando bien el arma con la otra -  Somos exploradores y diplomáticos, no tenéis que esconderos, no somos una amenaza. No queremos haceros daño pero si nos atacáis nos defenderemos.  

Tras la advertencia me quedo callada esperando su reacción, aunque a saber siquiera si me entienden o hablan nuestro idioma.   

Se internaron en el bosque a la orden de la mayor. A los minutos de andar por la espesura el grupo se detuvo, parecía que todo el mundo había visto a alguien o algo.

Fern se detuvo y se puso en guardia, Alan hizo lo mismo, Tara les advirtió en voz baja y luego indicó en un perfecto inglés a los posibles nativos del lugar que no eran una amenaza. Aldo hizo lo que pensó que debía hacer. Sacó uno de los manuales de idiomas que había llevado con calma y tranquilidad y comenzó a pasar páginas.

- Hola... hola... hola... ¡aquí! Paz... paz... paz... ¡aquí! Amigos... Amigos... ¡eh este! Y nosotros... ¡sí! - murmuró pasando las hojas.