Partida Rol por web

En fila de a uno, el SG-4 se internó por el angosto pasaje que surcaba el muro de piedra gris. La superficie de roca pulida por la acción de los elementos sugería el paso de mucho tiempo desde la formación de aquel extraño accidente del terreno. Eso salvó a los tau'ri de lidiar con afiladas aristas de piedra o bordes cortantes, pero no agilizaba el paso, como descubrieron tras los primeros metros en la grieta.

En algunos puntos, las paredes se ensanchaban aunque no lo suficiente como para estirar los brazos, mientras en otro punto, unos pasos más adelante, el paso se estrechaba como para obligar a los exploradores a contorsionarse ligeramente. Y nadie hubiera pensado menos de ellos si, ocasionalmente, no lanzasen nerviosas miradas hacia el alto de la brecha. Con su movilidad reducida, unos pocos jaffas (incluso nativos equipados con armas primitivas como arcos o ballestas) allí arriba hubieran bastado para convertir aquellos reducidos confines en una zona mortal en la que atrapar y masacrar al SG-4.

Además, ninguno de ellos tenía forma de saber cuánta distancia habrían de recorrer o si quiera dónde les llevaría el serpenteante pasaje. Si es que llevaba a alguna parte...

Más pruebas físicas para el lingüista. Suspiraba a cada movimiento que hacía para para por la grieta se retorcía como podía con el equipo a cuestas y no tenía demasiado tiempo para ver como sus compañeros hacían lo mismo, al fin y al cabo intentaba hacerlo lo mejor que podía para no entorpecer el paso del resto.

No se permitía ni el lujo de mirar hacia arriba, si tenían que pillarles desprevenido sería mejor no mirar, pero mantenía la atención puesta en su oído por si captaba algún sonido extraño más allá de los gruñidos y jadeos de sus compañeros moviéndose a través de la grieta.

Me movía lentamente en la retaguardia detrás de Fern. No veía más allá de la nuca del científico. Si les emboscaban en aquel agujero serían hombres muertos. Lo mejor era no hacer ruido e intentar no cortarse con las piedras.

Encabezo la marcha con bastante soltura, la angostura del pasaje no es incoveniente para que pueda moverme ágilmente, mi menor constitución física me permite adelantarme e ir dejando a Aldo y al resto atrás, de hecho espaciarnos es lo mejor, pues si hay algún peligro, mejor que caiga uno solo que no todo el equipo.

Llevo el arma en mi mano derecha, lista para usarla, aunque limitada por la estrechez del pasaje poco o nada podría hacer si voy a una trampa, pero al menos los disparos alertarían al resto.

El avance por la grieta resultó ser bastante más lento de lo previsto, a pesar de que Aldo y Alan se movieron con bastante agilidad por el pasaje angosto. Fern se atascó un par de veces en puntos estrechos, viéndose obligado en varias ocasiones a tener que desprenderse de sus mochilas para poder pasar de lado y luego recuperar las bolsas. A pesar del encuentro con los caoleaglas, aquella hendidura en el terreno no pareció ser un lugar que aquellos animales prefirieran para atacar a sus presas, por lo que el SG-4 no tuvo que lamentar nuevos ataques.

Tras largos minutos, que parecían volverse interminables, los tau'ri emergieron por fin a una zona donde las paredes se ensanchaban lo suficiente como para que dos de ellos pudieran estar codo con codo en la parte más amplia. Aquella oquedad tenía una forma aproximada a la de un cuarto menguante (o creciente), con las paredes de roca gris pulida por la acción de los elementos coronada por una guirnalda de hojas colgantes, entre las cuales fluían volutas de niebla desde el nivel superior. En aquella parte del bosque que quedaba ahora sobre sus cabezas se podía ver abundante maleza y sotobosque alrededor de los árboles que los exploradores alcanzaban a ver desde aquella posición.

Pero lo que llamaba la atención era un extraño portal excavado en la roca, en la pared interna más alargada del arco que trazaba aquel accidente en el terreno. El agujero tallado de forma rectangular, con casi dos metros de altura y uno de anchura, estaba flanqueado por unos detallados relieves que simulaban columnas, las cuales parecían sustentar un frontispicio, también labrado en la roca. A pesar del hallazgo en un planeta distinto a la Tierra, aquel aparente conjunto arquitectónico tenía algo que resultaba familiar para los terrícolas.

El atravesar ese cañón había sido todo un reto para Andrews, se notaba su inexperiencia para moverse en entornos escarpados, aunque también podía decirse del resto de entornos, su adiestramiento había sido escaso en combate o cualquier habilidad fuera de las consideradas como técnicas o de su especialidad.

Cuando dejaron ligeramente atrás ese estrecho pasillo por el que habían llegado hasta allí, Fern elevó un rezo silencioso dando gracias porque nada hubiese aparecido. Ahora estaban frente a una estructura avanzada que resultaba ciertamente familiar pero sin distinguirla por completo. No era desconocida pero el científico no estaba seguro de poder averiguar algo de ella.

Aldo estaba agotado del camino en la grieta, lo suficiente como para necesitar estar tomando aire, en vez de pararse a pensar mucho en de que le sonaba familiar aquella estructura. Se retorcía hacia atrás lo suficiente como para tomar bocanadas grandes de aire y apoyaba luego las manos sobre las rodillas como descansando.

- ¿No os suena familiar esto? - dijo señalando el lugar - ¿También tendrán apariciones de la virgen en cuevas en este planeta? - dijo en un chascarrillo para evitar quitarle seriedad al asunto.