Aquel día resulta inesperado debido a esa flecha de color rojo carmín que aparece en sus respectivos hogares con una nota que muy clara, da a entender que ha llegado el momento de reunirse. Todos conocen a Lian, es la hija de Roy Harper y Cheshire, sí, aquella asesina que finalmente no se sabe si gracias al efecto del amor o simplemente por cansancio, termina por colgar su máscara y darle a su pequeña una vida normal dentro de lo que esa pareja es capaz de experimentar. Esta jovencita ya tiene unos cuantos años y ha permanecido entre las sombras colaborando a SHI entre otras organizaciones bajo un anonimato que la mantiene a salvo de cualquier mirada.
Se puede decir que es la neutralidad en persona, y por alguna extraña razón los ha citado en medio de aquella Ciudad oscura que ahora reluce bajo el brillo de las luces, además del cielo que estrellado siempre guarda sus secretos. El sitio en cuestión es justamente lo poco que queda del Edificio Wayne, quizás porque todo el mundo conoce aquel lugar donde una de las Empresas más importantes de la Ciudad, ha relucido en esos tiempos por su tecnología de avanzada y al fin de cuentas era una gran herencia que los hijos de Bruces tendrían que recibir como legado. Aunque bueno, aquello no sucede finalmente.
Una vez allí, el tiempo da la impresión detenerse en su afán de mantener la expectativa, Lian se encuentra vestida muy normal en apariencia aunque en su espalda cuelga el arco que era de su Padre, está sentada sobre uno de los bordes de la azotea. Se vislumbra cierto frescor en el aire, aunque las voces a lo lejos atestiguan cierto aire activo en los ciudadanos de Gotham, a sabiendas de que el mejor momento de sacar la oscuridad a la luz, es justamente aquel. Nadie sabe quién se reúne allí con la hija de Roy, en teoría es un encuentro personalizado, pero al parecer es todo lo contrario.
Contenido de la nota:
A las 00hs en la azotea de Waynecorp. Es importante.
Lian.-
Ritmo de posteo:
No hay apuro, los 3 postean y lo hago yo. :D
No había sido poco lo que la vida de Robert había cambiado desde que había aceptado ser parte de la nómina de SHI, pero aunque había cuestiones que no le importaban en lo absoluto de su nuevo trabajo, había otras muchas que no le agradaban en lo absoluto y entre ellas, el encontrarse con una flecha clavada en la pared, era sin duda una de ellas, ya que queriéndolo o no, revelaba una vulnerabilidad con la que no le agradaba lidiar. Pero aunque reticente en un inicio, más aún antes de leer la misiva que de tan particular manera se entregaba, el arquero enarcó una ceja más que por el propio mensaje, por quien lo escribía. Y es que si bien no era en lo absoluto al nombre de Lian Harper y ante todo quién era su padre, para esos momentos, era incapaz de entender para qué la arquera con quien también compartía en parte nacionalidad, podría querer verle, pero si algo tenía por seguro era que para hablar sobre arquería no sería.
Pero aunque aquellas escuetas palabras rondaron en su cabeza durante el resto de lo que del día quedaba, mantuvo aquello para él, al menos hasta saber de qué se trataba, y por ello, cuando las luces de aquella inmensa ciudad ya encendidas en su completud marcaban el fin del día, fue que Arsenal terminó por salir de aquel piso que con sus amigos compartía para hacer acto de presencia en el edificio que alguna vez fue propiedad de la familia Wayne. Dejando escapar el humo de su cigarro entre sus labios, la mirada de Robert se perdió en aquella estructura que ya completamente vacía, parecía ser la escueta pero vehemente profecía de lo que de no poder evitarlo, a todo el mundo le terminaría por pasar. Pero sin perderse en demasía en aquellos pensamientos que parecían oscurecer aún más su mirada, el vietnamita terminó por adentrarse en el edificio abandonado solo para pasear su vista para cada uno de esos pisos que aunque sin tener nada que ver con él, habían marcado una época, una que para bien o para mal, había llegado a su fin.
Más aunque largo se le hizo el trayecto hasta la azote, poco le costó abrir la puerta y así, encontrarse con la medio vietnamita. - Harper. - Saludó a la arquera que para entonces se encontraba sentada de espaldas a él. Y aunque era una obviedad, no pudo evitar sonreír con cierta ligereza al ver como, y al igual que él, Red Hood portaba su arco a la espalda. - Bonito y tétrico lugar para un encuentro. - Señaló mientras apoyaba su espalda contra la pared para después, encenderse un cigarro, y es que aquello era metafóricamente hablando, el mayor cementerio en donde y a cuyos pies, una nueva realidad parecía querer tomar vida, retomar una normalidad que jamás sería como tal.
La vida a veces tiene eso de cíclico que te quita el aliento y te hace preguntarte si hay alguien mirando desde arriba y qué clase de sentido del humor tiene. Negro, sin dudas, como este cielo maldito sobre mi cabeza. Desde que había llegado a esta dimensión había evitado a conciencia ir a Gotham, demasiados recuerdos dolorosos que además ahora eran confusos. Sin embargo -sin embargo- con solo cruzar el puente para entrar en su dominio mi corazón flaquea y siento el vértigo que precede al beso de una amante: con una mezcla de placer y expectación cerré mis ojos para recibirlo.
La corriente estética japonesa del wabi sabi se refiere al amor por la belleza imperfecta, impermanente e incompleta en contraposición con los valores de occidentales de la perfección y lo sublime; hacía tiempo que había aprehendido la bella fealdad, mortal, decadente, la espiral de locura que simbolizaban las calles de esta amada ciudad y hacía tiempo que había aprendido a amar esa oscuridad que podía tornarse luz en el día más aciago, algo en lo que mi padre y yo habíamos coincidido, no tanto mi madre que siempre a pesar de proteger a sus ciudadanos (cuando no robaba) odiaba la ciudad. Solo había amado sus azoteas por Bruce y lo dejaba en claro en sus discusiones.
Y allí estaba yo con esa nota en la mano, haciendo vigilancia en una azotea cercana con los binoculares de largo alcance para asegurarme de que no era una trampa, pensando en todo cuanto había ocurrido en los últimos días, en mi conversación con Damian, en cómo me había pedido que me alejara de todo esto... El pobre Damian, ¿Sabría él que no puedo, como nuestro padre no pudo? A veces me preguntaba qué tanto de nuestro padre había en él y cuánto de su madre, cuánto de todo esto había logrado fragmentarlo en partes como a un muñeco roto de superhéroe... Ni hablar de Anna, Anna tenía demasiado de su madre para mi gusto y yo de la mía, suponía.
Todo parecía indicar que no, que no era una trampa, en todo caso estaba preparada con mi ballesta y el cinturón, pero sin el traje, aunque completamente de negro y con las botas altas porque ya me había acostumbrado a usarlas. Crucé las calles que me separaban de la estructura en ruinas de aquel edificio que había sido un símbolo de Gotham, del poderío de mi familia. Al llegar a la azotea vi a Lian y, para mi entera sorpresa, a Robert.
-Buenas noches -me presenté intercalando una mirada inquisitiva entre los dos. Alcancé a escuchar la apreciación de mi amigo sobre el edificio y miré a nuestra anfitriona esperando algún feedback, citarme aquí era como ponerme el dedo en la llaga y estaba segura de que lo sabía, aunque quizás solo lo había hecho porque era conocido; a veces la mente nos juega en contra.
Hola :-)
Impasible en su afán de disfrutar aquellos minutos en soledad, cuando toda la ciudad parece tener su ritmo propio dentro del frenesí que la noche ofrece. Lian desvía su mirada hacia Robert al ser el primero que aparece, sonriendo de lado tras un gesto a modo de saludo mientras sigue aquel juego de palabras. — La próxima es en Queen Consolidated. — replica tras guiñar un ojo, a sabiendas de que eso mismo sarcasmo, también ella puede manejar desde una presteza que sólo de su Padre pudo haber heredado. — Tanto tiempo Robert. ¿Cómo va el conteo de flechas actual? ¿Carcaj lleno? — pregunta al mantener su mirada pendiente de los gestos de su par vietnamita, a sabiendas de que comparten afición por tensar cuerdas y disparar flechas a destajo.
Y mientras intenta mantener la conversación dentro de ese protocolar encuentro, la segunda en aparecer es Helena que al estar ataviada de negro resalta esa mirada que le recuerda a Selina. Es muy consciente de lo difícil que debe ser estar aquí, cuando esto era un imperio y ahora sólo hay ruinas, recuerdos, más el sosiego de la inexistencia de un grande para todos los superhéroes. La vara la tiene muy alta, no la culpa, cualquiera en su lugar se sentiría exactamente igual y hasta ese punto Lian la comprende.
— Buenas noches, ponte cómoda. — afirma al incorporarse, y tras escuchar un sonido detrás de ella, sonríe de lado al descubrir de quién se trata. Para los que están cerca, en especial Robert que lleva un rato allí, puede escuchar el resonar de unos tacones y cierto crujir de una madera. ¿Tal vez un salto mal logrado? Puede ser. — Antes de que se presente por sí sola, aunque creo que ya lo hizo a su manera... — agrega Lian y tras desviar la mirada hacia el costado en donde está el vietnamita, aparece una mujer de cabellos rubios, muy curvilínea. Para los presentes no es difícil reconocerla ya que se trata de Lucy Quinzel, la hija del Joker y Harley Quinn. Sí, aquella joven que fue abandonada de niña en un Orfanato por su Madre y tras cumplir 12 años, ella misma la saca de allí para intentar de forma muy funesta tener algo similar a una familia con aquel hombre. Un fracaso total, es evidente.
— Hola, supers. ¡Qué caras! — saluda alzando su mano. Lleva puesta una camiseta negra de tirantes, una chaqueta de cuero, jeans ajustado y unos tacos. — ¿Ya les has contado? — pregunta a su amiga, adelantándose un poco a los hechos mientras realiza un escaneo visual a cada uno de los presentes. Buscando obviamente detalles que a cualquiera puede pasarle desapercibido, a ella no. — Pues no, falta gente. — responde Lian. — Hay un motivo por el cual están aquí, pero tienen que llegar dos personas más y no me apetece tener que contar dos veces las cosas. Así que mientras nos vamos poniendo al día, aunque les aclaro que esto no es de parte de SHI. — termina por decir, encogiéndose de hombros, a sabiendas de que lo último captará la atención de los presentes.
Hola! :D