Partida Rol por web

Tenían razón las estrellas.

Capítulo uno: San Carlos de Bariloche - Bariloche - Río Negro. Día 1

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08/10/2012, 21:48
Director

El aterrizaje en el aeropuerto de Bariloche es celebrado con aplausos. El avión ha sido movido de un lado a otro en la aproximación debido al fuerte viento proveniente de Cerro Catedral. La pequeña terminal tiene poco deambular de pasajeros en estas fechas, como esperábais, lo que os da tranquilidad para desembarcar y para dirigiros a recoger el auto reservado en la sucursal de Hertz que hay allí mismo.

Contacto ha reservado para vosotros un vehículo amplio. Una combi "Vito CREW" Mercedes Benz con buen aspecto, de siete plazas os puede llevar a todos y a vuestro equipaje con no poca comodidad.

Consultáis vuestro mapa. Son las 13:40 y estáis a 13 kilómetros del propio San Carlos, 33 de Villa Catedral y desde ahí 8 más hasta Estancia La Escondida. La temperatura exterior es de 12 grados centígrados y el cielo está despejado.

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08/10/2012, 22:31
Director

Notas de juego

Una combi "Vito CREW" Mercedes Benz

Ay. Casi EL MISMO modelo que la que os reservaron en España.

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09/10/2012, 03:39
Facundo Caballero

Facu, tratando de no mostrar su medias, aguantó el mal tiempo con estoicismo, aunque recibió de buen grado el momento en que el avión tocó tierra. Tras retirar sus maletas de la cinta sin-fin esperó a sus compañeros y observó el vehículo que contacto había alquilado

- Me trae recuerdos agridulces - comentó cripticamente mientras acomodaba sus bártulos en la parte trasera de la combi. Luego miró a Ernesto con curiosidad - Esta vez también me toca manejar a mi? Hay buen tiempo, no creo que tengamos problemas de hielo, por lo menos por ahora -

Notas de juego

Master, me traje de la otra partida los "objetos" que llevo... está en la ficha, junto con los "numeros" de Facu. Tu dirás si está todo bien o hay que tachar algo.

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09/10/2012, 12:27
Josep Gallofré

El equipaje del parasicólogo no ocupaba mucho. A excepción de los libros y revistas, que iban de un lado para otro, como si de una plaga de langostas fuera.

Aquel hombre era más comunicativo con un libro de lo que podía ser con una persona real, y parecía que aquella situación de auto autismo le gustaba sobremanera.

Durante todo el viaje había dicho a los mejor diez palabras sueltas, la mayoría para contestar con monosílabos a la azafata de vuelo que termino por ponerle caras cuando le preguntaba algo.

Sin embargo, cuando estaban frente a la furgoneta estaba francamente emocionado. Miro hacia ninguna parte en concreto. La naturaleza del lugar parecía transmitirle algo.

La verdad está ahí fuera. Y nos está buscando.

Esa frase lapidaria fue lo mejor del día. Que sin duda, con el viaje en auto, iba a ser demasiado largo.

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10/10/2012, 13:38
Alicia Montañés

Acomodo mi nueva maleta en el portaequipajes del coche y me siento en el asiento del copiloto , si me siento atras con esta ropa , estoy segura que terminaré enseñando mas carne de la que estoy dispuesta a enseñar, por lo menos en este asiento si me muevo no rozo con nadie y no se terminan subiendo de mas las faldas.
Espero que no les importe que viaje en este asiento-digo acomodando la falda del vestido .

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10/10/2012, 17:49
Ernesto Crocce

La mirada que Ernesto le dedicaba a la camioneta decía muchas más cosas de las que estaba dispuesto a largar por la boca. Y a diferencia del paranormal catalán, el asunto de la naturaleza parecía amargarlo, y ponerlo más serio de lo que ya era. Consultó la hora y la temperatura, pero parecía poco dispuesto a emprender viaje. Cuando Facundo le habló, giró hacia él moviendo la cabeza.

- Ah, no. Vos no volvés a manejar una camioneta, Fangio - la última vez había terminado como había terminado - Suban, yo manejo. Si hay problemas de hielo, espero que hayan dejado cadenas. 

Por algún motivo inespecífico parecía realmente malhumorado, y aunque no tiró sus cosas como seguramente se esperaba de su humor, sino que las acomodó cuidadosamente con el resto del equipaje, parecía que se estuviera comiendo un limón.

Vamos a pasar por Bariloche, así que si alguien tiene algo que hacer ahí, vaya pensándolo. Lo que se hayan olvidado, o quieran comprar, o lo que sea, va a ser un hable ahora o calle para siempre. Y no, Alicia - Ernesto miró a la única mujer del grupo, y le entregó el mapa - Encantado, y todo tuyo.

Se lo entregó extendido, como si le estuviera entregando una manta para ponerse sobre las piernas y cubrirlas.

Vamos, arriba. La verdad estará ahí afuera, y si nos busca - miró a Josep - más le vale que acelere.

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11/10/2012, 05:37
Facundo Caballero

- Bueno... supongo que es lo mejor - reconoció Facundo sin animo de discutir con su superior. Tras observar que el asiento del acompañante también había sido ocupado, se encogió de hombros y abrió la puerta lateral para acomodarse justo atrás de su jefe

- Yo creo que tengo todo... solo queda que nos pongamos en clima de "comercial" - acotó como al pasar - Pensar en como pasar por la feliza pareja y todo eso - se encogió de hombros - Ellos saben que es un comercial y no somos una pareja de verdad, pero esperan, por lo menos, un par de actores - continuó - Aunque mejor no digo nada más, yo no voy a tener que dar explicaciones, solo estar disponibles para las escenas que "el director" disponga -

Facundo, estaba claro, prefería manejar a ser solo un pasajero, y su incesante verborréa era un buen ejemplo de porque no era bueno dejarlo sin nada que hacer. Aunque sea manejando tenía algo en que ocuparse, pero si solo permanecía sentado...

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11/10/2012, 16:15
Diego Hess

Cuando Facundo tiro el comentario de manejar a Diego pone un sonrisa condescendiente muy feliz, y sincera, mientras mira a Ernesto.

-Fue por lejos el momento mas surrealista de todo el viaje, TENES que dejarlo manejar.

Antes de que Ernesto diera su sentenciaste "Yo manejo"

-No importa Facundo, yo confió en vos, estoy seguro que alguien se va a quebrar una pierna y van a enviar un helicóptero hospitalario... hay que apuntar mas alto

Deja sus cosas con el cuidado justo en el maletero/baúl del Mercedes. Se sienta detrás del asiento del acompañante y sin dirigirse a nadie especialmente o almenos no de forma adrede.

-Fresco para corpiño* calado

Sonríe de algo maliciosa, mientras saca su celular y se pone a trastear con el, no sin antes ponerse el cinturón de seguridad

Notas de juego

*Sostén

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11/10/2012, 20:17
Alicia Montañés

Muchas gracias -digo cogiendo el mapa-, se que tendré que acostumbrarme , lo haré durante el viaje y así cuando lleguemos no me sonrojaré con tanta facilidad , ni me sentire tan estraña vestida así.
Empiezo a mirar el mapa y me hago una ruta por autopista para no tener la posibilidad deperdernos.

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13/10/2012, 01:48
Enrique Gómez "Kike"

Cuando llegué cargado con mis maletas (que cualquiera que las hubiese contado cuando llegue podría asegurar que llevaba una más) y vi el panorama, no me quedó otra que suspirar con resignación.

Desde luego, ir en "eso" no era lo que harían unas estrellas. Pero ya no había tiempo para cambiarlo. No quedaba otra que coger ese vehículo, y rezar para no levantar sospechas. Tendría que cantar las cuarenta a alguien cuando regresase a Barcelona.

Pero lo peor no era eso. Es que tenía que cargar yo las maletas. ¡Qué cosa más... Impropia! Por suerte, hay un muchacho que no ha hablado mucho y que viene con nosotros, al que digo—. Tú, el chaval callado. ¿Verdad que me echarás una mano guardando las maletas? Claro que sí, se te ve fuerte. Además, tienes pinta de ser el campeón de Tetris de tu barrio...

Dicho esto, dejo con el marrón de cargar las maletas a Raúl. Me monto en el coche por el lateral, parece que voy detrás. Más impropio que lo de las maletas, pero bueno, qué le vamos a hacer.

De momento no digo nada, pero me reservo para el viaje el repasar los modos y comportamientos de los "actores". Nada debe salir mal, y conmigo a bordo, nada puede salir mal.

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13/10/2012, 04:06
Facundo Caballero

Notas de juego

Ayayayayay

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15/10/2012, 04:23
Raúl Camestres

A pesar de los insidiosos rumores que circulaban por la empresa (y, en rigor de verdad, en casi todos los lugares donde sabían de su existencia), acerca de su escasa actividad cerebral, y de la exasperante apatía que parecía presidir cada una de sus actividades, lo cierto era que Camestres había aprendido un par de cosas de su última aventura en tierras extranjera.

Y una de ellas era que no se llevaba bien con los aviones. Simplemente no le caían bien. Era más fuerte que él. Casi una cuestión “de piel”. Y, para peor, este malestar solía intensificarse desagradablemente al momento del despegue y del aterrizaje, produciéndole una sensación tan horrible que debía ser remediada por cualquier medio.

O casi cualquier medio. Pues lo otro que Camestres había aprendido durante su viaje a España, era que se llevaba aún peor con las drogas.

Por este motivo, y teniendo en cuenta el estrepitoso fracaso de su última estrategia defensiva, que había derivado en aquella severa intoxicación y en ese lavado gastro-intestinal tan denigrante que prefería olvidar, su analítica mente había ideado un nuevo plan para soportar los padecimientos del vuelo.

En esta ocasión, se trataba de recurrir al viejo y querido método de emborracharse hasta caer inconciente. Objetivo que solo pudo conseguir a medias, dado que la celosa vigilancia de la azafata (y la odiosa avaricia de quienes habían reservado los pasajes) lo obligó a conformarse con dos minúsculo vasitos de un whisky de dudosa procedencia.

Esto no bastó para dejarlo inconciente, por supuesto. Sin embargo, entre las pocas horas de sueño y las copitas de whisky, el estado que presentaba Camestres al abandonar la zona de migraciones era más bien relajado. Como si aún caminara entre las nubes.

- ¿Yo?... ¿A mí?... ¿Las maletas? – balbuceó algo aturdido el interpelado, mientras señalaba con gesto estúpido el abultado equipaje del extranjero. - ¿En serio? ¿Qué yo las lleve?

Pronto, un inconfundible dejo de excitación comenzó a notarse en el tono del muchacho, una exaltación apenas reprimida, como el que cabría esperar en una adolescente que acaba de ser invitada a subir al escenario cuando toca su estrella favorita. Y esa inocultable fascinación, que rayaba también en la más absoluta incredulidad, podía notarse incluso en la chispeante (si bien algo bobalicona) mirada del joven.

- Claro !!! Yo lo llevo, yo lo llevo !!! – estalló en una servicial y agradecida sonrisa, a la vez que se palpaba ostentosamente sus más bien magros y macilentos biceps – Si para eso estoy, jeje. Muuuucho Tetris hay acá, ¿eh?... jeje. Si, mucho “Tetris”.
 

Notas de juego

Bueno, tampoco iba a empezar a complicarse la vida tan temprano. Es solo llevar unas valijas...

Aclaración: Camestres no se lleva muy bien con las computadoras y nunca jugó al "Tetris". Por algún motivo, piensa que te refieres a ese juego que suele haber en las ferias, donde se le pega con un martillo a una tabla, y esta hace saltar un pendorcho para arriba, que a su vez (si le das con mucha fuerza) golpea una campana. Por lo general se premia con osos de peluche y esas cosas.

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15/10/2012, 21:22
Josep Gallofré

El viejo y estrafalario parasicólogo catalán, espera pacientemente a que todos tomen asiento en el auto. Porque quería ser el último en subir, para así en cada parada, ser el primero en bajar.

No dio explicaciones del porque de ese interés, pero si alguno pudiera ver su próstata, entendería perfectamente que el hombre sufriera una incontinencia leve, acusada aun mas en los lugares estrechos donde tenía que respirar el mismo aire que sus congéneres.

Así pues, en cuanto se hubo acomodado después del lujoso estilista, y el torpe mozo carga bultos, indico con voz clara y medida.

Adelante.

Toda una epifanía lingüística digna del mayor de los hermanos Marx.

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17/10/2012, 23:06
Director

Vais subiendo al vehículo, uno a uno, cada cual con sus comentarios y protestas...

¡TUMB!

...como si se tratara más que de esa excursión de licenciados, una de viejos pensionados.

¡BLAM!

Gallofré mira fijo por la ventanilla valorando el horizonte, Kike a todas partes, valorando cada detalle de dignidad del vehículo...

¡TUMB! ¡CLANC!

...Facundo evita espiar cada poco la elegante nuca de Alicia, quien nerviosa tamborilea los dedos sobre la pierna...

¡PLAMBA!

...Diego sonríe al centrar su mirada en las imaginadas diversiones o sorpresas que les esperan. Ernesto por su parte, agarra fijo el volante y mira serio al frente, encogiéndose de hombros cada vez que escucha...

¡CRASH! ¡BLAM! ¡PUM!

...el golpear de las maletas arrojadas por Raúl con la delicadeza de un brontosaurio contra el maletero.

-¡Raúl!-

-Perdónperdónperdón. Ya subo.-

La carretera que os aleja del aeropuerto se rodea de yermas planicies con matorral y tierra parduzca que va descendiendo poco a poco hasta la costa. Allí enlazáis con una carretera paralela al Río Negro, grande como un lago, como un mar interior, cuyo olor entra fuerte por las narices. Ahora a un lado y otro hay cesped verde bien cortado y regado, bosquecillos de abetos alrededor de edificios bajos residenciales y de oficinas. La densidad de estos va aumentando hasta que entráis en la ciudad. Residencias, hoteles y casas de piedra de pocas plantas rellenan calles tranquilas por donde ciudadanos de aspecto ocioso pintan fachadas, o recogen a sus hijos del colegio y los pocos turistas de estas fechas se mueven mochila en mano. Muchas tienas han cerrado y en las abiertas no hay mucha demanda. Por fin las montañas, con un hilillo de nieve en la cuerda de las cumbres, enmarcan todo el panorama hacia el oeste.

Notas de juego

Master, me traje de la otra partida los "objetos" que llevo... está en la ficha, junto con los "numeros" de Facu. Tu dirás si está todo bien o hay que tachar algo.

No, todo bien.

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18/10/2012, 04:34
Facundo Caballero

Una vez que el vehículo se puso en movimiento, Facu se calmó. Por la ventana entraban imágenes y olores que le hacían recordar a su juventud. Es cierto, habían pasado muchos años y en su viaje de egresados no vieron mucha nieve ni hicieron demasiadas excusiones... estaban ocupados buscando con quien "ligar" o como emborracharse... pero el olor a la naturaleza era algo que quedaba registrado en el fondo de la nariz de cualquiera que hubiera estado en el lugar

- Entonces... usaremos nuestros propios nombres? - la pregunta del locutor estalló en medio de la camioneta interrumpiendo sus propios pensamientos - o nos buscaremos algún alias acorde a la misión. "Mi nombre es Tilla... Caje Tilla" - impostó la voz intentando bromear

Notas de juego

Que lindo bariloche... que ganas de estar allí "dendeveras" y no solo en el papel de Facu

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18/10/2012, 21:22
Josep Gallofré

El viejo parasicólogo, mira sin mirar hacia adentro del auto, y luego parece meditar la pregunta tan trascendental de aquel presuntuoso locutor de radio de segunda.

Creo que será mejor que te llamemos por tu nombre. Cuanto más natural, más sencillo será el burdo engaño que tendremos que llevar a cabo para realizar la importantísima misión que tenemos entre manos.

Nadie estaba seguro de si la misión de Gallofre era la misma que la de los demás, porque aquel hombre no parecía ligado a las mismas leyes de la realidad que vosotros.

Sin embargo, y talante esquizoide aparte, era uno de los comentarios menos desagradables que había pronunciado desde que llego al país.

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20/10/2012, 20:22
Enrique Gómez "Kike"

Por fin habíamos llegado. Odia los viajes en coche, y mucho más los que eran tan largos. Por mucho que me dijesen que lo normal allí eran los trayectos incluso más largos, no me convencen. Aún estoy disgustado por aquel atasco en el que estuve tres cuartos de hora en un taxi en Barcelona. Qué experiencia más horrible. Pero lo más horrible fue el precio.

Pero habíamos llegado, y eso era lo importante. Pero cuando Josep dice que el engaño es burdo, sólo puedo decir—. ¡Si yo llevo a cabo un "engaño" como dices, nunca es burdo! ¡Hay que cuidar hasta el más mínimo detalle! —le contesto. Después, y ya que lo ha dicho, añado—. Y, ya que sacáis el tema, sí, lo mejor es usar vuestros nombres. Así, no pondréis caras raras cuando os llamemos por otro nombre.

—Ah, y no os preocupéis. Ya me encargaré yo de que parezcáis auténticas estrellas, aunque no sepáis ni decir una pequeña mentira...

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24/10/2012, 15:24
Ernesto Crocce

Ernesto no había cedido ni un ápice. ¿Que manejara Facundo? Sobre su cadáver. La última vez casi le había matado de un infarto, y no estaba dispuesto a sufrir otro. Ni a que se llevara a ninguno de todos esos hacia la muerte o, peor aún, hacia la barbarie. Suficiente barbarie había acontecido en ese pueblo de mierda perdido en el medio de España como para que se reiterase en los páramos perdidos de la Patagonia argentina. Ni hablar. Y tras el grito a Raúl, cuya eficiencia y sutileza para el trabajo con el tiempo se volvía más aguda, Ernesto había prendido el motor y manejado como un dios desde ese mismo instante hasta el centro de Bariloche. Es decir, sin atender a ningún ruego, sin escuchar ninguna sugerencia, yendo como se le antojaba y divagando sobre su propio mundo.

Había muchos recuerdos enlazados con aquel asfalto, aquellos picos y toda aquella agua. Serpenteaban por el borde del lago Nahuel Huapi, llevados por una pericia casi industrial de un hombre que ha manejado las rutas por mucho más tiempo del que podría parecer. Allí, a la orilla del suave oleaje interior, dos figuras enlazadas prometen un amor que en algún momento consideraron que sería para siempre. En el filo, caminantes, un hombre solitario con una niña y un niño de la mano pisan una nieve espesa y aplastada, entre risas, observando el horizonte helado. Un hombre conduce su automóvil a mucha más velocidad de la permitida, ignorando la muerte que le espera en cada curva, cegado por la rabia y la necesidad de volver a Buenos Aires tan rápido como puede, porque no tiene tiempo, porque de eso depende todo. Ernesto parpadea, y la ruta está vacía, como lo estuvo siempre. Solamente está llena de fantasmas, sus fantasmas, que no interesan a nadie.

Mierda, cómo pasan los años.

No es necesaria tanta susceptibilidad - dice Ernesto, mirando al grupo a través del espejo retrovisor - Cada quien se va a ocupar de su trabajo porque fue seleccionado como el mejor para hacerlo. Lo que opine el que no sabe de lo que habla, ¿a quién le importa? Y esto va para todos - sus ojos pasan revista a todos. Parecen bebés. Puta madre, nunca le tocaban empleados, siempre eran hijos - Déjense mutuamente en paz y cada quien con lo suyo, que el éxito de lo que hagamos dependerá de que cada uno tenga éxito en lo suyo. Y si no aprecian el trabajo ajeno, mejor no opinar.

Ernesto vuelve la atención a la ciudad que va apareciendo, antes de deslizar la última opinión.

- Y sí, mejor sus nombres de verdad. No vaya a ser cosa que no registren cuando los llaman, y queden como dos tarados* o dos sospechosos. Alicia, desde acá, ¿dónde queda el hotel? Fijate que lo tenés que tener por ahí.

Notas de juego

*Hola, señor Thompson.

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29/10/2012, 16:26
Alicia Montañés

Saco la publicidad del hotel que tan facilmente he sacado de internet y miro la ruta marcada en el mapa de la zona.
- Vamos bien señor , cuando lleguemos al primer cruce se supone que tenemos que coger la carretera de nuestra derecha y seguirla hasta el final.
Y con voz tranquilizadora...
-No se preocupe estoy segura de que en nuestro lugar de destino ,dejarán de enfrentarse y se comportarán como un equipo.

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29/10/2012, 16:53
Diego Hess

Diego nunca había tenido su tradicional viaje de egresado a Bariloche, así que miraba algo fascinado por la ventanilla

-Asique este es el lugar por el que la gente rompe tanta las bolas...

Escucha las palabras alentadoras de Alicia y a Diego se le dibuja una sonrisa maliciosa.
Se apoya de los "hombros" del asiento del acompañante y asoma la cabeza entre los dos asientos mirando a Ernesto

-Inocente criatura, ¿no te conmueve?