Partida Rol por web

Levanto el brazo rígido, como si la extremidad solo fuera un trozo de madera, como si no fuera humano, giro la cabeza para mirar a su interlocutor, y dijo con su voz normal. 

A las cuadras. Hay percibo maldad. 

Y luego volvió a bajar el brazo. Si aquel extraño, y escalofriante gesto, había sido producto de una mente enferma, de una actuación teatral, o de una posesión infernal, poco importaba, porque los pies del "gallego" ya andaban dirigiendose al sitio que había determinado. 

Diego deja que Josep se adelante, se voltea a Raúl y se encoje de hombros, mientras le sonríe de una forma que tramite un sutil indiferencia*.

Os acercáis al edificio de las cuadras, a un par de centenares de metros del resto de edificios, de donde llegan los bufidos de los animales en el interior. Al llegar, al sol le queda apenas un filo en el horizonte. La puerta de las cuadras está cerrada con cadena y candado, pero parece más pensada para detener a los caballos, ya que saltar por encima del portón es cosa de poca importancia.

Ya que habéis venido a molestar, echar un vistazo a ver que hay dentro.

Lo que había de haber dentro era lo obvio. Animales, pero para el catalán las cosas nunca eran tan obvias.

Mientras se quitaba a los zoquetes de encima, dio una vuelta por todo el contorno de las cuadras, buscando alguna señal extraña, forma, dibujo, algo que no tuviera que estar ahí.

La propia estructura le daba mal cuerpo al viejo Josep. 

Diego le pasa la cámara a Raúl y se agarra del borde del portón y de un salto, ayudado por sus brazos pasa al otro lado sin muchas complicaciones.

El interior de la cuadra, en efecto, no podría ser más prosaico: cajoneras a ambos lados de donde sale algún ufido de lso caballos alojados, nerviosos al haberte escuchado entrar, así como paja en el suelo, cubos, riendas y bocados colgando de la pared... Raúl te pasa la cámara de nuevo y te planteas si deberías filmar algo de esto, a pesar de la espantosa calidad de la luz.

Das una vuelta alrededor de la cuadra sin ver más signo ominoso que los bufidos de los animales en el interior cuando Diego salta entro.

Los pelos de la nuca, que aunque pocos, ahí estaban,se erizaron en cuanto Josep empezó a buscar, su instinto le decía que allí tenían algo raro.

Y el hecho de que no escuchara ningún animal allí también. Si los había, al menos debería de escuchar algún ruido. 

Cuando caigo ente cierro mis ojos tratando de ajustarlos a la luz, mientras acaricio mis palmas mutuamente tratando de sacarme el polvo de ellas, antes de tomar la cámara.

Woah, ¡alto! Ni un paso más. Hay una caámara colocada en una viga. Por su ángulo, jurarías que no te está enfocando, pero si avanzas solo un paso más... La única forma de evitarla sería pasar po dentro de las cuadras de los animales. Por otro lado, ese parpadeo en ese dispositivo colocado sobre ella... Jurarías que está emitiendo señal y por la irregularidad del parpadeo, es una onda de radio. Está emitiendo video wireless.

Ah, no es paranormal, pero es interesante. Alguien se ha estado moviendo por aquí hace poco. Dos personas han rondado las cuadras, con bota de montaña, las huellas son claras en el barro.

Pego un manotazo hacia el pecho de Raul, tratando de que no avance, lo miro y me llevo el indice a los labios en señal de silencio. Luego le señalo la cámara, y le hago señas de que espere mientras, me meto por las cuadras de los animales.
Hasta posicionarme detrás de la cámara*...

El viejo parasicólogo lo vio claro. Aunque no sabía que estaba viendo, aquello era importante.

Oye…

No sabía que palabra usar, así que tiro de léxico moderno.

...chicos, podéis venir aquí con una cámara de fotos, necesito que… bueno, os necesito aquí detrás.

Estaba claro que aquellas huellas eran algo importante, pero no estarían allí para siempre, así que mejor si dejaban alguna prueba que pudiera revisar mas tarde. 

Se escucha un suspiro provenir del establo

-Ahí vamos, espero que valga la pena, como alguna mina en bolas o algo así

Dice mientra repite el mismo operativo que hizo cuando entro al establo, y se dirige a Josep

Diego había logrado pasar tras de la cámara y observar varios animales estabulados al pasar por encima del muro de uno de los establos. Aparte de paja y herramientas para manejarla, no vio nada más, pero había mucho terreno que explorar allí. Entonces escuchó la voz del catalán.

Los dos jóvenes se reunen con Josep en un lateral del exterior de las cuadras. El español está mirando alternativamente al suelo y alrededor cuando ellos llegan. Entonces abre la boca para hablarles, pero el celular de Diego suena en ese momento. El cámara observa la pantalla. Es Ernesto.

Chicos, no sé qué significa, pero aquí en el suelo hay pisadas, y no creo que estén aquí por accidente.

El catalán miraba a todos lados. Preguntándose en que clase e lio se habían metido, y que querían desde el otro lado del teléfono.

Saca imágenes de esto, antes de que las borren. 

Levanta una ceja mientras mira las pisadas...
-Me estas jodiendo? Que tiene de raro las pisadas cerca de un establo?

Dice mientras contesta el teléfono, y con vos un poco fastidiada.

-Hola amor, ¿como estas?

La respuesta de Ernesto es inmediata.

- Hola, Diego. Te la hago corta. ¿Estás en el bosquecito con una linterna encendida? Acá estamos viendo luces entre los árboles a la distancia y se están poniendo nerviosos.