Partida Rol por web

Efectivamente, el rostro de Martín, allí presente, es un poema de pasmo. ¿Qué está diciendo el pelotudo ése...? ¿Historias de fantasmas? ¡Menudo fantasma es él!

-¿Cómo decís? ¿Que Jorge se sabe historias de miedo para los turistas...? ¿Y que nos mandaron decirlas...? ¡Eso es una boludez!

En estas sabrosas conversaciones estáis cuando el sol va lanzando sus últimos rayos, medio embozado ya por el horizonte.

Ernesto bajó la mano que tenía apoyada, de modo paternal o autoritario, entre el borde de la campera y la nuca de Camestres. Sus ojos hicieron un paneo a la velocidad del rayo por quienes estaban frente a él y, por un momento, pareció aliviado. Lo cual, teniendo en cuenta que llegaba acompañado por el catalán paranormal y el casi paranormal argentino, no debía extrañarle a nadie.

Cuando se le acercó Facundo, sus cejas se movieron primero en un tic de cansancio, y después se fruncieron.

La puta madre, cuando este pone esa sonrisa es para asustarse.

Y efectivamente, lo era. Ernesto miró un momento a Facundo, y después miró al empleado de la quinta, que se había enervado.

- Martín, Facundo se está refiriendo a los rumores que circularon sobre que acá hubo algunos episodios de fantasmas, o al menos pasaron algunas cosas inexplicables - dijo - Es algo que le preguntamos a tu jefe, a ver si tenía sentido agregar a la publicidad que le vamos a hacer del lugar. Por eso Facundo, acá presente, estuvo preguntando al respecto.

Y como un pelotudo, por ponerlo fino. Qué lengua más larga, y qué boludo.

- ¿Vos decís que nunca escuchaste de eso, entonces? - agregó, antes de mirar al cielo y volverse a Facundo y a los demás - Quizás sea mejor que vayamos adentro. ¿Estuvieron haciendo trabajo de campo todo este tiempo?

Lo cierto es que yo estuve tomando un baño para descansar,pero bajé justo a tiempo para encontrarme con Martín , Facundo y el resto- y acercandome a Martín- Diego y Martín se han propuesto enseñarme los alrededores en cuanto termine mi jornada ¿son encantadores verdad?-si esto sigue así estos van a terminar a manporros, madre mia que duro es hacer el papel de lerda para que no se matén antes de terminar el trabajo, !estoy mal pagada!.

Ante la ultima pregunta de Ernesto, a Diego se le ilumina la cara, se ven sus intenciones de decir una pelotudes a la legua, pero se contiene con la boca abierta... y se dice para si

-Na muy obvio.

Cuando Alicia recalca su encanto, la señala mientras mira a Ernesto y le medio sonríe.

-La escuchaste, ¿no?. Quiero que quede asentado que tengo esa capacidad y el problema son ustedes

Facundo no piensa reconocer que el también "perdió el tiempo" dandose un baño y tomándose una siesta por lo que obvia la respuesta a la pregunta y continúa con su chisme inicial.

- Quizás a Martín no le dijeron nada, pero Jorge me reconoció que sus ordenes eran contar historias de fantasmas. No tanto como para que los clientes salieran del hotel, pero si como para darles un poco de miedito - embelleció su información - Me pareció curioso, por eso lo comento. Al principio Jorge no quería decir nada, pero con un poco de habilidad conseguí que se relajase... ya sabes como es eso - El locutor intentó agrandar su "actuación" bajando el tono de su voz mientras aparentaba minimizarla - un poco de confianza por aquí, un comentario buena onda por allá y la gente termina diciendo más de lo que pensaban decir... cuantas veces lo habré hecho en cámara -

Tras murmurar su sentido "paparruchas", Josep se había marchado hacía un rato y algo debía haber estado haciendo en su cuarto. Así hubo terminado salió de nuevo, pasó frente a vosotros y con ese aire de místico que siempre sabe dónde va se dirigió casi como al azar a una de las callejas, ahora oscurecidas, del complejo.

Ernesto dirigió una media sonrisa a Alicia, a la que claramente reconocía sus intentos de actuar como mediadora aunque los resultados no fueran acordes a su esfuerzo. Esa misma media sonrisa la dirigió a Diego. Sí, claro, pibe. Si vos sos un encanto, yo soy la Ciccolina. Su atención acabó concentrándose, por supuesto, en Facundo, dado que ninguno de los demás parecía proclive a hablar, y el locutor como siempre no paraba de hacerlo. La sonrisa acabó por diluirse. Pibe, vos de verdad sos pelotudo. No sabés callarte, Facundo.

- Bien. Sin duda, es algo que vamos a tener que tener en cuenta. Quizás le podemos hacer contar en cámara alguna de esas cosas a Jorge, pero de modo sutil. Tenemos que crear el ambiente, sugerirlo, no arruinarlo - dijo Ernesto, serio, y con un tono que daba por zanjado el asunto.

Sobre todo, porque sus ojos se habían ido más allá, hacia donde Josep acababa de aparecer y acababa de perderse. No había que ser un experto perfilista ni lector de rostros para darse cuenta que Ernesto parecía haberse comido un limón.

- ¿Qué está haciendo éste? - se preguntó, en voz alta, y miró a Diego y a Camestres - ¿Por qué no van a seguirlo? No vaya a ser cosa que se tropiece y se haga mierda contra algo, en la oscuridad - miró a Facundo y a Kike, con tanta seriedad que parecía un humor cruel - A menos que quieran ir ustedes, o alguno de ustedes, también - y sus ojos volvieron a Martín - ¿A dónde van estas callecitas?

Facundo escuchó las palabras de su jefe con el orgullo derramándose por su rostro. Sin saber cuales eran sus verdaderos pensamientos no podía interpretar sus palabras de forma distinta a un halago, por lo que asintió a su propuesta - Sutileza es mi segundo nombre - expresó, totalmente convencido del disparate que estaba diciendo

Las "ordenes" a Diego y a Camestres fueron otra alegría "Está claro quienes son los sirvientes" se planteó sin abrir la boca "Yo soy el sutil, y Diego la mano de obra" - No gracias... - le terminó respondiendo a Ernesto - Yo prefiero pensar en como sugerir el ambiente de fantasmas sin ser demasiado obvio. Quizas... no lo se. Debo pensarlo un poco más - agregó mientras se desentendía de la tarea de busqueda y adoptaba la pose, según él, de un pensador, con los ojos entrecerrados y la mano, semicerrada, sosteniéndole en el mentón

-Lo de hacerlo entrar en confianza tranquilamente podríamos hacerlo la típica de tener la cámara "apagada" o que facundo lleve un micrófono de esos chiquitos que le ponen a veces a los entrevistados en los programas. Traje un par creo.

Hace el gesto de comillas sobre apagada con la mano libre.
Cuando Ernesto le da la orden de seguir a Josep, Diego choca sus talones en una ligera reminiscencia militar.

-Vamos Raul, vamos de aventura.

Dice mientras se voltea y hace un gesto airado con la mano a Raul para que lo siga.

- Pues es tu palabra contra la de Jorge - replica Facundo al que, está claro, no le gusta que desmerezcan sus averiguaciones - Quizás eso de mentir, pero no exagerar se lo pedían solo a quienes tenían algo de cerebro - agrega en voz baja, ponzoñosamente

Sin embargo, finalmente, decide que no tiene sentido enorjarse con el muchacho "Es un pobre ignorante" se intenta convencer a si mismo "que solo sirve para avisar que la comida está lista"

- Yo prefiero comer caliente, así que si para hacerlo hay que entrar ahora... entremos ahora - comunica al resto - Por lo menos yo voy a entrar ahora y comer tranquilo mientras esos dos buscan a Josep. Despues de todo tengo claras mis prioridades -

Mi valiente caballero- digo siguiendo la parodia- me confio a sus fuertes manos , ya que mi estomago parece que con hambre no se dispone con nadie- y con salero cojo su brazo para ir al comedor a comer-no sin hechar una mirada a Ernesto disimuladamente por si no quiere que valla.

Las venas de los ojos de Ernesto se estrecharon, su cuello adoptó una tension instantánea, y, su espalda se puso rígida como sí le hubieran dado una descarga eléctrica. Hasta ese momento había permanecido serio pero neutral, escuchando a unos y a otros como un observador consciente de su rol de mediador, y de autoridad. Pero cuando Diego se cuadró ante su orden, y taloneó casi con obediencia debida, su semblante cambió al instante. Pendejo de mierda, la puta madre que te parió. No dijo nada, pero sus ojos quedaron clavados en el camarógrafo, incluso cuando Martín empezó a hablar. Un día te voy a romper la cara, como te la debería haber roto en España. Irrespetuoso de mierda, sos hijo de Alfonsín. No sabés un carajo.

Sus nudillos, repentinamente blancos, tardaron un poco en relajarse, pero nadie fue consciente de ello porque Ernesto volvió a la conversación tan rápido como sí nunca se hubiese ido de ella. La amargura de una rabia fugaz campeaba aún en sus venas, pero sólo quien lo conociera podía llegar a verla en el fondo mismo de sus pupilas. Para los demás, aquel gestó adusto y levemente agrio no era sino otra faceta de una seriedad que parecía ser su religión y moral.

- No tengo idea sobre eso, Martin - respondió al muchacho, con un gesto que se encogía de hombros sin hacerlo - Aunque tampoco me extrañaría que quisiera contar esas cosas, e inventara una orden para excusarse. No sería la primera ni última vez que alguien hace eso - agregó, mirando un instante a Facundo, antes de reflexionar un momento sobre lo que había escuchado sobre las callejuelas - Entiendo. Bien, entonces no hay demasiado problema. ¿Tienen los celulares o lo que sea a mano? - la pregunta iba destinada a Diego, seca. Los handies todavía los tenían, él tenía uno y Diego debería tener otro.

El asentimiento subsiguiente fue dedicado a Alicia, que le pedía aquella autorización vedada.

- Vamos adentro, entonces - indicó, haciéndole una seña a Kike, que extrañamente estaba demasiado callado. Tanto, que temió por un momento lo que pudiera estar guardándole de decir.

Por una vez Facu permaneció en silencio, mientras casi sin pensarlo sacaba su celular de la funda que llevaba al cinto y miraba la pantalla, en busqueda de las lineas que denotaban la señal de su aparato

El, por ahora, no pensaba recorrer los "caminitos" sino cenar, pero era un dato interesante para el futuro

Josep no acierta a alejarse mucho del lugar donde están sus compañeros, apenas les pierde de vista y ya se detiene a plantearse qué dirección seguir. Montaña arriba hay senderos que van a perderse dentro del bosque de abetos y montaña abajo senderos amplios y vacíos sin aparente interés. También sería posible dar una vuelta alrededor del edificio qe aún no ha visitado, el de la administración y, si no miente la publicidad, la biblioteca. O incluso más allá, las cuadras. En estos pensamientos anda, casi decidido, cuando aparecen Diego y Raúl. No se vé a los demás miembros del equipo. La noche se empieza a insinuar, pero todavía hay luz.

El parasicologo había decidido buscar mas, porque seguro que había mas, su primera intención fue ir a la biblioteca, pero algo, algo extraño, una intuición tal vez, le dijo que las cuadras tenían que descartarse primero. 

Quizás en tiempos remotos, allí había nacido una pesadilla. Era un caballo hijo del mismo diablo, que cabalga entre este mundo y el de los muertos. Quizás.

Cuando se dio cuenta de que estaba siendo seguido, solo torció el gesto, y soltó el clásico bufido de incomodidad. 

Sabia que aquellos extraños y descerebrados operarios de cámara jamas podrían entender que estaba pasando de verdad en el mundo. Pues ellos, eran solo meros mortales. 

Diego se detiene a la par de Josep cuando le da alcance, da un aplauso repentino.

-Bueno, y ahora, a donde Josep? Que oscuro rincón del alma humana nos mostraras?

La cara de Diego, lo mira con una seriedad absoluta, llena de tensión, al parecer no parece estar bromeando