Partida Rol por web

Ernesto, parece que ahora SI hay señal... espero que dure -

La cocina está vacía. Bueno, no del todo. No ves ni a la cocinera ni a la camarera, pero sí que hay una olla puesta a calentar y varios platos listos para ser recalentados según lo que pidieran los clientes. Aun así, lo lógico sería que la camarera los sirviera, al menos. Escuchas voces, las de Martín y Ernesto, provenientes del fondo de un pasillo que hay al otro lado de la sala. Se detienen al escucharte hablar.

Ernesto, parece que ahora SI hay señal... espero que dure - suena la voz de Facundo, proveniente de la cocina.

Tras pronunciar sus palabras Facu se da vuelta e informa a los presentes - No hay nadie. Ni cocinera ni camarera. Así no van a tener demasiados clientes - acota con su habitual tono soberbio - Uds. hagan lo que quieran, pero yo lo voy a buscar a Ernesto... supongo que está por allá - señala un lugar indefinido dentro de la cocina

Tras sus palabras da un par de pasos dentro de la cocina y deja que se cierre la puerta

Una vez en la cocina, Facu espera la reacción de Ernesto y Martín mientras se acerca a la olla y los platos, dispuesto a verificar si puede "picar" algo de ellos "Despues de todo se supone que debemos comer, no?" se plantea a si mismo mientras los mira con cuidado, dispuesto tomar una porción de lo que haya servido en los platos con la mano... siempre que pueda hacerlo sin que se note su paso por los mismos

-Bueno, si el señor Facundo tiene señal, vos también debés tenerla...

Hizo un gesto hacia las linternas, mostrándole a Ernesto lo que decía antes. Y luego se encogió de hombros, y añadió:

-No sé nada en absoluto de cámaras en la heladera. Sé de las perimetrales, un par, que podemos verificar si querés. Y supongo que deben estar todas conectadas al servidor informático, por lógica, que está en el edificio de la vivienda, de donde veníamos. Aunque nunca he estado en ese cuarto, no he entrado nunca, ¿sabés? Pero bueno, supongo que si pasa algo... debo estar autorizado... imagino.

—¿Y quedarnos aquí solos mientras tú entras para luego perderte como el resto? —respondo a Facundo cuando dice que nos quedemos—. De eso nada, vamos contigo...

Y, mientras digo esto, me pongo en pie para seguirle, mientras hago un gesto a Alicia para que me siga. Después de estar aguantando sus tonterías, lo último que quiero es que hagan algo que ponga todo en peligro.

Además, hay algo que no me gusta en todo esto, y prefiero quedarme cerca de un hombre fuerte y apuesto si hay algún problema...

Al escuchar a Facundo, Ernesto miró a su propio celular para comprobarlo, y se lo volvió a poner a la oreja. Su gesto adusto no claudicó cuando escuchó a Martín, aunque su expresión mostró que le parecía sensato a pesar que fuera contra sus propios deseos.

- Pensé que iba a ser más fácil, o que el cuarto estaba más accesible, pero tenés razón en eso. Andrés ya se fue de la finca, ¿no? - creía acordarse que sí, pero podía equivocarse - Dejame ver si me atienden, y si no, vamos a intentar ver las cámaras. Por como están las cosas, creo que no vamos a sacar nada en limpio de otra manera.

Y la consecuencia quedó flotando en el aire, en palabras no dichas.

Y si les pasó algo a las dos minas, cuanto más rápido nos entenderemos, más rápido vamos a poder a hacer algo.

Su ceño se frunció, mientras esperaba con impaciencia saber qué pasaba con Diego, si lo atendía o si no comunicaba.

Si es que podemos hacer algo. Puta madre. Puto campo de mierda.

- Fijate si podés llamar al celular de Diego, Facundo - levantó la voz, para que Facundo pudiera escucharlo. Su tono era aplomado. Trasmitía el mensaje de que todo estaba bien - Y preguntarle dónde está. Esta señal de mierda hace lo que quiere.

Me pongo en pie y sigo de cerca a Kike , por una vez estoy totalmente de acuerdo con el.

Facundo desaparece en la cocina, seguido al poco por Kike y Alicia. Cuando estos entran, ven lo mismo que ha visto Facundo un momento antes: está vacía. Bueno, no del todo. No veis ni a la cocinera ni a la camarera, pero sí que hay una olla puesta a calentar y varios platos listos para ser recalentados según lo que pidieran los clientes. Junto a ellos está Facundo. Escucháis voces, las de Martín y Ernesto, provenientes del fondo de un pasillo que hay al otro lado de la sala. Algún retazo de su conversación llega hasta vosotros.

Martin: ... heladera. ... conectadas al servidor informático ... debo estar autorizado... imagino.

Ernesto: Pensé que ... ser más ... estaba más ... razón en ... se fue de la finca, ¿no? ... intentar ver las cámaras. ... sacar nada en limpio

Por fin, Diego responde al otro lado de su celular.

-Hola amor, ¿como estas?

El gesto de Ernesto se volvió un rictus de pronto. Sorpresa e incomodidad fueron destellos fugaces en sus ojos, seguidos por resignación y acritud.

Increíble. Ahora este pendejo de mierda me saluda como Sandra.

- Hola, Diego. Te la hago corta. ¿Estás en el bosquecito con una linterna encendida? Acá estamos viendo luces entre los árboles a la distancia y se están poniendo nerviosos.

Al ver entrar a sus compañeros Facundo levanta la mano con que rondaba la cacerola y sonríe con aire culpable - Parece que están buscando datos en el sistema de seguridad - asegura sin tener claro si su interpretación de las palabras sueltas es correcta

- A ver si puedo ayudar con eso - comenta mientras se acerca al pasillo - No seré un experto pero algo entiendo - insiste más para si que para los demas

Llega la respuesta de Diego.

-Heeee, noo, estamos en un establo, debe ser los ornitólogos que vi hoy a la mañana, Pancho y Castaña, mandale saludos. Por cierto, una duda que tengo vos que sos un hombre de mundo, yo soy un chico de ciudad en mi puta vida vi un establo de cerca, pero... no es normal que tengan cámaras de seguridad en ellos, no?

Mientras Ernesto habla por teléfono y Martín espera al resultado de la conversación, unos pasos suenan por el pasillo. Nada alarmante: Facundo, Kike y Alicia llegan hasta ellos desde la cocina. Facundo lleva el aire resuelto de siempre mientras que los otros dos observan curiosos.

-Tampoco sé qué pasó con Jorge, hace rato que no le veo... tipo raro éste...

Murmuraba Martín más para sí que para Ernesto, que seguía pendiente del celular, cuando llegaron los demás.