Partida Rol por web

Estambul, finales de 1988

La luna ilumina la siempre majestuosa de Santa Sofía (Aya Sofya en turco). Los jardines alrededor de la antigua basílica ortodoxa son el lugar ideal para que un extranjero se reúna con otro. Sitio público, bien iluminado y sobre todo vigilado por la policía turca. 

Has quedado con tu contacto en la región Olcan Baytar, un viejo soldado turco que se formó militarmente en Estados Unidos y que desde hace años trabaja como informador de la agencia. Hace una semana envió un telex a la embajada norteamericana de Estambul indicando que conocía los planes de un venta de armas al por mayor cerca de la frontera con Siria. Según Olcan el vendedor era un traficante de armas pakistaní que disponía de armamento americano, hecho que preocupa a la Agencia ya que una matanza usando material yankee podría alterar más los ánimos en una zona donde la República Islámica Unida vigila constantemente e intenta aumentar su autoridad.

Olcan se retrasa ya media hora y eso empieza a preocuparte...

El cigarrillo va quemándose poco a poco suspendido entre mis labios, mientras la cámara dispara anodinas fotografías de la cúpula y alrededores de la basílica...

Un estilo de vestir informal, cámaras y carretes, y aspecto de vulgar turista no son las mejores herramientas para una cobertura a plena vista, pero con menos hemos conseguido grandes logros. Los pensamientos se abren paso en mi cabeza mientras finjo estar interesado en la arquitectura religiosa bizantina, al tiempo que distraídamente controlo el perímetro a mi alrededor. Turquía es una zona tranquila, pero el espionaje nunca es una actividad tranquila en ninguna parte.

La misma presencia policial que mantiene la tranquilidad de la zona podría volverse en mi contra si al final las cosas no salen bien. Y no puedo decir que estén saliendo bien.

Evito el reflejo de mirar el reloj de muñeca. Si alguien está vigilándome, esos pequeños gestos son los que te delatan al instante.

Olcan nunca suele retrasarse tanto...

Estambul no ha mandado más comunicaciones posteriores al establecimiento de contacto. Eso quiere decir que si el turco ha tenido problemas, ha tenido que ser necesariamente en las últimas horas. Y si los ha tenido, han sido del tipo de imprevistos que impiden abortar un contacto de esta envergadura.

Mala cosa... A este tio lo hemos entrenado nosotros, conoce el protocolo. Si se ha vendido, voy a tener problemas para salir de aquí...

Hace una noche preciosa para fotografiar el entorno privilegiado de la ciudad. Mientras finjo continuar sacando bucólicas instantáneas nocturnas del corazón conservado del imperio bizantino, repaso mentalmente las salidas prefijadas de la zona en caso de problemas, y procuro estar atento a cualquier señal de contravigilancia que me indique que esto va a convertirse en un polvorín al aire libre.

Otro día de trabajo en Oriente Próximo a fin de cuentas...

Tras media hora de tensa espera por fin aparece tu contacto. Olcan llega sudoroso y parece preocupado; pasa a tu lado mientras te hace un gesto para que lo sigas. Ni siquiera te mira, es algo normal cuando no quiere que le vean hablando con un turista extranjero. Es una manía que respetas ya que tú harías seguramente lo mismo en tu país, aunque seguramente con mayor profesionalidad.

Se dirige a una zona más tranquila para que podáis hablar, en cuanto ve que casi estáis solos en una zona poco transitada se para y enciende un cigarrillo. Saca una caja de cerillas y finge no tener ningún fósforo. Entonces se acerca a ti y te pregunta con una sonrisa en árabe:

- ¿Tiene usted fuego? - se acerca un poco más y te susurra - ...me siguen un par de tipos, rusos según creo...es mejor reunirnos en un sitio seguro...¿recuerdas el hammam de mi primo Rustu?...nos vemos en la sala azul, allí no nos molestarán...

Dicho esto espera a que le des fuego para salir pitando hacia el hammam y perder a los que os siguen.