Por suerte para los presentes a pesar de la peliaguda situación Eveline es capaz de reaccionar y ponerse en movimiento en cuanto Harold nos apremia. Incluso sin conocerle demasiado estoy bastante seguro de que no hubiera interrumpido el momento si no se tratara de una urgencia real así que después de colgarnos las mochilas, teniendo que dejar algunas escas pertenencias atrás, tiro de uno de los brazos de nuestra compañera para darle algo de ímpetu extra que creo que le será necesario considerando tanto lo que acaba de pasar como su barriga.
-Quizá podamos bajar hasta la calle otra vez- deduzco agitadamente debido a la pequeña carrera, desenfundando el machete que cuelga a un lado de mi pierna izquierda para introducir la hoja debajo de la ventana y comenzar a hacer palanca con el arma -¿Qué coño ha sido eso?- abro tanto los ojos al verla encogerse sobre sí misma con un quejido que me extraña que no se me caigan hasta el suelo pero es que la idea de que se ponga de parto justo ahora acojonaría a cualquiera, estoy seguro de que incluso a Harold y por eso comparto una expresión silenciosa de pánico con él antes de conseguir que la ventana se levante con un pequeño estrépito.
-Vamos, vamos. Tienes que aguantar un poco más, Eve- sé que es mucho más fácil pedirlo que hacerlo pero desde luego no podemos pararnos ahora así que pasamos al otro lado de la ventana, aterrizando los tres en el precario balcón metálico que compone las escaleras de emergencia y que se tambalea unos segundos mientras me aseguro de bajar nuevamente la ventana detrás de nosotros -Creo que eso debería ser suficiente para que nos pierdan el rastro- opino en un susurro, considerando que se trate de infectado y no de humanos psicópatas, claro -¿Puedes bajar...?- pregunto a Eve evidentemente teniendo mis dudas al respecto aunque sólo se trate de dos pisos.
Un atisbo de esperanza se dibuja en mis arrugadas facciones cuando "mis chicos" demuestran tener sentido común a pesar de todo. La verdad, estaba seguro de que sería el final del viaje para la chica embarazada porque no habría quien la apartase caliente cadáver de su novio, pero para sorpresa, de todos y especialmente mía, la chica reacciona con toda la velocidad necesaria, incluso a pesar de su estado. De hecho es ella la que descubre el lugar por el que podemos escapar: una ventana. Yo estaba demasiado ocupado cubriendo la retaguardia, escuchando como el ruido de las pisadas iba aumentando a cada segundo y viendo como en las paredes que dejamos atrás se dibujan sombras que no presagian nada bueno.
Mi boca se seca por completo y casi me da un ataque al corazón cuando Eveline siente las contracciones, tanto que apenas puedo articular más que un balbuceo para responder a Dylan, que me lanza una mirada más que significativa. Dejar atrás a un capullo por supervivencia es lógico y no sería la primera vez que lo hago, pero una embarazada en medio de un parto...Por suerte mis pensamientos terminan ahí cuando la chica se vuelve a levantar.- Gracias señor.- suspiro sonoramente en una muestra de alivio que se podría palpar. Hace tiempo que perdí la fe pero otra como esta y joder juro que me rebautizo.- Vamos, movámonos deprisa. La ventana los retrasará, pero no dudo que en seguida aprenderán que los cristales se pueden romper. - digo mientras bajamos las escaleras de emergencia.- Y tu concentra tus pensamientos en que ese niño no salga hasta que estemos en terreno seguro.- añado finalmente dirigiéndome a Eveline.
Dejar ahí a Arthur no me había hecho especial gracia pero también sabía que no nos quedaba otra si queríamos salir de allí con vida. Así que echamos a correr en un intento de huir, encontrándonos esa ventana en la que veo una especie de salvación aunque lograr salir del edificio no quiere decir que vayamos a salir enteros... pero rezo porque sea así. Lo que no esperaba eran esas contracciones tan fuertes que empiezo a sentir y que me obligan a doblarme de puro dolor, teniendo que contener los gritos. Por suerte Dylan consigue abrir la ventana, resoplando un poco a modo de contestación a sus ánimos y pasando al otro lado de la ventana.
-Hago lo que puedo- protesto a Harold porque me está doliendo horrores y ya he tenido suficientes emociones por hoy como para que encima me estén dando órdenes sobre cuando debo ponerme de parto y cuando no. Tampoco quiero acabar a gritos con el señor en estos momentos, asintiendo con la cabeza a Dylan antes de comenzar a bajar con cierta dificultad, estando ya por la mitad cuando empezamos a escuchar golpes en la ventana por la que hemos salido. Procuro no mirar demasiado para no agobiarme, pero en cuanto se oye el sonido del cristal rompiéndose casi se me para el corazón del susto y me obligo a correr más rápido hasta conseguir llegar nuevamente a tierra firme. Pero tampoco es que podamos frenarnos ahí, y encima llega otra nueva contracción pero esta vez peor que las anteriores... -C-creo que he roto aguas...- murmuro mirándoles claramente alarmada.