Partida Rol por web

Maria pensó que sería una buena idea adentrarse en la ciudad en grupos de gente más reducidos, pues así tendría que estar menos pendiente de que no se perdiese nadie, para así evitar posibles distracciones.

Aquel grupito reducido le parecía perfecto a Maria para adentrarse entre las entrañas de Cele. Justo las personas que quedaban en la sala eran de las más decentes a nivel de sociabilidad. Es decir, personas más o menos tranquilas, bastante ''controlables'', personas de las que podría esperar algo inesperado. Bueno, excepto Nirameth. Con Nirameth nunca se había visto todo.

-Me encantaría que nos llevaras al teatro, Disgaya. Si no os importa, venid todos vosotros y así podemos dejar ya el equipaje y no atarragar más con todas las maletas. ¿No tenéis ganas por conocer el lugar en el que vamos a trabajar?

Erika miró a Maria algo avergonzada. 

- Disculpanos pero... Os alcanzaremos luego, he visto hace un momento un parque que creo que merece la pena ver. - Erika cogió a Mike por la manga y juntos salieron de la sala, hacía el exterior. Mike y Erika habían pasado muchas horas juntos en el tren, quizás hubiese nacido algo especial entre ellos... La perspectiva de estar completamente rodeada de parejas no le gustaba a Maria, pero parecía ser una plaga inevitable. 

- Bueno... - Dijo Disgaya dudosa. - Supongo que nos quedamos solas, bueno, tampoco creo que les guste a los del teatro recibir a tanta gente a la vez, así será todo más sencillo. 

Todos salieron de la sala con tranquilidad y respiraron el aire de Cele. Era un aire extraño, artificial, comparado con el aire del desierto que habían tenido que soportar al bajar de la nave, aquel parecía un clima perfecto. Disgaya no se detuvo a contemplar nada en concreto y encabezó la marcha entre los extraños caminos de Cele. Lo primero que se le podía pasar por la cabeza a uno es que era extraño no perderse en aquel lugar, los caminos subían bajaban, se entrecruzaban... convirtiéndolo todo en un caos laberíntico. Descendieron entre torres altas y bajo puentes, Maria pudo notar como algunos robots voladores patrullaban la zona constantemente. 

Conforme iban avanzando las sombras se cernían cada vez más sobre ellos. Cualquiera diría que estaban caminando entre callejones, algo hacía que Maria no se sintiera bien en aquel lugar. 

Maria se estaba intentando quedar con el camino. Todo le parecía nuevo y muy enfarragoso de memorizar. Aún suerte que había sol, porque de noche todos los gatos son iguales y se le haría más difícil orientarse y tomar puntos como referencia.

Al cabo de media hora de cruzar, subir, bajar, rodear y sprintar por las calles, Maria comenzó a impacientarse.

-D-diculpa, ¿queda mucho para llegar al teatro?

Disgaya se paró en seco, y se dio la vuelta. 

¿Al teatro? - Miró a Maria con una sonrisa perversa, su rostro había cambiado por completo. - Ya estamos en el teatro, siempre estuvimos en el teatro. Ahora la función debe terminar. - Se sacó un aparato de dentro del bolsillo que Maria nunca había visto y se lo colocó a modo de auricular. - ¿Me escuchas, doctor? Ha llegado la hora de bajar el telón. 

Disgaya miraba fijamente a Maria con aquella sonrisa. De pronto uno de los robots de vigilancia de la ciudad comenzó a descender y se interpuso entre ellas (Maria y Nirameth) y Disgaya. 

- Ya era hora, Samantha. - Oyó comentar a alguien encima del robot, pero la luz del sol la deslumbró y no pudo ver de quien se trataba. 

- Solo he querido divertirme un poco. - Dijo Disgaya mientras se acercaba lentamente a Maria. Se había echado el pelo para atrás y se había colocado las gafas a modo de diadema. - Bienvenida al paraíso, Maria di Arya..

Disgaya apretó un botón del dispositivo que había usado para comunicarse.

- Y dulces sueños... 

De pronto el bastón de Maria comenzó a emitir un fuerte brillo y lo último que pudo ver Maria fue como una gran explosión de electricidad surgía del núcleo. Sin poder controlar su cuerpo cayó inerte al suelo y vio como Nirameth caía a su lado, y de pronto todo se volvió cada vez más oscuro. 

[FIN PRÓLOGO]