Partida Rol por web

La cosa pintaba mal, un murmullo familiar a los oídos de los aventureros empezó a crecer en la sala antaño utilizada como comuna. Al principio era solo un débil eco, pero pronto fue evidente que aumentaba de forma crítica.

Cromvar apareció por la apertura, y dando un grácil salto se colocó junto a sus camaradas. Cogió su legendario arco, y cargó una flecha.

No tardaron demasiado cuando Zzarat y Vast aparecieron también. Estaba claro que la cosa pintaba muy mal, los gemidos guturales crecían estrepitosamente, casi parecía que un ejército caía sobre ellos.

Por lo contrario, Lean si mira de reojo a su arrogante interlocutor. -¡Tsk! No podía dejarte solo...- Lo que no dejaba claro si lo desearía o no. -Dejate de charchara y empieza a cercenar cabezas! Aunque esten muertos, perfiero asegurarm...- La joven no terminó pues era obvio que la adverténcia ya llegaba tarde.

Apenas habían tenidos unos minutos de descanso, que un nuevo horror estaba dispuesto hacerse unos guantes con las tripas de los aventureros.
Vast se colocó junto al resto de sus compañeros. Eso sí, con su mano en el mango del sable, dispuesto a desenvainar tan rápido cuando supiese a qué atacar

La liviana madera del arco apenas crujió al ser tensado. Dispensaba muerte tan silenciosamente como un buho en la oscuridad de la noche del bosque:
- Siempre certera. le dijo a la flecha que parecia descansar cerca de su oreja. - Siempre letal.

Como la flecha misma aguardó inmovil en una tensión parecida al arco. Los tres formaban un uno. Nada le distraería de su cometido.
 

Casi como aparecidos mágicamente, un tumulto lento pero implacable pareció llenar los rincones del lugar. En un abrir y cerrar de ojos, lo que antes parecía un lugar tranquilo se tornó en cuerpos muertos que andaban con determinación férrea hacia los aventureros. 

Los no muertos estaban tan hacinados, que era difícil saber con exactitud cuántos había. Lo que si era evidente era el hedor pútrido que invadía la sala a su paso. Y lo que también era evidente era que solo tenían un objetivo, devorar al grupo de armados compañeros que se encontraba en medio de la sala.

Si querían salir de allí de una sola pieza, solo había dos caminos, o luchar contra los zombies, o huir por donde habían venido. Si, había todo un laberinto de túneles bajo la ciudad, justo detrás de ellos. Seguro que en unos meses encontrarían una salida segura… Siempre y cuando encontraran alimento para los recién liberados que les seguían ciegamente.

Tan rápido como aparecieron, Vast les dió la bienvenida con un poco hábil, pero eficaz, tajo con su sable. Más para matener a ralla los malditos que para acabar eficazmente con ellos.

-¡Esto es una mierda! ¡Retierémonos y busquemos otra salida! -Exclamó el bribón a la vez que intentaba esquivar los dientes y las zarpas de los muertos- ¡Solos no podremos con todos los habitantes de Tallin!