La sala del trono estaba vacía, nada parecía haber cambiado, y no había rastro de la mujer por ningún lugar. Todo seguía igual de lóbrego que antes que Vast entrara en la gruta secreta.
El fardo en las manos del bribón empezó a vibrar levemente, y los muros de la sala se estremecieron sutilmente. Como una interferencia.
Nada... todo tranquilo... ¡Este lugar me da grima!
Viendo que nadie lo acechaba decidió examinar el botín, el primero que había encontrado en Tallin. No quería desmerecer lo que tenía entre manos, pero si se tropezaba con más cofres como este harían rentable la expedición.
Ya que tenía el trono de Rhan ahí mismo se sentó. Bueno, se acomodó. Y desenvolvió aquello que tanto se le había resistido...
Las manos de Vast desenvolvieron el paquete que había encontrado. Envuelta en telas, había una espada, reluciente y perfecta, como recién salida de la forja. Desprendía un brillo casi mágico, casi sagrado. Al entrar en contacto con el aire, un ligero zumbido se dejó oír por la sala, y luego silencio.
Luego de esto, casi inmediatamente después, una figura luminosa apareció justo al otro lado del salón. No tenía rostro, pero su forma era humana, y la luz que emanaba de la figura era intensa y cálida. Era como una aparición fantasmal, que permanecía quieta en su lugar.
Cuando destapó el fardo Vast descubrió la más bella, la más increíble y la más perfecta pala para sacar el pan.
¿Por qué leches la gente se obsesionaba con armas tan pesadas? Ni tan solo permitía un correcto movimiento de muñeca.
Sus críticas sobre armas se vieron de repente interrumpidas por la aparición de la luminosa figura, como si hubiera sido invocada por el mismo hierro.
En un principio dudaba, pero el hecho que un engendro demoníaco quería utilizar su cuerpo hacía que el bribón se acercara sin miedo a la figura.
-Uaaaah, ¿y esto? ¿qué eres?
- Eso no importa Rahnner. No importa quien soy yo, sino quien eres tú. Tienes que salir de aquí, tienes que escapar, y solo hay una manera.
La voz de la aparición luminosa resonaba por la estancia, poderosa y distante. La figura no se movía, y cegaba los ojos del atónito bribón.
- Yo te concedo el poder para acabar con esta maldición. Si ellos pueden entretener al mal, podrás salir de aquí. Ten fe hijo mio, ten fe.
Estaba hablando con una luz. Si no fuera que estaba en Tallin se hubiera reído por la escena cómica. Pero fuera como fuera, la luciérnaga humana decía cosas muy interesantes.
-¿Escapar? ¡Genial! ¿Qué hago? ¿Quiénes intentan contener al mal? ¿Veidan, Lean, Zzarat y Cromvar?- miró ambos lados como si alguien los pudiera escuchar- Pues diles que vayan con cuidado, que esa Lady Mary está como una chota, sabe hacer ilusiones y susurrar cochinadas a los oídos.
Estaba eufórico, por fin un cable. Pero una duda le vino a la cabeza, su tez se volvió seria.
-Dime… ¿qué sabes de los dioses?
El espectro no respondió a las preguntas de Vast, y permaneció en silencio durante unos instantes. Luego, su voz retumbó como un eco lejano entre las paredes de la derruida Tallin.
- Llama a Mary, entrégale tu corazón... La voz del ser luminoso pareció vacilar un instante. - ... Y cuando estés junto a ella, clava la espada en su pecho. El silencio reinó de nuevo en los muros de la sala.
- Pero tendrás que ser muy convincente, pues la mujer es astuta y puede darse cuenta del engaño. Que no vea la espada, pues sabrá que he estado aquí.
Dicho esto, el espectro desapareció como una niebla llevada por el viento, y el fulgor de la espada se apagó lentamente.
¿Tomarle el pelo a Lady Mary? ¿Entregarle el corazón después de la conversa que habían tenido? ¿Que no vea una espada de un metro?
El bribón aspiró hondo, al fin y al cabo que ese ser se pudiera iluminar no significaba que fuera muy listo. Pero le había dado una pista. Tenía que reconocer que el plan era brillante, una locura, pero brillante. Y no tenía ningún otro.
Empezó a idear algunas patosas ideas –Oh, cariño, tu ganas, me he derrumbado en cinco minutos… Acércate un poco más- pero las desestimó, básicamente porque eran una mierda.
Se rascó la cabeza… dio vueltas a la destrozada mesa… se miró la espada pensativamente… Hasta que le vino algo a la cabeza. Quizás sí que había encontrado el punto débil a esa mujer fatal.
Recogió pequeñas fracciones de la mesa que más o menos habían sobrevivido a los años. De la superficie más grande y ayudado por la espada, escarbó la madera hasta que dibujó el signo de Razia (más o menos, no era un artista y últimamente no lo había visto en ninguna parte).
Con la espada clavada en el suelo formando una cruz, confeccionó un pequeño altar dedicado a la Diosa Guerrera. El arma serviría de palo de pajar, y las maderas con los signos religiosos ocultarían la espada. Cuidó bien que la empuñadura le quedara al alcance de la mano.
El resto lo hizo con restos de sus ropajes e hilos separados, repartidos por el altar de una manera que pareciese muy “sacra”. Algunos sostenían piedrecitas, otros pequeñas maderas llenas de frases muy devotas. Se guardó alguno de estos “amuletos” para su disfraz.
¿Su disfraz? Ya no le quedaba mucho, pero algo sí. Con saliva mezclada con el polvo se hizo unas pinturas faciales rituales (lo había visto que lo hacían varios borrachos cuando imitaban a curas), se despeinó y cogió varios “amuletos” con ambas manos.
Ya estaba todo preparado. Desafiaría a Lady Mary a que empezase su ritual simulando que creía que la misma Razia lo impediría. Tenía que hacerla creer que su parentesco con Rahn era suficiente para que Razia metiese sus narices en Tallin.
Esperaba que la astuta Mary se tragara todo el teatro y bajase la guardia para aprovecharse de la estupidez de Vast, porque si se olía algo…
Bueno, Van Lance siempre le dijo que honrara los dioses. Y se jugaba algo más que el cuello en todo esto. Al fin y al cabo había construido un altar en honor de Razia, no era un mal momento para intentar hacer las paces con ella.
Como no tenía nada que ofrecer, le hizo un pequeño sacrifico a la Diosa. Con dos dedos, se arrancó una pequeña porción de su barba (y parte de la piel)
Hostiaputahostiaputahostiaputa
Pasado el dolor, pudo dejar su pequeño “regalo” junto al altar. Ya podía empezar la función.
-¡EH! ¡LADY MARY! ¡NO ME IMPRESIONAS! ¡VOY A DERROTAR A TU DEBILUCHA MAGIA!
Por un instante todo permaneció en silencio. Nada pareció cambiar al rededor de Vast entre aquellos viejos muros. El silencio se prolongó incómodamente, hasta el punto que el corazón del bribón perdió la esperanza que aquella pantomima tuviera resultado.
Pero cuando ya parecía que no funcionaría, y que sus gritos se habían perdido en el vacío, una risa jovial, pero fría y estremecedora resonó por la estancia.
- ¿Que quieres hacer ahora humano? La dulce voz de Mary sonó detrás de Vast, a unos metros de distancia. Avanzaba lentamente, contoneando su deseable figura, solo cubierta por un gaseoso vestido negreo.
En su rostro no había la candidez de su primer encuentro. Ahora parecía decidida y confiada. Algo en sus ojos revelaba su verdadera naturaleza, una naturaleza que encogía el corazón de los mortales.
- ¿Has decidido entregarte a mi? Será menos doloroso para ti, te lo aseguro. La sonrisa burlona no desaparecía de su bello rostro.
- Créeme si te digo, que no necesito estar aquí para llevar a cabo el ritual. Dime, ¿Que quieres?
-¿Qué quiero? Reírme en tu cara cuando veas fracasar tu ritual. Te crees muy lista, crees que puedes controlar lo que quieras sólo por que vives en esta ciudad en el culo del mundo.
Vast empezaba a ponerse nervioso. Las apuestas estaban muy altas y el comentario que la muy zorra podía hacer el ritual a distancia ya era un cabo suelto. Empezamos mal.
-Te lo advertí con lo de la gallina. ¡Tú misma lo has dicho! Soy el descendiente de Rahn, el favorito de la Diosa Razia. ¡Venga! Adelante con tu farsa, la misma Diosa Guerrera te dará una patada el culo que tendrás que dormir boca abajo durante el resto de tu eternidad.
Intentaba no fijarse en el avance de la mujer para que no sospechara. Empezaba a estar a distancia útil, pero sólo tendría un intento, además de cerca, la mujer tenía que estar distraída en sus juegos.
-¿Qué tengo que hacer? Empieza ya tu fracaso. Cuando creas que lo has logrado, bajarán los ángeles paladines y te patearán. No quiero perdérmelo. –añadió con sorna- quizás venga tu amado en persona para romperte la cara…
Tirada: 1d10
Motivo: Mentir para salvar el cuello
Resultado: 2
Bueno, a tomar el pelo toca.
Menuda mierda de tirada
Como no sé cual es la habilidad, sólo tiro los dados.
Actuar tengo 1 nivel
Elocuencia tengo 4
Y de las características (no sé qué con qué): Inteligencia 2 y voluntad 5
además tengo la ventaja de buena suerte (a nivel dos) ¿me puede ayudar ahora?
La habilidad a utilizar es Elocuencia + inteligencia. Esto + tu tirada es de 8, si decides usar buena suerte te dará un sumando igual al nivel de buena suerte, en este caso 2. Un total de 10 a la tirada de Elocuencia. Tu decides si aplicar o no buena suerte (solo se puede aplicar una vez por sesión, en este caso lo haremos por escenas)
Cuando me digas si sumas buena suerte haré la tirada para intuir la mentira, y continuamos ^^
La tirada es mala de cojones... creo que voy a necesitar mi suerte para luego. ¡Pues que se quede en 8!
Mary parecía muy segura de si misma, y muy divertida por toda aquella situación. Tal vez por eso no captó el ligero temblor en el tono de Vast, ni como este miraba fugazmente hacía la improvisada capilla a la diosa.
Contoneando su cuerpo, la joven continuó avanzando, con una sonrisa despectiva en los labios hacia el bribón.
- ¿No crees que estás poniendo demasiada fe en tus dioses? Dijo de manera socarrona. - No creo que baje ninguno a prestarte ayuda ahora mismo. Sus ojos relampagueaban con un desconcertante fulgor al mirar el cuerpo de Vast, pues parecía relamerse en el momento en que la consciencia de este lo abandonara.
- Ni tus dioses ni tus compañeros re ayudarán... Están demasiado ocupados para eso.
La mujer estaba ya muy cerca de Vast, esperar más para actuar sería arriesgarse a que Mary descubriera el engaño.
Tirada: 1d10
Motivo: intuir mentira
Dificultad: 8+
Resultado: 1 (Fracaso)
La buena suerte ha acompañado igualmente a Vast XDDD
Que desastre de tirada XDDD
-Nunca ponemos fe en los dioses hasta que… ¡actúan!
Sudando como el cerdo que era se encontró con la ocasión ideal para atacar a la mujer. No se lo pensó. Metió la mano en el improvisado altar, lastimando su mano con las astillas, y agarró la empuñadura.
La espada pesaba una barbaridad, Vast no estaba acostumbrado a este tipo de artilugios, pero esperaba que su larga experiencia con los sables le ayudasen en este momento. Sólo necesitaba un solo golpe.
Se sorprendió a sí mismo gritando una combinación de palabras que hacía años que no utilizaba, desde que era un mocoso soñador -¡POR EL CORAJE DE RAZIAAAAAAAA!
Sacó la brillante arma ascendientemente mientras caían los restos de su construcción y descargó la hoja hacia el pecho de la mujer.
Tirada: 1d10(+11)
Motivo: Atravesar el pecho a Lady Mary
Resultado: 10(+11)=21
Tirada: 1d10
Motivo: ¡Razia está conmigo!
Resultado: 10
Tirada: 1d10
Motivo: ¡Si seguimos con estos críticos Vast se acabará haciendo paladín!
Resultado: 3
Lo de mocoso soñador me refiero a cuando tenía 8 años. Actualmente sigue sorbiendose la nariz y decir consignas estrafolarias.
Vast está especializado en sable, no sé qué penalizador se le tiene que aplicar.
Que conste que el texto lo he escrito antes de la tirada
El rápido movimiento de Vast sorprendió a Mary, que no pudo hacer nada para evitar la mortal estocada. La hoja de la sagrada espada traspasó el pecho de la joven, aunque ninguna sustancia brotó de la mortal herida.
Los ojos de Mary contemplaron incrédulos el filo que le traspasaba. Su boca se movió, e intentó articular palabra, más nada salió de sus labios.
Su rostro dulce se transformó en una terrible mueca de odio y frustración. Su cuerpo empezó a resquebrajarse como un espejo, rayos de oscura luz salían de las grietas y finalmente, el cuerpo de Mary desapareció en un estruendoso estallido.
Casi de forma coordinada, los muros de Tallin se tambalearon alrededor de Vast, desmoronándose por doquier. La tierra empezó a temblar bajo los pies del sorprendido bribón.
La alegría y el agredicimiento de Vast por los dioses se esfumaron cuando todo empezó a tambalear y el bribón temía por su pescuezo (otra vez).
Cualquier otra persona hubiera caído presa del pánico en tal situación, pero no era el caso de Vast: Años de entrenamiento y de vivencias al límite habían curtido al hombre. Rápidamente puso en marcha una técnica de control mental, teoría del cual se basaba en sólo hacer los movimientos justos para poder reaccionar más rápidamente ante el peligro. Y práctica del cual se basaba en correr dando vueltas y agitar los brazos.
Sin aviso alguno, una potente luz cegó al precavido bribón. Vast se sintió desorientado, como si cayera al vacío sin sujeción alguna. El estómago le subió a la garganta, y la cabeza le dio vueltas. De repente, aun cegado, ya no se podía mover. Ruidos estruendos ensordecían al desorientado Vast.
Todo parecía ir muy lento y a una velocidad alarmante a la vez, hasta que la luz cegadora cesó.
Los ojos de Vast se acostumbraron lentamente a luz del lugar, se encontraba estirado sobre una superficie fría y dura. A sus oídos llegaban ecos de lucha, entrechocar de espadas.
Estaba molido, la memoria le venía a ratos, se pasó la mano por la cara, tenía la imagen de lady Mary en la retina, y la mueca de dolor.
Empezó a reír -Je, je je... Bufff, eso estuvo cerca- la verdad era que ver la expresión del monstruo no tenía precio (vale, hace apenas unos minutos le daba miedo, pero ya hace mucho de eso).
Provó de incorporarse y mirar a alrededor.
Fin de la escena.
Pasa a la escena III ^^