Partida Rol por web

EL SECTOR B.

El sector B era el de los laboratorios, es decir, donde se enseñaba a los alumnos con equipos u observación.

Por fin, luego de ir de un lugar a otro como si  de un rompecabezas se tratara (¹), lograron ingresar al sector B.

Pueden ver entre ustedes un gran pasillo, al lado  derecho hay una puerta que esta   tapada por muchos muebles. Suponen de que cuarto puede tratarse.

A lado y lado hay puertas (que no saben si estan abiertas o no). Al lado izquierdo la primera puerta dice invernadero. Una oficina sellada de seguridad es la segunda puerta. Al lado inquierdo leen un letrero que dice laboratorio 1.  Suponen que más adelante hay más laboratorios pues parece que hay otro pasillo a la derecha.

La primera imagen que ven no es muy alentadora. La verdad da miedo.  Lo más evidente cuando abren la puerta es el olor asqueroso que tiene el lugar. Es dificil de describir, es entre mierda, pescado, sangre y quien sabe que otra cosa. Lo cierto es que algunos de ustedes no pudieron evitar una arcada.

Desde el portal de la puerta pueden ver  mucha sangre en el suelo,   varios cuerpos  donde resalta dos de las fuerzas especiales de umbrella,  y hay un par que parecen cientificos. Por el momento no se mueven. Tendrian que acercarse más, si desean ver mejor.

Tu ya estuviste en este sector solo que a tus compañeros no les comentaste eso. Es más, hace poco trataste de meterte a una de las oficinas a buscar información (oficina 1), no te pillaron por suerte y tampoco encontraste nada de utilidad. Básicamente estuviste en clases en los laboratorios 2 y 3. Las oficinas que estan, son de los científicos a cargo que a veces daban clases. Nunca entraste al laboratorio 1, ni el invernadero.

Esperó a que todos entraran, escuchando las puertas abrirse tras de sí y el sonido de sus pisadas para saber que podía girarse e internarse al nuevo Sector.

Como era de esperar había sangre en el suelo y un par de cadáveres decorando los pasillos, menos de lo que esperaba teniendo en cuenta dónde se encontraban. Entonces todo debe haber comenzado en otro lado. Aquí hay pocos.- Necesitaba saber el punto de origen, pero al dar un par de pasos al interior prácticamente notó una bofetada nauseabundo de olor ilocalizable que la hizo retroceder casi de inmediato mientras llevaba una mano a su nariz. Notó la bilis ascender por su garganta, teniendo que tomarse unos minutos con tal de no echar el desayuno.

Esperó lo suficiente como para dejar de notar los ojos lacrimosos, descendiendo la mano hacia su mochila para sacar un paquete de chicles de menta*. Cogió tres, les quitó el envoltorio y los llevó a su boca, dejando que el refrescante sabor y aroma de la menta primara sobre el resto, aunque le costaba.

- ¿Queréis? – Tendió los chicles a sus compañeros por si querían esa solución momentánea, sino volvería a guardarlo.

Se adelantó un poco aunque sin dejar de mirar a todos los cadáveres, ¿se levantarían? Los anteriores lo hicieron. Por si el resto no se había dado cuenta, señaló a todos y cada uno de los cuerpos que tenía a la vista para que tuvieran cuidado. No quería llamar la atención con disparos, mucho menos gastar munición, y no tenía en su inventario ningún arma punzante que sirviera… porque no, su escaso tacón no contaba.

- Allí, al fondo, está la sala de seguridad.- Indicó la última puerta a la izquierda, después del invernadero.- Miremos ahí.

Una breve alegría invadió a Will cuando la puerta se abrió con las llaves. No dejaba de ser una pequeña victoria pero no hubo mucho que celebrar. Tenía la vaga esperanza que pudieran encontrar ayuda al otro lado, que las cosas iban a ir mejor, pero no fue así.

Había cadáveres y un mal olor que lo invadía todo, ¿de dónde vendría? los cadáveres tardan más en descomponerse... tal vez la fuente del olor les diera una pista de que había ocurrido.

Aceptó de (buen) grado el chicle de Tabitha pero antes de meterselo en la boca dijo con amargura:

-Esperaba encontrar esto... mejor...-dijo y se metió el chicle en la boca.

Asintió a lo de la sala de seguridad, mejor empezar por algún lado..

Por fin se abrieron las puertas que nos acercaban más a la salida, pero en lugar de llegarme un olor a libertad, me llegó otro más familiar y desagradable. Una fuerte bocanada de aire con olor a muerte, aderezado con una pizca de horror y sangre, entró en mis pulmones y llegó a mi estómago. Por mucho que se diga, jamás te acostumbras a ese olor y menos aún cuando va directo hacia ti y no puedes evitarlo.

La arcada fue inminete y sentí como mi café se revolvía en mi estómago con violencia. Pero si estaba acostumbrado a aguantar aquellas oleadas y evitar vomitar. Tuve que hacerlo en mi oficio como agente de la ley, pero más aún cuando aurriné parte de mi vida y mi carrera, buscando tras una botella las respuestas sin resolver sobre la muerte de mi familia. Cuantas veces deseé reunirme con ellos. Y aún quería hacerlo. Pero no de aquella manera, viviendo en un cuerpo descerebrado que parecía tener un hambre insaciable. Debía salir de allí. Lograr sacar a aquellos chicos de este infierno. - Servir y proteger.

Observé el panorama algo más entero. Se veían varios cuerpos en el suelo, pero no era capaz de distinguir su estado. Tabitha nos indicó donde estaba la sala de seguridad y William secundó la idea de ir allí  primero. - Esta es una zona de paso. Deberíamos asegurarla, pues la vamos a tener que cruzar más veces. Así podremos movernos por ella con mayor tranquilidad. - Dije a los chicos observando los cuerpos por si se movían. Luego me di la vuelta y cerré la puerta tras nosotros, recordando los que habíamos dejado atrás. - Creo que ya nos ha quedado claro que los que tienen la piel gris o están podridos, son los que se levantarán... y los que tienen un aspecto normal están muertos de verdad. - Les indiqué a ambos.

Volví a mirar hacia los cuerpos, justamente antes de enfundar mi arma para sacar el cuchillo. - Os tocará cubrirme. No es agradable, pero con Moore funcionó... y creo que el sonido les atrae. Así que los disparos les harán levantarse antes... pero si alguno lo hace, abrid fuego. - Les indiqué a ambos antes de caminar hacia el primer cuerpo, tratando de hacer el menos ruido posible al caminar.

Hay cosas que eran evidentes como el olor, los cuerpos y lo obvio. Dentro de lo que es evidente pueden notar que el olor, es realmente caca, pero no humana, es caca de algo a pesar de que no veian excrementos en el suelo, y la mezcla era algo que por el momento no tenía sentido. Las oficinas seguridad y el invernadero tenían ventanales de seguridad, no muy amplios que podian vislumbrar lo que había dentro, pero eso luego lo averiguarían.

Mientras todos contenían las nauseas y otros simplemente dejaban que el hecho sucediera. Fue evidente varias cosas para los varones.

Lo primero que llama la atención es que los dos cuerpos de las fuerzas especiales de Umbrella estaban muertos con violencia, el color gris descompuesto establecían que estaban infectados, al igual que los dos científicos. ¿Pero las causas de la muerte podrían ser distintas?

Notan algo raro entre los cuerpos. Los primeros, los científicos estaban terriblemente aruñados y les habían sacado los ojos. Una visión muy parecida a la del vigilante que se había suicidado.

Pero los cuerpos de las fuerzas especiales parecían haber muerto de algo ¿distinto?, sus pieles estaban grises pero brillantes, como si un moco los hubiera cubierto. Sus brazos y piernas al parecer fracturados. Es como si hubieran sufrido un golpe muy fuerte.

Para Rick y William fue evidente que uno de ellos llevaba un radio donde se escuchaba. “Unidad alfa, unidad alfa, conteste, confirme si ejecutaron la misión, ¿Unidad alfa?”

Al lado de los cuerpos sin vida habían dos (2) fusiles Militares.

Mientras todos caminaban con prudencia acercándose a la oficina de seguridad, Rick se acerca a uno de los cuerpos de seguridad degollándolo, fue en ese momento que ocurre algo de lo cual no estaban preparados, pero justificaría en parte el olor.

De la esquina ciega, salen en manada cuatro monos. Pequeños ágiles y con dientes y garras afiladas, sus tiernas caras se habían convertido en algo distinto. Sus ojos inyectados en sangre mostraban heridas expuestas, que se repetían en sus costados.

Eran monos de laboratorio, y por lógica sólo pueden pensar que hay más de cuatro en estas instalaciones.

Los monos se lanzan hacia ustedes con furia asesina.

Aunque los chicles fuera una solución momentánea, el olor era tan desagradable y fuerte que parecías estar masticándolo, teniendo que quitarse el chicle de la boca al ser contraproducente. Por suerte (o no) para Tabitha, si no abría la boca todavía podía saborear el mentolado, aunque supiera que no era por mucho tiempo.

Caminó tras Rick, quien se cargó a uno de los cuerpos que presentaba, como el resto, un estado lamentable. ¿Qué clase de fármaco estaban probando para ocasionar todos aquellos efectos secundarios? ¿Acaso estaban ante una nueva arma biológica? Nada tiene sentido.

Sentido o no el ruido de los gruñidos de mono la sacaron de su ensoñación, parpadeando varias veces para buscar la fuente del sonido y disparando a los más próximos para defender la posición, aprovechando la potencia de su escopeta.

Thabitha mata dos monos de laboratorio  de manera  rápida,  y con tal maestría que parece que  practicara al tiro al blanco con frecuencia, y como Rick dijo, el ruido despertó a los  tres zombies que estaban cerca, solo que estos no estaban en sus mejores condiciones.

El zombie del soldado de las fuerzas  especiales tenian las piernas fracturadas, así que comenzó arrastrarse hacia ustedes, y los zombies de los dos cientificos estaban ciegos, así que se levantaron de manera torpe buscandoles con el sonido callendose al tropesar con el cuerpo del ya muerto.  La  escena podría ser graciosa, pero al peligro no se le podía dar la espalda.

Mientras dos de los monos de laboratorio seguian dando lata,  saltaban de un lugar a otro con mucha agilidad,  bueno, como la hacen los monos.

Cuando vio a los monos Will supo de donde venía el olor: guano. Bueno, no era guano siquiera, era mierda pura de animal. Estas condiciones del laboratorio contravenían cientos de normal de salud y de protección viral.. el ambiente bacteriano que debía estar suspendido en el aire de estas instalaciones era capaz de crear vida propia: ambiente cerrado con humedad y con aportación continua de materiales en descomposición. Reparó en uno de los fusiles que tomó del, pero no tuvo tiempo de comprobar si estaban cargados. Estuvo a punto de decir que contestaran a la radio cuando reparó en los monos.

Tal vez los monos que vio eran eso... nueva vida creada por el ambiente. Will apuntó a los monos, eran peligrosos y los "zombies" parecían en demasiado mal estado para ser una amenaza inminente.

Will abrió fuego con dificultad, eran seres con gran movilidad y muy rápidos...tenía la sensación que con su pistola* haría más.

Nuevamente fue algo desagradable hacer aquello. Jamás me acostumbraría a eso y esperaba no tener que hacerlo muchas veces más. No era un asesino ni disfrutaba mutilando cuerpos. Fui agente de la ley y en mi corazón y mi interior lo seguía siendo. Junto al cuerpo descansaba un fusil de asalto y tendí mi mano para cogerlo, cuando aquellos monstruos surgieron de la nada.

Tabitha estuvo al quite y atenta, logrando derribar a dos de ellos mientras que el sonido de la escopeta hacía que mis palabras previas se convirtiesen en una realidad. No podía enfrentarme a aquello con el cuchillo y sacar la pistola me llevaría demasiado tiempo. Así que agarré el rifle de asalto y recé porque estuviese cargado antes de abrir fuego contra lo que se nos venía encima.

William y Rick lo hicieron bastante bien.

A pesar de que William no habia disparado algo así, posible por los videojuegos, o los entrenamientos de paintball agarró correctamente el fusil y  disparó a  al zombie que se arrastraba cerca a Rick en cierta forma salvandole pues estaba muy cerca a él. Rick  hace una ráfaga con el fusil, el cual estaba cargado y mata a dos de los monos con una precisión impresionante, los cuales caen sin causar daño a ninguno.

Parecía que estos dos hombres que no se llevaron al inicio muy bien ahora estaban trabajando en equipo.

Algo  impacto en el techo, el cual tenia una cubierta de yeso que se cayó encima de los cuerpos sin vida, sin saber los mismos al parecer  estaban andando por ese vacio sector del techo, y es cuando salen de por ahí tres monos más, mientras los zombies ciegos continuan  tratando de dar con ustedes.

Will veía escupir balas al fusil...y le gustaba. El rugido del arma se le antojaba como un dulce canto a la democracia y a la libertad... No obstante pensó que debía apuntar y no desperdiciar las balas del fusil, que tenía un cargador limitado*

Quizás los objetivos más interesantes eran los monos, eran ahora mismo una amenaza mayor en la opinión de Will, que empezaba a pensar que lo más probable es que el patógeno estuviera originalmente en esos monos y saltó al humano, como pasó con el sida... sólo que esta vez, tal vez, ocurrió de forma intencionada y no fortuita.

Hubiese preferido el silencio del cuchillo, pero era demasiado tarde y peligroso para echarse atrás. Al menos nuestros disparos eran efectivos y veíamos caer a aquellas cosas ante nuestros pies. 

Quedaban solo los dos zombis ciegos, cuando el techo venció y tres simios se unieron a la fiesta. Lo que iba a ser pan comido, se complicó de golpe con aquellos invitados inesperados. Aquello no era buena señal, puesto que me indicaba que deberíamos estar siempre alerta, aún habiendo dejado la zona limpia de aquellas criaturas y asegurada, puesto que aquellos simpáticos monos zombi podían colarse por cualquier sitio y aparecer de la nada. Eso me generaba muchas preguntas a las cuales quizás Tabitha tuviese respuesta. Pero ese no era el momento. Antes debíamos acabar con todos aquellos infectados y rezar por no terminar como ellos.

Alcé el rifle y apunté hacia ellos, abriendo fuego en el momento en el cual el primero se cruzó por mi punto de mira.

Viendo el nivel de amenaza, Thabitha se dió cuenta que estos seres podrían salir por distintos lugales. Debian haber muchos monos en el lugar, aquella especie tenia diversos tamaños desde los más pequeños y los un poco más grandes.

Sin pensar mucho disparó.

William disparó  como bien sabia, el primero mató a uno de los monos   que  golpeo una de  las ventanas laterales, haciendo que uno de los zombies ciegos  golpeara de manera estupida el vidrio de seguridad. Esto hizo que el sonido despertara a otro zombie que estaba encerrado en la oficina de seguridad. El mismo comenzo a pelear con el ciego a travez del cristal reforzado haciendo una escena algo curiosa.

Rick  apuntando profesionalmente  mató los dos primates que no lograron saltar mucho, y afortunadamente ninguno logró morderlos, mientras que Tabitha mató uno de los zombies ciegos que venia hacia ellos  volandole los cesos.

Hubo un repentino silencio.

Lo único que podian ver eran los dos zombies peleando por el cristal. Uno dentro de la oficina y otro fuera, sin que ninguno de los dos se causara daño. Rick sabía que eran cristales de seguridad y por mucho que los golpearan, dificilmente se romperian. Era fácil matar al zombie ciego de un disparo de gracia en la cabeza, pero el segundo, el zombie que tenía uniforme de seguridad solo se podría matar cuando se ingresara a la oficina.

Además del zombie ciego que peleaba con su homologo no aparecieron por el momento más monos, aunque teniendo en cuenta su tamaño no dudarian en encontrarse más, más adelante.

Tabitha dio el tiro de gracia al zombi ciego que quedaba,con la pistola, pero manteniéndose lejos del campo de visión del zombi de dentro de la sala de seguridad.

Como aparezcan mas de esos monos vamos a tener problemas, deberán de haber mas de varios tamaños, entre lo rápido y ágiles que son, sin contar el número desconocido que deben de haber en estos laboratorios, tendremos que ir con mil ojos.. - dice Tabitha mirando a sus compañeros.

Con cuidado y asegurándose de no encontrar mas zombis no deseados, se disponía acercarse  a sala de seguridad, posiblemente aquella puerta se debería de abrir con alguna tarjeta, o tal vez con un poco de suerte, no haría falta, pero el zombi de dentro le preocupaba.

Sería una buena idea entrar ahí dentro, tal vez encontremos algo útil o ver gracias a las cámaras de vigilancia, como están el resto de zonas en esta sección, mas vale saber de antemano que nos encontraremos, a que empecemos a recibir sorpresas no gratas.. - dice nerviosa a sus compañeros. 

Will comprobó las balas que le quedaban al fusil* y negó con la cabeza..al menos tenía la pistola para seguir. Miró a los otros dos componentes del "grupo"...por ahora todo marchaba bien y los tres habían resistido la tentación de tirar la toalla o hacer tonterías. Will pensativo añadió:

-Deberíamos entrar igualmente, aunque como veis tenemos a esos dos mirándose a través del cristal..me resulta extraño que se quieran atacar, porque es lo que parece, ¿no? -dijo sorprendido.

-De todos modos, hay que entrar en la oficina-se acercó al zombie de fuera y lo remató en la cabeza acercándose con cautela con la pistola.**

-Tenemos que entrar..me cubres? - le dijo a Rick. no sabía si la puerta estaría asegurada o no, esperaba que no y que se pudiera abrir sin problema

El Zombie que peleaba con el otro como un perro muere de manara automática por el tiro de gracia hecho por Tabitha.

Recargué el rifle antes de colgarlo sobre mi hombro y comprobé la pistola y el número de balas. No quería quedarme sin munición en el peor momento y aquellos segundos de paz, eran los mejores para aquello. Observé con que frialdad William, voló la cabeza de aquel hombre convertido en... lo que fuese. Eso me hizo pensar con quienes me había tocado salir de allí. Ambos científicos, estudiosos del tema y ninguno de los dos veía la posibilidad de revertir todo aquello que denominaban "infección" o "virus" y se enfrentaban a semejantes a ellos, compañeros de clase, profesores... con una sangre fría que me espantaba.

- Al final será cierto eso de que a más inteligente y ambicioso, mayores posibilidades de ser un sociópata y acabar siendo un asesino en serie. - Y es que no podía quitarme la imagen de Tabitha anteriormente, donde parecía haber nacido con una escopeta en sus manos. - Genial. Justo iba a preguntarte si sabías cuantos monos de esos habían en las instalaciones. Pero ya respondiste a mi pregunta. - Le dije a la joven un tanto desesperanzado. Y es que saber que podría aparecer de la nada no me gustaba un pelo.

Ambos chicos parecían más que dispuestos a entrar en la sala de control de seguridad. En parte me alegraba de que fuesen lo suficientemente listos como para saber moverse por allí. Eso implicaba que si faltaba yo, podrían lograrlo. Pero nuevamente William me desconcertó con sus palabras... o bien le gustaba la chica y quería hacerse el héroe delante de ella o le estaba gustando demasiado matar de aquella manera. - Claro. - Le respondí preparando la pistola y caminando hacia él.