Ramiro se levanta, y mira a Elena. Esta le hace un gesto, y los dos personajes se apartan un poco para susurrar, mientras Juan se remueve inquieto en su sitio. Permanecen unos minutos allí, y luego Elena se da la vuelta, y sale del sótano. Ramiro se acerca al pobre desdichado, y habla con voz monótona y amenazadora, aunque menos dura que antes
Me veo obligado a comunicarte que, aunque es probable que no supieras nada de esto, la nota habla sobre asuntos oscuros, temas relacionados con hechicería y brujería. Si la iglesia se enterara de esto, quemaría tanto al tal Koldo y al tal Ramiro, y tú suerte quedaría en manos de los sacerdotes
A pesar de todo, mi señora está dispuesta a darte un voto de confíanza, y quiere creer que no has tenido nada que ver con todo esto. Es una gran devota, así que ha decidido acercarse a la taberna a la que referencia la nota para conseguir pruebas y delatar a esos paganos a la iglesia
Comprenderás, pues, que no podamos dejarte en libertad aún, y que debamos llevarte con nosotros. Así mismo, debemos asegurarnos de que no escapes, ya que, en caso de tener relación con esas criaturas ímpias, podrías volver a avisarles del peligro, y no podemos tolerarlo. Si lo que dices es cierto, estarás a salvo cuando atrapemos a esos dos indeseables, y testificaremos a tu favor frente a la iglesia. Mi señora está dispuesta incluso a aceptarte como sirviente y ofrecerte una alternativa a la pobreza en la que vives, si todo sale bien
Ahora voy a amordazarte y atarte, para asegurarnos de que no escapas ni nos causas problemas. Viajarás en el maletero del carruaje, pero intentaremos que tu estancia en este sea lo menos traumática posible. No te muevas...
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Elena subió a la primera planta. Silvia, una de sus criadas, se había despertado, y hablaba con Sumi. Por su expresión, Elena dedució que no había oído nada, y simplemente había bajado al oír a Sumi paseando por los pasillos. Al llegar Elena, las dos mujeres se giraron e inclinaron la cabeza en señal de respeto
Escuchadme Dijo Elena, con expresión seria y tono grave Silvia, quiero que preparéis el carruaje y mis efectos personales. Despierta a Paula, y entre las dos preparad todo para el viaje, como habíamos acordado. Mi primo Ibaño, de León, me ha mandado una misiva urgente, y debemos partir esta misma noche a su encuentro, así que daos prisa. Está todo en esta planta
Silvia asintió, algo sorprendida
Sí, sí, señora... Haré como nos dijo hace unos días, está todo preparado para el viaje
De acuerdo Elena sonrió, satisfecha Pasaremos por el pueblo, para que podáis despediros de vuestras familias
Silvia hizo una inclinación de cabeza, agradecida, y luego se perdió por el pasillo, directa a despertar a Paula. Entonces Elena se giró hacia Sumi, y su expresión se volvió dura y fría, como el mármol
Escucha, pequeña: Quiero que ayudes a Ramiro a meter a nuestro querido invitado en el arcón del sótano. Si podéis, meted alguna almohada o algo de algodón para que esté a gusto, pero tampoco os demoréis. Luego metedle en el maletero del carruaje, saliendo por la puerta de atrás. Paula y Silvia estarán ocupadas un rato, pero daos prisa. Y que no os vean
Sumi asintió, y desapareció por las escaleras. Elena se quedó unos segundos en silencio, y luego salió de la casa
Miró durante unos segundos al cielo estrellado, y, en medio de la oscuridad, comenzó a reirse
Uy, no sé yo si ha sido buena idea ponerle como pnj. No creo que dure mucho XD (Bueno, todo puede ser que con la tontería al final se me escape y todo...)
Mi Ramiro no se parece en nada a la descripción, ¿no? ¬¬
Me tomo algunas licencias y hago algo de puppeting con el resto de criados, si cualquier cosa te parece mal dímelo y lo cambio ;)
Pregunta: ¿Necesito comer ya, o puedo esperarme a salir del pueblo?
No he encontrado fotos muy buenas que se diga, si encuentras una que te convenzca, déjame el link y lo cambiamos al momento. Respecto a lo de los criados, sin problema, y respecto a la alimentación míralo como que tienes que vaciar un humano una vez al día, pero tú eliges cuando. No obstante, y por el tema de que cada uno tiene putaditas mini reservadas, el día que llegues a la taberna, aún no te habrás alimentado.
Respecto a Juan, quien te dice que es pnj? y lo de que va durar poco...eso esta por ver.
Rolea todo cuanto quieras la despedida y el viaje, y en cuanto estés llegues a Lecumberri te meto en la escena de la taberna.
Había trascurrido dos horas desde que habían dejado el pueblo. El carruaje se movía con lentitud y parsimonia, y Ramiro, alumbrado por un farol, conducía con precaución, observando constantemente a los dos lados del camino. Dentro del carruaje, las cuatro mujeres miraban por las ventanas, en silencio. Silvia y Paula parecían preocupadas: No era seguro viajar a esas horas de la noche, y menos sin protección. A saber quién podría estar esperándolas entre los árboles...
Entonces, el carruaje se detuvo. Nadie dijo nada, pero el nerviosismo se traslució en el rostro de las dos criadas, que miraron a su señora. Esta parecía distraída, y miraba hacia fuera con aire reflexivo. Una media sonrisa se intuía en su cara, sin llegar a florecer del todo
La puerta se abrió de golpe. Allí, en medio de la oscuridad, estaba Ramiro. Carraspeó un poco antes de hablar
Señora... Ya hemos llegado a la primera parada...
Elena asintió, y bajó del carro ayudada por Ramiro. Luego se giró hacia Silvia
Ven conmigo. Ramiro, acompañanos. Sumi, Paula, esperad aquí. Vamos a ver a un viejo amigo antes de partir. No tardaremos mucho...
Las criadas asintieron, y las figuras de Elena, Ramiro, y Silvia se perdieron en la oscuridad
Pasaron unos diez minutos, y entonces volvió Ramiro, sólo
La señora requiere vuestra presencia. La casa está a unos dos minutos en línea recta, en esa dirección. Yo me quedaré cuidando del carruaje
Paula asintió, algo nerviosa. No era agradable pasear sola en medio de la noche, pero si la casa estaba realmente a dos minutos, no podía pasar nada en el trayecto... ¿No?
Este pensamiento fué una de las razones por las que se sorprendió al ver que no había ninguna casa. Elena les esperaba en medio de un claro, sola. Sumi se acercó a ella sin vacilar, pero Paula titubeó
Señora... ¿Está todo bien?
Elena se giró, con una sonrisa. Su boca estaba cubierta de sanre, y en su muñeca lucía un corte del que manaba ese líquido rojo. Sus manos, ahora sin guantes, eran unas garras afiladas, y su rostros estaba retorcido en una mueca sádica de placer
Oh, sí, todo bien. Tu turno
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Ya estaban llegando a la posada. Les había llevado unos cuantos días, pero al fin habían llegado. Durante el trayecto, Elena había aprovechado el silencio de la noche para viajar, y había dejado a Ramiro como vigía durante el día, tras ocultar el carruaje. Por las noches, Sumi dirigía el carromato, y ella velaba por los sueños de su querido ghoul. Eso, cuando no sentía el impulso de salir al aire libre y correr junto al carruaje. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de su lado más salvaje, y la reserva de sangre que la habían proporcionado Silvia y Paula durante el primer día le había proporcionado las energías necesarias para ello. Sumi y Ramiro habían disfrutado, a su vez, de su ración mensual, y se les veía más animados
Elena aprovechó varias granjas solitarias durante el camino para abastecerse. Tuvo la suerte de encontrarse con un niño somnoliento en una, y la dulce sangre del infante la puso de buen humor. No dudó en recurrir a la sangre de animales, sin embargo, cuando era necesario, aunque había de reconocer que hacerlo le ponía enferma
Con los ánimos ya calmados, el día que llegó a la posada, intentó abordar la cuestión de su venganza desde una óptica más reflexiva y consciente. Había pensado en como poder utilizar a Juan para sus propositos. Si el paleto se había creído su historia, podría servirle para encontrar al tal Koldo, e incluso al misterioso propietario de la mandrágora, Ramiro. Pero la experiencia le enseñaba que no podía confiar en un imbécil como aquel, ya que muchas veces, sus comportamientos eran inesperados y caóticos. Tampoco tenía pensado alimentarse de él. No era mujer, ni niño, así que quedaba excluido de sus presas predilectas. Tampoco es que pareciera muy apetecible, hecho que habría convencido a Elena para variar un poco su dieta. Así que lo mejor era deshacerse de él. Instó a Ramiro a que detuviera el carro, y luego le pidió que comprobase que aquel hombre seguía ahí. Una vez asegurado, le pidió que le sacará, y sin más tapujos, le degolló con sus garras
Quema el arcón
Le dijo a Ramiro, mientras limpiaba con un pañuelo la sangre que había salido despedida hacia su vestido
Una vez Ramiro se hubo encargado de quemar las pruebas, Elena le hizo un gesto, y volvió a subir al carruaje. No se acercó a comprobar si el cadáver de Juan había sido consumido del todo: Confiaba en Ramiro, e incluso la visión de las brasas la hacía ponerse nerviosa
En silencio, y sin más preámbulos, el carruaje comenzó su descenso, lentamente, hacia la posada...
Lo de la foto esta perfecto, solo decía que si la descripción del colega se parecía al Ramiro que tengo como Ghoul, aunque pensandolo mejor, si hubiera sido la misma persona, probablemente el tal Juan le había reconocido...
Respecto a lo de Juan... Touché No había pensado que quizás era un pj. Aunque, en el caso de que me salga bien lo que tengo pensado, no va a durar mucho... ;)
Todo ha transcurrido "casi" tal y como has descrito, al abrir la maleta has visto a Juan con las cuerdas de las manos rotas e intentando soltarse las de los pies...y en ese estado poco podía hacer contra ti o Ramiro...pobre Juan...un pj menos...
Sin mayor problema tu cuarruaje llega a Lecumberri, no sabes donde está la taberna exactamente, así que has de rolearme desde que llegas al pueblo como haces para encontrar la taberna.
"Lecumberri, tu destino, está situada al pie del monte Aralar. Hay un montón de casas, unas clones de otros, lo único que destaca en tal amasijo de casas, es la Iglesia (por su campanario), la plaza del pueblo (por ser el único sitio "no apiñado") y unas luces de lo que parece una gran casa, a un par de kilómetros del núcleo de la villa.
La tarde está avanzada, y estamos en invierno, por lo cual ya ha oscurecido, hay poca gente ya por la calle, pero algún paisano te encuentras."
Ramiro, que lleva todo el día llevando del carruaje, se detiene junto a uno de los parroquianos. Con expresión cansada, se dirige a él de la forma más educada que sabe (Y no, Ramiro no es un hombre de etiqueta...)
Disculpe, amigo... ¿Sabe vuesa merced algún lugar donde pasar la noche en este lugar?
Lanza una moneda de cobre hacia el sorprendido parroquiano, por las molestias
Ya sabe lo peligroso que es viajar cuando la noche se cierne sobre estas regiones...
Preséntale mis respetos al bueno de Juan ;)
Cuando preguntas por la taberna, un paisano al que paras te mira con cara de extrañeza y contesta:
-Pues no sé, hay una taberna que da de dormir pa cobijarse y tal. Allá-dice mientras te hace unas señas burdas con el dedo-, son aquellas luces al pie del monte, vamos, mas al pie que la propia villa pero no sé si tendrá suficiente categoría pa vuesa mercé - dice poniendo cara de "odios a los ricos". Según ve salir la moneda de tu mano, su expresión cambia y se le abren los ojos como platos- Muchas grasias vuesa eselentísima merce, dios os bendiga y os lleve por camino de bien, que os proteja de todo mal.
Os proteja de todo mal...
Que irónico. Yo soy el mal del que habla ese insecto
Suspirando, Elena oye la conversación desde dentro y se asoma ligeramente para observar la posada, allí en la distancia. Ramiro ha puesto el carruaje de nuevo en marcha, probablemente se dirija hacia allí. Elena siente la venganza, cada vez más cerca, paladeándola con suavidad y dulzura, como se disfruta de un placer prohibido que ha sido negado hace tiempo. Allí, en medio de esa galaxia de luces y árboles, entre todos los caminos y pedregales, por fin, tras tanto tiempo, podrá sentir en sus garras el dulce tacto de la garganta enemiga al abrirse a la oscuridad de la noche. No puede pensar en nada más poético, nada más indicado. Aquel que le robó todo, aquel que la obligó a subsistir como una perra durante tanto tiempo, por fin sentirá en sus propias carnes el duro castigo de la venganza de una Lamia. Y Elena no daba segundas oportunidades. A nadie
Tu ghoul va proceder a hacer todo lo que le has dicho, para lo cual tendrá que interactuar con otros pj, por lo cual seguramente hasta mañana no tengas noticias mías, es decir del dire. Es un retraso necesario, lo siento.
Mañana llegará Ramiro con toda la información. Si quieres rolear como esperas en el carruaje tienes todo mi permiso.
Un saludo!
Elena tamborilea con los dedos sobre la madera del carruaje, mientras observa, pensativa, como Ramiro desaparece en la noche. Luego se gira hacia Sumi
¿Estas nerviosa, pequeña?
Sumi se apresuró a negar con la cabeza
Deberías estarlo
Elena sacó un espejo del compartimento debajo de su asiento, y observó su rostro. Los últimos sucesos, la ansiedad por el encuentro con su odiado enemigo y el viaje realizado habían dejado alguna marca en su rostro. Nada que no pudiera disimular con algo de retoques y un poco de cuidado. Comenzó a arreglarse el pelo. Si iba a entrar allí como una noble, tenía que parecerlo. No se impone respeto a los plebeyos simplemente...
Mierda
Elena tiró el espejo al suelo, de un manotazo, y este se hizo añicos. Sumi dio un respingo, pero no se movió. Elena se llevó las manos al rostro, sin apretárselo para no hacerse daño con el filo de sus garras
¿Y si él se acuerda de mí? Es más fácil que me reconozca como una noble adinerada que con otro disfraz. Así es cómo era cuando me perseguía. He sido poco cautelosa, he sido....
Elena negó con la cabeza, intentando aclarar sus pensamientos
No, Elena, no empieces a dejarte llevar por la paranoia. Lo hecho hecho está, y, además... ¿Que más da? Deja de preocuparte por detalles absurdos. Si hubieras venido oculta en medio de la noche te habrías delatado al ponerte a la vista de los demás... No. Has hecho bien en inventarte la coartada de María, y venir vestida como una noble. Así podrás moverte mejor, y... Diablos, voy a volverme loca
Años y años de cautela contradecían a una sola semana de locura y venganza. Se había dejado llevar por la adrenalina, sí, y aún sabiendo que su víctima podía acabar con ella si se descuidaba, había venido a la boca del lobo, sin información, sin precaución, movida por una sed de venganza más antigua que la propia raza humana... Ahora sólo importaba el mano a mano. ¿Quién de los dos prevalecería? Su enemigo, o ella... Sólo uno de los dos podía salir vivo de esa noche
La pregunta era quién...
Por supuesto, master, tómate los días que creas necesario. También llevo una partida con más de 10 jugadores (que supongo que está tendrá unos cuantos), y sé lo dificil que es sincronizarnos a todos
Eso sí, me ha surgido una dudilla... ¿El tal Juan tuvo opción a sobrevivir? Es decir... ¿Que le capturara Ramiro fue culpa suya? No es que me sienta mal por haberme cargado a un pj sin piedad, estas cosas pasan, pero tengo algo de curiosidad por saber si realmente tuvo alguna oportunidad antes de que le capturara... Porque ya estaba muerto en el momento en el que leí la nota XD
Lo de la espera es mas que nada por ser coherente con los viajes y la orden de llegada a la taberna. Necesito que un par de pj actuen y que un par de pnj hagan de las suyas para crear ambiente y luego...llegarás tu.
Respecto al tal Juan...quien sabe...
Al término de la partida os diré todo lo que paso y quien es quien.
Tras un rato esperando, llega Ramiro:
- Mi señora, está todo listo.
María espera a que Ramiro añada algo más, pero al ver que este calla, alza una ceja
¿Y bien? ¿Has mirado si estaba dentro? ¿Has preguntado por un lugar para dejar el carruaje? ¡No te quedes ahí mirándome, y cuéntame algo más!
Había un par de hombres que daban el perfil, pero con tan pocos rasgos es dificil saber si es alguno de ellos. En cuanto al carruaje, tienen unas caballerizas amplias y ya habia otro carruaje allí. He reservado la mejor habitación de la posada, la ventana es la mas cercana al suelo, por si hay que huir. En total había, a parte del posadero, 9 personas. Una pareja de enamorados, un par de peregrinos, un par de paisanos del pueblo, un caballero armado y con insignias pero no se de que orden, y un par de vejestorios que dan el perfil de Koldo.
Bien
María evita decir nada más, y se limita a hacer un gesto a Koldo para conducir el carruaje hasta los establos. El sirviente acerca a Sumi y María hasta la puerta de la taberna, y luego se dirige a los establos a dejar el carruaje. María observa durante unos segundos la puerta. Tan cerca, y, al mismo tiempo, tan lejos. Y, ahora, junto a la adrenalina, un nuevo sabor: El del miedo
Sumi, habla por mí. Toma, aquí tienes el dinero para pagar
Sumi asiente, y coge el dinero. Acto seguido, María inspira, y la hace un gesto para que abra la puerta
Las dos mujeres entran en la posada
Ramiro (que no Koldo), se acerca a ti cuando le das el dinero a Sumi:
- No ha de preocuparse señora, ya está todo pagado.
Asumo que Ramiro entra en la taberna junto con vosotras tras dejar el carruaje en su sitio.
Pasa a la escena " el Aralar": 19.00