Partida Rol por web

-Desde mi punto de vista, lo primero y principal es que os deshagáis de esas vestiduras ostentosas* que os marcan como mago a una milla a la redonda, igual que si intentas acercarte a un animal salvaje a favor del viento, te detectará. En cuanto a las monturas, yo puedo montar un animal que no esté acostumbrado al Don sin problemas. Sobre los petrechos... -me atuso la frondosa barba, tenía claro lo que YO llevaría, pero a saber que preferían llevar estos- dejando a un lado los víveres, que son más que importantes, cuanto más objetos mundanos llevemos que nos eviten recurrir a la magia, mejor nos irá. Por ejemplo, un pedernal y un trozo de acero consiguen una fogata sin necesidad de recurrir a Ignem...

Sobre lo que no había hablado estaba de acuerdo, tanto en llevar un guía, un mapa o cualquier cosa que nos pueda ser útil y, a la vez, que parezcamos más mundanos, más dependientes de objetos corrientes.

-Anda, es verdad... Jajajajaja -dijo el Jerbiton al comprobar que iba vestido con una túnica ostentosa con la que se había cambiado al poco de llegar a la Domus. Y pensar que precisamente por no llevarla le habían confundido con un grog...

-A mí me gustaría una capa con capucha, a los pueblerinos puede asustarles mi aspecto y eso puede cerrarnos algunas puertas.- Dijo Remiel plenamente consciente de que llamaba la atención- Yo no se cabalgar, pero puedo ir con otro jinete o podríamos llevar un carro ligero, lo que nos daría una mayor autonomía. Tampoco me importaría llevar algún arma, más como medida disuasoria o intimidatoria que como objeto útil.-

- Me gusta la idea del carro. Muchos animales llamarían la atención, y sin duda el don les perturbaría en demasía - señala Armand, asintiendo a las palabras de Remiel- También creo que las precisiones de Oskari y Excelsius son necesarias

Una vez recuperada de su hechizo se reincorporo hasta que termino Armand con su ritual, escuchando todo el orden de acontecimientos y tras ver que la partida era inminente lanzo una mirada interrogante a Aigor, el cual había vuelto hacia poco.

Este pronto entendió la pregunta y le contesto con un encogimiento de hombros, tampoco sabia si haría falta nada mas, la verdad es que su señora estaba bien provista para sobrevivir en un bosque.

Papagena miro a sus compañeros lo que pedían y ella hizo un gesto también con los hombros.

- Yo supongo que solo necesito víveres y si podeís traerme tantas escamas de tortuga como magos marchen a la expedición, he de preparar unos amuletos. Respecto a lo que dice Remiel, no lo recomiendo, por experiencia, cierto es que llaman mas la atención, pero los animales tienen mayor facilidad para huir de un peligro que un carromato. Tanto me da la opción que escojáis, yo ire con Jax, pero tenedlo en cuenta.

El lobo como si hubiera oido su nombre provoco un ruido de pisadas al otro lado de la estanteria donde se hayaba.

Menudo estúpido el líder este. No sabe ni lo que estamos buscando. De verdad... Cuánta incompetencia. Y eso que estaba intentando aceptarlo...

Septimus pone los ojos en blanco ante la estúpida pregunta de Armand. Llevamos horas buscando pistas y no se entera de lo que han robado. Bien. Suelta una carcajada. ¿Cómo podían ser todos tan estúpidos? 

-Si lo que buscamos es llamar lo menos posible la atención... está claro que el lobo no ayudará a ello -hablaba con franqueza mirando a Papagena. Podía tenerle todo el cariño que quisiera a esa criatura, pero en cuanto llegara a algún pueblo a lomos de él se iría al traste nuestra intención de pasar inadvertidos-. Y algo me dice que no te bajarás del burro y querrás llevarlo si o si. En ese caso, no hace falta que os cambiéis de ropa -le digo al resto-.

Con ese lobo a nuestro lado, sólo nos faltaba un heraldo que fuera pregonando nuestros nombres y títulos en cada pueblo que visitáramos. Lo que pondría en aviso al fugitivo. Bufé y negué con la cabeza, con estas condiciones iba a ser más difícil de la cuenta porque perdíamos el factor sorpresa.

-O su maga le puede echar un hechizo de Muto Imaginem de primera o segunda magnitud, no sé, y cambiarle la apariencia al huargo, convirtiéndolo en un caballo... -razonó el Jerbiton en voz alta, en un tono similar al que se utilizaría para hablar con un aprendiz.

Si es que todo se lo tengo que decir yo, parece mentira

¿Que intenciones tenian con su huargo? ¿No, espera, estaban planeando lanzarle hechizos? Una brisa revuelve su cabello ondulado y sus ojos parecen tornarse durante unos segundos con la luz del sol de un color oliva intenso que tapa su iris, que los cubre por completo.

Lentamente se posiciona frente a todos los magos y brazos en jaras les mira de manera fulminante.

- Nadie, repito, nadie va a poner un dedo sobre Jax -su porte, su sangre, le da un tono que impresiona a la par que asombra e intimida- ¿Acaso pensais que durante todos estos años, Jax no ha sabido ocultarse de la gente?

El orgullo de su casa sale a flote e incha su pecho.

- ¿Os pensais que los Mercere no sabemos pasar desapercibidos? ¿Que no sabemos caminar seguros por los caminos? ¿O acaso es que vuestro ostracismo os impide ver fuera de vuestro laboratorio?

Su cara se habia tornado un crisol de expresiones y a mas de uno en la sala podia recordarle a las famosas Banshees irlandesas. Ciertamente su espiritu de libertad la habia llevado por caminos muy peligrosos en los cuales el sigilo era primordial y que ahora dudaran de su capacidad era cuanto menos ofensivo.

Pocas cosas podia contar Papagena como suyas, pero las pocas que tenia las defendia con ferocidad.

Tras infinitas idas y venidas de los apresurados grogs, los carros parecen listo para emprender el viaje y vuestro guía, un hombre de abundantes melenas que apenas dejan ver sus rostro, ya ha comprobado las huellas y confirmado lo que Oskari decía. Vuestros grogs esperan, con mayor o menor entusiasmo, a que terminen las despedidas y los consejos de vuestros mayores.

Adelantándose a la multitud, os contempla y pronuncia las siguientes palabras-Tenemos nuestras esperanzas depositadas en vosotros, estimados sodales. Esta es sin duda una misión difícil y de vital importancia para la Orden, de seguro tendréis que emplear vuestra inteligencia y vuestro Don al máximo. Pero se que cumpliréis con vuestro deber. Buena suerte-por un momento parece que se va a ir, pero entonces recuerda algo y se gira-¡Casi me olvido! Tomad esto-os entrega una pequeña bolsa de cuero-es un regalo cortesía de Tortious, una reliquia mágica de su casa. En caso de que no podáis enfrentaros al asesino de manera directa, esto os permitirá abrir el Portal de Hermes y podremos llegar desde esta Domus a dondequiera que estéis. Las palabras de apertura son las siguientes...-y las dice con voz alta y clara, para asegurarse de que las recordáis.

Había estado asegurándome de llevar todo lo necesario mientras el resto del grupo andaba de cháchara. La verdad, todo este asunto era disparatado en el mejor de los casos. Pensaba que una reunión en la Domus Magna iba a ser una ocasión relajada para disfrutar de la compañía de los otros magos, y mira cómo ha terminado. Pienso, terminando de asegurar las correas de la espada. Ya estaba acostumbrado a llevarla, aunque no fuera demasiado bueno con ella, pero ayudaba a pasar por mundano a pesar de todo. Agarro de nuevo la vara que había dejado apoyada en un árbol y vuelvo a integrarme con el grupo mientras sucede la escena del huargo.

- Chicos, no la hagáis rabiar -comento con una media sonrisa-. Además, el lobo seguro que está educado para esconderse, no creo que nos de problemas si no se los ha dado ya a su dueña. -comento con un asentimiento hacia Papagena antes de la llegada de Atalantios.

Escucho con tranquilidad el mensaje que da y asiento con tranquilidad:

- Así haremos, aunque espero que nos bastemos para reducir a ese desgraciado -respondo-. Creo que sería adecuado que alguien más la lleve, suelo distraerme con cierta facilidad. -comento con una suave sonrisa y ninguna vergüenza al respecto.

Además, ya tenía cierta fama de ir con la cabeza a pájaros...

Genial, ahora irracionalidad femenina, justo lo que necesitábamos.

-Ajá. No me ha escuchado, sodalis -dijo el Jerbiton, refiriéndose a la Mercere- Repito, "O su maga le puede echar un hechizo de Imaginem". Si tú eres su maga, es decir, él es tu familiar o tú su maga, o algo así, serías tú la que le hiciera el hechizo. Yo no pienso acercarle una mano a ese animal, me gustan mis manos como están, gracias. Pensé que siendo de ese tamaño, lo usarías de montura y un simple hechizo le daría el aspecto de un corcel, por lo que podríais montar en él sin llamar la atención. Pero se ve que mis hipótesis estaban equivocadas, pido disculpas.

El final de la frase había sido considerablemente frío, de tono neutro y nada sentido, cosa bastante razonable dado los gritos que había proferido la mujer por un malentendido culpa de ella. Pero bueno, la vida era así, no todos podían tener la capacidad de comprensión de Excelsius...

Estoy de acuerdo con la idea del carro, pues yo tampoco sé montar.- dijo no muy orgulloso de ello, pero intentó que no se le notase en el tono de voz. Por una vez agradeció no ser el centro de atención, ya que se avergonzaba bastante de no estar por encima de sus compañeros en cuanto a esa clase de habilidades.

¿Para qué necesita un mago saber montar? Para algo tenemos los grogs, para que nos lleven en los carros, que son más cómodos que ir sentado encima de un animal como si tuviésemos algo metido por el culo. Estaba claro que intentaba convencerse a sí mismo, pero eso nadie lo sabía, y eso le producía mucho regocijo.

En ese momento el centro de atención estaba sobre la putilla y su lobo. En un principio él también pensó que llamaría mucho la atención, pero al pensarlo mejor llegó a la conclusión de que si ella no se sabría mantener en segundo plano, no habría sobrevivido tanto tiempo.

-Venga, venga. Dejad de discutir como críos, que tenemos que partir ya. - en sus labios estaba dibujada una sonrisa cínica aunque su tono era un tanto apaciguador. - Yo iré a mis habitaciones a por algunas cosas. Considero que para mejor organización deberíamos encontrarnos en la entrada principal dentro de media hora. Así le habrá dado tiempo a todo el mundo a recoger sus cosas y cerrar sus asuntos pendientes. No hay tiempo que perder.- dijo poniéndose en marcha.

FIN DE ESCENA

-Bueno, pues habrá que prepararse -dijo el Jerbiton antes de encontrarse en una zona visible a los mundanos, donde poder hacer magia sin necesidad de ocultarse. Pronto comenzó a invocar no uno, sino dos hechizos, ambos conocidos y a la vez personalizados, nunca mejor dicho. Eran un Baile de Máscaras, pero de duración Lunar y con alcance Personal, que le permitiría pasar por un masón cualquiera, pero no él mismo (siempre es mejor prevenir que curar), y Aural de Líder, que alteraría ligeramente su nuevo aspecto, dotándolo de una dignidad y belleza que les facilitaría las cosas allí dentro.

-Cuando queráis.