Una de los días del encierro, los paseos de Armand le llevaron a la habitación de Barry, llamando a la misma con los nudillos
- Sodal, soy Armand. ¿Os importa que pase?
En aquel momento, Barry estaba metido en sus pensamientos, realmente frustrado por no saber qué hacer y estando cada vez menos contento con mi rechazo mental a la que era mi rama más natural, más potente.
Entonces, unos toques en la puerta interrumpen (gracias a dios) mi línea de pensamientos y me enderezo y sereno un poco en apenas unos segundos antes de que Armand escuche, ahogados tras la madera, mis pasos en su dirección. Abro la puerta y le dedico una sonrisa algo desanimada. No había muchos motivos para mantener el ánimo alto aquí dentro, claro.
- Adelante, Sodal Armand. -le ofrezco, manteniendo la puerta abierta para que pase- Tomad asiento donde gustéis, si queréis. -le digo, sin preocuparme en disculpas por la escasez de mobiliario o similar.
A fin de cuentas, las habitaciones eran bastante parecidas entre sí.
- Sodal Barry- Armand entró en la habitación y se sentó cerca de su compañero- ¿Lo seguís llevando? - pregunta antes de pasar a cualesquiera otras cuestiones
Asiento levemente y saco el artilugio mágico apenas para que lo vea un instante y guardarlo de nuevo.
- Pero de nada sirve si alguien que pudo estar perfectamente presente en su entrega es quien nos ha encerrado. -comento con algo de tristeza- Por muy atrofiada que esté su magia, dudo que así su comprensión, y los... otros seres ya conocemos de sobra su capacidad. -digo en voz baja, algo desalentado.
- Cierto, Barry pero... ¿no es mejor tomar algo de agua en el desierto, aun cuando no quite la sed? Fueron nuestras órdenes. Si aun lo tenemos, debemos usarlo.- mira a su sodal con una sonrisa- Está siendo duro, ¿no te parece?
Escucho la palabras del Quasitor y una breve duda se refleja en mi rostro, tras lo que niego levemente.
- Si tienes una cantimplora llena en el desierto y sabes que sacándola en un momento dado puede que se rompa, ¿igualmente lo haces? -respondo- Nuestra necesidad no me parece tan extrema en este preciso instante. -replico, aunque ya no tengo claro de lo que es correcto y lo que no.
Suspiro y me paso las manos por el rostro, algo somnoliento. Dios, lo que daría por una gran jarra de vino que me mandara al país del sueño sin el brillo de las llamas como telón de fondo. Las últimas dos noches me había despertado en mitad de una pesadilla, con el brillo de las llamas como telón de fondo, y si bien estaba relativamente despejado el cansancio me pasaba factura. Ni siquiera tenía ganas de intentar llevarme a Papagena a la cama de nuevo, por el estado que teníamos ambos (y por haber visto su... delicada transformación en mitad del bosque).
Perdón si se me pasa esta escena en ocasiones, suelo ver la partida "Ars Magica" y decirme "ah, si posteé de los últimos", y eso sólo es aplicable a la escena principal xDDD
Así que quedas autorizado a pincharme por MP xDDDD