Partida Rol por web

Capitulo uno: un nuevo comienzo

Diez de la mañana, joder que calor hace! desde la ventana de vuestro bus podeis ver como el horizonte se contonea como una serpiente debido al calor.

Viajais en un bus repleto de presidiarios la mitad delantera esta llena por las mujeres ya que hay menos. Junto al conductor hay 3 guardias armados con escopetas Remington M870 con 20 cartuchos cada uno dispuestos a pegaros un tiro a la minima propuesta de parar el bus por que os estais meando. El lugar en el que estan los guardias y el conductor esta separado del resto del bus por un cristal, no es ningun cristal especial pero si lo rompeis ya sabeis lo que os toca. (El ultimo que lo hizo y fue por error lleva limpiando el water del alcaide de la carcel a la que os dirigis 2 meses y se comenta que es un hombre con el vientre sueltecillo...no se si me entendeis)

En la parte final del bus se situan los "caballeros" separados por el resto de reclusos por un cristal similar al anterior( creo que no hace falta que repita la historia de El Cacas ¿no? si, asin le llaman ahora)

Estais demasiado absortos en vuestros pensamientos sobre como sera vuestra vida en la nueva carcel y como os hareis un "sitio" alli como para prestar atención a los demas presos que viajan con vosotros.

De pronto aparece ante vosotros HellMouth una gran ciudad con muchas posibilidades; trabajo, hogar, amigos....pero no para vosotros os dirigis a la Nueva Penitenciaria HellMouth vuestro nuevo hogar.

O eso se suponia no sabeis muy bien como ocurre pero un coche se cruza en vuestro camino, el conductor hace la maniobra justa para no chocar contra el pero claro conduce un vehiculo grande...muy grande....demasiado grande, se le descontrola y finalmente se lleva por delante al utilitario que a provocado el descontrol el autobus vuelca violentamente y da un gran golpe contra el suelo, para vosotros todo ocurre a camara lenta y no podeis hacer nada hasta que finalmente pegais contra el suelo todos los cristales del autobus se rompen hay gente que sale despedida por las ventanas. Muchos mueren pero vosotros no.

Solo habeis sobrevivido unos poco de los 50 en total que viajabais a bordo.

Contemplais vuestros cuerpos y veis que no teneis heridas apenas, es mas rapidamente os levantais.

Parece que todos vuestros problemas a desaparecido, o eso parece, pero debeis apresuraros ya que no tardaran en darse cuenta en vuestra futura carcel de que le faltan 50 presos. Estais en mitad del desierto y muchas dudas en vuestra mente.

Debeis decir que hacer. La ciudad os parece a todos el mejor lugar. Grande y llena de gente (jajaja) no os encontrarian alli facilmente.

Conducis vuestros autilitario con tranquilidad apesar de que sois precedidos por un bus de la prision (conduce ) Veis una recta basten larga teneis buena visibilidad y teneis una hermosa linea discontinua con lo que os os disponeis a adelantar al bus.

Cuando estais cerca veis como un hombre se acerca por vuestra izquierda que parece poco menos que drogado se dirige hacia voosotros con las manos extendidas como intentandoos coger .

Vuestra cara muestras sintomas de haberse quemadoc ( o eso creeis) da un gran volantazo intentando esquibarlo pero no lo consigue, le dais de lleno. Al dar el volantazon no os dais cuenta pero le cortais el pas al bus el cual os esquiba de primeras pero os da un gran golpe que hace que os salgais de la carretera y bolqueis el coche.

Os dais cuenta de que estais en medio del desierto rodeados de presos. Y se os ocurre la gran idea de camuflaros entre ellos desnudando a algunos de los que an salidos despedidos por las ventanas del bus mientras lo haceis os dais cuenta de que tres de ellos siguen con vida pero insconcientes lo que hara que vuestra metira sea mas convincente.

Cuando los ocupantes del bus salgan y los demas recuperen la conciencia empezara vuestra gran actuación.

El puto Dante debía de estar partiéndose el culo de risa a mi costa. Un calor, infernal, una prision llamada Hellsmouth y la punta de esa cosa que se me clava todo el rato en las pelotas... Ey! como dice Dwayne Foster...no hay mal que por bien no venga...Me muevo un poco para rascarme la entrepierna con lo que llevo.

De repente, mi paquete, y yo detrás de él, estamos en el aire. Todo da vueltas y me siento como Scooby-Doo en la casa del terror. Toco suelo. Sonido de cristales, de fracturas y de gritos de mujer. Me incorporo. Estoy a unos doce metros del autobús, debo haber salido despedido por la ventanilla. Un puto accidente. No puedo creer la suerte que tengo. Un turismo parece un acordeon en medio de la calzada. Corro hacia el autobús. Quizá alguien más esté con vida.

"Pero qué cojones..."

Sacudiendo la cabeza, y golpeándose los oídos para intentar hacer desaparecer el pitido, John se levanta lentamente, y con cuidado, mirando a la parte delantera del autobús, como esperando un disparo de un guardia nervioso.

Comienza a avanzar lentamente, con el crujido de los cristales.

Al avistar un guardia tumbado boca abajo, le da la vuelta con cuidado.

"Está muerto" -la voz suena fría, sin ningún rastro de pena, y su esbozada sonrisa delata sus verdaderos sentimientos.

Mira hacia la luna delantera, o lo que antes era ese hatajo de cristales afilados que hacen parecer unas fauces.

"Que yo sepa, esto podría explotar en cualquier momento" -Lo dice más para sí mismo, y sale agachado, intentando sortear los afilados cristales.

Me despierto entre hierro retorcido y humo, con un sabor oxidado en la boca y todo el cuerpo magullado, salgo a arrastrones del coche, el cual está boca abajo, y intento levantarme tambaleandome.

Delante de mí reposa sobre su lado un enorme autobus, y cuerpos de gente vestida de presidiario minan las proximidades del vehiculo. Instintivamente me agacho para ver si mi hijo y Mark están biém, el primero meuve la cabeza lentamente y el segundo abre los ojos algo atontado... están vivos.

- Debemos camuflarnos, no podemos fiarnos de esta gente...- Le digo en voz baja, parece que me han oïdo.

Ninguno de los presos parece que esté aún consciente, al menos que yo vea, así que me acerco un poco a mirar, a los pocos pasos veo el cuerpo de una mujer delgada, más o menos de mi conplexión, con un trozo de metal atravesandole la tripa. Sin saber muy bien lo que hago la arrastro hasta el coche y empiezo a quitarle la ropa. Me quito la camisa y los pantalones y se los pongo más o menos como puedo, ahora no importa demasiado, dejo a la mujer en al lado del coche y me pongo el mono, servirá.

Mis acompañantes están ya fuera del coche, pero alguno de los presidiarios parecen comenzar a moverse. Antes de que nadie los vea salgo de detrás del coche para llamar la atención de los que se despiertan.

Mientras registra al guardia, coge subrepticiamente su pistola/revólver (no su escopeta), y se lo desliza dentro del mono de presidiario.

Gasto un bloque para ello.

*Y, bueno, si es posible, le cojo las llaves delas esposas*

Me despierto boca abajo en el suelo, no oigo demasiado y estoy manchada de sangre, un sabor metálico llena mi boca, escupo, es sangre... mal asunto. Cuando me levanto me doy cuenta de la situación, nos hemos estrellado, y parece que los guardias han tenido peor suerte que yo. Salí disparada por la ventanilla a bastante distancia, cosa que ayudó a que no me matara golpeando mi cabeza contra cualquier parte del autobús,y aunque si que estoy bastante magullada, por lo menos estoy viva. Me acerco al vehículo y veo que otro hombre está poniendose en pie (Foster).

- ¡Eh! ¡Eh! ¿Estás bien? ¿Que diablos ha pasado?-

Me cojo la cabeza con una mano, aún me duele, pero al gritar casi me estalla.

Oh no! Vamos a morir!!! - Gritaba mientras volcaba el autobús -

Tras el terrible accidente estoy algo conmocionado, pero enseguida se me pasa, compruebo con un vistazo que todo está en su sitio y que me puedo mover.

Estoy bien - Suspiro aliviado -

Ahora, más preocupado por mi situación actual, busco a mi alrededor la prueba de si soy libre de momento o no, es entonces cuando veo a "compañeros" en el suelo agonizantes o peor aún, sin habla, entonces observo como más de un preso urga entre los guardias.

Yo prefiero salir de ahí, me alejo hasta salir de la calzada, observo como ha quedado todo y pienso la suerte que he tenido. Me saco un cigarrillo del paquete que llevaba en el bolsillo, lo enciendo y doy una gran bocanada de aire negro.

¿Y ahora qué? - pienso en mi interior -

Estaba sudando hasta por los huevos. Hacía un calor digno del puto infierno. Pero estaba tranquilo, no era cuestión de perder los cabales. Aunque si me provocaba atravesar el vidrio, y arrancarle los malditos ojos a esos polis. No importaba ya, a lo sumo me podríann retener dos meses ahí adentro.

¿Qué es eso? ¡Un auto!

Al instante, me agaché en el asiento para evitar heridas mayores. Sentí como el bus golpeaba el vehículo y a la vez quedaba suspendido en el aire por segundos que parecieron horas. Abrí los ojos y veía el cielo por una de las ventanas. Yo estaba en el suelo, arriba de un cadáver. Al instante, me dirigí hacia adelante. Los cristales estaban rotos. Me eché sobre un poli y le quité su escopeta junto a las municiones. A continuación, salí por una de las ventanas y me encontraba en el medio del desierto, si bien a los lejos divisaba la ciudad. En la carretera también había cuerpos, y el auto estaba hecho mierda. Ví que uno de los reclusos se levantaba del suelo, en el camino, y caminaba hacia el autobus.

¿Por qué vuelve? Ah, tal vez alguien más esté vivo. No es mi problema, no se puede confiar en esta gente.

Me acosté a descansar del golpe sobre el techo del bus, sin soltar el arma.

No sé si aún estoy conmocionado o si es una alucinación pero una rubia grita hacia mí. Acudo al rescate. Tiene aspecto de ser una de las tias que viajaban en la parte delantera.

-¡Hola!¿Estás bien? ¿Tienes algo roto?

Al hablar me doy cuenta de que casi no me escucho. En mi cabeza suena un zumbido que apaga el resto de sonidos. A través de las ondas que el calor desprende del asfalto veo algo más de movimiento en el interior del bus. Parece que no somos los únicos supervivientes.

-¡Hay gente ahí dentro! Tenemos que ayudarlos.

Cuando el hombre contesta asiento decidida y le sigo hacia el interior para ayudarlo a socorrer a la gente.

Mientras estaba fumandome el cigarrillo veo a varios presos que están prestando ayuda a los que siguen en el interior. Mi cuerpo se encontraba paralizado, quería ayudar, pero... pero mis piernas no respondían, no se trataba de algo físico, creo que tengo miedo, el autobús podría explotar, o quizás alguno de esos locos dispare una de las escopetas, ¿qué debo hacer? ... ... ...

Tras unos diez segundos decido tirar lo que me quedaba del pitillo y salir corriendo al interior del autobús ofreciendo mi ayuda, tanto que no me doy cuenta de lo nervioso y llamativo que estaba siendo...

¡¡¿Alguien necesita ayuda?!! - Gritaba a pleno pulmón - Lo repetía una y otra vez hasta llegar al interior y sacar al primero que viera herido.

Por la parte delantera del autobús surge John, un tipo de edad algo avanzada, renqueando. Se aleja a una distancia prudencial, sin mirar hacia atrás, hacia la pareja al lado del autobús, y hacia todo aquel que se lanza a ayudar.

Mira con desaprobación, se yergue:

-Yo que vosotros no lo haría. Podría explotar en cualquier momento a no ser que queráis morir achicharrados, o que tengan que despegar vuestros restos de los alrededores con una espátula.

¡Mierda! El viejo tiene razón

Me levanté rápidamente, y me alejé del bus. Que idiota, descansando al lado de una bomba de tiempo. Me quedé a una distancia prudente, viendo como algunos se arrastraban fuera del vehículo, y otros ayudaban a los sobrevivientes.

Volviéndose a alejar, el viejo de barba y pelo blancos se acerca a Miller.

Escrutando el horizonte, donde se dibujan las siluetas de la ciudad, vuelve sus fríos ojos azules hacia el joven.

- Veo que aquí hay al menos alguien que usa la cabeza. Pareces más listo que los que hay por aquí -haciendo un gesto despectivo de cabeza y chasqueando la lengua hacia el autobús volcado- John Trent.

Y ofrece la mano a Miller.

Cuando entro en el autobús paso al lado de un viejuno que me grita algo. No le escucho bien con el zumbido en mi cabeza. cuando acabo de subir las escaleras, se me cruza un tipo alto y delgado, armado con una de las escopetas de los guardias.

-Eh! Tranquilo, amigo! sólo quiero ayudar! ...levanto las manos. Mientras busco supervivientes, procuro localizar algun objeto que me sirva como objeto contundente, por si lo necesito. Alguna peña de las cárcel ya me ha demostrado que es mejor tener algo con lo que defenderte. De vez en cuando me giro para comprobar que la rubia está bien.

-Si no encontramos a nadie vamos a tener que salir de aquí pitando. Esto puede explotar en cualquier momento... Echa tú un ojo en el lado de las mujeres.

-David Miller - respondí estrechando su mano - No se puede confiar en nadie aquí, ¿sabes? Ni siquiera en tí. Nada personal...- Me entretuve hablando con el hombre, mientras aparecía más y más sobrevivientes.-¿Y tu que hiciste para acabar en Hellmouth?-

No daba crédito a nada de lo que acababa de pasar: una vez alcanzada una edad y acostumbrado a la relativa calma de una vida en prisión, el hecho de salir propulsado por una ventana del autobús en el que iba a ser trasladado no cabía en mis esquemas. Sin embargo, recordé aquellos gloriosos días en la Compañía Fox, durante la Segunda Guerra Mundial, e instintivamente adopté una posición fetal, evitando daños mayores que unas raspaduras en rodillas y brazos.

Por primera vez en mucho tiempo, Albert "Brooks" era libre.

Sin embargo, no era momento de celebraciones. Su mente procesó rápidamente la situación: podía haber heridos a los que atender y por Dios que había tenido bastantes muchachos muertos entre sus brazos durante la Guerra como para no intentar ayudar ahora. De este modo, Brooks se acercó a uno de los pocos presidiarios que parecía haberse hecho dueño de la situación tratando de ayudar a los heridos (Foster) y le tocó levemente el hombro por detrás: el muchacho le sacaba unas cuantas cabezas.

- Hijo, ¿ves algún herido? será mejor que ayudemos a quienes podamos antes de que esto estalle. Por cierto, me llamo Albert, pero todo el mundo me llama Brooks - añadió el viejo tendiéndole la mano y con una sonrisa afable.

-Dwayne Foster, abuelo. Déjeme comprobar que no quede nadie una última vez y luego sacamos nuestros culos de aquí. Mejor que retroceda hasta donde están aquellos dos de allá. Esto es peligroso.

Poco a poco el zumbido había ido desapareciendo y cada vez pensaba con más claridad. Estaba llegando a la conclusion de que el movimiento que vi antes debió ser causado por el tio de la escopeta. Me fijo en cómo se aleja el tal Brooks. ¿Qué habría hecho para estar en la cárcel a su edad? Debía tener por lo menos seiscientos años.