Partida Rol por web

Esos monstruos están por todas... por todas partes... Pensaba que no sobreviviría...

Se cae de culo en el suelo, aparentemente muy cansado tras un excesivo esfuerzo físico.

Me... me llamo Miguel... Y espero que este sitio sea seguro porque cada vez hay mas de esos monstruos allá afuera.

El mexicano levanta la mirada de su machete para ver quien irrumpe en la sala, gira el mango para que no el arma, sino el filo apunte hacia el recién llegado y mira las pintas que lleva.

Ve a Miguel entrar en el centro comercial e impulsivamente aparta a Victoria detras suyo y coge cualquier cosa que le sirve como arma por si acaso alguien le sigue, cuando ve que nadie le sigue, se fija en el a ver si tiene una herida o algo que le delate como un infectado mientras pregunta. -Quien coño eres?

Miguel retrocede unos pasos ante la actitud del mexicano.

Tranquilo, amigo, vengo en son de paz.

Parece que una de las chicas que se encuentran en el centro comercial, tampoco le recibe con los brazos abiertos.

Tan solo soy un simple superviviente, cansado y asustado, como vosotros...

Estas herido o algo? Dice sin soltar el palo de golf(por ejemplo), y poniéndose entre Victoria y Miguel

No, no estoy herido - contestó algo molesto por aquel recibimiento, aunque la desconfianza es algo habitual en estos tiempos que corren.

A simple vista ninguno podéis ver señas de que esté mordido, herido o similares. Parece bastante entero, al menos físicamente.

-Buenas Miguel. Me llamo Victoria. No me acerco a él, tiene las ropas manchadasde sangrey posiblemente no huela demasiado bien. Vigilante. ¿Podríamos coger alguna cosilla de las tiendas? Podríamos hacer pagarets

- Uuuuuuuy, demasiada gente por aquí veo yo. - Dijo Steel, el recién llegado por las puertas del centro comercial. - Las calles están infectadas de podridos y creo que nos pueden oler a lo lejos. Entre más calor humano y gente junta, más posibilidades de que se fijen en nosotros. -

Patrick sonrió a los presentes.

- Por cierto, me llamo Steel. Aunque esto será un hola y adios, por que yo aquí no me quedo. En cuanto consiga un coche que funcione, me piro de este sitio a la de ya. -

Dejó su macuto en el suelo y lo abrió, sacando varios paquetes de galletitas saladas de su interior, y unas oreo bañadas en chocolate.

- Supongo que tendréis hambre, tengo estas galletas que conseguí en una gasolinera por aquí cerca. Tomad, a mi no me gustan. Las dulces para la niña, claro está. -

Y tras decir eso y entregar las galletitas, Patrick cogió su macuto y se acercó a una pared, en donde se sentó y se encendió un cigarrillo.

- Ya os lo digo, amigos, los podridos son chungos, chungos. No debéis quedaros en el mismo sitio mucho tiempo. -

Frank al escuchar ruidos y ver alguna sombra se sentía inquieto e informaba a sus compañeros para estar preparados contra los zombies o lo que hubiera vivo dentro del centro comercial. Cuando dejo una niña una nota me tranquilice de que fuera humano y vivo lo que se movía en los pasillos. Al ver que todos se presentaban a la niña Frank participo diciendo "Hola Victoria, me llamo Frank y si vienes con nosotros te ayudaremos a encontrar a tus padres y te protegeremos de los zombies". Victoria decidió confiar en Alícia y por eso se fue con ella. Cada superviviente tenía sus malas experiencias por esta reciente catástrofe y portaba diferentes objetos que mantenían consigo mismo por su propia seguridad.

De repente nos interrumpió un hombre vestido de médico: inquieto, manchado de sangre y apabullado de las frases de desconfianza y del interrogatorio. Cada vez que entraba alguien en el centro comercial reaccionábamos todos así por miedo a infectarnos o no tomar las precauciones para mantener la seguridad. Frank se pregunto (¿cómo ha podido entrar este hombre en el centro comercial con las puertas cerradas, la verja echada, con los accesos más visibles bloqueados con tablas de madera, objetos y mobiliario den centro comercial). Frank le pregunto con un temblor “¿cóóóóó mo has entrado aquí si esta todo cerrado? ¿dinos lo, rápido tenemos que bloquear esa entrada antes de que pasen los zombies?”.

El mexicano se levanto para acercarse al hombre de la bata azul y le miro las manos.

-¿Eres medico? Nos vendría bien un medico.

La intrusión de ese nuevo ya sumaban 10 bocas a alimentar, y lo peor de todo es que habia entrado conrriendo, de seguro que había roto la seguridad que tanto le costo preparar.
-¿COMO? Dime ahora mismo por donde has entrado y que has dejado abierto, porque como entren por tu culpa te juro que soy yo y no un zombie lo que te mate. Dinos ahora como has entrado y que camino has seguido y vas a ir delante a ayudarnos a cerrar los problemas que has abierto.-De la serenidad paso a la rabia en solo un instante, no respondió siguiera a lo que pregunto la niña.

- ¿Me hablas a mí, chaval? - Dijo Steel con una sonrisa, desde dónde estaba sentado. - Es decir, ¿estás usando ese tono para hablar conmigo, tio? He servido en la Segunda de Follardo durante varios meses, por no hablar del tiempo que estuve entre los Rangers del Ejército. ¿De qué seguridad me hablas? ¿Has puesto candados a las tomas de aire acondicionado? Vamos, hombre, si cualquiera, hombre o podrido, puede reptar por ellas. Veréis, la entrada es muy sencilla, escalas una pared, llegas al tejado y entras por los conductos de ventilación. -

Steel sonrió.

- Que por cierto, ya están cerrados a cal y canto. - Afirmó para después continuar. - Así que, si queréis sobrevivir, mejor que me hagáis caso y salgáis de aquí en cuanto podáis. Yo, como ya os he dicho, voy a salir de aquí en cuanto pueda descansar unas horitas. -

-¿Quien coño es este imbecil?-Se pregunto Phill.-Otro payaso que piensa que es el ombligo del mundo.

-No chaval, Estoy hablando con el que tiene pinta de doctor, ¿Acaso tu has aparecido derrepente abriendo las puertas?-El le preguntaba a Miguel Miranda, el recién llegado, no a un nini.

- Ah, perdona tío, pensé que me hablabas a mí, como acabo de entrar también. - Dijo Steel. - Pero bueno, no pasa nada. Sigo a lo mío que ya me voy. -

eeh tu espera, donde esta esa gasolinera de la que hablas?

Los mayores estaban discutiendo. Se gritaban unos a otros. Me aparto poco a poco, con cuidado, para que nadie se de cuenta de lo asustada que estoy. Y me cobijo en algún rincón. Esperando que pase la tempestad. Más tarde, cuando los mayores dejasen de gritarse se abrazarían y se irían a dormir juntos.

Victoria... calladita y no te metas en lios

Si, soy médico - le dijo a Machete, con timidez. Al principio el mexicano se había mostrado hostil con el pero ahora parecía que intentaba ser amable. Sin embargo, el resto seguían sin parecer alegres con su entrada - La... la puerta sur del centro comercial... Estaba entreabierta, pero me costó mucho entrar, no creo que un zombie pudiera... - y sus palabras se ahogaron en su garganta. Realmente no tenía muy claro de que podían o no ser capaces esos monstruos...

   Cuando Saúl se giro, Laura se quedo un poco perpleja, el abuelo no le había contestado ni el tipo de arma que llevaba en la funda, ni como había conseguido sobrevivir,  y estuvo apunto de insistirle, acribillarlo a preguntas, pero no valía la pena. Esta gente, no eran sus amigos, no los conocía de nada y había alguno que era mas peligroso para el grupo que para los caminantes. Así que opto por seguir observando a sus compañeros de aventura, esperando conocer mejor quienes eran la mejor opción para sobrevivir como un grupo unido.

   De repente, entro un desconocido, Laura estaba, como el resto de los supervivientes, preocupada por esta nueva incursión. No sabia por donde había entrado el medico que se hacia llamar Miguel pero si el había entrado, los caminantes también podrían hacerlo en breve, y estaba de acuerdo con lo que había dicho Steel, cuanta mas gente en el mismo lugar mas posibilidades de que los muertos nos localizaran.

Esperó a oír las aclaraciones del intruso, pero machete lo había dicho claramente, necesitábamos un medico para tener mas posibilidades de sobrevivir. Y dijo:

- ¡Tenemos que ir a comprobar esa puerta! ¿Alguien me acompaña?