Partida Rol por web

Cuando se acerca hacia Carlos, Elena vé como viene Claire hacia ella-Yo no te engañé, fuiste tu solita nena

Nos replegamos hacia los camiones mientras los soldados nos proporcionan fuego de cobertura disparando a los zombies, pero no consiguen parar a todos, aún nos atacan aquellos que conocimos unos días antes.

Con mas suerte que otra cosa consigo esquivar el ataque del zombie que me da vía libre para alcanzar el camión, giro mi cabeza para ver donde se encuentran Serpiente y Carlos, ambos tienen a dos zombis que los atacan. No dudo de las habilidades de Serpiente pero el pequeño me preocupa muchísimo más y desde la posición en la que me encuentro, solo puedo esperar mientras levanto la pistola intentando encontrar una buena posición de tiro apretando los dientes frustrado.
 

- ¡¡AAAAH!!

Me giro para correr, dejando incluso caer la pistola al suelo, pero me tropiezo con mis propios pies y caigo al suelo. Me tapo la cabeza con las manos y cierro los ojos, apretando los dientes y esperando para morir.

Mi cuerpo seguia siendo mas lento que en vida pero estava confiada fe poder con Kimball y una vez mas me avalance contra el. La lucha fue mas rapida de lo esperado, despues de haberme esquivado en mi primer intento y matar a Machete, le hice un amago de agarre alto y al intentar esquivarme cayo en la trampa, el policia levanto el escudo mas de lo necesario y desprotegiendo sus piernas consegui darle una patada en el tobillo con su correspondiente arrastrepara hacerle caer al suelo. Una vez caido, todo estaba ya hecho y antes de morderle el cuello le dije:

-Por trecera vez puedo contigo ¿Ahora tambien vas a fingir que te estas dejando llevar?- y con una sonrisa de orgullo le arranco parte de carne deese cuello negro como el carbon. Y Una vez acabo con su vida, añado:

-Pues no estas tan bueno...

Lanzo una plegaria a la nada pues no creo en ningún dios y menos con lo acontecido en los últimos días. Se que voy a morir, lo siento en cada poro de mi cuerpo, en cada bocanada de aire, en cada palpitar de mi corazón. No es como la vez anterior, cuando me dispararon por la espalda sin esperármelo para nada. Ahora se que voy a morir, pero al menos puedo mirar a la muerte a la cara y escupirse con desprecio.

Asiento con la cabeza a las palabras de Elena pero no puedo volarle la cabeza como se merece pues Patrick se acerca a mi, de nuevo. Me percato de como Laura muerde al aguerrido Kimball, de como Carlos cae mientras trata de huir y los zombis se abalanzan contra su pequeño y frágil cuerpo. No puedo mirar, tendría que ayudarle, debo hacerlo.

Trato de correr hacia Carlos pero mi némesis me corta el paso. Patrick, hijo de puta, me vengaré de ti de una forma u otra, tarde o temprano. No podrás librarte de mi de ningún modo cabrón, cuando reviva iré a por ti, si me matas, volveré otra vez. Eres un necio si crees que no podré contra ti, si crees que tu mejor opción será matarme. No tienes ni idea de lo que han hecho conmigo en ese laboratorio. Acabar con mi vida actual será tu sentencia de muerte -confieso mirándolo con una extraña tranquilidad, sonriendo de forma picarona. Mi muerte sólo será el principio de mi venganza, aunque nunca aceptaré el hecho de volverme un ser horrible, como tu antes de morir. Por cierto, ¿no te falta nada allí abajo no? Me da la impresión de que siempre has sido un picha corta y por eso tienes tangas ganas de matar a una preciosidad como yo -añado tratando de distraerlo para volver a salir corriendo en dirección al lugar en el que ha caído mi pequeño.

Sin embargo nuevamente Patrick se mueve con una rapidez inesperada y me corta el paso -Cabrón -le digo escupiéndole a la cara. Ya no sonrío, se que no puedo escapar de él, que sólo está jugando conmigo. Me preparo para el golpe mortal y, cuando lo lanza, veo una forma de esquivarlo. Me tiro dando una voltereta y preparo la escopeta para volarle la cabeza desde detrás. Sin embargo mi archienemigo ya no está en la misma posición en la que se encontraba hace medio segundo.
Noto un olor fétido detrás de mi nuca, la respiración infectada de un zombi, de Patrick...

Los zombies que han quedado en pie corren tras nosotros mientras huimos hacia el camión que nos sacará de este pueblo infernal. La cosa no pinta del todo bien, parece que esta vez los zombies se han organizado y ninguno nos libramos de al menos un ataque. Con alegría veo cómo Saúl se libra de su atacante, aunque Kimball y Claire no corren la misma suerte, veo como ambos caen en manos de sus perseguidores y son mordidos con ansiedad, ya no se puede hacer nada por ellos.

Mientras se avalanzan sobre mí dos de esos podridos, veo como Carlos también es atacado por otros dos de esos seres hambrientos y deseosos de nuestra carne. Consigo librarme de mis dos atacantes con suma facilidad y corro hacia donde está Carlos, gritando -¡Caaaarlos, noooooooooooo!!! -Empujo a Carlos para evitar que el zombie que está a punto de morderle lo haga y le pego un puñetazo lleno de ira al maldito podrido, sin embargo de la que Carlos cae, veo como otro de esos putrefactos seres está a punto de caérsele encima sin tener opción de ayudarle. -¡Noooooooooooooooooooo!

Uno a uno, todos iban cayendo...

Kimball...

Claire...

Los zombies eran cada vez mas rápidos, cada vez mas fuertes... El camión de los militares estaba tan cerca y a la vez tan lejos...

Miriam y Esteban no pudieron hacer nada contra ellos y también fueron presa de los muertos vivientes.

Saúl y Serpiente, con la habilidad que les caracterizaba, consiguieron eludir a sus atacantes. Estaban salvados pero, entonces ambos contemplaron como dos de esos zombies estaban a punto de acabar con el indefenso Carlos...

Lanzo el escudo de policía al suelo. Se que ya no me va a hacer falta, veo a Serpiente esquivando zombies intentando quitar a los que atacan a Carlos, pero no puede con todos. Cierro los ojos durante unos pocos segundos.

Mis manos tiemblan, tan cerca y a la vez tan lejos, se que el camión esta a mi espalda, salir con vida de este infierno tal como lo hice de Vietnam, creí morir miles de veces pero volví de allí por ella. Si me giro para subir en ese camión y lo dejo a manos de esos zombies nunca podría volver a mirarme al espejo. Tuve miedo y no protegí a esa pequeña, no volverá a pasar de nuevo.

Comienzo a andar al principio lentamente, dos pasos. Has tenido una buena vida, Saúl. Recuerda, eliges tu forma de vivir y cuando y como mueres. No hay mejor muerte que hacerlo por la gente que te importa. La muerte no es el final del camino – murmuro lanzándome hasta el lugar donde se encuentran Carlos y Serpiente.

Mis ojos se cruzan con Serpiente para sonreírle guiñándole un ojo, es el único al que he llamado amigo en esta ciudad. Aquel que se arriesgo a llevarme mordido hasta el hospital para intentar que curasen la infección zombie que recorría mi cuerpo. Se que cuidara del pequeño y que con él tendrá opciones de tener una vida plena. Hubiese estado bien tomar unas buenas cervezas en un porche disfrutando de la tranquilidad que nos merecíamos, pero tal vez eso ocurra en otra vida…

- ¡Voy contigo, Rose! – grito a unos pocos pasos del pequeño Carlos. Los zombies se giran pero no lo suficientemente rápidos como para evitar que les golpee de lleno tal y como aprendí cuando practicaba fútbol americano en el instituto.

- ¡Carlos, corre con Serpiente al camión! – es lo ultimo que puedo gritar mientras caigo con los zombies al suelo. Los tengo encima y a mí alrededor, noto su hediondo aliento en mi rostro, sus garras en mi cuerpo. Agarro con firmeza la empuñadura del arma y comienzo a abrir fuego contra ellos.

- No hagas que desfallezca, no ahora que están cerca de escapar. Un ultimo esfuerzo, viejo – Me incorporo a duras penas del suelo, dolorido, cansado casi sin resuello. Alzo por última vez mi pistola, y giro mi cabeza para ver como Serpiente y Carlos se dirigen hacia el camión con rapidez, con lágrimas en mis ojos pero con una sonrisa sincera en el rostro.

- ¡Venid con papa! – exclamo abriendo fuego cuando los zombies se acercan hasta donde me encuentro.

En un acto increíble de heroísmo, Saúl se sacrifica por salvar al pequeño Carlos, por darle la oportunidad de vivir, huyendo junto con Serpiente y convirtiéndose en los dos únicos supervivientes mientras los zombies los contemplan huir, impotentes...

Y esta es la historia de como el virus Z se extendió con rapidez por Umbria City, de aquellos que cayeron, de aquellos que intentaron hacer de este un lugar mejor, de traiciones y engaños, de amistades y amores inesperados. Esta es la historia de la supervivencia.

Y la historia de Serpiente y Carlos no ha hecho mas que comenzar...

Y en ese mismo instante, veo como Saúl se lanza contra el zombie que está punto de atacar a Carlos, pero no es lo suficientemente rápido y todos los demás se lanzan con gran exhalación contra él. El pobre Saúl poco puede hacer ya, ha dado su vida por salvar al pequeño Carlos como todo un héroe, como ha demostrado cada uno de estos ocho infernales días, en los que sabía que pasase lo que pasase iba a proteger a Carlos de cualquier peligro, igual o incluso mejor que yo. Hubiese dado cualquier cosa por poder salir con vida de Umbría city con ellos dos, los dos se lo merecían, han luchado duro estos días por llegar hasta aquí, y me han demostrado que son unos verdaderos supervivientes.

Recojo con rapidez a Carlos del suelo y le ayudo a incorporarse mientras le digo -¡Corre, corre al camión! ¡Hazlo con todas tus fuerzas! ¡Un último esfuerzo y saldremos de aquí con vida, como te prometí! -Carlos echa a correr y va a lograr alcanzar el camión. Me siento más tranquilo para poder acabar con lo que tengo que hacer. No puedo dejar allí a ese gran hombre mientras es devorado por esos seres, así que eludiendo el peligro comienzo a golpear lleno de ira a todos esos malditos seres que intentan devorar a mi amigo. Él se merece algo mejor que morir aquí de esta forma, al menos se merece un entierro como Dios manda. Recojo del suelo su cuerpo ya desprovisto de vida y lo cargo en mis hombros, mientras corro todo lo que puedo, como alma que lleva el diablo hacia el camión. Consigo llegar hasta él y con ayuda de los militares entramos. 

Me siento dentro y cojo aire mientras sostengo a Saúl en mi brazos. Le miro y cierro su párpados mientras una única lágrmia recorre mi mejilla hasta él -Adiós mi buen amigo, ha sido todo un placer conocerte. Espero que ahora estés en un lugar mejor, acompañado de tu querida Rose.

¡Mami! ¡Mami!

Noto el horroroso olor de los zombis que están a punto de matarme comiéndome vivo, seguro que el dolor es mucho mayor que aquella vez que me operaron de apendicitis de urgencia y ODIO el dolor.

Mami, mami, mami. ¡Tengo miedo!

Oigo la voz de Saúl, pero no entiendo muy bien lo que dice, ya que todo es ruidos de golpes y gimoteos, ¡¡Y TENGO MUCHO MIEDO!! Ni siquiera me atrevo a levantar la cabeza de debajo la protección de mis brazos, hasta que unas manos me levantan. Chillo. Chillo mucho. Hasta que oigo la voz de Serpiente ordenándome que corra. Y yo, que soy un niño muy obediente, no dudo en correr alejándome de los zombis tan rápido como mis cortas piernas me lo permiten.

Asustado, veo las caras de unos militares que bajan del camión para ayudarme a subir en él. Temblando, espero a que Serpiente y Saúl lleguen también. Y llegan, un poco después que yo, pero...

Cojo la mano -aún caliente- de Saúl y le miro mientras me caen las lágrimas, entendiendo perfectamente que ha dado su vida por la mía. Sorbo los mocos con ruido y cuando los militares embolsan el cuerpo sin vida de Saúl, corro a abrazar a Serpiente y llenarle la camisa de lágrimas y mocos mientras pienso en Saúl, Claire, la abuelita, Laguna, Leo e incluso Esteban. Todos muertos...

Un buen rato después, aún gimoteando por la muerte de Saúl, miro detrás del parche de Serpiente. Uh, qué asco. Y me entra la curiosidad por saber qué se siente metiendo un dedo en la cuenca del ojo vacío. Pero otro día... ahora mis párpados pesan mucho y me recuesto contra él para dormir.