Partida Rol por web

- Tenía que decirlo, Serpiente. No voy a poner en peligro a un compañero de armas. Semper Fidelis - respondo guardando la pistola en su funda - Cierto, fue mucho peor. La herida me duele pero puedo andar, aunque correr sera complicado aunque antes tampoco es que fuese muy rápido a decir verdad - digo con una leve sonrisa en la cara. Recordar, novatos. Los marines nunca nos rendimos.

- Tal vez las medicinas de la farmacia pueden calmarme un poco el dolor - continuo y busco entre mis pertenencias las pastillas para el dolor que encontramos, mientras Serpiente comienza con el torniquete - Gracias por todo, amigo mio - murmuro apoyando mi mano en su hombro.

De pronto, una fuerte explosión, procedente del exterior, retumba en todo el lugar, haciendo que os tambaleéis y alguna que otra parte del mobiliario se desplome contra el suelo.

La ciudad parecía una zona de guerra. Masacres, explosiones, muertes violentas, asesinos. Todo lo que Leo había visto en películas y videojuegos estaba ahora sucediendo realmente. La fuerte explosión sacudió el edificio. Haciendo parecer a los  supervivientes a unos pequeños botes en medio de una revoltosa marejada - "Ojalá no haya sido el hospital" - Allí estaría Claire. Seguiría aún con la esperanza viva de encontrar a su padre. Observa la herida de Saúl - "Tiene muy mala pinta" - Se acerca a la ventana y se dispone a ver la situación - "Parece que la explosión desorientó a esos zombies. El camino parece estar bastante despejado" - dice Leo, ante la decisión de Serpiente de dirigirse al hospital - "Esa herida se ve bastante mal. Será mejor que nos demos prisa, antes de que la infección siga avanzando"    

Después de haber esquivado al zombi que me atacaba, me escondo debajo de un pupitre y cubro mi cabeza con las manos, sin siquiera pasarse por mi cabeza la posibilidad de que no estoy en el escondite ideal. Sólo después de dejar de oír golpes, mordiscos y gemidos me asomo poco a poco, con el corazón en la boca.

Lo primero que veo es el cadáver del papá de Claire, mordido de arriba abajo. Trago saliva, sin apartar los ojos de él, imaginando lo que ha tenido que sufrir...

- ¿Saúl? -Pregunto, casi con miedo. Me acerco a él y a Serpiente, viendo la pierna del primero. Alzo los ojos y le miro, sin saber qué decir.

Al escucharse la explosión y retumbar todo, grito y tropiezo cayéndome al suelo. Tengo miedo de levantarme, por lo que sigo tirado esperando a ver la reacción de los demás.