Partida Rol por web

Una persona llega al taller...

Mientras me empiezan a pesar los ojos, y ya estaba a punto de dormirme, de repente el ruido de unos pasos que no se arrastran ni se lanzan de cabeza corriendo a por mi consiguen sacarme de mi estupor. Preparada para cualquier cosa, me quedo expectante hasta que el nuevo invitado al taller aparece en mi campo de visión y en ese momento me aclaro la voz y le apunto con mi escopeta, mientras mantengo a Laguna sentado a mi lado, por si hace falta actuar.

-¿Quién va, muchacho?

¡Eh, eh, eh! - exclama asustado y poniendo las manos en alto - Vaya con la vieja. Es usted de armas tomar ¿eh?

Por favor, baje eso. Soy alérgico a las balas ¿Sabe? Jeje

No voy a hacerle daño. Me llamo John Simons ¿Usted?

Uy, que perro mas mono - finaliza mirando a Laguna pero sin moverse ni bajar los brazos.

Suspiro aliviada, bajando el arma hasta una posición en que quede claro que no tengo intención alguna en abrir fuego.

-Adelante, adelante, siéntate y descansa, muchacho. Soy la señora Tempel, y este perro tan mono -digo acariciándole la cabeza al susodicho- se llama Laguna. Y disculpa mis maneras, pero hace un rato un puñado de fiambres se ha colado en el edificio y temía que hubiese alguno más suelto. -Hago una pausa, reorganizando mis pensamientos y dejándole tiempo para que se posicione de una manera más cómoda que temiendo un disparo. -Cuéntame algo si no te importa, llevo todo el día sola y sin hablar. ¿Te importaría darle un poco de conversación a una señora mayor?

¡Hola, Laguna! - dijo saludando al can con alegría, mientras lo acariciaba - Claro que no, señora Tempel, no me vendrá mal un poco de conversación. Vengo del bar y el ambiente andaba un poco tenso. Un tipo disparó a otro... Claro que parece ser que el otro era un asesino o al menos eso decía el que disparó... Ay... ¿Acaso somos los humanos peores que los zombies?

En fin, hablemos de cosas mas agradables. ¿A que se dedicaba antes de que todo esto comenzase, señora Tempel? Yo era detective privado.

-El bar, ¿eh? Yo me he pasado casi todo el tiempo aquí, y cuando intenté salir un loco casi me dispara. Por desgracia, el pobre debe de estar muerto para estos momentos, aunque no sé qué pudo ser el causante. No era un mal tipo, solo le tenía mucho miedo a muchas cosas. Muchacho, he visto a muchos humanos hacer muchas cosas horribles, pero ninguno te mataba, comía y hacía uno de ellos para seguir con el ciclo... por suerte.

Hago una pausa, para sonreirle tratando de quitarle hierro al asunto. Sí, la gente es capaz de hacer muchas tonterías, y no me sorprendería descubrir que el que hizo todo esto era un humano más, pero al menos se podía controlar a los individuos peligrosos haciendo uso de las leyes, no como a estos zombis que solo responden a las armas.

-Antes de todo esto yo era una jubilada. Sé que no te has dado cuenta porque lo disimulo muy bien, pero soy un poco más mayorcita que tú. Pero antes de todo eso era abogada, hace ya unos cuantos años o más. Pero hace mucho que no ejerzo... estoy un poco oxidada. ¿Y qué, algún caso interesante antes de que todo esto ocurriese? Porque ahora cada cual está enfrascado en lo que parece una misión personal, y los peores de todos son la gente empeñada en acabar con los demás por una razón u otra... una chica aquí mismo trató de matarnos a unos cuantos. Ahora es un fiambre más, encerrada en uno de esos coches y sin vida que la mueva.

Día 4 - Turno de día

Comenzáis un nuevo día con un sonido extraño que poco a poco vais identificando: un helicóptero. ¡Y suena cerca de aquí!

Pero aún faltan varios días para que vengan los militares ¿De donde sale? ¿Cuales son sus intenciones?

Al menos los zombies parecen mas tranquilos... de momento...

Después de un poco más de charla, juraría que me he acabado durmiendo -y muy agusto- entre la calidez de Laguna y de un saco que me encontré por ahí en otro vistazo rápido. Sin embargo, no tardo mucho en despejarme cuando un sonido fuerte, aparentemente desconocido pero que luego sí resulta conocido nos sobrepasa con sus aspas en movimiento. Un helicóptero. Mucho más pronto de lo esperado, y sin la apariencia de pertenecer al ejército, pero desde luego un helicóptero. Me aseguro de tener mis armas a mano, y luego busco al muchacho para que se despierte también y venga a ver.

-¿Tú qué opinas? El helicóptero podría tener muchas cosas, una avanzadilla militar, armas, comida... pero también podría ser una manera de atraer supervivientes y atacarlos, como el hombre del bar que dijiste anoche, pero con peores intenciones. O estar buscando a alguien en especial, y no querer a nadie de los que fuesen si no es esa persona... no sé, no sé. Me sorprendería que recibiesen bien a una pobre anciana como yo. -Le preguntaría a Laguna también, pero me sorprendería que me respondiese con más de un par de ladridos.

Yo no me acercaría mucho, señora Tempel. Suena demasiado para ser cierto, aunque en cierta medida me pica la curiosidad...

En todo caso, ¿ha pensado en que hacer a continuación? Somos insuficientes para defender este lugar si apareciesen zombies.

Miro al muchacho, debatiéndome internamente entre si tomar una decisión alocada y perseguir al helicóptero, tomar una decisión insensata y buscar algún superviviente con la pega de que puedan tratar de hacernos daño o tomar la decisión cobarde y quedarnos en el taller tratando de asegurar el lugar y recabar más materiales antes de emprender ese viaje.

-John, creo que te haré caso y evitaré correr como una colegiala detrás de ese helicóptero, que vete tú a saber qué es lo que puede haber dentro. Y eso de que somos insuficientes... si aportas una mano más, ayer mismo conseguí sin problemas librarme de seis de esas cosas que querían comernos a Laguna y a mí, y eso que un par de ellos tenían pinta de ser especialmente duros. Seguro que con un poco de tu ayuda, podríamos reforzar un poco este lugar, buscar recursos y salir más tarde de aquí, o mañana, a algún otro sitio. Si ayer superamos el ataque, y con el helicóptero haciendo ruido en el exterior, hoy podemos superarlo también sin problemas, y más si nos aportas un par de manos adicionales. Pero sí, mañana seguro que los fiambres vuelven, así que antes de que ataquen sería bueno habernos ido de aquí. -Y dicho todo eso, saco las herramientas que encontré ayer y le tiendo unas pocas a mi compañero. -Si pudieses traerme unos tablones, seguro que podemos bloquear un poco mejor esas puertas y ventanas...

¡Evento especial!

Tras mucho rebuscar, encontráis comida para todos pero nada mas realmente de utilidad... No ha sido un día muy fructífero en ese aspecto...

Pues eso, hoy nada de objetos pero considero que todos coméis una vez. Y además os regalo 1 punto de personaje a cada uno. Aprovechad, que hay novedades en el Umbria Market.

La búsqueda es decentemente fructuosa, consiguiendo así no necesitar gastar de la comida que tengo guardada en la reserva ni para mí ni para John, ni para Laguna que parece que siempre es capaz de encontrar algo de comer aunque agradezca todo lo que yo le ofrezca. Así pues, nos ponemos en orden para trabajar, dedicándole un buen rato de la mañana al proceso, que al menos marcha mucho mejor que el día de ayer.

Turno de noche - Día 4

Una nueva noche comienza ¿tranquila?...

Trabajo, trabajo, trabajo... y al final el tiempo se me pasa volando. Pero realmente parece que hemos conseguido algo, y me quito el sudor de la frente con la manga, después de tanto afanar.

-Bueno, muchacho, me parece que hemos hecho un buen trabajo aquí. Solo esperemos que la noche sea tan tranquila como el día, y que lo que sea que haya ocurrido en la explanada, si ha sido malo, se quede allí. Te diría que sería bueno irnos a dormir... pero mucho me temo que si no hemos trabajado suficiente, vayamos a tener compañía enseguida. -Le digo mientras tomo asiento, en un juego que ya llevo varias noches haciendo, desde que en la primera casi se me comiese uno de los fiambres, y esta vez armada y lista tomo mi escopeta y me relajo tranquilamente, hasta ver si esas criaturas conseguirán entrar o no. -Esperemos que no sea como ayer, y todo irá bien. Dime, ¿has acabado con alguna de esas cosas alguna vez?

Cinco personas llegan al Taller.

Sentada en uno de los asientos, esperaba la aparición de muertos vivientes por las puertas del taller, pero cuando varias figuras atraviesan el umbral y ya empiezo a prepararme para otro enfrentamiento, resulta que no son muertos sino vivos los que entran. Con Laguna a un lado, eso no evita que alce un poco la voz para preguntar.

-Alto, ¿quién va? -Y me quedo expectante, preparada para actuar antes de que nadie haga nada.