Ver nuestro hogar desaparecer poco a poco en la distancia hizo que mi cuerpo vibrara con cierta sensación de vértigo. Era extraño, no me sentía mal... quería explorar qué había más allá de las vallas que separaban el Pedroso del resto del mundo; pero, aún así, me sentía como un pequeño pez que siempre ha vivido en una pecera y que, de repente, lo sueltan en medio del océano.
Pese a todo, cuando Gaspar comenzó a hablar de las anécdotas divertidas, reí a carcajada limpia. Aún recordaba la cara de Carlos, todo blanco...
—¡Casi se muere del susto!
Se me hacía raro pensar que había muerto hacía tan solo unos días...
—Voy yo ahora —dije, levantando la mano para pedir mi turno—: ¿Recordáis cuando hicimos la trampa de lazo "atrapazombies"? Sí, esa que fabricamos con un pedazo de cuerda atada a un árbol cerca de la valla en la parte Este del refugio... Siempre pensamos que no había caído ningún zombie en ella, ¿verdad? —hice una pausa dramática—. Aquí va lo bueno: no cayó ningún zombie, pero sí la repipi de Martina, la mujer de Juan. ¿Sabéis que siempre se veía con Juan en las afueras del refugio para... hacer cosas de mayores? Sí, sí, les iba ese rollo... Pues un día le vi pasar cerca del árbol donde teníamos la trampa. Iba a avisarle, pero no me dio tiempo... Fue pisarla y... ¡FIUUUM! Para arriba que fue. Tendríais que haberla visto, colgada bocabajo... dando patadas intentando soltarse y con toda la falda tapándole la cara. ¡Y yo viéndole su culo...! Llevaba unas bragas monísimas, por cierto, juju.
¡Ay! Parecía que fue ayer cuando pasó aquello... ¡Cómo volaban los años! ¿Quién nos iba a decir que algún día abandonaríamos el refugio? Suspiré con cierta nostalgia. Luego llevé mi mano al bolsillo y me topé con el cuaderno que había encontrado...
—Carretera del Romaño —dije en tono meditativo—. El cuaderno que encontré decía que era posible escapar por ahí... ¿Sería buena idea tomar esa dirección, chicos?
*Alza las manos como si le estuvieran apuntando con la pistola*
No tiraré ningún dado, lo juro ToT xDD