Partida Rol por web

Grurkl se puso la cota de mallas que le había entregado mientras se lo agradecía, lo que hizo muy complicado que se entendiera nada ya que el enorme goblin apenas entraba en la tela metálica:

- Mugzas gdalbiaz mi zadgento. Zede difmno de ella. -

Después, sudando profusamente por el esfuerzo y el calor que daba la cota esperó a que el proceso de desincrustar al garrapato del culo del capitán terminara.

Cuando el capitán se acercó, los vapores de fuera lo que fuera lo que llevaba en el pelo casi lo asfixian, pero con un esfuerzo sobrehumano para no vomitar compuso una media sonrisa y lo acompañó:

- Clado que zí mi zeñod, le acompaño. -

Aunque al salir de la armería no pudo evitar volverse hacia su sargento con una mirada que pedía socorro.

Ante los ojos de Gulktar todos, arqueros y lanceros, estaban recibiendo su equipamiento. Pero no se veía ninguna acción por parte de el sargento melmak, de dar los equipos a los jinetes.

El zargentoz se lo kerra kedar todo pada el???

Tras mucho pensar decide preguntarle al sargento en primer lugar, antes de seguir pensando claro. Se acerca apartando a su paso a los lanceros y arqueros que se encuentra. Y llega hasta la posición de Melmak.

Zargento Melmak, cuando loz jinetez vamoz a recivird nueztroz equipamientoz?? Ya ze, k armadoz con paloz podemoz a eztoz- dice señalando con el pulgar a los lanceros y arqueros- pero una adiuda no noz vendria mal.

Mirando a Gulktar irritado por molestarme mientras pienso (qué pasa yo también pienso) le contesto bruscamente:

-Te ezperaraz a que yo te lo diga pringao.-cambiando de expresión rápidamente le digo- ya puedez coger lo tuyo, coge laz corazaz y laz cotaz de mayaz y dazelaz a la gente, también reparte todaz las redez menoz una que ez del capitán Rimmar

Dicho esto sigo con mis profundos pensamientos mientras me saco un moco de la nariz.

Bolwock asiente a su encapuchado y comienza a andar hacia el cuartel de los Capuchas Negras, seguido de sus cuatro soldados y, por supuesto, del malogrado Riblick.

Mientras camina, Bolwock se gira y observa a Riblick con mirada perspicaz. Algo da vueltas por su mente, pero el encapuchado no es demasiado abierto. Los arqueros le caen bien... sobre todo su sargento. Un tipo muy locuaz. Quizás lo perdone... o quizás no. Aún no lo ha decidido.

Una vez llegados a su destino, el Capitán toma asiento y fija su mirada en el desgraciado goblin:
- ¿Por qué estabaz allí, arquero? Por lo que zé, no habíaz zido llamado... ¿acazo pretendíaz robar algo?

-Jiz jiz jiz...

Irmak recupera a Ezte del trasero del Capi, y lo lleva junto a Eze y Aquel, ayudado por Gommok. Le echa una mirada fiera cuando éste le hace arrumacos a "su" bicho, pero no dice nada.

Cargado con la enorme maza al hombro parece una deforme seta verde, aunque no parece que le pese, ni que le importe demasiado.

Zeñor zi, zeñor!!!- contesta con fuerza a Melmak.

Y se apresura a coger todas las cosas que su sargento le ha dicho y a salir en busca de sus camaradas, para repartirlas "equitativamente".

Ezte suelta a Rimmar y mira a Irmak con un gesto indescriptible. Sus enormes mandíbulas, se encuentran manchadas con la sangre negra del capitán Rimmar. Ante la mirada fiera de Irmak, se echa a llorar desconsoladamente emitiendo ruidos guturales.

-grrrahwiiikgoooooo

Cita:

Irmak se rasca la oreja, algo incómodo con la reacción de su bicho.

-Oh, vamoz, vamoz, pezqueñin, errr... ejem.

Y le da un codazo en las costillas. Bien, en realidad en una pata, que las costillas le quedan demasiado arriba, pero, para el caso, es lo mismo.

No mi capitán no pdetendía dobad nada ze lo judo, yo zolo intentaba ezcabullidme y evitad la bdonca, pedo la madea me addastdó...

Tiemblo como si fuera un saco de canicas transportado en una camioneta vieja.

Yo zolo quedía zalvad mi vida, miedda ziempde me meto en líoz.

No me mate pod favoz... zoy un buen adquedo...

Con los ojos entrecerrados, Bolwock se recrea unos instantes con el temor del joven goblin. El miedo es un arma poderosa, y gracias a él ha ganado todo lo que tiene.
- Tranquilo, arquero, tranquilo... por ezta vez haré la vizta gorda. Zolo ezpero que, zi alguna vez te requiero no dudez en... obedezerme. ¿Entendido?
El Capitán se levanta de su asiento y camina hacia el exterior. Antes de salir se da la vuelta y habla sin mirar directamente a Riblick:
- Ni que dezir tiene que ezta converzazión queda entre nozotroz... Dejadlo ir muchachoz...
Dicho esto, Bolwock vuelve satisfecho a la puerta de la armería.

Pod zupuezto zeñod, a zuz oddenez...

Ziempde que no tenga nada mejod que haced pada zalvad el pellejo clado...

Intento salir corriendo de nuevo hacia un lugar donde pueda pasar de una vez desapercibido.

Todo parece que se va tranquilizando. Bolwock y Riblick salen al pasillo: Riblick aprovecha que sale primero para echar a correr. Rimmar y Grurlk salen después con paso tranquilo.

Va ziendo hoda de que lez lleve laz armaz a los jinetez, como me a indicadoz mi zargento Melmak

Diciendo esto me acerco al montón de armas, cojo una coraza me la pongo, y dos redes, que guardo, una para mi y otra para el capitán.

Una de eztaz redez ez para el capitazn, zeguro que zi ze keda sin red me pegada a mi

Y cargando con el resto de cosas como puedo me dirijo hacia fuera de la armería

Viendo que allí no queda mucho que hacer Chiwik le hace una seña a Udrum:

- Bueno chico, ¿noz ponemoz en marcha? Coge ezaz cotaz de cuero, lanzaz y redez para tuz compañeroz... Ezpera que te ayudo.. Coge todaz laz que puedaz, total fuera zeguro que zi no zon para nozotroz le valdrán a otroz...

Antes de salir mira con tristeza el cañón:

- ¿Y ze dejarán ezta ezelente arma aquí? Ezpero que Rimmar no ze olvide de ella...

...

Ugrum se había quedado dormido... demasiadas emociones para una mente tan simple; necesitaba descansar. Balbuceaba cosas ininteligibles y un moco le caía de la nariz hasta la boca. Cuando Chiwik le tiró una de las lanzas para que la cogiera, Udrum se despertó sobresaltado.

-...¿eh?... ¿que paza?- dijo pesadamente.

Despertar sí que despertó sobresaltado, solo habia que ver su cara. El problema era que su mente aún dormía. La escena resultaba, en cierto modo, sobrecogedora. La segunda lanza le dio de lleno en la cara.

-Ay...- su cerebro seguía sin reaccionar.

-Cerebro, ¿eztaz ahí?. Necezito que dezpiedted, creo que noz llaman.- Al parecer funcionó. Al oír la voz del sargento Chiwik, Ugrum se puso en posición de firmes mientras unas cuantas lanzas más caían sobre él.

Chiwik suspiró con resignación.

- Vamos muchacho, no tenemoz todo el día... Zalgamoz... Noz ezpera una guerra...

Chiwik se encaminó hacia la puerta.

Varios minutos después, Ugrum consiguió digerir el mensaje. Eso, y que ya le estaba dando un calambre en el brazo de tanto estar en posición de firmes, o una postura que pretendía serlo.

-Dezde luego, qué dura ez la vida de lancedo. Lleva ezto aquí, ezto allá, clava la lanza aquí, clávala alla, no, aquí no la clavez que zoy yo, burro, imbecil-quita-de-en-medio-y-pon-la-lanza-apuntando-hacia-otro-lado... en fin, zoy un incompre... incomple... incomprezible, ¡ezo ez, zoy un incomprezible!- Cargó con tantas lanzas como pudo y salió tras Chiwik.

-Sadgento Chiwik, ¿zabez que zoy un incomprezible?-