Partida Rol por web

-No sabemos dónde están ni cuántos son, será difícil una emboscada... Pero si nos detenemos es probable que lo hagan ellos, sí- aprieta los dientes algo frustrado y resopla sonoramente volviendo a mirar alrededor entrecerrando un poco los ojos sin que eso sirva absolutamente de nada para ver en la oscuridad cada vez más patente.

Empiezas a andar nuevamente para demostrarle a él y a ti misma de lo que eres capaz, puedes mantener su ritmo... Sin embargo la realidad es que no puedes, pocas veces habías caminado tantas horas seguidas y además con ése calor sofocante. Caes irremediablemente al suelo sabiendo que vas a retrasar la marcha, pero aún así no puedes hacer nada para evitarlo.

Ziyak no tarda en correr hasta tu posición y quedarse en cuclillas a tu lado.
-No pasa nada peque, yo me encargo de todo- te tiende su cantimplora de agua con su expresión más amable y una vez has bebido se coloca delante de ti insistiendo hasta que te subes y sujetas a su espalda, llevándote a cuestas por relativa facilidad.

El sueño te vence a pesar de que no lo quieras, pero despiertas nuevamente al cabo de unas pocas horas, o eso supones.
La noche ya es densa y fría, apenas puedes ver lo que tenéis delante.
Sigues sobre el cuerpo de Ziyak pero sus pasos son más lentos y pesados que al principio. Le oyes jadear, obviamente también está agotado.

¿peque? -frunce el ceño no le gustaba que la trataran como a una niña pequeña pero al ver que lo hace sin mala intención se coge finalmente a su espalda. Se estaba tan agusto allí recostada comparado con la caminata que se habían pegado que al final acabo quedándose profundamente dormida, reconfortada con el calor que le transmitía su espalda.

Finalmente el frío hizo que despertara, entreabriendo los ojos despacio hasta darse cuenta de donde estaba. Apoya la barbilla en tu hombro y murmura - ¿cuánto tiempo ha pasado? Debes estar hecho polvo...anda bajame, creo que puedo seguir un tramo más..

-No estoy seguro, alguna que otra hora... Un par o algo más- no parece muy convencido del factor tiempo, aunque es normal ya que es algo realmente subjetivo sin reloj al que consultar.
Te baja despacio y saltas nuevamente al suelo con agilidad. Te sigues sintiendo muy cansada pero no tanto cómo antes, tienes la suficiente fuerza para esforzarte y seguir adelante aunque quizá habría que replantearse la "estrategia".

Ziyak se detiene un momento, estirando los brazos y haciendo sonar algún que otro hueso mientras intenta recobrar la sensibilidad de su espalda.
-Menos mal que pesas poco...- alcanza a decir con una pícara sonrisa antes de que un silbido corte el aire impactando en él y provocando que caiga al suelo de inmediato con un quejido ahogado.

-¡Nos disparan...!- exclama por si tenías la duda, palpándose la herida que acaba de abrirse en su estómago, quizá letal. Aún así palpa hasta su muslo para desenfundar su pistola y apuntar alrededor... Pero distinguir algo es casi imposible.

Camina junto a él observando el cielo estrellado, hacia una buena noche pero a este paso les reventarían los pies-¿Tú crees que ellos habran aguantado tanto caminando? Quizás deberíamos parar y...

¡ZIYAK!! -le observa sin darse cuenta todavía de lo que acababa de suceder hasta que ve la herida - Kuso! Malditos hijos de.. -saca su pistola rápidamente y apartándose unos metros se lanza cuerpo a tierra, para que les sea más díficil encontrarla en la noche. Entrecierra los ojos buscándoles desesperadamente hasta que los reflejos de sus armas acaban por llamar su atención, y comienza a disparar llevada por la rabia y la preocupación por su amigo.

¡estan alli! sal de ahi! , yo te cubro..

Ziyak resopla sonoramente mientras gira sobre sí mismo, disparando en la misma dirección que tú con ese sonido tan característico de lo que tu calificas cómo blaster, pero por desgracia los haces de luz son tan concentrados que tampoco permiten ver gran osa excepto que uno de ellos ha caído.

-No me queda mucha batería...- admite mientras se mueve encogido sobre sí mismo hasta quedarse detrás de un matojo. No le protegerá demasiado pero dificultará un poco su posición.

Sigue disparando, al igual que tú, guiándose por los sonidos y algún que otro movimiento, hasta que unos faros se encienden de repente cegándoos unos segundos.
Parece que hay dos vehículos a varios metros de distancia, pero no podéis distinguirlos debido a la fuerte contraluz, sin embargo vosotros estáis totalmente expuestos.

-Será mejor que tiréis las armas y no intentéis cosas raras. Estáis rodeados- espeta una voz ronca y seca con tono de hastío, cercano a alguno de los coches o quizá incluso dentro de él.

La luz ciega totalmente sus sentidos, era algo que no se esperaban sus pupilas ya dilatadas para apreciar mejor la oscuridad. Su reacción inical es llevarse las manos a la cara para protegerse hasta que tímidamente las va abriendo para entender la nueva situación. ¿Coches? Imposible, los habría oído a no ser que ya estuvieran allí esperándoles. Traga saliva y se agacha muy lentamente para dejar el arma en el suelo, ahora si que estaban jodidos de verdad con aquellos focos señalándoles - Kuso..

Está confusa y no entiende nada, si quisieran atraparles con vida ¿por qué dispararon? y si quisieran matarles ¿por qué no lo han hecho ya?. Camina lentamente con las manos en alto hacia Ziyak y se agacha a su lado para presionar la herida, con lágrimas en los ojos temiéndose que este sea el fin de los dos. Aún mantenía la escopeta en su espalda tras el abrigo aunque solo la usaría en caso de que su muerte fuera evidente, eso si no se la quitaban antes claro..

¿Quién sois? ¿qué.. quereis?

-Sólo es...un rasguño- afirma Ziyak con convencimiento cuando llegas junto a él intentando presionar la herida, pero aparta tus pequeñas manos encargándose él mismo de ello.
Aún así en ese pequeño instante tus dedos ya han quedado empapados en su propia sangre, mientras el sonido de los pasos y las armas se multiplica a vuestra alrededor. Ya no necesitan estar escondidos y toman mejor sus posiciones.

-Tanoko querrá verte para comprobar quién eres- te responde la misma voz ronca de antes bajo la mirada inquisitiva de Ziyak, que parece haber desistido de intentar disparar tras comprobar que estáis demasiado rodeados para intentarlo.
-No te haremos daño, tenemos que llevarte viva allí. Pero si no vienes o intentas hacer cosas raras... Digamos que tu amigo es totalmente prescindible- ríe de forma descarada y cruel, regodeándose en la idea de poder abatir a tiros a alguien de aspecto tan imponente, acompañado con las risas de hiena de algunos otros de sus compañeros.

Empuja con el pie su glock hacia el chacal que se acerca a recogerla y cuando oye el nombre de Tanoko de nuevo un escalofrio recorre su espalda. No quiere ir allí, y menos con toda la tropa de asesinos que le siguen, pero la amenaza de que matarán a Ziyak cala muy hondo en ella. Ya habían matado antes a quien más quería y no pensaba dejar que sucediera de nuevo, niega nerviosa mientras mira a su amigo herido. A ella la matarían o harían algo peor que la muerte , eso estaba claro, pero intentaría salvarle a él.

Tran..-traga saliva para tratar de demostrar una falsa seguridad -Tranquilos, iré con vosotros, pero a él dejadle aquí. Está herido y no podrá caminar, no es peligroso..

Sonríe apenada hacia Ziyak y se despide agitando un poco la mano, quizás sea la última vez que se vean para siempre ¡y aún no había conseguido arreglarle el walkietalkie! ¿por qué pienso ahora en esa chorrada? . Los nervios comenzaban a dominarla y su mente se volvía turbia de recuerdos y estúpidas ideas de fuga, hasta que el golpe con la culata de uno de esos perros la devolvió de nuevo a la realidad. La ataron y montaron en uno de esos coches ,comenzando el viaje hacia su destino. Mientras soportaba todo tipo de comentarios de esos locos permaneció callada, pensando en estos últimos días que había vivido, serían un buen recuerdo para el final..

Esa bala no es nada para ti, tienes que sobrevivir..

Ziyak frunce el ceño tras las palabras del Chacal portavoz, como si acabara de decir una auténtica estupidez. Quizá por eso cuando tiras la pistola y te levantas con las manos en alto te mira como si fueras un extraño espejismo que apenas puede reconocer hasta que empiezas a alejarte despacio de él.

-No, no...¡¡no vayas!!- grita sonoramente con cierto tono de súplica, provocando un extraño eco en el desierto páramo en el que os encontráis, acompañado por el sonido de las risas a vuestro alrededor mientras intenta darte alcance cayendo nuevamente al suelo sujetándose el estómago.
Sudoroso y frustrado, pero más que eso, furioso. Una de sus manos aprieta la arena del suelo mientras su mirada se desvía hacia su pistola láser.
Siempre tan efectiva, tan letal...

Llegas hasta los vehículos, donde un par de Chacales malolientes y más sucios que vosotros mismos se encargan de atarte delante las manso con una gruesa cuerda bastante molesta, registrándote y quitándote todas las armas que llevas encima dejándote sólo con la munición suelta. No es que vaya a servirte de mucho.

Uno de ellos no deja de apuntar a Ziyak pro si se te ocurriese hacer algo, aunque probablemente no tendrías mucho que hacer contra tantos.
Te obligan a subir a uno de los mugrientos y oxidados jeeps, cuya parte delantera queda separada de la trasera donde te sientas tú por una verja metálica.
El conductor te sonríe burlonamente mientras otro sube a su lado y un tercero junto a ti apuntándote con tu propia pistola.

Parecen muy seguros de sí mismos y confiados por la diferencia numérica, así que apenas se percatan de que Ziyak ha vuelto a levantarse con la sonrisa más demente que hayas visto hasta ahora en él, cómo si la razón hubiera dejado de tener sentido para él y lo movieran tan sólo los instintos.
El conductor muere con una rapidez letal bajo su láser, después lo hacen los que empiezan a dispararle pero el copiloto tira el cadáver fuera del jeep y se encarga de arrancar el vehículo entre palabrotas de terror.

El coche se aleja de la batalla que Ziyak acaba de iniciar sin que puedas saber a ciencia cierta cómo habrá acabado, pero eran bastantes Chacales armados a su alrededor... A ti te cubren la cabeza con un apestoso saco y acaban por golpearte la cabeza con dureza otra vez.

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Despiertas atada del mismo modo que recuerdas pero sin el saco cubriendo tu cabeza.
Te duele un poco la sien, dónde te golpearon para dejarte inconsciente, pero no lo suficiente como para no pensar con claridad.
El lugar es oscuro, húmedo y maloliente, aunque es algo que ya esperabas siendo el "hogar" de los Chacales.
Parece una especie de viejas mazmorras con varias celdas de piedra maciza y fría rodeadas de barrotes oxidados pero gruesos.
Apenas entra la luz nocturna por unas pequeñas ventanas en el techo con sus correspondientes barrotes.
Parece que estás totalmente sola, sólo distingues el goteo incesante del agua filtrándose por algunos orificios de las rocas.

Otra vez aquel maldito goteo volvía a despertarla, por un momento pensó que todo había sido un sueño y que ahora saldría del supermercado ruinoso de dias atrás... pero la realidad era muy distinta. Se esforzó por recordar las últimas horas y su cara se torció en un gesto ahogado. Ziyak.. maldito imbécil se puso a disparar como un loco, seguramente ya estuviera muerto.. aunque tampoco confiaba en la palabra de los chacales que se quedaron atras, quizás hizo lo único que podía.

De cualquier modo le había fallado, había muerto por su culpa, si se hubieran separado a tiempo el seguiría vivo, o eso pensaba ella. Pasó al menos una hora llorando por su pérdida, aunque en esa celda era díficil controlar la noción del tiempo. Ahora sólo le quedaban dos opciones: aguardar su muerte, o tratar de escapar y vengarse por todo. Ziyak era un guerrero , así que eligió la segunda y se encaminó hacia las rejas. Asomó todo lo que pudo la cabeza para ver el resto del subterraneo y si había algún guardia por los alrededores.

Buscas a tu alrededor todo lo posible, intentando mantenerte un poco ocupada y a la vez encontrar una manera de escapar de ese apestoso y lúgubre lugar, dado que puedes imaginarte lo que harán contigo, más aún si aparece Tanoko...
Por la celda sólo encuentras algunas piedras además de la camilla anclada a la pared, no parece que nada de eso vaya a servirte de ganzúa pero tal vez si te trajeran algo de comida... No es una posibilidad muy elevada pero quizá valga la pena tener un poco más de paciencia y esperanza. O limitarse a efectuar una venganza suicida cómo la de Ziyak.

Asomas tu pequeña cabeza por la puerta, quedando enmarcada en el oxidado metal. No distingues a ningún guardia cerca pero sí una puerta igual que la tuya justo en frente, vacía por el momento, y al junto a ella así que deduces que a tu lado puede haber otra celda...
Parece ser que no hay más, unas escaleras de piedra ascienden vete a saber dónde.

Decides empezar a zarandear la puerta con toda al fuerza que puedes y gritar para llamar la atención puesto que los barrotes no ceden.
Parece que funciona y al cabo de poco un chasquido delata que una puerta se sabre y unos pasos descienden por los escalones del fondo del pasillo...