Partida Rol por web

El grupo sigue siendo reducido, pero permanece unido que en realidad es lo importante, al menos eso es lo que no se cansa de repetir Joe a menudo.
Sigue conservando la esperanza de que poco a poco se os unan más libertarios, quizá inmunes, con los que poder seguir creando antídotos hasta que encontrar el definitivo puesto que por ahora los conseguidos sólo funcionan con el mismo grupo sanguíneo.
Y sin duda eso es bastante, pero Joe es exigente consigo mismo y preferiría tener la cura definitiva por "lo que pueda pasar".

Ya hace casi unas semanas que seguís viajando hacia el norte desde que os topasteis con John. Un tipo curioso sin duda, caído del cielo, literalmente.
El paisaje es árido y bastante arenoso, lo cuál implica un calor demencial al mediodía, por lo que intentáis permanecer guarecidos a esas horas.
El lado positivo de ese tipo de lugar es que nadie puede esconderse entre árboles o rocas y por tanto el temor a ser atacados por sorpresa disminuye considerablemente.

En estos momentos os habéis detenido en un pequeño poblado americano, cuyas calles y casas están derruidos casi por completo, pero habéis conseguido encontrar un pequeño supermercado bastante entero.

Entramos al supermercado, iluminado tan sólo parcialmente por la luz que procede del exterior y se filtra por los distantes cristales, al menos los que todavía siguen enteros.
-Ahora con cuidado, asegurémonos de que no hay nada peligroso y después buscaremos si hay algo que podemos aprovechar...- es el método que utilizamos siempre, pero de todos modos me siento obligado a decirlo, cómo si de un padre sobreprotector y repetitivo se tratara.
Sonrío para mis adentros con este pensamiento y desenfundo mi pistola avanzando con ella en alto por los distintos pasillos.

El suelo está cubierto de cajas y productos desperdigados, la mayoría de los cuáles están en un estado tan descompuesto que el olor del local resulta más que desagradable, pero quizá sea mejor así y nos ayude a pasar desapercibidos.

Una vez hemos asegurado la zona tomo asiento sobre una de las muchas cajas de plástico que solían contener fruta y despliego el mapa, anotando nuestra posición actual y calibrando nuestros próximos pasos con mi reloj-brújula de forma precisa, dejando que los muchachos descansen unos minutos bien merecidos.

Cuando terminamos de despejar el lugar, empecé a caminar por el mismo. Mirando la destrucción de todo.
"Hace un mes que estoy en la tierra y todavía hay cosas que me sorprenden." Miro hacia el lugar donde Joe se esta sentando. "Es una buena persona, la Doctora también, ellos están desde el principio y a sufrido en carne propia todo. Tengo que seguir aprendiendo de ellos".
Me Acerco hacia ambos y me siento en el piso.

El lugar, de momento, parecía seguro, al menos así lo habíamos podido comprobar. Volví a ponerle el seguro a la pistola y a enfundarla. Me senté en unas cajas que había, casi contiguas a las que Joe había usado a modo de mesa para extender el mapa.

John pronto se nos unió y le sonreí con gesto quedo cuando lo hizo. Miré a mi alrededor, el olor era bastante nauseabundo debido a los productos en descomposición, pero aún así puede ser que encontráramos algo de utilidad, como medicinas, latas en conserva y uno que otro alimento no perecible, arroz, tallarines, yo que se, hacía tanto que no comía algo así que aunque estuviera preparado con agua y sal lo encontraría todo una delicia.

Muevo el cuello, llevándome la mano a un costado para darme una clase de improvisado masaje. No tengo la menor idea de en qué lugar nos encontramos, pero doy gracias a Dios por no estar sola.

Mis compañeros toman asiento cerca de mí, por lo que les sonrío ligeramente antes de señalarles en el mapa donde estamos.
-Creo que esto se llamaba Black Rock, no es que sea un nombre muy llamativo...- me encojo de hombros y trazo una línea con el dedo sobre el papel.
-Iremos hacia el norte hasta Green Hill, veremos si sigue quedando algo verde... Y así seguiremos hacia el norte. Quiero intentar acercarme hasta Hope y ver cómo es la famosa ciudad de cerca. Apuesto a que tienen montones de antídotos pero me gustaría enseñarles los nuestros- me doy un par de golpecitos en el chaleco, debajo del cuál permanecen los sueros que conseguí crear junto con Drew a partir de las muestras de nuestra sangre. Por desgracia sólo sirve para grupos sanguíneos compatibles, seguro que allí nos facilitarán más datos.

-Será un viaje un poco largo así que...¿estáis listos? Vamos a registrar todo esto- doy una palmada animadamente y vuelvo a guardar el mapa, poniéndome de pie para empezar a buscar cualquier cosa que resulte útil, comestible al menos... pero mis pasos se detienen repentinamente.

El silencio de la "ciudad fantasma" es interrumpido bruscamente por los motores de varios coches, cosa extraña y llamativa sin duda.
Miro a mis compañeros algo alarmado y retrocedo con la pistola preparada mientras unas risas y gritos exagerados se acercan al supermercado deteniéndose cerca de él.
Chacales sin duda, sólo hay que ver su aspecto... parece un grupo numeroso de recolectores, al menos seis por los que puedo contar.

Me pongo pálida. No es la primera vez que me topo con chacales, pero no por eso dejo de sentirme intimidada. Tomo otra vez mi pistola y retrocedo con cuidado, buscando un lugar donde poder ocultarme pero que no entorpezca mi visual. Tomo la mochila, no puedo arriesgarme a que algo le pase al bolso, ahí están las medicinas y las pocas provisiones con que contamos.

Miro a mis compañeros, intentando adivinar lo que harán, pero también busco si es que existe alguna otra salida, una puerta trasera o algo, que nos pueda servir para escapar en caso de ser necesario. Mal que mal los chacales, por lo que alcanzo a ver, nos duplican en número y también deben estar armados.

Veo a Drew sentarse en otra caja, Joe habla sobre Green Hill. Me interesa conocer todo, este es mi nuevo mundo.

Al escuchar los motores me exalto, saco mi arma, controlo mi munición y saco el seguro.
Chacales. Pienso. Un nombre acertado.
Imágenes de la Sonda Esperanza y del Mayor vuelven a mi mente. Cabeceo un poco para volver a concentrarme. Mi mirada se dirige a Joe esperando instrucciones.

-Intentad esconderos, tenemos una posibilidad si les atacamos por sorpresa o no nos ven- susurra por lo bajo, agachándose y poniéndose en cuclillas mientras le imitáis, colocándoos detrás de algunas estanterías o incluso cajas para pasar despercibidos.

Drew no tiene demasiados problemas para ello ya que a fin de cuentas es la menos corpulenta... John encuentra un buen lugar tras uno de los congeladores que ha dejado de funcionar hace mucho tiempo... Sin embargo Joe corre con su arma hacia otra de las estanterías y al parecer los nervios le juegan una mala pasada, porque tropieza con una de las muchas latas que llenan el suelo cayendo al suelo aparatosamente y perdiendo la pistola de la mano.

Golpea el suelo con furia y frustración, poco más puede hacer antes de que tres Chacales se abalancen hacia esa zona apuntándole con sus armas y sonrisas macabras.
Los otros tres siguen buscando y es cuestión de tiempo que den con vosotros. Os superan en número y la situación parece realmente peliaguda.

John y yo conseguimos escondernos, pero Joe cae estrepitosamente al suelo y los chacales, haciendo honor a lo que son, se lanzan sobre él como los carroñeros que son.

-Piensa, Drew, piensa -me digo e intento decidir en ese breve lapso de tiempo qué hacer-. Tres le están apuntando, los otros nos están buscando...

Desde dónde estoy no puedo ver a John, pero confío en que él tendrá en su visual a esos otros infelices.

-Joe está desarmado, vamos que soy buena disparando. El cartucho está lleno, sólo es cosa que me mueva rápido y les pegue un tiro a esos tipos para dar tiempo a Joe de recuperar el arma mientras John se ocupa de disparar a los otros...

Apunto desde mi escondite a los chacales que le apuntan a Joe. Los tres están bastante cerca uno del otro, la pistola es automática y se que puedo darles, sólo es cosa que apunte a la cabeza y los puntos vitales.

Veo caer a Joe. “Maldición, maldición”. Los dedos me tiemblan y las manos están sudorosas, la adrenalina corre por mi cuerpo a una velocidad electrisante.  “Distracción” pienso. Miro en todas direcciones tomo una lata de algo y la arrojo hacia el otro lado del mercado. Para confundir a los Chacales.

Tres de los Chacales siguen apuntando a Joe, al parecer Drew no puede reprimirse e intenta ayudarle, pero sin embargo los nervios la traicionan y su bala dista mucho de dónde debería haber impactado, perdiéndose en alguna estantería y provocando que dos Chacales se le vengan encima amenazándola con hacha en mano para que suelte su arma.

John decide aprovechar el momento para intentar efectuar una maniobra de distracción tirando una lata hacia otro rincón, provocando que los Chacales se dividan en grupos de dos yendo a comprobar la zona después de la torpeza demostrada por los libertarios.

Analizo la situación. Un sin fin de imágenes van de un lugar a otro atravez de mis neuronas. “Tengo que alejar mas Chacales.”Tomo otra lata las manos me tiemblan, hago caso omiso a los temblequeos y la tiro para el lugar contrario a donde arroje la primera.

“Vamos suerte, Vamos”

Esto sencillamente era insólito y no podía venir a ocurrime en peor momento. No consigo acertar ninguno de los dos disparos que realizo y eso que el segundo es casi que a quemarropa. ¿Será por los nervios? Maldición, mis nervios no pueden ni deben traicionarme en situaciones de estrés. Soy doctora, por Dios, o al menos para convertirme en una estaba estudiando cuando todo este infierno comenzó.

Ahora me veo acorralada y ni más ni menos que tres chacales son los que me están acechando. No se qué diablos hacer. Visto está que con disparar no consigo nada, mi torpeza el día de hoy está con los niveles a tope. ¿Pelear? Mejor ni lo intento, no se hacerlo... Necesito hacer algo lo que es ya, pero no tengo idea qué. Bajar el arma, como ellos piden, claro que sería una opción, pero eso no me va a librar de sus garras, los tipos quieren matarme y con esos machetes que cargan me dejan sin mano de un solo golpe.

¿Habré conseguido distraerlos lo suficiente, al menos, para que Joe pueda coger su arma e intentar defenderse? No lo se, los tipos que tengo en frente no me dejan ver hacia dónde él está, tampoco veo a John que parece ser el único de los tres que, de momento, está a salvo, es de esperar que siga así.

¿Qué mierda hago? Miro a mi alrededor, buscando alguna vía de escape hacia la cual correr o que al menos me ofrezca la seguridad que la actual no. ¿Tratar de huir y dejar a mis compañeros solos? Eso ni hablar, pero tampoco tengo alma de Kamikaze y no quiero morir, no así. No puede ser que sobreviviera 8 años y que ahora muera de este modo. Recorro la tienda con mi mirada, en el suelo puedo ver algunas botellas de esos spray de pimienta. Si pudiera al menos cogerme uno de esos y rociárselos en la cara...

Y entonces lo decido, intentaré hacerme con uno de esos. Les hago creer a los chacales que najaré el arma, intento distraerles para que bajen la guardia y poder colarme entre ellos. Lo único que ruego es que mis piernas y reflejos respondan con la velocidad suficiente, porque de lo contrario estaré perdida.

Cómo tantas otras veces la acción empieza a desbocarse dentro del supermercado... No es que sea la primera vez que os metéis en problemas de éste calibre precisamente, aunque nunca es agradable y la vida de cada uno pende de un hilo.
John consigue que otro de los Chacales se separa entre maldiciones y golpes a las estanterías, quedando Joe protegido tan sólo por uno de ellos.

Drew por su parte empieza a bajar el arma con lentitud, y cuando parece que ya va a rendirse sale corriendo con agilidad en dirección a uno de los pasillos, pero sus perseguidores no dudan en seguirla a relativa poca distancia.

Joe aprovecha la distracción de todos y el hecho de que ahora sólo hay uno de esos tipos vigilándole para tirarse al suelo a recoger su pistola y dispararle... El tiro no es excesivamente preciso pero lo suficiente para que el Chacal emita un sonoro grito y retroceda.