Partida Rol por web

Lord Unwin justo estabamos hablando de Usted, aquí el señor Sentry nos ha invitado amablemente a unirnos a su noble gesta para localizar un gran tesoro, el cual según manifiesta puede cambiarle la vida a cualquier hombre y de paso ayudarlo a develar los misterios de su pasado. - digo con una gran sonrisa.

Estaba pensando que quizá lady Eyapom podría ayudarnos, pues hace poco tuve una conversación algo peculiar con ella sobre cierta búsqueda que el archiduque podría estar organizando. - añado en voz baja para que escuchen sólo los  presentes.

- Si disculpa esta lengua, bien diré que eso no son más que paparruchas y minduncias, pues la nobleza es una dama que baila en el alma de uno, y no un titulo nobiliario de cuatro merluzos archiperraos. - Y tras aquellas palabras, mantuvo unos segundos de silencio en los que pasó la mano por la barba. - Aun así. - Comenzó a decir, acomodandose en la silla y siguiendo con la mirada como Unwin se acercaba. - Bien puedo decir, que no hay mayor nombre que el que uno acepta. Sentry estara bien. - Acabó por aceptar.

Ah, aquellas palabras sobre quien era y como había llegado hasta allí calaron hondo en el juicio del pistolero. Podría decirse que la idea de pensamientos lo llevó a pensar en aquella segunda oportunidad que había tenido aquel hombre rubio, como su memoria y pasado habían desaparecido y en las palabras de un viejo sabio que conoció en sus caminos.

¿Sacrificarías tu pasado para salvar tu futuro?

La cuestión comenzó a cincelarle la conciencia durante largos segundos, en lo que solo captó la parte final del mensaje de Sentry. Aquella en la que le preguntaba sobre sus caminos hasta llegar a aquel punto. Por suerte, su relato se vio interrumpido por la llegada de Unwin, pidiendo sitio y lugar.

- ¡Un respeto por este hombre! - Comentó, haciendo un aspaviento bastante singular. - Allá donde lo ve, aquí en pie como un Jenízaro indemne, este hombre volvió del frio abrazo de la parca mostrandose impávido ante los horrores que hay más allá de la última noche. ¡Jamás se vio algo así ante los cansados ojos de este vagabundo! -  Se colocó una mano en el pecho, ofreciendole una silla a su lado. - Tome asiento, tome aquí asiento. - Insistió.

- Bien, ahora que estamos aquí reunidos entorno a las jarras como ganapanes de bien, gustoso os explicaré cuales fueron mis pasos desde que aprendía a andar detrás de las faldas de las mujeres. - Dio un sorbo de su cerveza, creando expectación al inicio de la historia. - Bien no importa mi infancia, caseme y me convertí en un hombre de bien, fundando una dinastía de vástagos junto a una morena que no solo quitaba el aliento, si aquí los bravos pueden entenderme. - Comentó con cierta gracia nostálgica. - Un día, marchó el enemigo sobre la tierra de mis padres y los padres de estos, y así hasta que la memoria me alcanza. Unime a los más valientes y duros, que es otra forma de afirmar que eramos los más temerosos y desesperados. Luchamos, a fuego y espada por desiertos y bosques, por rios y montañas. Metro a metro, sangre a sangre. Y cuando la guerra acabó, nada quedó para mi. Ni linaje, ni morena, ni hogar, ni reino donde servir. Demasiado cobarde para aceptar la muerte como muchos camaradas, me vi obligado a vagar, buscando un motivo que no sea beber, que no sea vengar. Solo un vagabundo que busca un camino que recorrer. - Acabó su relato, dejando caer la mano sobre la culata del arma que llevaba al cinto.

- Solo un pistolero, porque pistolas me acompañan. -

Amigo mío tu historia me conmueve y si algún día puedo ayudarte a hacer justicia por la sangre inocente derramada en tu tierra, ten por seguro que así será, pues no hay nada que deteste más que a los rufianes y asesinos y contra ellos levanto mi espada y enfilo mis conjuros. - digo con añargura mientras observo a Marcus con compasión.

La historia de Marcus me ha llegado. Se hace llamar "Cobarde", pero desde ¿Acaso ese nombre no se reserva para los que huyen, para los que se rinden sin luchar?
Y aqui está Marcus, que aunque lo haya perdido todo, y quizá lo que busque sea sólo una batalla que perder, sigue luchando ¡y nada menos que con unas pistolas! Si él es un cobarde, todos deberíamos de ser algo más cobardes como él: Plantando cara a la vida en vez de rendirnos a la muerte

"Lo mismo digo, Marcus. Has decidido ayudarme, y en retorno de tal desinterés, haré de tu causa la mia, y siempre podrás contar con mi maza, mi arco y mis plegarias a tu lado"

"Mi buen Marcus, estaba pensando ¿Le haría a su merced un reto en la arena? Vuesa merced no es sino un pistolero, y mi Mayaheine bendice el uso del arco y la flecha, así que podría ser una buena oportunidad para medirnos, dar espectáculo y hacernos conocer en la ciudad"

Un reto en la Arena. Era musica para sus oidos.

Girando el cuello hacía Sentry, Raggard entrecerro sus ojos y exclamó:

Yo acepto el reto caballero, hace tiempo que no golpeo nada. Dando un gran trago a su jarra de cerveza.Pasando a continuación su brazo por su cara, para limpiarse de espuma.

Que dices, no tengo todo el día.

Las historias narradas por los caballeros me habían dejado fascinado.... "y pensar que yo solo pasaba por aquí por casualidad, y he podido tener el privilegio y honor de conocer a tan increíbles personas". Hasta el mismo Valinor tras escuchar sus historias se ha ofrecido a ayudar a ambos... "la aventura que se presenta al ayudar a Sentry en esa misteriosa búsqueda solo podría mejorar si además ayudáramos a Marcus a encontrar relativa paz ofreciendo nuestro apoyo en cualesquiera que fueran sus pensamientos, tanto de venganza como de paz".
Mientras divagaba absorto en mis pensamientos, y casi sin darme cuenta, se ha producido un reto a tres bandas.
- Los golpes del goliath son realmente demoledores, no obstante, considero más hábil a nuestro compañero Marcus, quien puede arrebatarle la victoria en tan solo dos asaltos - le susurro con una sonrisa a Sentry.
Vuelvo la mirada hacia el enorme Ragaard para observarlo bien de arriba a abajo mientras éste se impacienta por hacer correr la sangre de cualquier ser... "me pregunto cuantos golpes aguantaría antes de volver a reunirme con mi creador"

Escucho las sabias palabras del bardo

¡Pero el combate es demasiado irresistible

"¡Sea! Luchemos pues!

"Demonios Ragaard nunca pierde oportunidad de derramar sangre, aunque esta vez ha mordido más de lo que puede masticar, jejeje" - pienso mientras observo con detenimiento los rostros de todos los presentes.

Lord Eldelvar ¿Qué le parece si observamos con detenimiento esta pelea pues promete muchísimo? - digo con calma mientras me pongo en camino a la Arena para observar el combate.

Luchemos pues! Llevo dos días sin romper nada! Jajajaja...

Por kord, espero que aguantes más que el resto!

No me gustaría quedarme sin diversión muy rápido!

Oye Ragaard, si tantos deseos tienes de luchar, pues luchemos en un duelo a tres sangres. ¿Aceptas? - digo poniendome de pie mientras observo al coloso. - "Tengo sólo una oportunidad de vencerlo así que no voy a desperdiciarla" - pienso, sabiendo de antemano que dos golpes de su espada bastan para enviarme a Arvandor.

- Nada, sea yo quien acepte el duelo en primer lugar. Hablen las armas mientras callan los hombres y lloran las mujeres. Quizás llegara el momento de ver cuan afilado es tal filo, y si merece morir por él. Acepte yo tal duelo, Gallifaro. - Dijo, poniendose en pie y girando hacia Ragaard.

Muy bien Marcus ve tu primero, sólo deja algo para mí pues sé de lo que son capaces esas armas tuyas y prefiero mantenerme alejado de sus disparos. - digo mientras tomo asiento.

Un humano que se hacia llamar Valinor, queria probar suerte, bien bien. Me vendrá bien algo de diversión, de repente parezco un hueso rodeado de una jauria, jajajaja.

Gracias kord! levantando la vista hacia el techo de madera, como si pudiera ver a Kord a través de los tablones de la taberna.

Señalando con un dedo, le digo: dime hora y fecha y allí estaré.

Si sales en una pieza de tu combate con Marcus, te espero en la zona de duelos a 3 sangres, pero recuerda que vas a combatir contra un arcanista y mis métodos de lucha no son del todo ortodoxos goliath, así que no te confíes gigante.  - respondo mientras me ajusto los guantes y ato mi cabello en una coleta dejando a la vista mis puntiagudas orejas de elfo.

Tras abandonar la taberna me dirijo a la zona de duelos y reviso mi libro de conjuros para prepararme para Ragaard.

Entró el pistolero a la taberna. Dificil ocultaba la gabardina el vendaje de su costado. Bien casi le había costado la vida, y ahora aquella mención de los clavos de su ataud se habían hecho de lo más reales y más cercanos. Por ello, se acercó al tabernero tras su combate con Ragaard y pidió una sola cosa, preguntó solo otra. - Maese Ganapanes... Sírvame una cerveza para la cabeza, y el dolor. Y no quede pregunta en el tintero ¿Dónde hay un herrero al cual pueda comprarle clavos? -

Viendo que Marcus llega muy herido, me falta tiempo para cederle mi asiento

"No se donde habrá un herrero, pero aqui tienes un amigo capaz de ayudarte con lo peor"

Sin escatimar esfuerzos, me dedico a hacer hechizos de curación sobre cada uno de los golpes. "Parece que has tenido un duro lance, sin duda." Desde luego, estos moratones y golpes harían incómodo el seguir andando.