Partida Rol por web

Me parece bien -contesto, estirando los músculos de mi espalda-. No puedo asegurarlo certeramente, mas creo que no queda mucho.

Dejo un silencio en el que me quedo pensando mientras me acerco a un árbol próximo y me apoyo en él para irme dejando caer hasta sentarme en el suelo.

Bien, pues haremos así. De todas maneras, si pasara algo grave, despertadnos a todos -miro a Osorio y a Patrícia, pensando que realmente, por menos duchos que sean en el combate típico del guerrero, han demostrado ya unas capacidades que en algunos casos han superado las mías, al menos en lo que a Magia se refiere-. Confío en vosotros, pero no os dejéis demasiado en manos del Azote, a veces es más sabio usar la hoja de la espada sin más. 

Suspiro, aunque más de manera interna que de forma audible a todos, pues dejo salir sólo una espiración profunda de mi boca.

Alá nos proteja.

Osorio desbroza la hierba sobre la que se tienden para eliminar piedras, cantos rodados o traicioneros cardos. Habría sido más sencillo con un farol iluminando, pero quizá no era la mejor de las ideas. Lo cierto es que a él no le importaba demasiado dormir con una piedra moliéndole las costillas, pero sus ropas de cómico eran bastas y acolchadas, mientras que la casi fina gasa de los vestidos de Patrícia sería mala protección contra una roca insidiosa o un guijarro afilado.

-Bien. Esto servirá. Ahora dormiremos y Kamal nos despertará cuando acabe su turno. -Le parecía bien la idea de compartir la guardia; se aburría soberanamente en silencio, y eso al menos le daba una oportunidad para parlotear mientras vigilaban.

Antes de irse a dormir, Alonso se acerca hasta Kamal, acuclillándose junto a él, le susurra.

- Disculpad que os moleste antes de vuestras oraciones... mas mi curiosidad me puede. ¿Os molesta si os pregunto que creencias usastéis? ¿Una oración a Alá? ¿La razón de la brujula?

-Si supiera usar una espada...- replico al pequeño consejo de Kamal sin demasiadas ganas de ponerme a discutir acerca de la conveniencia de la magia o la violencia, así que sencillamente imito a Luis, sintiéndome algo aliviada ante la idea de hacer guardia con él. Al menos sé que puedo mantener una conversación de más de cuatro frases sin incomodarle ni sentirme tan estorbo cómo con el sarraceno.

Tras apartar bastantes piedras y ramas acumuladas en el suelo, me siento en él envolviéndome con la capa cedida por Alonso, moviendo un poco los pies antes de tumbarme y encogerme.
Siento pinchazos por todos lados, es realmente incómodo y no creo ser capaz de conciliar el sueño en toda la noche... pero al menos descansaremos un poco. En momentos como éste se echan de menos los lujos del palacete Fontana, pero al recordar los gritos y los golpes se me olvidan por completo las comodidades de aquel lugar.

-Bona nit...- musito antes de acercarme algo más a Luis debido al frío mientras de fondo escucho ténuemente cómo Alonso y Kamal susurran entre ellos.

Sin girar la cabeza, tratando de serenarme, aunque sin la menor traza de molestia en mi tono, respondo al andaluz:

Todo es Uno, estimado compañero, todos los caminos convergen. Las enseñanzas de Alá y su Profeta no están necesariamente reñidas con las artes que el hombre ha inventado para entender el mundo. Es más... os diré: para mí la brújula pierde sentido en cuanto toca mis manos. Sus indicaciones habituales no son más que una obligación por parte de las ilusiones que tanto enturbian la visión a los que no han Despertado -dejo un silencio y respiro profundamente, como un suspiro estoico y algo frío-. Todo es Uno, y todo está conectado. Sea cual sea el camino, el objetivo es siempre el mismo. Ambas cosas convergieron en mi mente y mi espíritu para hacerme mirar donde otros sólo ven...

Kamal se queda en silencio, cavilando sobre todo lo sucedido. No es dormir pero permite pasar esas horas en reposo, recuperando fuerzas tanto física como animicamente.

Por suerte no parece haber ninguna cosa digna de mención en las horas que siguen, se escuchan el ulular de las lechuzas y el arrastrarse de pequeñas criaturas del bosque bajo el mantel de ramas caidas y hierbajos.

Llega medianoche, quizá es hora de cambiar de guardia.

Una vez termina mi turno me acerco a Luis y Patricia. En primer lugar sacudo un poco al comediante y le susurro cerca de su oído para que me escuche bien:

Luis, es medianoche. Os despierto como acordamos.

Me giro a Patrícia, y poso una mano sobre su hombro, haciendo lo propio, pero con mucha más delicadeza:

Patrícia... Patrícia, despertad -me le quedo mirando hasta que despierta, para asegurarme de que lo hace y además para tratar de ser algo más caballeroso con ella de lo que hasta ahora lo he sido, en un intento de obligarme a confiar en ella y no hacerla sentir incómoda.

Cuando Kamal empieza a moverse hasta llegar junto a Luis, oigo sus sonidos y su voz como si en realidad estuviera alejado o lo estuviera soñando, a mitad de camino entre el sueño y la vigilia hasta que zarandea mi propio cuerpo y cualquier atisbo de duda desaparece.
Enseguida parpadeo y me incorporo con lentitud, frotándome los ojos y después el costado, dolorida por el lugar que hemos tenido que escoger para dormir aunque evidentemente yo no lo he conseguido del todo.

-Espero que consigas descansar mejor que yo... buenas noches- le susurro al sarraceno con dulzura, dándole un fugaz beso en la mejilla cuando empieza a acomodarse para seguidamente acabar de levantarme y apartarme de su posición cubriéndome mejor en la capa de Alonso.

Tras unos segundos de silencio me acerco a Luis, alejados unos metros de nuestros compañeros para no estorbarles.
-Es una lástima que no podamos encender una hoguera para calentarnos un poco...- comento de forma algo trivial para entablar conversación -Dime una cosa... ¿lo que explicó Kamal en la taberna acerca de su sueño era todo u omitió detalles...?- pregunto mirando inquisitivamente a mi interlocutor para intentar diferenciar un posible engaño, pues no acabo de comprender porque se negó a contármelo desde un principio.

Alonso guarda silencio unos segundos, mirando largamente a Kamal. Al cabo, contesta en susurros.

- Realmente no os entiendo, mas pensaré en vuestras palabras para comprenderlas. Gracias por vuestra explicación. – mira a Osorio y Patricia, acurrucados juntos – Será mejor que vaya a descansar. Despertadme al final de vuestro turno, y dejémosles a ellos descansad de seguidos. – se levanta, para dirigirse a la tierra cerca de Patricia – Tened una buena vigilancia, compañero.

Al cabo de poco, Alonso también caerá dormido, cerca de Patricia, buscando su calor en la fría noche…

Osorio se desperezó con un sonoro bostezo, para disgusto de Kamal, que le miró como se mira a un niño que acaba de romper un jarrón. Un poco avergonzado, trató de ser lo más sigiloso posible mientras se incorporaba y daba dos o tres pasos sobre la hierba empapada para quitarse la humedad de los huesos. Luego sacó su cuchillo y trazó un par de arcos torpes bajo la luz de la luna, sólo para comprobar lo rápido que debían llamar a Kamal y Alonso si había problemas.

-Lo cierto, Patrícia, es que es una suerte que hayas sacado el tema. Todo es culpa mía: mi mala memoria ha hecho que olvidara que esa misma tarde Kamal me rogó que os contara lo que le sucedía. Sabes... ya... ya sabes que él es un guerrero, un hombre parco y fiero que lucharía hasta con el mismísimo demonio, pero que se avergüenza de que una mujer le tome del brazo. -Suspira, anhelando él también una hoguera- Simplemente le daba vergüenza contarlo, pero confía en ti tanto o más que en mi. Sus sueños... bueno, parecen alucinaciones o premoniciones de terribles desgracias. Ignoro si tiene que ver más con nuestras actuales luchas contra servidores de lo oscuro, o con el propio pasado de nuestro buen amigo, pero lo cierto es que cada confrontación que mantiene en sueños le afecta luego en la vigilia como si hubiera sido un combate real...

Observo el cuchillo de Luis y cómo lo mueve sin excesiva precisión, pero no hago comentarios al respecto y me limito a apretar mejor las telas entorno a mi cuerpo.
-Ahá... supongo que es una actitud a la que no acabaré de acostumbrarme, no entiendo que podría haber de vergonzoso en tener pesadillas... Lo cierto es que yo también las padezco de vez en cuando pero siempre son entorno a hechos pasados- encojo la cabeza y miro la oscura hierba con aprensión. Desde luego no me apetece en absoluto seguir la conversación entorno a este tema.

-Bueno, dejémonos de preocupaciones y miedos por un instante, ¿de acuerdo?- propongo repentinamente con una sonrisa afable -¿Por qué no me cuentas una de tus agradables historias? Una romántica...- le observo entonces expectante, como una chiquilla anhelando su cuento de hadas favorito, quedándome de nuevo sujeta a su brazo para darnos calor mutuo cuando empieza el relato.

Antes de poder quedarme dormido, escucho cómo Patrícia le pregunta a Luis sobre mis sueños y cómo él le cuenta, tal y como yo le había pedido. A pesar de que eso me pone algo nervioso y me hace sentir avergonzado, decido dejarlos hablar mientras intento que el sueño me venza para poder descansar y estar algo mejor que el día de hoy a la mañana siguiente.

La guardia de Alonso ocurre sin incidentes, exceptuando el ahuyentar a un gato montés que curioseaba por el campamento y casi da un susto de muerte al marino.

El día amenaza con pereza, aun nublado, aunque parece que menos.