"Observen que el Genesis comienza con la palabra Bereshit*. Rabí Yehuda dijo: Había dos templos, uno se encontraba en lo alto y otro en lo bajo. Existen de la misma manera en el nombre de YHVH (יהוה) ** dos Hei (ה) ***; una pertenece a lo alto y la otra a lo bajo, y las dos no forman sino una. " Sepher Zohar
Es complicado ser hijo de un rabino, faros de toda una comunidad, se espera de ellos que sean también ejemplos vivientes de la Torah, ley del Pueblo Elegido.
Sin embargo Shlomo Luveitz, hijo del rabí Simón Luveitz, de pequeño fue un chico revoltoso y contestón, más dado a soñar despierto que a aprender de memoria las miles de reglas y leyes que guían al Pueblo de Israel. A pesar de los esfuerzos de Simón para que su primogénito siguiera sus pasos el chico siempre tuvo la cabeza en otro sitio.
Por respuesta su padre bufaba, le daba sendas collejas y se marchaba a su estudio para estudiar con detenimiento los libros que tan secretamente custodiaba. Paaba horas ahí, como esperando que el mundo se olvidará de él y no se sabría que leía libros de no ser por su palabra (y sabe bien Elohim que la palabra de un rabí es verdadera). Estos libros no los dejaba leer a nadie de la familia, como si fueran un tesoro muy preciado, sin embargo el joven Shlomo comenzó a imaginarse que eran libros de aventura, de historias fantásticas y por eso los guardaba con tanta codicia su padre, y precisamente por eso se abandonaba a su lectura cuando había algo que le ofuscara.
Así que buscó la forma de colarse en el estudio de su padre.
Sabía que guardaba la llave en algún sitio cercano, así que buscó y buscó pero nada encontró. Buscó en muebles, cajones y tras tapices para nada encontrar. Entonces pensó en que seguramente estaría a salvo también de su madre, la cual como buena ama de casa sabía donde se escondía todo en su casa...
Así que fue dónde solo puede tocar los rabinos, el lugar donde se guarda la Torah. No se equivocó.
Con la llave en sus manos se deslizó sin ser visto en el estudio, y vio que había un pesado códice abierto, ni corto ni perezoso asomo sus narices sobre el texto para ser su vista atraída por un extraño dibujo, un esquema que se repetiría en su mente a partir de ahora, para toda su vida.
* Literalmente "En el Principio"
** YHVH, el Tetragramaton, al sagrado nombre de Dios se le tiene tanta reverencia que se considera blasfemia pronunciarlo en voz alta, cuando se recita las Sagradas Escrituras al llegar a este nombre el recitante hace una pausa y en vez de leer el Tetragramaton dice en vez de ello Adonai (Señor) o Elohim (Dios). Se supone que en la antigüedad se sabía el nombre divino pero con el tiempo se perdió las vocales que rellenarian los huecos y ahora no se sabe como pronunciar el nombre de Dios (aunque los estudiosos se inclinan por el popular Yahveh). Literalmente se peude traducir por la enigmatica frase "Yo Soy Él Soy" o "Yo Soy" dando a entender que Dios es la única existencia real, cosa que apoya la interpretación tradicional de la Kabbalah
*** Letra hebrea, consultar es.wikipedia.org/wiki/Alfabeto_hebreo
Fue sacado de su ensoñación por un fuerte tirón de orejas, era su padre con el ceño fruncido y cara de pocos amigos, junto a su prominente barba rabínica le daban aspecto de ogro de fabula.
-¡Maldito malandrín! ¡¿No eres capaz de recordar los diez Mandamientos y pretendes estudiar el Sepher Zohar*?! ¡Debes saber que este libro no podrás verlo tras ser rabino, procrear y cumplir los 40 años!-
Y fue sacado del estudio por la oreja, esa noche se llevó una buena azotaina y se quedó sin postre, pero con el tiempo Shlomo consideró que con todo valió la pena.
* Literalmente "Libro del Esplendor", el principal tratado sobre la Kabbalah que se atribuía al Rabí Ben Yehuda (que es el protagonista de la obra) pero investigaciones posteriores se lo atribuyen a un tal Moses de León en el siglo XIII.