Partida Rol por web

Antes de que puedas decir nada el capitán se adelanta:

-Me han hecho volver del Gehennim para castigarte por tu traición. Por tu culpa no morí como un buen musulmán sino por la traición y pienso destruirte cada noche un poco, hasta que desees la muerte. ¡Desenvaina perro!- Su voz está retorcida por el rencor y el odio absoluto, parece una parodia diabólica del hombre que conociste en vida.

¿Qué clase de visión es ésta? ¿He vuelto al pasado? ¿Han venido desde el Infierno? No puedo evitar recular un par de pasos y mirarlo, a punto de tomar mi arma y reaccionar, pero sólo la agarro, mientras lo miro con el ceño fruncido, recordando que siempre fui fiel a mi ejército, a quien no fui fiel fue al perro que teníamos por rey y que, una vez caído, pretendía continuar comportándose como si fuera amo y señor de lo que no había sabido defender.

Yo defendí Granada hasta el final, y lo sabes. No fui yo quien te traicionó, sino nuestro rey vanidoso y los demonios que orquestan las guerras -exclamo, mirando de reojo alrededor, destrozado por ver lo que ha pasado con Granada, por ver cómo el odio de siglos hace polvo el esplendor que en su día tuvo.

La hoja de Harum silba en el aire y te corta unos cabellos de tu melena que habian estado en donde hubiera estado tu cabeza de no haberte encogido de puro instinto.

Todo parece tan real, el miedo e incluso la hoja parece letal de necesidad...

Harum se pone otra vez en posición de guardia preparado para dar un ataque.

Y sin embargo...

Frunzo el ceño al ver que todo parece ir en serio, que por irreal que parezca todo, es cierto que Harum está ahí y está a punto de matarme si no me defiendo. ¿Dónde están Luis y Patricia? ¿Y Alonso? ¿Acaso todo eso ha sido un sueño? No tengo tiempo de pararme a pensar todo eso, pongo la espada delante de mí en posición de defensa, a la espera de sus movimientos para saber cómo reaccionar. Mis músculos se tensan bajo la ropa, y sigo mirando de reojo a los lados por si apareciera algún peligro, sin dejar de atender a aquel extraño espíritu en el que se ha convertido el general.

Tu sexto sentido, el Ojo de la Mente que tanto hablaba tu mentor, te sugiere que si, esto es un sueño y como tal tu tienes las riendas. Te concentras y ves que como una ola en el mar, el entorno responde a tu voluntad, de una forma muchos más eficaz que la misma Realidad.

En esto Harum intenta otro golpe, volviendo a embestir con su espada curva.

El siguiente golpe es mucho más certero, va bien dirigido a tu brazo. Si no lo apartas rápidamente recibiras un buen tajo.

Mi expresión se vuelve más decidida al darme cuenta de que es un sueño, pero aún así, todo parece demasiado real, el sonido de la espada cortando el aire me obliga a dividir mi atención entre aquella ola que se ha formado sorprendiéndome de mi propia capacidad en este mundo de mi mente y la esquiva. Con un impulso, me hago a un lado para esquivar, sin dejar de atender a la trayectoria de su espada para enseguida atacarle, lanzando mi espada contra su brazo.

Sientes como la hoja lacera la carne de tu brazo, cortandote a la altura del hombro. Harum aparta con facilidad tu hoja y sigue atacando con frenesi maniaco. Rápidamente otro golpe va hacia el lado contrario, buscando tu costado.

Siseo de dolor cuando su hoja corta mi piel, pero al ver que va contra mi costado, interpongo mi hoja, para bloquear su golpe y evitarme más daño, gritando mientras mi hombro sangra y salpica la sangre con el movimiento. Recuerdo que estoy en un sueño mío, y que en principio debería ser capaz de controlar el entorno, pero las artes de la Mente no me son conocidas aún. En cualquier caso con su espada a punto de hacerme daño, prefiero de momento defenderme, mientras se me ocurre cómo acabar con él.

Os trabais en un duelo de hierros, usando cada uno la fuerza para conseguir imponerse al otro. Harum parece imponerse y acerca poco a poco su hoja hacia tu cuerpo...

No puedo enzarzarme en un duelo interminable con él, necesito atacar rápidamente, y para eso necesito saber sus puntos vitales, por lo que prefiero sacrificar un golpe con tal de conseguirlo. Lo miro a los ojos y empiezo a rezar a Alá, para que guíe mis ojos y mis manos hacia los lugares más débiles de Harum.

Allahu Akbar... Allahu Akbar... Allahu Akbar... Allahu Akbar -digo, cada vez más alto, concentrándome totalmente en eso, esperando incluso ignorar el dolor que me pueda causar el golpe que seguramente me dará.

Sientes un golpe en tu costado y aguantas el daño apretando los dientes, con esto te concentras y ves claramente, como si antes hubieras estado ciego, un punto debil en su guardia que siempre deja abierta.

Caes de rodillas sin querer, Harum se prepara para dar su ultimo golpe.

Pero se confia y solo da al aire. Parece buen momento para contraatacar.

Enseguida, al ver aquel lugar desprotegido, aferro mi alfanje fuertemente en la mano y arremeto contra ese mismo punto, aprovechando además que él ha fallado en su ataque, gritando por el dolor de las heridas ya recibidas, consciente de que con un contrincante como él, no puedo perder el tiempo ni las buenas oportunidades.

Das un profundo tajo, hundiendo la hoja en su piel de cenizas. La parodia demoniaca de Harum retrocede sorprendido al verse... ¿herido? Por un momento ves brotar una especie de liquido viscoso y gomoso de un color blancuzco traslucido de su herida. El rostro de Harum se contrae en un rictus de ira y retrocede aun más.

-¡Esto no es más que el principio! ¡Sufre la Mirada del Gehennim y reza lo que sepas!-

Y el degradado paisaje parece caerse a trozos, desgajandose la escena como si fuera un cristal que se rompiera y luego los trozos se desintegraran en cenizas. Ves sombras sin luz, viendo los diversos matices de la oscuridad... ves como algo se agita como una tormenta en la negrura que te muestra Amin, algo que ulula con miles de voces condenadas, gimiendo al unisono en una cacofonía enloquecedora. Y crees que te envuelve mientras tu mente parece consumirse y estallar en miles de trozos...

Es un sueño, es solo un sueño, Allah Akbar, Allah Akbar. Piensas nerviosamente intentando recuperar el control tal como te enseñó tu mentor. Aunque elegistes no aprender las Artes de la Mente no estas en absoluto desprotegido de las influencias mentales.

Poco a poco te distancias de la horrible escna, reconociendola como una simple ilusión onirica. Acabas solo escuchando el terrible rugir de la tormenta como algo lejano. Ves ahora a Harud a cierta distancia, flotando en la nada y traslucido. La oscuridad se agita como si fuera una charca y se puede ver la faz velada de una mujer de bellos y felinos ojos negros, maquillados sus ojos con alhena, mira la escena y te mira a ti a los ojos. Se sorprende que le devuelvas la mirada.

Os quedais mirando unos segundos, no consigues reconocerla con todo, y a esto la mujer reacciona, da un pase de su mano tatuada por encima y musita algo que no escuchas.

-Despierta.-