Hild, con gesto de sumisión, se acercó al hombre después de echarle un vistazo a su amiga.
-Lo que mi señora está buscando son esclavos bien educados. No quiere ningún bárbaro sin modales, sino hombres y mujeres con cierta... presencia. No sé si me entendéis.
No se me ocurre nada más :/
-Aquí los esclavos son esclavos. Los hay mejores y peores pero nada fuera de lo común. De todas formas pensaba que los daneses conseguían sus propios esclavos-dijo mirandoles con una sonrisa- no se que pueden tener de especiales unos esclavos aquí que no tengan los...-se quedó unos segundos pensativo y de pronto se llevo la mano a la barba- creo que ya se que os ha traido hasta aquí pero no he visto ningún danés por aquí. Quizás pueda averiguar algo...
Asiento al tal Guldeifsson ─os agradecería lo que pudierais averiguar ─digo remarcando cláramente la palabra "agradecería". ─ya nos veremos... pronto, supongo. ─me despido del comerciante, pues es evidente que necesitará algo de tiempo para hacer tales averiguaciones.
Me alejo de él sin si quiera preguntarle donde volver a encontrarlo. Supongo que éste será el lugar más indicado... prefiero dejarlo así; no me termino de fiar. Mejor es no establecer un lugar y una hora concreta, pues así le sería más fácil prepararnos una emboscada si finalmente resulta que está del lado de los secuestradores. Por otra parte el comentario de Hild puede haberlo puesto en alerta... quizá hemos metido la nariz e incluso la pata más de lo debido...
Mientras nos alejamos del bullucio me acerco a la völva: ─Recuerda que no queremos llamar la atención. Es por ello que voy cubierta con esta tela raída y he envuelto la Lanza de los Cuervos en este mugriento trapo. Te agradezco la muestra de respeto, pero para guardar las apariencias trátame como a una igual mientras estemos en Hirsk.
1 - Ni idea cómo seguir.
2 - Lo de la tela no lo sabía.
3 - No era muestra de respeto, era para hecerme pasar por tu sirvienta o esclava o lo que fuera.
A ojos el berserk no parecía que la conversación con el viejo comerciante hubiese dado los frutos apropiados, más bien habría dicho que no había dado ningún fruto y eso le disgustaba y enfurecía a partes iguales.
Igual nuestros compañeros han tenido más suerte en el puerto.- Propuso Thorgrim como siguiente punto donde ir.- O podemos pedirle a otro esclavista que nos enseñe la mercancía.
No he leído en ningún sitio que los esclavos estén en la plaza. Si con la excusa de comprar esclavos nos llevan al lugar donde están encerrados igual nos sonríe la suerte.
Hasta el momento no habían tenido suerte en sus investigaciones. O estaban planteando mal las cuestiones o nadie quería hablar, ya que Hild no se creía ni por un momento que aquellos hombres no supieran nada de la llegada de esclavos de alcurnia. Miró a Thorgrim y asintió con la cabeza.
-Es lo mejor que podemos hacer. Aquí lo único que estamos consiguiendo es llamar demasiado la atención y perder el tiempo. Si ellos no saben nada entonces habrá que cambiar de estrategia.
Los tres se pusieron en camino. La ciudad de las cadenas tenía un aire tan opresor como dejaba ver su nombre. La miseria caminaba tranquila por las calles, reflejada en los rostros de los hombres y mujeres que caminaban por allí entre el barro y la paja. El puerto además no era un lugar mas acogedor, con todos aquellos piratas armados yendo de aquí para allá. Por suerte no tardaron en ver tres cabezas conocidas...