Durante el excaso tiempo en que Zoe desapareció, para reaparecer vestida con una de las camisetas del músico...por suerte era bastante más tela de la que su cuerpo necesitaba y le quedaba bastante larga...Keith pensó en recoger algo la habitación.
¡A la mierda! Ni que fuera un ligue que se había traído a casa. Ella ya estaba acostumbrada a su ligero desorden, por no decir que ella lo era bastante más, con todos esos trastos diseminado por todo el apartamento.
Finalmente pasó de todo y recogió únicamente la guitarra, porque vale que tuviera que dormir con un arma cerca, pero de la guitarra tampoco se iba a separar ni loco.
La dejó junto al lado derecho, cuando vió que Zoe elegía el izquierdo, optando por dejar que las cuerdas miraran contra la pared. No sería la primera vez que Trapos, en uno de sus paseos nocturnos, conseguía arrancar un estrafalario punteo al tumbarse junto a ella.
Bastante dificil sería conciliar el sueño como para ponerse más trabas.
No me fío de ese tío. - comentó mientras se libraba de su camiseta y de los vaqueros que llevaba puestos, quedando vestido únicamente con unos boxer de color negro y que se ajustaban a los muslos - Nos invita a unas copas. Ahora también nos invita a comer. No sé, más que un trabajo por el cual le pagan, parece tener un interés demasiado personal. Es como si se esforzara en caer bien...y me mosquea.
Había obviado el tema de Trapos, pues tras la respuesta de Zoe quedaba bastante claro a quien se lo dejarían a cargo cuando ninguno de los dos pudiera quedarse con él.
No le hacía excesiva gracia el llevarlo al día siguiente, pues el chicano tenía toda la pinta de tomarse un par de mascostas para desayunar si se le antojaba, pero eso no lo haría con Trapos...oh, no...antes tendría que buscar su dentadura. ¡No te jode!
Se sentó en el borde de la cama, dando la espalda a la mujer que compartiría esa noche sus sueños, abriendo el cajón de la mesita que se encontraba de ese lado.
Allí dentro guardaba un arma. No una uzi como la que se había traído Zoe de su cuarto, pero podía dar un servicio bastante bueno en caso necesario.
Tras dejarla a mano, Keith se tumbó finalmente con la vista puesta en el techo y apagó la luz. La oscuridad lo invadió todo, aunque sabía que era cuestión de minutos el que la poca iluminación procedente de la calle le sirviera para poder reconocer cada objeto de la habitación.
Yo llevaré el coche - respondió tras unos segundos - pero en cuanto se lo entreguemos me paso a la moto contigo. No tengo excesivas ganas de compartir un reducido espacio con él....- ¿Tan reducido como el que compartes ahora? Mierda, Keith. Ni que fueras un niñato. Céntrate - ¡Joder! No puedo hacerlo. Si nos llevamos a Trapos no pienso dejarlo a solas con él.
Si no hay nada más que añadir, puedes dar paso a la noche con tu respuesta.
Cuando Keith empieza a despelotarse levanto la mirada de nuevo, por lo que está diciendo, con mirada interrogante y ojos que no pierden detalle, no sé cuantas veces lo he visto ya así, no tantas, las poquitas que se ha dejado. Ea, yo con ropa que me sobra y el mamón va a dormir en gallumbos, más a gusto y cómodo que el copón.
A la mierda, me quito la camiseta y a dormir como un angelito…. Uhm… tengamos el fin de fiesta en paz. Quietecita estoy más guapa. En estas cosas sí.
Vuelvo a relajarme recapacitando sobre lo que dice. El Winter no le cae bien. Normal. ¿A mí sí? Yo no tengo ni puta idea ya… toda una novedad. Sobre todo en lo que a tíos, y a lo que pasa por su cabeza, se refiere.
Suspiro mientras termina de colocarse, girando hacia su lado de la cama y adoptando una postura más fetal, a ver si así me tranquilizo, que demasiados estímulos está teniendo la nena hoy para el diíta de los huevos que está teniendo.
La luz se apaga pero yo sigo con los ojos abiertos, intuyendo el perfil del tío bueno que tengo a mi lado, uno que conozco casi al milímetro, por la cantidad de veces que lo he observado. No soy idiota, tonta tampoco, es muy sexy, y está bueno a todas jodidas luces. Más de una de la discoteca hubiese dado algo esta noche para estar como estoy yo ahora mismo. Que se fastidien.
Acerco mi mano a su pelo, cogiendo un mechón de su melena y soltándolo tras estirar hacia mí, luego otra vez, y así mientras hago el ritual me voy relajando, continuando lo poquito que parece que queda… de nada. Zoe, definitivamente estás idiota hoy. - Al poli lo que le pasa es que está demasiado hormonao, yo creo que sin tantas gilipolleces de esas sería un buen tío. En lo de la incursión sí me fío de él, pero pa lo demás, ni de coña.- Desde luego, eso seguro. Sonrío en la oscuridad reinante, me va a echar ese cable, va a pasar olímpicamente de lo raro que va a quedar ante el otro buenorro tanto movimiento entre vehículos, se la suda. Lo que le importa es hacerme el favor. Y que nuestro amigo esté a salvo. Raras veces me equivoco con él.
No, no, Trapos en la moto to el rato, conmigo. Tú tranquilo.- En el portamaletas trasero que es la segunda casa del animal. Levanto la cara, para verlo mejor, o más bien, intentarlo. -Aunque en verdad creo que no le haría nada, ayer se conocieron y se molaron. Y ya sabes que Trapos no es tonto sobre de quién se hace colega.- Ya vale de hablar del rubito, joder, ya vale.
Me acerco a él, dándole un beso en la mejilla. Su tatuaje luminoso me ayuda a saber por donde cae -Buenas noches, tipo.- Me quedo ahí un momentito, sopesando un segundito sobre si mola tocarle la molar un chispirritín de nada. -Me alegro de que te hayas dignao a aparecer, petardo.- Sonrío deleitada de tenerlo junto a mí de nuevo, en nuestros piques y movidas particulares y vuelvo a dejar caer la cabeza en la almohada, recogiendo mi mano y quedando un poco más lejos de él.
Paso el pelo por detrás de la oreja y ya sí, cierro los ojos a intentar dormirme. En teoría no debería ser difícil, la noche del edificio ese no pude dormir por el rebote y la preocupación que tenía en lo alto, la de después por el ralle de los cojones que me provocó el poli, sin que desapareciesen los sentimientos de la noche anterior.
Así que ésta tiene que ser la definitiva que me cargue las pilas.
Noche, te doy paso. xD
La mañana había llegado como a toda la ciudad con los rayos solares a medias, cubriéndose a veces de nubes, insuficientes para calentar aquel ambiente pero si lo suficiente como para hacer claridad en la ventana del cuarto de Keith que ahora compartía con Zoe.
Trapos se movió en su lugar pero apenas un poco, habían tenido demasiado jaleo como para salir de la cama ya; además, los ruidos provenientes de afuera poco y nada molestaban al animal. Echó un rápido vistazo a la cama, vio un brazo enredado en una cintura, algo a lo que no dio importancia y volvió a cerrar los ojos, posiblemente no por mucho tiempo pues apenas los chicos se pusieran en pie, seguramente él lo haría también.
El leve asomo de luz solar era suficiente para despertar a Keith del más profundo sueño. Siempre lo había sido. Aunque esta vez se sorprendió bastante pues, tal y como había supuesto, le costó lo suyo conciliar el sueño con Zoe al lado.
Había existido un momento en el cual incluso meditó seriamente el levantarse e irse a dormir al sofá, pero recordó que este servía de parapeto junto a la puerta, por lo que no iba a estar muy cómodo que digamos.
Ni siquiera se le ocurrió la idea de utilizar la cama de Zoe, aunque el suelo junto a Trapos le pareció bastante atractivo cuando la muchacha, ya dormida, había girado sobre sí misma para rodear con su brazo la cintura del músico.
Finalmente Morfeo venció a cualquier otro pensamiento que hubiera anidado en lo más profundo de su mente, sumiéndole en un sueño tranquilo y sin sobresaltos.
Ahora abría los ojos a un nuevo día, para encontrarse con que la postura de ambos no había cambiado ni un ápice.
Hoy sería un día importante, pues comenzarían los preparativos para llevar a cabo la tarea que tenían pendiente.
Bien pensado, aunque no consiguieran joder a McMord, si les pagaban lo convenido podían desaparecer de aquella ciudad y probar suerte en otra. Era lo bueno que tenían ambos...todos sus lazos se encontraban en aquella misma habitación.
Con cuidado levantó el brazo de Zoe, arrastrando lentamente la espalda hasta conseguir salir de debajo.
Un extraño sentimiento de pérdida anidó en él cuando se apartó de la calidez que desprendía el cuerpo de la mujer...¿Otra vez Keith? Déjalo ya y levántate.
Y así lo hizo. Con intención de hacer el menor ruido posible, el músico se levantó y se encaminó al baño. No le vendría mal una buena ducha, de agua fría a ser posible.
Trapos. Ladrando como si le fuese la vida.
Abro los ojos, momentáneamente sorprendida de que a mí alrededor no está lo que veo siempre que amanezco desde que llegué a esta ciudad, hasta que caigo en la cuenta de los acontecimientos de anoche, y el motivo del cambio. Me froto la cara con la mano izquierda mientras veo como sale el escandaloso del trío a saltitos, todo encaja: Keith se ha levantado y el otro le está pidiendo su desayuno. Y se ha acabado la paz, claro.
Un eterno bostezo que casi me descoyunta la cara y me estiro todo lo que puedo. -….UUUUHHHHHMMMMM….- Es cómoda la cama ésta, he dormido de puta madre. Me quito un poco las legañas y ya sí, me levanto.
Todo va bien, me encuentro descansada, como si hubiese dormido tres días, como un puto tronco. Salgo al salón que está medio trastocado con la mudanza del sofá de anoche, despertándome un poco más el contacto frío del suelo. Parpadeo para hacerme a la luz natural otro poco…. unos gemidos se acercan con rapidez, mientras algo tira, con bastante energía e insistencia, del bajo de la camiseta. Que sí… que sí, Trapos, joder.- La voz ronca por todo el rato que ha estado en pausa no pierde el tono cariñoso... ni el resignado.
Me acerco a la puerta del baño tras esquivar los trastos reinantes por tos laos -Keith, ¿Quieres café?- Tras la respuesta me voy a la cocina, porque sino la camiseta va a durar lo justo, y le echo el pienso que toma el perro, bastante cantidad para que se quede tranquilito un buen rato. Por como se comporta siempre tiene que ser adictivo o una mierda de esas, porque vamos, se pone frenético. Le cambio el agua, ya que estamos.
Cojo una sartén y coloco tostadas, a fuego lento en la hornilla esta de mierda. Mientras, la cafetera con todos sus avios en la otra hornilla que tiene la cocina. Otro bostezo, se me saltan hasta las lágrimas… ¿Qué hora será?... me las aparto lentamente de la cara. Venga ya a espabilar y funcionar…
Me agacho a la mininevera, al abrirla, cojonudo, prácticamente está vacía, un rápido vistazo que no es nada prometedor. Usease, el pan nos lo vamos a tomar sin nada y el café sin una trite gota de leche... Pues a mí que no me vaya a echar la bulla o algo, encima que ha pasado de todo durante dos largos días.
Le doy la vuelta al pan y cojo un par de vasos no especialmente relucientes. Estiro los brazos hacia arriba, larga y lentamente, otra vez, ¿Por qué coño tengo el cuerpo tan entumecido?
Y allí estaba él, dejando que el agua recorriera su cuerpo con furia. Había abierto el grifo al máximo pues le gustaba sentir el impacto de las gotas contra su piel. Respiraba con inspiraciones cortas y rápidas, buscando la forma de soportar el frío del líquido. Joder, eso despertaba a cualquiera.
Apoyó las manos contra la pared y sumergió la cabeza bajo la cortina húmeda que surgía desde la ducha. El pelo se pegó a su rostro formando una segunda piel mientras Keith, con los ojos cerrados, sentía que comenzaba a relajarse.
Hubo un momento en que escuchó la voz de Zoe, aunque unicamente entendió la palabra café. El resto sólo había que suponerlo, por lo que respondió con un fuerte - ¡SI! - que provocó un cierto eco en el interior del baño.
Un minuto, sólo un minuto más. Era todo cuanto podía aguantar ya bajo la gélida agua. No necesitaba verse el rostro para saber que sus labios se habían convertido en una fina cicatriz púrpura. Iba a necesitar un buen rato para entrar en calor, pero no le importaba...cada cosa a su tiempo.
Cerró el grifo con mano temblorosa y se irguió, dejando que la gravedad hiciera su función y el agua descendiera desde sus cabellos en dirección al sumidero.
Alargó el brazo y tomó la toalla que se encontraba sobre la mampara, secando primero el pelo para luego descender por el resto de su cuerpo.
Sólo cuando salió de la ducha se dió cuenta del error que había cometido...en sus prisas por darse una ducha había olvidado completamente traerse una muda limpia.
Joder. ¿En qué coño estaba pensando? O espabilaba o le freirían a tiros en los próximos días. Si no era capaz ni de recordar algo tan simple ¿cómo pensaba sobrevivir a lo que se les venía encima?
Suspiró y evaluó las opciones de que disponía...llamar a Zoe y pedirle que le trajera ropa...uhmm, no, eso lo descartó de inmediato. Tendría que estar aguantando su cachondeito durante el resto de la mañana.
¿Ponerse de nuevo la muda anterior? Ni hablar. No es que Keith fuese el adaliz de la limpieza, pero tampoco llegaba a esos extremos.
Pues sólo le quedaba una opción más. Rodeó su cintura con la toalla que había utilizado para secarse, aunque a su pelo aún le quedaba un buen rato para perder la humedad que ahora lo impregnaba, y salió del baño.
Descalzo, e intentando hacer el menor ruido posible, se dirigió lo más rápido posible hacia su cuarto. Con suerte Trapos estaría más interesado en otras cosas y le dejaría en paz.
Jajajajaja
Mi Dios!! No saben qué ganas me han entrado de hacer a trapos :P
Al ruido de la puerta que se abre me giró a mirar. Vasos con café en la mesa y un puñado de rebanadas de pan en un plato, eso es lo que hay en lo alto de la mesa. En mi cara lo que hay es una amplia sonrisa de pura malicia.
¡Venga! ¡Trapos!... ¡¡¡ATACA!!!- Madre mía, su cara de flipaera merecería la pena pese al cabreo que vendría inmediatamente. ¿Cuánto duraría? ¿Tres días como mucho? Bah, estaría riéndome mucho más... Me muerdo el labio inferior y me resigno a ser buena, Una vez al año no hace daño. Y es mejor así, no está el horno pa muchos bollos. Cojo una rebanada del desayuno y la coloco en el plato de Trapos, para que esté despistado un ratico más.
De la que te has librado, chaval. Me río, acordándome de otra en la que no tuvo tanta suerte, una bastante reciente, mientras desaparece en su dormitorio.
Oye, Keith… ¡¿Qué hora es?!- Un buen grito para que llegue al cuarto en el que se ha atrincherado. Je, cobardica. –¡¿Lo puedes sacar tú que yo me ponga a currar?!- Que el gilipollas del poli me dio un huevo de trabajo extra. Frunzo el ceño mientras enciendo la tele, en un canal de música.
Ea, ya me he agobiado. Otra exhalación, mismo destino -¡Venga ya a papear! La virgen, ¡¡Qué pachorra tienes macho!!
Corre, Zoe, tienes que venir…- Keith entró como un huracán, ella no levantó la vista de lo que estaba haciendo, lo había reconocido sin nisquiera girar la cabeza. Corriendo, caminando… sabía cuando lo tenía cerca. Perfectamente -No puedo tío, como no termine esto pa mañana, Cykril me corta los huevos.- El músico se acercó, despacio, y le quito las gafas de trabajar con cuidado -Te he dicho que vengas.- Así, sin más, consiguió que ella cambiase de idea, lo miró a los ojos y vio tal determinación que decidió que le dieran por saco al jefe de la comunidad -Joder… vale…- Bien visto, su compañero nunca la molestaba con tonterías, sólo si la llamaban los mandamás, si alguna de sus hermanas pequeñas se había caído o nadie podía cuidarlas… cosas importantes.
El hombre salió corriendo, dirección las afueras del campamento, ella lo siguió a la misma velocidad sin hacer ninguna pregunta. Varias personas los vieron desaparecer, preguntándose en que asuntos andarían esos dos ahora. Seguramente nada bueno.
En una pequeña arboleda, junto a una caja de cartón había un precioso cachorro de pastor alemán, de aproximadamente dos meses. Pegaba saltitos y correteaba feliz por el paraje, al ver a los dos amigos salió disparado a por ellos, meneando la colita. Zoe se paró en seco. Hostia puta… que pasada de animal... La sonrisa de Keith era exultante, amplia en toda su expresión.
La chica miró a los ojos del rubiales, flipada y sonriente. Mil preguntas acudieron a su cabeza. ¿Dónde coño había encontrado esa ricura? ¿Cuándo? ¿Había más?... Pero se puso práctica –Nos lo tenemos que quedar. Me he enamorado- Frunció el ceño, no sería fácil, a veces se ponían tontos con ese tipo de cosas…. El joven ladeó la cabeza, arqueando las cejas y retándola con los ojos y en el tono al contestar, una expresión que a ella le encantaba -Eso es cosa tuya, chispita.- Tras unos segundos en silencio, la chica asintió -Hecho, yo me encargo.- Y se agachó a cogerlo del suelo, se moría de ganas por hacerlo, con una ternura que no demostraba a cualquiera. El animal, para saludarla, le lamió la cara.
Esa misma noche destrozó la primera camiseta. De Keith.
Un par de minutos es cuanto necesitó para sustituir la húmeda toalla por unos vaqueros que habían visto tiempos mejores. Los bajos se encontraban ya deshilachados y el fondillo un poco gastado, pero aún soportarían un poco más de uso por parte del músico.
Además, qué coño, le gustaba aquella prenda. Se encontraba cómodo y se resistía a sentir la dureza de la tela de una prenda recién comprada. Quizá despues del trabajo que tenían por delante. Con ese dinero en el bolsillo puede que consiguiera apartar la incomodidad a un lado y hacer un sacrificio.
Buscó una camiseta granate de cuello desbocado, de esas que tienen un par de botones en la parte superior pero que para el músico era como si no existieran, puesto que nunca los abrochaba.
Se calzó unas botas con rapidez y salió de la habitación en dirección a la cocina. Allí le esperaba Zoe, o al menos esperaba una respuesta por su parte a aquellas preguntas que le había gritado.
Chispita se acababa de levantar y ya saltaba a la vista que el mal humor no iba a tardar en hacer acto de presencia. Iba a ser un día muuuuy largo.
Keith abrió uno de los cajones de la comida, donde se encontraban los cubiertos, pero en vez de sacar un tenedor o un chuchillo, lo que sacó fue un reloj. - Ya deberías saber dónde lo dejo. - lo miró un momento y volvió a dejarlo donde estaba - Apenas las siete, podías haber descansado un poco más.
Lo mismo podía haber dicho de sí mismo, pero una vez que habría los ojos le era imposible mantenerse durante mucho tiempo en la cama, al menos no sin distracción...a veces tocaba mentalmente la guitarra y apuntaba las notas en una libreta que guardaba en la mesita que se encontraba al lado de la cama. Le hubiese gustado rasgar las cuerdas del objeto que más le importaba en la vida, pero un par de visitas de los polis, alertados por los vecinos, le había hecho cambiar hábitos.
Se inclinó hacia la encimera, junto a Zoe, para llegar hasta una de los trozos de pan que había en ella. Al hacerlo se notó el bulto que se encontraba en la parte baja de su espalda. No pensaba separarse de la pistola durante los próximos días.
Yaf le faco yo, nof te pfeocupfes - respondió sonriente a la última de las preguntas de la joven, con los dientes sujetando fuertemente el pan para que este no acabara en el suelo. Tomó la correa del fondo de otro cajón, puesto que Trapos solía caminar libremente cuando le sacaba, y se acercó para sujetarle.
Al perro no le haría ninguna gracia, pero dadas las circunstancias no iba a correr ningún riesgo...¡joder! se estaba volviendo un paranoico y eso que aún no había empezado la movida.
Miró el café, humeante en la taza, y dudó un instante. A la mierda, ya se lo tomaría despues. - Vamos Trapos, ha llegado el momento de la descarga. - Y se dirigió hacia la puerta.
Estooo, uhmmm...Chispita ¿puedes ayudarme a apartar el sillón?
No sabes hacer nada tú solito, ¿eh?- Sonrío ampliamente al pasar por su lado mientras le guiño, dirigiéndome a uno de los extremos del mueble tras soltar el mando de la tele, rápida y esquivando ágilmente los cacharros que hay por todos lados, en suelo, las mesas… que sacrificado es mi trabajo.
Las siete. Joder. La hora revolotea en mi cabeza mientras movemos el mueble, porque vamos, entre la reunión con los flipaos, el dichoso viaje de vuelta y la bronca de las narices me tuvieron que dar las tres-cuatro. ¿Cuándo fue la última vez que dormí cinco horas?... que dura es mi vida.
Oye Keith, el jueves fui con el poli al Silent,- Ya es uno de mis baretos preferidos, así de moteros y todo chulo. Y siempre nos cuidan a Trapos bajo la barra -estaba de camarero Taylor y me ha dicho que quiere hablar contigo porque van a hacer unos conciertillos allí, por si querías unirte y tocar.- Mejor hablar de esto que de LA PUTA MIERDA que es que el perro tenga que ir con correa por su seguridad. -Le dije que pasarías, ayer, pa que concretaseis, pero con la movida se me pasó decírtelo. Si lo de hoy no se complica podemos ir luego pa que te cuente bien.- Me encojo de hombros a modo de medio disculpa, apretando los morros. Pa muchas charlas amigables no estaba yo anoche precisamente.
El sofá, por fin, cae en el sitio que de verdad le corresponde. Me paso las manos de la frete hacia atrás, apartándome el pelo de la cara. Sonrío y lo vuelvo a mirar -Ya que estás... Pilla comida, que estamos más secos que cuando llegamos a esta ciudad de mierda.- Lo miro con expresión de estar dudando sobre si estoy tentando demasiado a mi suerte, de aquí a ya me va a decir que deje de liarlo, pero estoy bastante segura de que va a hacerlo... Que encanto es mi Keith.
Me giro enseguida a mi otro compañero de piso, el peludo -¡Tú! ¡Ven aquí!- Unos palmetazos en las piernas desnudas mientras se acerca Trapos y me pongo de rodillas en el suelo, a que nos dediquemos unas cuantas carantoñas, caricias, besitos y lametones a modo de despedida. Riéndome que da gusto mientras me vuelvo a incorporar... Que lindo es mi perro.
Sed buenos, tipos. Gastar cuidao.
Para cuando Keith volvió a la casa, Zoe seguía dando vueltas por la casa tal como él la había dejado al irse pero no le riñió, la verdad es que eso era lo que menos le interesaba en ese momento; sin embargo debían apurarse pues no quedaba mucho tiempo y se lo dijo a su amiga mientras se sentaba en el brazo del sillón y cogía su guitarra para arrancarle un par de notas, unas que parecían decir: "¿Te vas a apurar, nena?". Ella levantó la mirada y les hizo una mueca a ambos, se negó a ir con Keith pues aún tenía cosas que hacer pero podían adelantar si él iba por delante en el auto y luego le mandaba un mensaje a ella para decirle en que dirección estarían. A él no le agradó en absoluto por supuesto.
Keith odiaba la idea de dejarla sola pero ella aseguró que estaría bien y puso ese gesto que le advertía al músico que si no hacía las cosas como ella quería, iba a haber guerra de verdad por una tontería. Trapos se sintió feliz, prefería mil veces viajar en la moto que en el auto viejo de un policía. Zoe se acercó a Keith y le entregó un papel con la dire del poli mientras le advertía que no se perdiera pues no quería tener que salir a buscarlo como la última vez, era una mezcla entre broma y advertencia, muy al estilo Zoe en realidad y él le aseguraba que ya lo había entendido, que no era un niño. Se acercó y la besó en ambas mejillas mientras le decía al oído que se cuidara, una vez hecho el ritual se alejó en busca del auto del poli, no quería perder tiempo.
Sin embargo Keith no fue capaz de andar mucho más, mientras bajaba las escaleras se maldijo porque simplemente no podía dejarla sola y ya. Así que entró de nuevo en el departamento ante la alegría de la mascota de la pareja y enseguida le aviso a Zoe que era él, no fuera a ser la de malas que ella le disparara. Le explicó que la esperaría porque no quería dejarla sola y eso hizo; por suerte para él la chica no demoró mucho en estar lista y acordaron que él la seguiría en el auto hasta la casa de Grasp. No tardaron mucho en dar con él lugar.
Perdona pero Gica me tiene loca por no haberlos reunido antes, así que tu siguiente post, directamente en la escena de Grasp.
Besos y bienvenida.