-Una semana...-dije más para mí que para él y giré la cabeza para mirar unos instantes a la pequeña.-Una semana y vendrás a verla-esta vez si me dirigí a él.-McMord es un tipo de cuidado pero no voy a meterme en tus cosas y lo sabes, por eso trajiste a Ae conmigo. Tienes razón, me habría casado ya. No sé qué tan bueno sea que me conozcas tanto pero bueno... Termina ese café y empieza con tus..., diligencias que cuanto antes termines mejor.
Aún resonaba en mi cabeza el sonoro beso en la mejilla, presto para desconcentrarme en lo siguiente que quería hacer o decir, algo que ni yo misma sabía; además, no estaba dispuesta a que aquello quedara como el favor que me debería por siempre porque no era así. Me bajé del desayunador y puse el café sobre la mesada.
-Haces un café asqueroso-bromeé.-Bien, ahora que sé de quién debo cuidar a tu sobrina, me siento más tranquila por irónico que parezca. Al menos tengo alguien a quien cuidar, desde que murió mi madre esta casa es una pesadilla, serán unos buenos días con compañía y sólo tendrás que pagarme una buena cena, en un buen restaurante con el dinero que tienes en la comisaría.
Seguía bromeando y esperaba que él lo supiera. Me acerqué a él y lo abracé sin previo aviso mientras le hablaba al oído.
-Cuídate, no quiero que te pase nada y no lo olvides, ella estará bien aquí conmigo. No la perderé de vista y no se sentirá sola. Lo prometo.
Solté su cuerpo con cierto pesar, era agradable estar con él de nuevo, verlo de nuevo parado allí. Quizás me daba un poco de melancolía pero lo cierto era que estabamos mucho mejor así. Me quedé parada allí, dándole la espalda para darle tiempo a que se despidiera de su sobrina si era lo que quería hacer. La vida daba muchas vueltas y últimamente la vida no me daba sorpresas agradables pero aquella era una buena oportunidad para pasar unos días olvidándome de todo y de todos.
Acepté la regañina de buen grado, me gustaba escucharle aquel tono de maternal enfado, no lo dejaba entrever demasiado a menudo, creo que sólo con los que de verdad le preocupaban, por eso me agradaba.
En el mejor restaurante que conozco, allí te invitaré a cenar iba a añadirle la típica broma, pero no pude, aquel abrazo sí que me sorprendió, aquel cariñoso gesto lejano de los habituales de November, sólo acerté a sonreírle, a mirarla a sus oscuros ojos con agradecimiento, a devolverle el abrazo, negándome a admitir que tal vez necesitara alguno así más a menudo.
La seguí con la mirada mientras se daba la vuelta, era mejor no decir nada, ¿qué podía decirle? Así que fui de nuevo al lugar donde mi sobrina veía el programa infantil, y me acuclillé frente a ella, Ae, tengo que irme, luego pasaré a recogerte para llevarte a ver a mama, ¿de acuerdo? no era una pregunta, y la pequeña lo sabía, así que le di un beso y me incorporé, no quería hacer una despedida más teatral, pues eso la pondría en guardia.
Tengo que irme ya me dirigí de nuevo a November, Pórtate bien y que Ae no tenga que reñirte le dije con una sonrisa mientras enfilaba el camino de salida.
Ambas chicas se despidieron de Grasp como si sólo fuera a dejarlas solas unos instantes, el tiempo suficiente para traerles alguna golosina o un buen manjar, daba igual. Lo cierto es que se sentían cómodas la una con la otra y estaban dispuestas a pasarlo bien el tiempo que fuera necesario. November esperaba -secretamente- que no fuera mucho y Ae igualmente aunque por distintas razones. La morena caminó hasta la puerta y se colgó de ella mientras la abría y la sostenía para que el policía saliera con comodidad. Había en su rostro una expresión de añoranza, de buenos deseos y mejores intenciones, así que Winter no tendría de qué preocuparse.
Ae se levantó y abrazó a su tío de pronto, era como si dejarlo ir le costara a pesar de sentirse bien con la amiga del policía pero luego lo soltó, al mismo tiempo que November echaba un brazo por encima de los hombros pequeños de la niña y con la otra mano echaba al hombre con una seña como si quisiera decir vete antes que entre las dos te secuestremos. "Te veremos pronto" había dicho la dura policía con una voz casi infantil y la pequeña había asentido de forma más madura. Lo observaron alejarse por el pasillo durante un rato pero luego November cerró la puerta para dedicarse a atender a su pequeña visitante, iba a consentirla tanto como pudiera.
Los pasos de Grasp lo llevarían al único lugar al que pudiera ir en ese momento, además tenía que esperar a Zoe y al músico para encontrarse con Max y ya había pasado una buena parte de la mañana. Tras salir del complejo de departamentos donde vivía November, dejó de sentirse observado y de algún modo las personas se sentían agradecidas con eso, al menos las personas normales. Estar en un edificio de policías siempre puede ser un arma de doble filo. Las calles estaban poco concurridas y había un olor extraño en el aire, parecía uno de esos días donde todo el mundo tiene miedo y presiente que algo muy malo está por ocurrir. Lo importante para el poli rubio ahora era volver pronto a casa.
Ya me dirás qué quieres hacer, rubio ;)
Nota: Bueno, como hay que reunirlos y no me pones nada acá, edito el post y empiezo a reunirlos. Besos.
Estaba por entrar en su casa cuando de pronto a unos cien metros, vio algo conocido. Era su auto y tras él aparcaba la joven, arisca y guapa, Zoe en su moto. Una pena, porque eso significaba que no viajarían juntos en la parte trasera del auto. Tenían algunos minutos aún pero mientras afinaba la vista descubría quién venía conduciendo su auto; Keith también divisó pronto al policía y no le agradaba ni un poquito, así que sacó las llaves y saltó del auto como si tuviera resorte parándose al lago y recargándose de la puerta con las llaves del auto esperando a que el poli se acercara.
Keith echó una mirada a Zoe y se preguntó si después de todo lo ocurrido ella iba a terminar con enamorada de un policía, el pobre Keith se encogió de hombros, si iba a ser así él la iba a apoyar porque la adoraba y lo que más quería en la vida era ver feliz a su Zoe, aún cuando fuera con un imbécil como Winter, peor que McMord no podía ser desde ningún punto de vista y si se portaba mal el rubio no dudaría en vaciarle una pistola en el cuerpo. Apretó los ojos mirando a Zoe mientras se apeaba de la moto con una sonrisilla traviesa, cada vez la encontraba más guapa pero respiró profundo y miró al otro lado, de nuevo al policía.
Siempre le había parecido que los tipos como Winter, que estaban en un cuerpo de "ley", eran por demás sobrados y Winter era el vivo ejemplo de lo que él no quería ser nunca, además, eso de ser tan guapo y encima creerlo, era como demasiado incluso para Keith a quien las mujeres seguían gracias a su música. Se cruzó de brazos y esperó mientras Trapos observaba toda la escena con la lengua de fuera y un curioso casco que le ponían para protegerle. La fiesta iba a empezar y Keith estaba ansioso de ello, ya sólo faltaba reunirse con Max.
Alcé la mano en un saluda bastante natural en dirección a Zoe y Keith, me encontraba algo mejor tras haber dejado a la pequeña con November, mucho más tranquilo, aunque aún tenía que ir a ver a Clay, pero eso tendría que esperar hasta que tuviera esa reunión con el resto de pringados en este asunto.
Hola Keith saludé acercándome con parsimonia para dar tiempo a Zoe a detener su estrafalaria moto, tendí la mano para que me devolviera las llaves de mi coche, y cuando lo hizo murmuré un precipitado gracias. Apenas conocía a aquel tipo, pero no me gustaba la relación que tenía con Zoe, no era capaz de explicar el porqué, simplemente no me gustaba, pero no por ello dejaba de reconocer su utilidad para lo que se avecinaba.
Miré con cierta curiosidad a Trapos, nunca me habían interesado los animales, tal vez fuera porque nunca había tenido uno, pero enseguida centré mi atención en aquella chica que tanto me desconcertaba.
¿Has dormido bien Ojos Verdes? pregunté jovialmente mientras la observaba de arriba abajo sin preocuparme en disimularlo en exceso. El día que tenemos por delante puede ser bastante intenso aquí la incipiente sonrisa desapareció de mi rostro, y el tono desefandado desapareció, empezaba a lamentar haberla metido en esto.
A toda hostia. Keith y consecuentemente el buga del poli, siguiéndome… perdón, siguiéndonos. El asfalto y sus curvas van quedando en la retaguardia, rompiéndose la monotonía del trayecto con algún que otro ladrido de Trapos cuando el coche se queda demasiado atrás y el animal deja de ver el careto de la otra persona que le importa, el músico, regañándome por mi pasotismo. Y yo sonriendo ampliamente mientras, of course.
Aparco sin demasiado cuidado ni parafernalia sobre la acera, el perro está más que curtido y yo ya ni falta hace comentarlo. Observo el encuentro de los muchachotes mordiendo el labio inferior, hay que resignarse y asumirlo, el día va a ser largo, para que negarlo, pelín desconcertante seguro que también… mierda de tíos.
Mano en la frente, a modo de visera, que se separa para saludar al coleguita que curra en la comisaría once, el mote de rigor que me niego a que me acabe molando, pues entonces el problema sí que seria importante, subnormala, y sonrisa en la cara cuando se dirige a mi persona. Cuando termina de mirarme como si estuviese buscando armas de destrucción masiva… Cago en todo…. Me decido a contestarle, tras resoplar el flequillo.
De puta madre, Winter. En mu buena compañía.- Ensancho la sonrisa y me acomodo un poco en la moto, esperando a que Keith esté en lo alto, a mi espalda, para arrancar de nuevo, señalo con la cabeza su carro -Tírale, te seguimos.- Y vuelvo los ojos hacia él. Pequeño acelerón animador incluido, a modo de broche.
No sé si era el tono de su voz, sus gestos o simplemente su sonrisa, el caso que es no evitar brindarle yo una muy parecida a la suya en cuanto a actitud Supongo que lo dirás por Trapos era obvio que el tono era de broma, pues aún era temprano para ofender al músico, y más teniendo en cuenta que tendríamos que pasar el resto del día juntos.
Me planteé retarla a seguirme, pero quería que llegáramos todos de una pieza, así que asentí sin perder la sonrisa e invité a Keith a entrar en el coche, pero esté negó con la cabeza, iría con Zoe. Cuando estuvimos listos, arranqué y conduje con calma, buscando cualquier tema en la radio, el caso era no pensar sobre el tema que recurría una y otra vez a mi cabeza, que no era otro que cual era la jodida relación que le unía a Zoe, pues a mi pesar, me fastidiaba no saberlo con seguridad.
Fuimos dejando atrás la ciudad, hasta aproximarnos a la zona del puerto viejo, un buen lugar para pasar desapercibido, y también para terminar en el fondo del mar, pues no todo van a ser ventajas. Encendí la radio de la policía, e hice un par de llamadas para advertir de que estaría fuera durante todo el día, investigando un par de pistas sobre otro caso reciente. Hasta que finalmente aparqué el coche en la parte este del puerto, frente a un desvencijado almacén, rodeado de grandes edificios que eran sin duda de construcción mucho más reciente al resto.
Aquel lugar se había convertido en un semillero de bandas y negocios nada recomendables, pero a estas horas, la mayoría seguía descansando en sus cuchitriles. Me bajé del vehículo e hice una señal a Zoe para que se acercara, y quité una oxidada tapa de metal que cubría un panel de seguridad.
TFL 540, el modelo alfa inicial, Securetech, escáner retinal más contraseña táctil le dije en tono profesional, frente a la enorme puerta que cerraba el paso a la nave, ¿Qué pasaría si introdujéramos una clave incorrecta? la sonrisa volvió a salirme sola, defecto de estado.
Mongolo.
La contestación debería salirle cara al buenorro este. No es otra cosa lo que dicen mis ojos. Entorno, con evidente mala leche, la mirada cuando dice lo de mi animal, aunque su tono haya pretendido ser de “que colegas que somos todos” en mi cara es evidente que no me ha hecho puta gracia. Aprieto los dientes y nuevo acelerón… uno nada simpático, ni unificador. Más bien invita a correr con el rabo entre las piernas.
Suspiro cuando lo veo montándose en su cacharro, volviendo entonces a la carretera con mis dos compañeros del alma a mis espaldas…. ¿Y si me largara en otra dirección? Un simple: -Keith, a tomar por culo todo…- y a tirar millas con ellos a donde nos salga de los cojones. Lo tengo claro…
Me ahorraría muchos, pero muchos, problemas.
Mi gozo en un pozo... Sigo la carreta con tranquilidad, más bien con aburrimiento, esta velocidad tiene que estar rayando los limites de seguridad… pero por el mínimo. Me permito el lujo de ir mirando alrededor, una forma como otra cualquiera de entretenerme, que falta me hace.
Otro barrio del que no tengo ni zorra idea, otra novedad con un tío que se está haciendo demasiado familiar en tan poco tiempo. No soy idiota, no es la primera vez que me pasa eso. Desgraciadamente ya me he caído de ese tipo de guindos. Una vez para ser exacta, y me quito ganas de más… así que vuelve al paisaje, idiota.…
Y la silenciosa compañía del músico que anima la reunión, a su manera…. En eso sí que no quiero pensar.
Que coñazo ¿eh, Keith?- Me quito el casco y me voy hacia el maletero cuando aparcamos, a soltar a Trapos, me hubiese parado a jugar un ratillo si las palabras del buenorro no me hubiesen interesado desde la primera inicial que ha dicho. Lo suelto y voy derecha y rápida hasta donde está, mirada en el panel… chica lista, la sonrisa prometía ser de infarto.
A ver… quita.- Mano en el pecho del rubiales para que se haga a un lado, yo mirando las características visibles, confirmando que es el modelo que dice, porque recuerdo perfectamente que NI SIQUIERA sabía lo que era un panel de control de un triste robot.
Saco un destornillador del bolsillo trasero, sonriendo al volver a mirarlo, -Con este en concreto… te llevas el calambrazo la metas bien o no, está hecho mierda.- Abro la tapa haciendo palanca con la herramienta…. efectivamente, se nota que ha cortocircuitado bastantes veces. Levanto la palanca del diferencial y aprieto el cable que la une con los teclados. Una pena no poder fardar, pero no me he traído el descodificador que me daría la contraseña en dos minutos (el objetivo del óptico parece de coña). Mala suerte, chavala.
Pero tú no te preocupes por eso hombre, que no va a pasar mientras yo ande cerca.- Arqueo las cejas con la cabeza inclinada, sonriendo un poquillo. Así que mantenme con vida, poli. Me subo la cremallera de la rebeca roja, hace bastante rasca en este puerto de los huevos.
Venga, dale, que no tenemos to el día.
Tirada: 1d10(+14)
Motivo: chapuza dedicada al poli
Dificultad: 16+
Resultado: 1(+14)=15 (Fracaso)
Tirada: 1d10
Motivo: verás
Dificultad: 5+
Resultado: 4 (Fracaso)
Obviamente me quité ante el afanoso empujón que Ojos Verde me propinó para centrarse en algo que, de momento, le interesaba mucho más que yo. La observé manipular el aparatejo, devolviéndole la sonrisa, que novedad, y observando con cierta preocupación algunas chispas que saltan, pero al ver que Zoe no parece darle importancia, tampoco yo le doy demasiada, para eso es su campo.
Me quedé mirándola durante unos instantes, sus gestos tenían algo que hacía que resultara complicado no fijarte en ella, y claro, procedí a seguir sus instrucciones, así que coloqué el dedo sobre el desgastado lector de huellas…
!JODER! un chisporroteo y el dedo rápidamente apartado, el calambrazo había sido bastante considerable, HOSTIA PUTA sujetaba mi mano, que se había quedado bastante adormilada, y un gesto de dolor y contrariedad se dibujo en mi rostro. El sistema no había salido mucho mejor parado, y empezaba a humear de manera alarmante.
¿La había vuelto a fastidiar?, ¿Se había cargado la cerradura de la misma manera que la pistola de Machete?
¿Qué coño has hecho? la posibilidad de que lo hubiera hecho a propósito se abrió paso en mi cabeza Si lo has preparado así a posta no tiene ni puta gracia, ¿y si llego a poner el ojo?, ¿me lo habrías luego reparado? no era exactamente enfado el tono que use, sino más bien perplejidad, no le cuadraba en absoluto que hubiera sido queriendo, así que antes de que respondiera, intenté esbozar una sonrisa.
La próxima vez que quieras toquetear algo, Ojos Verdes, mejor me tocas a mí, ¿vale? definitivamente el conato de enfado se había disipado al ver su expresión, y que se hubiera ido así de rápido, no me terminaba de convencer.
La sonrisa de satisfacción por el trabajo bien hecho ha durado… exactamente un segundo.
¡MIERDA OTRA VEZ NO!
Con la mayor de las perplejidades escucho cada una de las palabras de la bronca del poli, aparto la mirada y me froto el lado derecho de la cara con la mano mientras niego un poco con la cabeza y apoyo la otra mano en la cintura. Alucinante. Simple y llanamente.
¿Qué cojones ha pasado? ¿Qué he hecho mal?... Cuando termina de hablar el poli es cuando decido que da exactamente igual. Frunzo el ceño al volver a mirarlo, reprimiéndome de preguntarle si está bien, mucho menos le voy a agradecer su comprensión. Los nervios me están calcomiendo.
Eh, eh, para el carro… ¿Qué pollas querías que hiciese con sólo un puto destornillador?- Me echo para adelante, enseñándole el objeto, enfadada con el mundo, no con el poli, no tengo tanto morro -No… no es mi culpa que tuviese jodida la transmisión, eso no se puede saber sin un voltímetro.- Lo miro al azul de sus ojos otro segundo y bajo la mirada, volviéndola al aparato, pensativa. Que vacilada le has metido Zoe… el hollín del terminal me podía haber dado la pista… perfectamente. Pero claro, como sólo pienso subnormalidades últimamente…
No te iba a pasar nada con el óptico, ¿vale? no funciona, eso sí lo tengo claro.- Mitad suspiro mitad bufido vuelvo a acercarme a la plaquita de las narices y a la cerradura en cuestión. Tarde, capulla, otra vez… y un poco colorada. Si la descarga hubiese sido de la toma de tierra, el poli ahora mismo no me estaba regañando amigablemente…. Y yo estaría bastante puteada.
Vuelvo a mirar al buenorro, tras un vistazo rápido a Keith, que tiene que estar flipando en colores con mi mal hacer. Seria -Me cago en la puta de oros… vaya mierda de puerta. Lo más efectivo es una jodida patada y a otra cosa.
Me soplo el flequillo. La reunión va a dejar de parecerme divertida demasiado pronto.
Muchas gracias guapa.
A pesar de ser de noche, el barrio de November estaba sumamente tranquilo, sin embargo y muy a pesar de eso podía sentirse como enrarecido el ambiente. El olor a canela era mucho más fuerte y la total ausencia de sonido, hacía que todo parecía más tétrico. Los pasillos estaban por completo solos, excepto por los guardias vestidos de negro que aunque pasarían desapercibidos para cualquiera, no para Winter que se las sabía todas respecto a temas de seguridad. Cada paso que el rubio policía daba en dirección al apartamento de su amiga, resonaba en todo el patio conjunto que tenían aquellos departamentos.
Al doblar para subir las escaleras hacia el departamente de November, Winter notó que no había nadie ni en el recoveco antes de salir, ni al subir en el corredor o cerca de la puerta de su amiga. Las cámaras estaban apagadas y podía notarlo porque no se movían siguiendo la trayectoria que él estaba