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EL ERROR DE ARDHERIN

El origen de los elfos oscuros se remonta a Ardherin, supremo monarca de Drowanon y un poderoso hechicero fascinado por los artefactos de Antes del Cataclismo. La pieza más peligrosa de su colección era la Máscara de la Luna Negra, que le proporcionaba la capacidad de ver todo aquello que deseara. Pero Ardherin ignoraba que el artefacto era obra de Nocturne. El Padre de la Noche mostró a Ardherin lo que él deseaba que viera, lo hizo enloquecer a lo largo de los años hasta convertirlo en un esclavo de la Máscara. Derrotado y corrupto, Nocturne poseyó su cuerpo vacío y extendió su influencia para acaudillar a los Altos Elfos y purificar Ezora a sangre y fuego.

Pero Nocturne encontró la horma de su zapato, y su ejército fue derrotado por los Hijos de la Luz, benditos por Celestar. Cuando Ardherin cayó, los Altos Elfos estaban tan corruptos que el El Padre de la Noche pudo repartir su alma entre el pueblo. El Rey de los revrainos, Archibald el Bueno, sabía que no podía ejecutar a todos los elfos, ni abandonarlos a su destino en su arrasado hogar. Así que juró que Revraine velaría por aquellas familias, y por la redención de sus almas a través de la penitencia y el servicio. Cien años más tarde, los elfos oscuros son a día de hoy esclavos y parias de la sociedad.

—Extractos de Historia Conocida desde el Cataclismo a Nuestros Días, de Akhtar de Esmeria.

JERARQUÍA Y ÓRDENES RELIGIOSAS DE LA BASÍLICA ARGÉNTEA

Es fácil perderse en el laberinto de títulos y órdenes de la iglesia revraina. El error más frecuente es confundir a los Celestarum con los Hijos de la Luz. Un Celestarum es un sacerdote que ha pronunciado los votos sagrados para entregar su vida al servicio de Celestar, sin importar su posición u ordenamiento.

Dentro de los Celestarum existen órdenes, aunque hay sacerdotes que nunca llegan a consagrarse a una en concreto y otros que cambian su servicio a lo largo de su vida. La orden más poderosa e influyente es la de Los Vigilantes del Nuevo Día, que son los sabios de la fe y los guardianes de las reliquias sagradas de la diosa. Las Hermanas de las Bendiciones Piadosas están formadas casi exclusivamente por mujeres, y son inquisidoras temibles, entrenadas para percibir cualquier rastro de corrupción. Los Cazadores de Brujas reclutan niños con capacidades mágicas para instruirlos en la fe de Celestar, y eliminan la amenaza que suponen los apóstatas peligrosos. Los Voces del Albor son predicadores y misioneros, encargados de oficiar las misas y extender la fe de Celestar por Ezora. Y por último, las Manos Amigas son los sanadores y problemente la facción que más poder ha ido perdiendo a lo largo de los años.

Independientemente de la orden a la que pertenezcan, los rangos que establece la Basílica según sus responsabilidades son: Novicio, Postulante y Hermano Luminoso. Estos últimos son los encargados de proclamar al cabeza de la iglesia: el Señor de la Luz, que actualmente es Su Ilustrísima Theodore Guillory.

Los Hijos de la Luz, en cambio, son seglares y tienen una jerarquía militar propia y externa a la religiosa. Son el brazo armado de la Iglesia de Celestar y el ejército real desde el reinado de Archibald el Bueno. Ellos también tienen órdenes, siendo la más famosa la de Las Capas Blancas, reminiscente de las cien primeras mujeres que tomaron las armas para defender sus hogares. Su líder es el Escudo del Crepúsculo, cargo que actualmente ostenta Liesselotte Labelle.

—Guía para Embajadores en Revraine, de Umiko Aoi.

LA ESCLAVITUD EN REVRAINE

La esclavitud no tiene nada de extraño en muchos reinos fuera de Esmeria y es tristemente considerado un medio indispensable para el funcionamiento económico y productivo de esos pueblos. La economía y la estructura social de Revraine, por ejemplo, está basada en un sistema de clases donde el esclavo (normalmente un elfo oscuro), constituye el escalón más bajo de la sociedad.

La mayoría de esclavos revrainos descienden de los prisioneros que se tomaron en la guerra contra Ardherin. Se venden en subastas públicas o por venta privada para los esclavos más valiosos.

Los esclavos son propiedad absoluta de su dueño, y se les suele poner un collar con la inscripción "detenedme si escapo y devolvedme a mi dueño". Carecen de personalidad jurídica, de propiedades, de derecho a casarse o de tener familia. Los hijos son a menudo vendidos y separados de sus madres. El esclavo puede ser sancionado por los delitos que cometa, y los castigos son a menudo más graves que los que recaerían sobre un ciudadano libre.

—Evolución e Involución, de Strajan de Esmeria