LA CIUDAD DE PORT COEUR
La capital de Revraine es el corazón político, religioso y económico del reino. Es una ciudad gris como la roca del lugar, tallada en una gran caldera entre dos paredes de roca escarpada que rodean la bahía formando una C que mira al oeste. Las casas, las tiendas, y las numerosas capillas van adaptándose a la tortuosa geografía del terreno. Dos colosos de piedra en forma de ángeles armados para la batalla vigilan la entrada de los barcos que atracan y comercian en el bullicioso puerto. Otros barcos, de menor calado, llevarán sus mercancías continente adentro por el Río Enroulés.
Port Coeur epitomiza los contrastes entre la prosperidad de los que medran a la sombra de la Basílica Argéntea y los que viven aplastados bajo su pie. La Buitrera es el hogar de la élite revraina, donde puedes disfrutar de unas maravillosas vistas sobre el mar. Huele a incienso en lugar de a salitre y azufre, y los himnos y coros triunfantes dedicados a Celestar, llegando de la Basílica Argéntea, se elevan por encima de los lamentos de la gente que sufre para mantener el status quo. En contraste, la Ciudad Baja es un insalubre galimatías volcado en el mercado y en el muelle, en los humeantes hornos de fundición, en los almacenes y las pilas de escoria y restos.
—Libro de Viaje de Nashida la Sureña.
PORT COEUR - EL NIDAL
El barrio gris se levantó como tal hace tres décadas, cuando el masivo éxodo de elfos oscuros desbordó las barriadas más consolidadas de la Ciudad Baja. Los edificios de adobe y barro que se construyeron quedaron abarrotados en pocos años, y en sus azoteas se levantaron chozas improvisadas para acoger al resto de la población. Con los años dieron paso a construcciones más permanentes, que a su vez recibieron otros cobertizos encima, llegando a cinco pisos en algunos casos y a derrumbes en otros. Con el tiempo estas ruinosas comunidades en la azotea se conocieron como El Nidal, nombre por el que ahora se denomina el barrio entero.
Los techos apretujados han sido los hogares para los elfos oscuros más pobres y desesperados de Port Coeur. Pero también para las bandas de criminales que aprovechan los recorridos por los tejados como rutas ocultas para moverse por el barrio gris sin ser visto o escapar de la guardia. Los puntos más concurridos de las cubiertas del Nidal están controlados por las bandas más importantes y peligrosas.
—Libro de Viaje de Nashida la Sureña.