Vosotros héroes, mortales. Debéis cumplir la voluntad del Dios que os tocará al empezar la partida, pero si veis que ese Dios no concuerda con vuestro personaje. Podéis recurrir a cualquier otro (incluso algún Dios PNJ que lleve yo) aunque eso no significa que os vaya a aceptar y os podrías quedar a merced del actual. Pido fidelidad a los principios del personaje que creéis, aunque las personas siempre están cambiando. Es decir si hacéis un personaje justo y os toca un Dios injusto, no quiero que de la noche a la mañana cambie la filosofía del personaje. Si cambia, deberá ser progresivamente.
Dependiendo de la forma de actuar de vuestro Dios, recibiréis unas ventajas respecto a los otros (un Dios de la guerra os daría más daño, un Dios bondadoso más capacidad curativa ante enfermedades o heridas, etc)
A pesar de que sois héroes, recordad que sois humanos y en cualquier momento podéis morir. Enfermedades, monstruos, una caída, falta de comida. Aunque vuestro Dios os podrá ayudar (no siempre).
Para el sistema de combate he pensado en algo muy simple, nada de magia (no más allá de la que vuestro Dios os pueda otorgar, pero vamos que no va a haber nadie lanzando bolas de fuego) Simplemente seréis vosotros (podeís ir con otros héroes si los encontráis) contra el monstruo (o los monstruos, o el héroe o lo héroes) que os toque.
Pero recordad que no solo hay héroes de espada y escudo que derrotan monstruos en nombre de su señor, también podéis difundir la palabra de vuestro Dios haciendo buenas o malas obras en poblados o bueno, lo que se os ocurra que pueda servir para atraer nueva gente a vuestra religión.
Lo que queréis ser lo decidís vosotros, independientemente del Dios al que sirváis.