Fracasamos.
Me quedé unos segundos congelada ahi donde estaba, ya allá abajo. No sabía qué decir, cómo actuar. Había fallado a Thomas y a Cuervonegro. Había perdido a una amiga y a alguien que estaba segura que conectaba con mis sueños. Ahora tendría que volver a empezar, volver a buscarla. No pude recuperarla, no pude salvarla... ni tampoco pude ayudar a Thomas a recuperar y salvar a Davis Harwood. Poco conocía a este último, de hecho, no mucho más que al propio Thomas, pero aún así mi corazón se inundó de gran pesar. Me sentía impotente, torpe y que todo esto me venía demasiado grande para lo débil que era.
Movida más por instinto, mientras Lucilla vendaba a Thomas, yo me acerqué a donde había estado Cuervonegro. Extendí una mano y recogí a Faela, mi sombra, de allí.* Y así, movida ya por la inercia, me acerqué también a donde había tirado la daga para recogerla. Todo esto me ayudaba evitar mirar a Thomas a la cara, enfrentarme a mi culpabilidad y a su tristeza. Inspiré hondo. Miré hacia arriba, Aaliyah había desaparecido pero allí todavía estaba Pandora, hecha un ovillo. Me devolvió la mirada, tristes las dos, pude dedicarle un asentimiento ligero como de agradecimiento y reconocimiento, antes de que ambas apartáramos la mirada...
Ese fue el paso fácil. Agradecer es más fácil que consolar a alguien. Especialmente si ese alguien ha perdido a una hermana y un padre. Tomé fuerzas y, finalmente, me acerqué a Thomas. Aún no se había puesto en pie, y justo había terminado Lucilla de vendarle. Me acerqué, arrodillé a su lado y le abracé. "Lo siento..." fue lo único que pude murmurar, antes de que mi voz se quebrase por la culpabilidad, la tristeza y la impotencia. "Lo siento mucho..." repetí, separándome y secándome las lágrimas con la manga. Yo había perdido a mis padres también, aunque tenía la suerte o infortunio de no recordarlos. También había perdido a mi familia, una familia más allá de los lazos de sangre, pero, una vez más, seguía teniendo la posibilidad de reencontrarlos. Así que no, no podía decirle un 'sé lo que sientes'. Pero al menos podía decirle lo que a mí me ayudaba a seguir. "La pérdida... siempre es amarga... se hace a menudo insoportable... Pero..." pero el credo de mi Diosa siempre dice que... "...pero nos hace más fuertes... Harémos que nos haga más fuertes para vengarnos... y-y eso será siempre nuestra arma secreta, nuestra esperanza en la Oscuridad..."
"...Siento no haber podido ayudarte, Thomas." le tendí una mano para reincorporarnos juntos. "Tenemos... tenemos que irnos... antes de que los Guardianes de la Verdad nos cierren el paso..."
*Asumo que no se ha ido con ella y ha sido expulsada/se salió sola cuando Cuervonegro se transformó del todo.
-Vive, búscame- las dos últimas palabras de Ismina quedaron grabadas a fuego en la mente de Lucilla. La mujer terminó de vendar a Thomas y revisó rápidamente los cuerpos del resto. Ninguno necesitaba de sus cuidados. Sin duda, era la más experimentada del grupo y, de alguna manera, eso la hacía sentir responsable.
En su repaso con la mirada sus ojos quedaron fijos en algo. En el lugar que ocupaba el portal había un trozo negro retorcido, como una burda estaca. Se agachó para recogerlo, lo tocó con cautela -frío-. Lo alzó para verlo mejor y distinguió brillos azules en la beta -Es algún tipo de metal- comprendió. Una palma de largo y con forma de cono de superficie irregular. Le recordó a los extraños minerales de las grutas subterráneas. A medida que lo giraba, las escasas llamas que quedaban en la estancia parpadearon. Y cuando lo acercaba a donde había estado el portal vibraba sutilmente.
Thomas la estaba mirando. Con ira y tristeza en sus ojos. De un golpe había perdido a su padre, su hermana y su madre habían sido enviadas a un lugar desconocido a través de un portal del que nada sabían.
Lucilla entregó el extraño metal a Thomas sin mediar palabra. Tras ello se dirigió a todos -Tenemos que irnos- concluyó con contundencia.
En ese momento unas sombras aparecieron en las puertas. Eran Sauko y Aaliyah. -¡Lizzy! Hemos encontrado a Gang- gritó el chaval desde la entrada e hizo un gesto para que lo siguiera. Su voz sonó acongojada y triste provocando que Liz temiera lo peor.
Efectivamente cuando llegaron encontraron el corpachón del hombre boca arriba sobre escombros con la cabeza hacia atrás no podían verle el rostro, sólo la barbilla. Tenía la camisa manchada de sangre a la altura del abdomen. Codos, rodillas y nudillos en carne viva.
Justo antes de que las lágrimas afloraran en los ojos de Aaliyah y Lizzy, Gang movió una mano. -¡Vive!- exclamó Sauco y Lucilla se apresuró a examinarlo. -Herida lacerante en el abdomen. Probablemente de una espada. Golpe contundente en la sien izquierda y en la cara. Brazo izquierdo roto. Tiene la rodilla derecha dislocada. Lo atacaron con un arma contundente como un martillo o una maza en cuya asta tiene una hoja. Golpearon la rodilla con la maza, luego fueron a por su cabeza, paró el golpe parcialmente con el brazo pero, aturdido, no vio venir el segundo que impactó en su rostro. Para rematarlo clavaron la hoja en su abdomen. Me parece increíble que siga con vida.- Concluyó Lucilla y miró en derredor. -Llevarlo o dejarlo-
-Acercad los caballos a la puerta. Mucho cuidado con la cabeza al moverlo- resolvió mientras vendaba la herida del abdomen. -Traed trozos de madera. Hay que inmovilizar la pierna y el brazo. Necesito más vendas-
Minutos después, Gang había recibido los primeros auxilios y fue transportado hasta la puerta donde ya aguardaban tres caballos. A lo lejos se escuchaba el chocar de espadas. -Tenemos que ir al oeste- comentó Aaliyah señalando el camino. Pero luego guardó silencio al ver solo los tres caballos. Sauco, Lucilla, Thomas, Gang, Aaliyah, Pandora y Lizzy intercambiaron una mirada. -¡La carreta de los monjes!- grito Aaliya y señaló al huerto. -Sólo necesita un caballo-
-¡Hay que darse prisa!- terció Lucilla perdiendo la paciencia y, en ese momento, se arrepintió de haber hablado. -Vienen- susurró. Bajó la vista a Gang que seguía inconsciente y muy mal herido. -Les haré frente- sentenció Lucilla mirando en dirección a donde venían las voces.
Motivo: ¿Gang vive o muere? 1-Vive; 2-Muere
Tirada: 1d2
Resultado: 1 [1]
Motivo: ¿Consiguen escapar antes de que lleguen? 1 a 3 llegan hobgoblins; 4 a 6 llega la Orden de la verdad; 7 a 10 sí, consiguen escapar.
Tirada: 1d3
Resultado: 1 [1]
Motivo: ¿Cuántos hobgoblins llegan?
Tirada: 1d6
Resultado: 4 [4]
Motivo: Tirada de CON para Gang a ver si recupera la conciencia.
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 7(+2)=9 (Fracaso) [7]
-Yo los distraeré y luego me reuniré con vosotros.- Digo con convicción mirando a Lizzy. Agaché la cabeza en gesto de saludo y salí corriendo hacia las voces.
-¡¡EH!! VAYA LA QUE HABÉIS LIADO AQUÍ ¿NO?- Y corrí, corrí como nunca había corrido hacia un sendero al norte que me alejaba del priorato y del grupo. Por el ángulo, el edificio ocultaría a todos y los hobgoblins no los verán.
Mi temeridad surte efecto. -¡Surte efecto!- caí en la cuenta y miré al frente. Busqué ramas, piedras y demás obstáculos para mis perseguidores. Si me atrapaban era hombre muerto.
Motivo: Engañar (Persuasión) [Dificultad la SAB de los Hobgoblins
Tirada: 1d20
Dificultad: 9+
Resultado: 7(+2)=9 (Exito) [7]
La acción de Sauco os da tiempo suficiente para que Aaliyah (con ayuda de alguno de vosotros) monte los caballos y Lucilla (con ayuda del resto) meta a Gang detrás. Tras ello Aaliyah se quedó delante al conocer los caminos de la zona con Lucilla y alguien más. El resto irían con Gang en la parte trasera.
La carreta marchó dejando atrás lo ocurrido en el priorato.
Motivo: ¿Sauco consigue escapar? 1-No, muere. 2-No, lo atrapan y juegan con él. 3-Sí pero lo hieren de gravedad; 4-Escapa
Tirada: 1d4
Resultado: 2 [2]
Después de esto tendremos un periodo de inactividad y subiremos las fichas a nivel 2
Pandora no dudó en acercarse a ayudar al herido, estaba acostumbrada a ello, pero no quiso abandonar a Saúco a su suerte, su conjuro para dormir tenía un alcance bastante amplio, por lo que sin descubrirse apuntó su conjuro a la parte de atrás de los perseguidores Hobgoblins esperando quitarle algún perseguidor de encima.
Motivo: 2a oportunidad para Saúco (dormir algún Hobgoblin)
Tirada: 5d8
Resultado: 23 [8, 7, 1, 3, 4]
El abrazo de Lizzy, sus palabras, estuvieron a punto de quebrarme de nuevo, de romper la frágil coraza con la que me había protegido. Me costó no hacerlo, pero logré mantenerme firme, alimentar el odio y la rabia; con el tiempo, aquellos sentimientos me endurecerían, y ya no tendría que pensar en ello para no llorar, para no venirme abajo. No tendría que pensar en lo que acababa de suceder, en las pérdidas que acaba de sufrir. Y si algún día lograba arreglar algo, incluso podría volver a ser feliz. No en ese momento, cuando me levanté tomando la mano de mi amiga, puede que la única persona que me quedaba, asentí y agradecí el gesto, pero, aunque sonreí, no hubo ni pizca de alegría en mis ojos, ningún brillo que hiciera más fácil clavar la mirada en ellos—. Si, vámonos —dije con dejadez.
A partir de ese momento, las cosas volvieron a sucederse rápidamente. El instante con Lizzy había sido un remanso de paz, pero Lucilla rompió aquella calma pasajera con su determinación. Cogí el metal, que aferré con fuerza, la seguí y, cuando encontramos a Gang, escuché —aunque sin prestar atención, como si fuera una conversación lejana— y ayudé en lo que pude como un autómata, sin molestarme en entender las órdenes, simplemente haciendo lo que se me pedía: coge esto, trae eso, sujeta ahí... Y antes de darse cuenta, ya estaba sobre la carreta, de nuevo en camino, rumbo a no sabía dónde. Y no importaba, pues donde fuera, obtendría venganza.
Para Lizzy los golpes no habían terminado. Encontraron a Gang inconsciente y naturalmente la primera impresión fue ponerse en el peor de los casos. Perder a Gang la habría dejado ahora sí, de verdad sin familia, y en su estado de ánimo actual no habría podido soportarlo. Y luego, Sauco tuvo que partir para darles tiempo, y gracias a la Dama de la Noche que Pandora lanzó un conjuro para ayudarle a ayudarles. Ahora que ya no podía ayudar a Thomas a encontrar a sus padres, Lizzy esperaba poder ayudarse a sí misma y aprender más de ese nuevo poder que tenía con Faela, y esperaba que la guiara al Templo de la Orden Negra más cercano, allí donde pudiera aprender más de Faela y de la Diosa Oscura. ¡Ahora no sabía a dónde ir! Solo podía seguir a todos en el carro camino de vuelta a Nana de Jubón, en esperar a que Gang se recuperase y a que Sauco volviera a encontrarles. ...Porque volvería, ¿verdad?
Cuando Thomas cogió la mano de Lizzy para levantarse, hubo una chispa. Algo raro que Lizzy ya había sentido antes con la difunta Dhara. Fue una conexión con un tiempo ajeno a este. La rápida y fugaz visión de un asesino despiadado y una líder de una banda mercenaria ausente.
Otro efecto curioso se produjo cuando Thomas cogió el extraño fragmento de metal que Lucilla le entregó. De alguna forma, su madre y Dhara habían quedado atrapadas en otro mundo, en otra existencia. El hierro que te tendió Lucilla es la llave para abrirlo. Al tocarlo fue consciente de ello y esa sabiduría, por alguna razón, se transmitió a Lizzy, Pandora y Aaliyah.
Tiempo después. El traqueteo de la carreta os movía con ritmo lento pero constante. Pese al cansancio producido por las emociones pocos dormís esa noche. Pandora recordaba retazos de un tiempo pasado. Su amnesia la conectaban con Lizzy, otra amnésica. En un momento en que ayudaban a cargar a Gang sus brazos se rozaron y ambas fueron conscientes de las lagunas de su mente. Charcas en la cabeza de Pandora, que había olvidado algunos días; un mar en la de Lizzy que apenas recordaba nada de su pasado. Ambas os mirasteis pero había que subir a Gang antes de que fuera tarde.
Ahí dentro, con el traqueteo. Lizzy, Pandora, Thomas y el corpachón de Gang tumbado, guardáis silencio, sumidos en vuestros pensamientos. Estaba claro que los cuatro, junto con el joven Aalidyah, tenéis una especie de conexión.
Gang entreabrió los ojos y pudo ver el fragmento de hierro retorcido en las manos de Thomas. Él también fue consciente de su importancia. -Sólo te faltan los conocimientos apropiados para volver a abrirlo- sentenció en un susurro antes de volver a caer inconsciente. Ismina robó 1 de varios libros que estaban en posesión de Édedro dejando su colección incompleta. Aquel hierro ahora está retorcido y no sirve de mucho pero con él se puede hacer una herramienta (una daga, un pico, un cuchillo, una llave...). Puede fundirse y tener forma de arma o de lo que su poseedor decida.
El herido volvió a moverse en sueños -No, la explosión... todo se derrumba, el polvo... no...- Gang sólo dijo un puñado de palabras pero hizo referencia a algo que todos, sin saberlo, habíais soñado la noche pasada desde diferentes puntos de vista. Thomas vio cómo un tipo desagradable y despiadado destrozaba una armadura animada. Pandora había soñado con una tiflin que quería proteger un bebé cuando sintió el impulso y vio el polvo. Lizzy... bueno, sintió aquel desastre en sus carnes y su sueño se tornó en oscuridad borrosa, pesadillas y muerte.
Vuestros ojos se encontraron y la expresión era la misma en todas vuestras caras. -Aquí está pasando algo que no nos han contado- Cuando Gang despierte, quizá tenga algunas respuestas.
Antes de que ninguno dijera nada Lucilla y Aaliyah comentaron algo que atrajo vuestra atención -Hay alguien en el camino- comentó el joven entrecerrando los ojos, intentando escudriñar en la oscuridad. -No me lo puedo creer- sentenció Lucilla reconociendo la silueta negra en el camino.
Di otra profunda calada a la pipa y expulsé el humo haciendo aros que se desvanecieron en el aire. -¿Hay hueco para uno más en esta carreta?- pregunté. Tanto Lucilla como Aaliyah abrieron mucho los ojos.
No supe cómo reaccionar al verle ahí, en medio del camino. Mis ojos se llenaron de lágrimas. No quería llorar delante del resto pero no pude evitarlo. Le hice un gesto para que subiera y se sentara delante, dejando a Aaliyah entre nosotros.
Al ver a aquel hombre, Pandora prácticamente saltó de la carreta ofreciendo su mano para ayudarle a subir, aunque el motivo no fuera tan noble como el de ayudar a una persona mayor, si no por la obvia duda que le quedaba en el pecho - Aya... ¿Está bien? - preguntó esperando que así fuera. No importaba si les separaban más tierras de las que fuera capaz de imaginar, mientras que allí donde estuviera fuera un lugar seguro.
Le sirvió aquel encuentro para ignorar y eludir los pensamientos recientes, recuerdos que parecían tan propios como ajenos, no le interesaba pensar en cosas que no entendía, la vida ya era bastante difícil sin problemas en fantasías lejanas y fantasmas de otra persona.
Pensaba en aquellas sensaciones. La ira se había apagado levemente, como los rescoldos de una fogata, listos para prender de nuevo en cualquier momento pero sin el ardor de las llamas, y eso había dejado hueco a que pudiera dar vueltas a cosas diferentes: el chispazo que había sentido al tocar a Lizzy, esa extraña visión, era muy similar a algunos sueños que había tenido; no podía dejarlo ir. Tampoco era capaz de dejar de dar vueltas al extraño fragmento de metal que tenía entre las manos, una conexión con el otro lado, una llave para acceder, cuando encontrara la puerta. Si, eran pensamientos importantes esos.
Como si leyera mi mente, Gang abrió los ojos y miró lo mismo de lo que yo no había podido apartar la mirada. Sus palabras, que de otra manera podrían haber sido tomadas por los desvaríos de un hombre moribundo, calaron en mi. Así que no tengo que encontrar la puerta, sino saber como hacerla yo. Asentí sin decir nada. Encontraría la manera.
Lo siguiente fue más extraño. Lo que dijo si que no tenía ninguna clase de sentido, pero a la vez... No puede ser. Miré a los demás y mis ojos se abrieron. No. ¿Todos? ¿Qué probabilidades había de eso? Pocas, muy pocas, estaba seguro de ello. Era... Imposible, si. Pero ya he visto muchas cosas que, hasta hace poco, habría creído como tal. Y justo en ese preciso momento, cuando nada podía parecer más raro y desconcertante, hizo acto de presencia el último que faltaba, uno al que ninguno esperaba encontrarse allí, en medio del camino, como si nada.
—¡Tú! —exclamé, incrédulo—. ¿Yo, no, es que, qué...? —Eran tantas las preguntas que me trabé al intentar soltarlas todas de golpe. Sus sonrisa me puso aún más nervioso—. Te están persiguiendo —fue la primera frase hecha que logré articular; una estupidez, todo fuera dicho, porque ya debía de saberlo, pero en ese momento me pareció lo más razonable. Luego recapacité y resoplé—. ¡Y a nosotros! ¿Qué estás haciendo aquí?
Durante el trayecto en carromato Lizzy estuvo cabizbaja abrazada a su diario y bloc de dibujos. Con el lápiz en la mano intentaba grabar esos amargos recuerdos en papel. Ya no tenía tantas lagunas en la memoria como cuando era pequeña pero aún así no había perdido la costumbre de, por si acaso, dejarse mensajes y recuerdos en sus dibujos. Aunque estos eran dolorosos, eran importantes y no quería olvidarlos. Quería además grabar también las cosas buenas, como que habían conocido a Pandora y Aaliyah. ¡Y esa conexión que sintió con Pandora y Thomas! Tenía mucha, mucha confusión en su mente, muchos dibujos que plasmar antes de que los olvidase, pero le temblaban las manos de los nervios y la pena, y apenas podía al menos dejarse bocetos y notas, confusos esquemas y escuetos mensajes, que pudieran servirle como recordatorios de qué tenía que dibujar ahí, qué emoción, concepto o pregunta. Eso fue todo lo que pudo hacer antes de terminar cayendo dormida y rendida, por el traqueteo y el cansancio. ...Pero no pudo descansar, no. Pues, ¿quién podría descansar al soñar con su propia muerte? Una explosión, el dolor más real que nunca, luego oscuridad, fuego, demonios, tortura, sangre, dolor, muerte y muerte y muerte otra vez. Miedo, ira, y más muerte...
¿Eran acaso recuerdos importantes que plasmar de nuevo en su cuaderno? ¿O eran solo pesadillas de una mente agotada y derribada por el fracaso de rescatar a los padres de Thomas, la desaparición de Sauko y la casi pérdida de Gang? Normalmente su mente siempre le daba muchas vueltas a todo, imaginando, pensando y repensando, y a veces se le iba el control. Le pasaba especialmente cuando era niña. Esa noche fue uno de esos días, uno en que dormitaba, despertaba, y el caos de su mente se traducía en sueños y pesadillas igual de caóticas.
Por eso cuando despertó y vio que Locligan de Iluf estaba en el camino, parpadeó, se frotó los ojos, buscó la página en donde le había dibujado, miró el cuaderno, miró al hombre, miró el cuaderno otra vez... "¿Locligan? ¿Locligan de Ïluf?" e incluso le enseñó el dibujo al hombre como preguntándole: ¿este es usted?
Absorto en mis pensamientos subo al carro mientras voces, preguntas, advertencias y mi nombre se desvanecen en la atmósfera que nos rodea. Siento el traqueteo del carro, la vibración e las irregularidades del suelo transmitiéndose por la madera seca a la que ya le hace falta una capa de barniz. Inspiro el aire de la campiña, miro el cielo azul preguntándome muchas cosas...
Mis ojos enfocaron el dibujo que Lizzy me plantaba delante del rostro. El parecido era evidente, extraño, pero no cabía duda de que era yo mismo. -Puedes llamarme Loc-
-Aya está bien- dije albergando recuerdos de la joven y enérgica amiga de Pandora. -La dejé con Úlfur-
Mi mirada se endureció -Sí- sentencié. -Tenemos a la Orden de la Verdad en nuestra contra y ya habéis conocido una parte del culto llamado Los Corruptos de Feywild. La parte dirigida por Cilla "Gorgeo" Bocanegra- miro al carro, veo sus caras y me resulta evidente la ausencia de Dhara. No hizo falta que dijeran nada al respecto. Con una mano me apreté el puente de la nariz -Oh, Dhara- susurré con emoción contenida.
-No está muerta- sentencia Lucilla atrayendo mi atención -Fue succionada por un portal junto con la madre de Thomas quien lo encerró desde dentro.- Aquello me hizo cambiar el semblante. Esa revelación traía implicaciones extrañas que escapaban a mi comprensión. Necesitaba reflexionar sobre ello. -Volvamos a Quejío de Gato- concluí -Nos abasteceremos allí y continuaremos hacia el norte. Hay que detener a las sagas y traerlas de vuelta. Pero ahora necesito pensar.-
Decidí guardar silencio el resto del camino que nos separaba de Nana de Jubón. Llegaremos para la hora de almorzar. -Bien, buen momento para una extensa charla-
Continuamos aquí