Partida Rol por web

-¿Escaparnos a los bosques? ¿Acababa de insinuar lo que...? ¡Whoa whoa whoa! Parpadeé con los ojos muy abiertos en sorpresa, luego sentí cómo mis mejillas se enrojecían y al notarlo rápidamente aparté la mirada. No estaba dándole vueltas de más ¿no? Quizá no era siquiera motivo de susto o sorpresa, de desconcierto. Noté ahí, de nuevo, la diferencia de edad y madurez entre nosotros. Thomas ya era un joven adulto, o al menos, daba el pego, tampoco le había preguntado su edad. Y yo por el contrario seguro que parecía una niña que apenas había entrado en la adolescencia. ¿Y lo mismo es que así lo era? Quizá hubiera ayudado llevar la cuenta de cuántos años tenía yo... pero los episodios de amnesia y remembranza no me ayudaban en ello precisamente... Y a falta de recuerdos, lo único que sabía yo de relaciones humanas y romances era... bueno, lo leído en un par de cuentos de princesa, de esos que le dan a todas las niñas. En esas historias las relaciones románticas iban a otro ritmo mucho más lento, con un cortejo largo, tumultuoso y ceremonioso. La vida real parecía era más corta y menos seria, ¿no? Y tenía que adaptarme. Y aunque todas las chicas soñábamos con ser princesas (y todos los chicos con ser príncipes), tampoco me disgustaba la aparente 'cruda' y rápida realidad. No era que no me gustase el cambio, es que el cambio iba demasiado deprisa y me costaba seguirle el ritmo.

La prueba que Gang nos había asignado era de todo menos fácil. Pero qué demonios, ¿¡una competición de destreza!? Gang sabía que se me daba fatal. Pero, fatal fatal. Desde siempre, vaya. Y si, vale que había intentado yo misma ponerle remedio. ¡Y hasta conseguí unos poquitos avances! Pero mis sueños locos de ser como una felina, una pantera saltando de rama en rama y de tejado a tejado, haciendo piruetas aquí y allá todavía me quedaban bastante lejos. Y Gang lo sabía. Así que, ¿¡por qué destreza!? ¡Es como si quisiera a posta hacerme perder! Una bofetada de humildad ¿eh? Al menos parecía que Thomas tampoco se le daba muy bien. Pude verlo venir y esquivarlo con facilidad, pero al retirarme no me posicioné en absoluto bien para el contraataque que torpemente, nerviosa y presionada por partida triple intenté. Tres personas a las que impresionar o como mínimo no decepcionar. Y un completo fracaso, tenía pinta. Con lo bonito que sonaba el mote de Ojos Rojos... Parecía que iba a quedarme sin esa lección especial de esa intimidante 'homónima' de ojos rojos...-

Como me temía, el empuje inicial acabó jugando en mi contra, pues a pesar de que Lizzy parecía despistada, logró moverse lo suficientemente rápido para que yo solo pudiera coger el aire. Aquello me hizo trastabillar ligeramente, pero no tanto como para irme al suelo, como pensé que ocurriría, al menos durante un vergonzoso instante que coloreó mis mejillas con una rojez viva que destacaba sobre mi blanca piel.

No pasó, pude dar un paso más y volver a plantar los pies, con mucha menos garbo que antes pero con más impulso, lo que me sirvió para aprovechar mi mayor tamaño y peso y echarme sobre ella. Era un movimiento torpe, nada elegante, y sin duda no como había podido pasárseme por la cabeza acercarme a ella, pero no podía negar que, a pesar de lo ridículo que podía resultar, resultaba efectivo.

Todo ocurrió muy deprisa pero, en un descuido de Lizzy, Thomas aferró su mano derecha, hizo un giro encontrando la abertura, deslizó el brazo hasta llegar al hombro de la joven y ejerció la fuerza justa para que ambos se encontraran de cara a sus pies. Aquella maniobra era una de las favoritas de Gang. Dejaba al contrincante a merced del que la ejecutara. Para un luchador experto bastaba un poco más de fuerza para partir el húmero y si el aferrado intentaba huir lo mínimo que ocurriría es que terminara con el hombro dislocado.

Thomas había ganado en aquella contienda. Soltó a Lizzy al tiempo que Gang asentía. Verginia se había esfumado. -¿Qué ha pasado?- preguntó el corpulento y aquella cuestión pareció dividirse en el aire -¿Por qué has ganado, Thomas?¿Por qué has perdido Lizzy?- 

No esperaba respuesta sólo que ambos meditaran sobre el breve combate, vieran sus éxitos y sus errores.

-Puedes irte, Thomas- sonrió Gang -A Lizzy aún le queda entrenamiento por delante.- Se palpó la tensión en aquella frase.

-¡Ah! Thomas, no bebas mucho. Mañana usaremos las espadas de entrenamiento y necesitarás tus reflejos al cien por cien-

¡Ouch! Tal y como se esperaba, había perdido la contienda. La destreza y agilidad nunca, nunca fue su fuerte. ¡Y mira que había mejorado últimamente! Bueno, era un resultado que había previsto venir. Tan importante es mejorar como recordarse las debilidades personales, y el combate había servido para ello. Lizzy le ofreció la mano a Thomas con deportividad. "Felicidades. Has ganado y con bastante margen." le reconoció. "Bueno, ya tendré otra ocasión para impresionarte." dijo, guiñándole un ojo en una sonrisa divertida. Le dio una palmadita en la espalda. "Anda, ve a disfrutar de tu premio" hizo un gesto con la cabeza hacia el interior de la posada. Con suerte a la pelirroja no le importaría enseñarle a él a pesar de no ser una chica. ¡La había ganado limpiamente!

Verginia había desaparecido, seguramente en el mismo momento que había visto que Lizzy perdería. Se sentía mal, pues pretendía pedir como premio que la pelirroja nos enseñara a ambos, en lugar de simplemente tener el resto de la tarde libre, lo cual se traducía en, bueno, no sabía en que. Beber desde antes, suponía, y ver como preparaban todo antes de la fiesta. No parecía un gran plan. Sin embargo, por otro lado, aquella solo era una de las posibilidades, también me permitía investigar un poco, dar una vuelta por los alrededores y ver que se fraguaba por allí. Si, aquello pintaba mejor.

Sonreí a Lizzy y le devolví el apretón de manos. La chica no era una princesita, tenía un agarre fuerte, se notaban los callos de la espada y era firme, propio todo aquello de una guerrera; en seguida me gustó el gesto y mi semblante se volvió más alegre al momento. Incluso alargué el momento un segundo más de lo necesario.

—Seguro que tenemos más de una —dije con el mismo tono divertido—. Acaba rápido y ven a hacerme compañía, te estaré esperando.

Asentí y me aparté. Mantuve la mirada de mi compañera un poco más, y entonces me di la vuelta, me despedí de Gang con un ademán acompañado de un "no te pases demasiado" y me metí a la taberna a ver que se cocía ahí dentro.

-Será un entrenamiento rutinario donde trabajaremos la ofensiva- deslizo mi mirada hacia Lyzzi -y la destreza-

Dejé que los dos se despidieran en silencio antes de centrarme en mi discípula.

Thomas se marcha al interior de la posada desapareciendo tras el umbral, en la penumbra.

Gang guardia silencio observando a Lizzy. Le hace un gesto para adentraros más en el bosque. Allí tendrá una charla con ella. Avanzáis a través del verdor, hacia el norte, hasta llegar a un claro desde el que podéis ver Bosquecima y sentir el viento frío que proviene de las montañas heladas más allá, muy al norte.

Sin embargo, antes de que Gang encuentre las palabras adecuadas os ponéis en alerta. Alguien se acerca, atraviesa la maleza y se deja caer. Viste pieles gruesas y armadura brillante. Su rostro muestra la rojez de quemaduras por el frío del Norte y sus labios están resquebrajados. Respira con dificultad pero no está herido. Sólo se ha dejado caer por puro agotamiento.

Apenas sin esfuerzo Gang lo coge y avanza a paso rápido hacia la parte trasera de la posada, junto al barril de agua. -Ve Lizzy, trae agua- obedeces y llevas agua con el cazo. El hombre bebe con avidez. Una, dos y a la tercera vez que vuelves con el cazo rebosando se atraganta y tose.

Cof, coof, cof. Me recuesto sobre la viga de madera y ahora miro a los que me rodean. Parecen una troupe de artistas itinerantes pero el más cercano es un hombre grande, fuerte, un soldado. Y... su joven aprendiza. -Gracias- inspiro hondo y espiro despacio. Me sereno. Intento levantarme pero estoy demasiado cansado, me tiemblan las piernas. -Sois la primera... los primeros sureños que veo. Soy Raedrik- Revelo, se me cierran los ojos pero me esfuerzo en mantenerme despierto. Ahora que me he detenido siento el peso del cansancio del camino. -Vengo del Norte. De las tierras bárbaras de Elfström El Grande.-

Soy consciente de lo que implica. Nana de Jubón tiene fortificaciones entre sus edificios a causa de las incursiones bárbaras del regio anterior. El padre del rey hizo un pacto con ellos antes de su muerte y ambas partes lo han mantenido.

-Las tribus bárbaras se preparan para atacar de nuevo- sentencia uno de los juglares congregados allí y la alarma se refleja en su rostro, contagiando al resto, pero Raedrik niega con la cabeza -Fui soldado y luché contra los bárbaros. Ellos son los atacados. Otra fuerza ha llegado de más allá del norte y, si no la detienen, cruzarán sus tierras hasta aquí- digo revelando los temores que me han hecho correr hasta aquí -Es una fuerza enorme-

-Eso es imposible. Más allá del norte sólo hay nieve- Raedrick se encoge de hombros -Y de allí llegaron. Es una alianza entre seres horribles y los hombres de la dictadura que tenemos al Este. Si los que vienen del Norte llegan hasta aquí, junto con los soldados del Este cerrarán sus armas en forma de pinza con el reino en su centro-

-Eso no tiene sentido. Édedro, el dictador del Este, nunca ha estado interesado en la conquista, sólo en la arqueología de civilizaciones antiguas- comento en voz alta y todos asienten en derredor. No era extraño ver a grupos reducidos de hombres del este excavando, explorando o adentrándose en ruinas y cuevas. Pagan bien por fragmentos o restos de la Edad de las Leyendas. -¿Qué ha cambiado?- le pregunto.

No lo sabe. Miro a Lizzy. -Guerra- puede leer en mis ojos.

-Ese mensaje debe llegar a Davis Harwood. Lizzy, corre al interior, avisa a Dhara y a Thomas. Que salgan rápido.- Dhara es la dueña de la posada y Thomas el hijo del diplomático. La primera debe atender a este hombre y el segundo tendrá que avisar a su padre.