Partida Rol por web

—No... sí —meditó unos instantes— No —se rió de sí misma. La verdad es que nunca lo había visto de esa forma— Bueno, un poco sí, como en Harry. Pero no se mueven ni hablan. Es como si capturas un momento, pero con vida... en realidad no sé bien, no me he animado a usarla mucho —admitió con una mueca.

Entonces Bry habló de su idea de performance y la noruega no pudo sino apretarle el brazo de la emoción. La entendía perfectamente.

—Oye, si alguna vez se lo montan, yo os puedo ayudar. ¡Es el mismo principio! Pero por comodidad utilizo una caja portable donde apoyar el lienzo, en vez de toda la habitación^{1 2}. Bueno, y también están los símbolos del grimorio... —añadió casualmente— Pero la parte técnica, es igual.

Casi daba saltitos de alegría cuando Bry la llevó hacia sus obras favoritas. 

—Bueno, posiblemente él se considerara un alquimista —replicó divertida— Es Van Leeuwenhoek, el padre de la microbiología. Quiero decir, nadie sabe con certeza si él es el modelo, pero es muy probable. Era vecino de Vermeer y fue el ejecutor de su herencia cuando éste murió. Entonces no era conocido por sus microscopios sino por ser el mejor fabricante de lentes de Europa —alzó las cejas en repetidas oportunidades en apoyo a la teoría de la cámara obscura— Claro que guardó celosamente el secreto de cómo construía sus lentes. Artistas, artesanos… siempre han guardado secretos. Ventaja comercial. Por eso la gente cree que el avance de la ciencia y la tecnologia se debe exclusivamente a los científicos. Yo creo que hay otros que, como Vermeer, se han valido de la cámara. Y no me refiero a Degas, sino anteriores al siglo XVII, lo cual explica el salto en calidad durante le Renacimiento. Si quieres podemos dar una vuelta por el resto de la galería y te muestro... hay un Giorgione muy misterioso que quiero ver también. ¿Vamos?

Contagiada de esa energía eléctrica y carismática de su amiga, le resultaba difícil dejar de parlotear. Pero Bryony le entendía. No se había equivocado, y aún más, parecía entusiasmada con la idea de investigar aquello juntas. Por primera vez desde lo ocurrido en Astérope, Ingvild se sintió feliz.