Partida Rol por web

Astérope

La Gran Llegada

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04/02/2021, 00:24
Ingvild Hoem

Al principio adjudicó su confusión a la extraña voz de la chica. Inclinándose hacia adelante se concentró en escuchar las siguientes frases que tampoco logró entender. Interrogó a Adam con la mirada, pero el chico parecía tan confundido como ella. De hecho, a juzgar por los rostros de desconcierto alrededor de ellos, ninguno de los presentes en la carretera parecía enterarse de lo que se decía.

Era un caso de malas relaciones públicas por parte de las hadas, como cuando la promotora de la Oslo Galleri repartió los folletos de una exhibición de Ingvild en francés, aunque en ese caso concreto ella sospechaba cierta inquina profesional. Al menos el lenguaje corporal del cornudo y la muchacha parecían descartar aquella última posibilidad.

En la mente de la noruega se abrieron dos alternativas. La primera era reutilizar el conocimiento de los científicos más eminentes del planeta Tierra, los mismos que habían enviado un disco de oro con las sondas Voyager para establecer una eventual comunicación interestelar. Desafortunadamente no tenía la menor idea de cómo habían logrado tal cosa. La segunda alternativa era familiar, y consistía sencillamente en emplear su lenguaje materno para comunicarse con los fae; después de todo, los noruegos habían convivido con las hadas desde tiempos inmemoriales.

—Velkommen til jorden. Vi forstår ikke hva dere sier, kan dere snakke på engelsk eller norsk?1

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04/02/2021, 13:17
Adam Dyer

Entre estupefacción, curiosidad y amenaza. Adam se sentía inquieto... ante algo hermoso pero potencialmente peligroso. No sabía qué debía de hacer ni como reaccionar. Se sentía paralizado y confuso. A la expectativa... no se sentía en absoluto como que tenía el más mínimo control sobre algo de lo que estaba pasando delante sus narices. 

No así con Ingvild.

Al menos esa fue la impresión del canadiense que notó como a un par de pasos de distancia, la noruega se desmarcaba y se intentaba comunicar con aquellos pintorescos visitantes. El chico abrió los ojos de par en par como si aquella voz de la chica los hubiera delatado... como si albos estuvieran ocultos tras la masa y sus palabras en su idioma natal fuesen un foco de luz sobre sus personas. Sobre todo sobre la de ella... y sin embargo, su tono y su expresión corporal era pacífico. Más aún,  se la veía serena, valiente... toda una líder. Probablemente tendría un maremoto en su interior, pero en apariencia se destilaba un aura de experta diplomática. Tanto que Adam comenzó a moverse inconscientemente hacia ella y se quedó adosado a su lado. No tenía claro si quería que su magnífica energía se le contagiase o que esta le protegiese ante eventuales agresiones. Pero se ubicó  a su lado y le susurró...

¿Estás segura de lo que haces...? —preguntó en un susurro quedo.

Luego recordó que Ingvild apenas minutos atrás estaba en una situación de intoxicación por diversas sustancias que igual no la hacían como la mejor opción para configurarse como la embajadora de la raza humana ante los recién llegados.

Y aún así, cuando Adam más la miraba más le impactaba su aplomo.

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04/02/2021, 16:10
Bediviere Lafayette

Dejó de pensar. Dejó de percibir nada que no fueran sus brazos y el pecho de aquella chica. Bombeaba, una y otra vez. Insuflaba, y observaba con detenimiento los brazos de Nikita al intercambiarse con él, cuando sentía que sus contracciones perdían la intensidad, ayudando a colocar sus palmas en la posición correcta, con sus propias manos- Cuenta en voz alta y recuerda, pon los brazos rectos. No dobles los codos. El pecho tiene que bajarle al menos un par de centímetros. No tengas miedo a hacerlo demasiado fuerte. Más vale una costilla rota que estar muerto.  -advirtió, pendiente, volviendo a llenar aquella boca menuda de su propio aliento, dos veces.

Y aquel ciclo se repetía. Bediviere a penas miraba a los demás a la cara. A penas hablaba, más que para corregir una postura, o para indicar que necesitaba un relevo. Absolutamente determinada, centrada, y mostrando al contraer el pecho de aquel duendecillo, una fuerza que no daba la impresión de poseer, en aquel cuerpo pequeño.

Contó hasta treinta, bombeando sin descanso, una vez más, y vio a la chica moverse ligeramente. Alzó la mano, advirtiendo a sus compañeros, para que se apartasen. Vio cómo comenzaba a vomitar agua, y ladeó su cabeza, para ayudarla. Suspiró, estremecida y de puro alivio.

Se quedó quieta, absolutamente quieta, observando a la chica en silencio mientras recuperaba la consciencia y el color, y mirándose las manos, absolutamente enrojecidas y adoloridas. Se había raspado las rodillas desnudas. Las cicatrices le ardían, y los brazos descendían, lánguidos, agotados. El cuerpo le temblaba, el corazón, en su pecho, vibraba como el aleteo de un colibrí.

Y escuchó aquella voz infantil engrandecida, abriendo la boca para hablar, y sin embargo siendo incapaz de decir nada, con el rostro de quien de repente se siente absolutamente sobrepasado e intenta contenerse. Se sentía abrumada. Absolutamente barrida. La última reanimación que había presenciado había sido la suya propia. Y aquella misma noche la había podido recordar con una claridad diáfana, en las mismas ráfagas en las que la había percibido en su día. Tan diáfana que podía notar el mismo dolor que debía percibir la chica en el pecho, amenazando con impedir que pudiese respirar. 

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04/02/2021, 16:10
Nikita Pontecorvo

A pesar de todo lo sucedido aquella noche —de la tensión sufrida hasta abandonar la casa y más tarde en la carretera—, Nikita tal vez no había sentido de esa manera el peso del tiempo. La chica estaba muerta, su corazón detenido y cada segundo de aquella cuenta hasta treinta y vuelta a empezar le producía una angustia punzante. Era consciente de que estaba demasiado nervioso, de que temía hacer daño a la chica y tal vez no estuviera aplicando suficiente fuerza. Se dejaba guiar por cada gesto e indicación de Bediviere, dando gracias de poder escucharla con claridad, mientras sentía un sudor frío resbalar por su espalda. Pensó en su propio padre haciendo aquella maniobra sobre él con solo siete años y el temblor se apoderaba de su cuerpo. El miedo que tenía que haber pasado ahora comenzaba a intuirlo de verdad y a aquella chica ni siquiera la conocía.

Pero llegó el instante en que vio a Bediviere separar sus manos repentinamente haciendo un gesto para que se apartaran. Y el hada se movió, vomitó... ¡Respiró! El temblor que había sentido Nikita terminó por hacerse evidente y durante unos momentos no fue capaz de detenerlo. Se sentía preso de una alegría extraña teñida de un profundo sobrecogimiento. Había presenciado un milagro, tal vez solo comparable a lo que tenía que ser ver a alguien nacer.

Miró a Bediviere y la encontró como ausente, observando sus propias manos para dejarlas después caer. Se la veía absolutamente agotada. Mientras el gigante cobijaba a la chica en su regazo, Nikita se levantó para arrodillarse junto a su compañera. Tomó las manos de la chica entre las suyas y las besó.

Lo has hecho. La has… Traído de vuelta... —sus ojos la miraban con orgullo y sus labios, como en tensión, parecían luchar por encontrar palabras. O tal vez por acallarlas—. Gracias… Bediochka… Moya dorogaya 1—susurró, llamándola espontáneamente así sin poderlo evitar. Nikita odiaba que inventaran diminutivos para él, pero en ese momento, necesitado de expresar mucho de alguna forma, le salió casi sin pensar. En ese instante no podía admirarla más.

Escuchó entonces hablar al hada con aquella vocecilla que parecía impostada por un chiquillo. Esta vez no entendió mucho, si acaso le pareció que preguntaba al gigante quiénes eran sus nuevos amigos. Por último, eso sí, estaba claro que los estaba saludando.

Había algo entrañable en aquella escena de dos seres de aspecto tan dispar y que sin embargo parecían compartir un vínculo tan hermoso como el que había descrito el gigante. Se preguntó cómo de extraños serían ellos a sus ojos. Como un reflejo, alzó su propia mano para saludar, pero fue incapaz de hablar.

Nikita apretó las manos de Bediviere una vez más antes de soltarla y darle a Branwen un abrazo tan fuerte que temió haberle hecho daño. Se levantó después para caminar hasta el coche compartiendo algunas miradas con el resto de pasajeros. Las piernas le flojearon inicialmente pero se recompuso con prontitud y sacó del maletero una manta y su gabardina negra tres cuartos. La primera la colocó sobre el hada con una sonrisa algo sobrecogida aún y con la segunda cubrió los hombros de Bediviere. Se sentó junto a ella y después de besarla en la sien, la atrajo hacia sí para rodearla con sus brazos.

Notas de juego

1. "mia cara (mi querida)" en ruso. XD

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04/02/2021, 18:15
Branwen Glyndwr

Cuando reaccionó, como si una savia lenguaraz le hubiera vuelto a las neuronas, Nikita le estaba abrazando y ella no podía dejar de devolvérselo. A su lado Badiviere casi no parecía respirar, pero nada podía negar que reflejaba lo que era estar muy viva. Por uno de esos instantes, que se había conjurado desde los trece a gozar, todos lo estaban.

Al lado, el objeto de su regocijo temporal, abría los ojos mostrando también una vida que hasta unos suspiros antes parecía ser esquiva. Un milagro de piel lacia, pero calor de color incipiente que sus dos amigos habían conseguido hacer brotar.

Ella era valiente y decidida, pero lo que había compartido ya no era un tema de audacia. La pasta para poner una vida en tus manos esta por elegir quien la habitaba. Ellos dos y por afinidad ella misma no se habían separado de su compromiso. Y lo que le admiraba es que había salido sin necesidad de una causa meditada o estudiada. A Branwen le gustaban esas reacciones que surgían porque estaban ahí y no requerían de explicaciones ni charlas. Aritmética Clara. 

Toda la maniobra de Bediviere y la ayuda de Nikita seguía grabada en el fondo de su retina, no solo por la intención de aprenderla, si no por la fascinación de que implicaba y que habían conseguido. No era difícil que, aun con la inquietud de su penúltima sensación aun cargada a la espalda, ahí presente, en su cara una sonrisa sincera la dulcificara.

La chica los miró reanimada, apoyándose en su enorme valedor y desplegando un parloteo aun desigual, pero cada vez más firme. Su hablar le pareció familiar, en el sentido de no desentonar con lo que ni hace cuatro días acostumbraba, algo así como adolescente tratando de acelerar hacia la profundidad de los adultos.

Los cubrió de parrafadas que honestamente no entendió mientras, sus dos amigos se arrullaban o tal vez el orden fue distinto, y ellos se compartieron antes de que la chica llegara a decir algo. Se dio cuenta de que estaba como una vela al viento. Amarrada en un punto pero mecida en una muda reverberación caprichosa de emociones.

Lo que no podía comprender con puro lenguaje lo intentó compensar observando los lugares comunes: Ojos, gestos, tonos... buscando poderle dar sentido a lo que el hada, ciento por ciento fijo un hada, les indicaba.

Nikita la intentó poner cómoda y con un gesto que agració y a la vez, como un granito, afligió a Branwen, luego abrazó con ternura a la Heroína de este instante mientras, por entre el esfuerzo por comprender, Branwen creyó ver que la doncella 'elfo' les saludaba.

Rebuscando su serenidad y con un último mental deseo de bienestar para con Adam, se apuntó el dedo hacia la el rostro con un ademán de obvia identificación y le respondió.

- Branwen - remarcó para luego inclinar levemente la cabeza aun allí de rodillas, lo más decorosa que pudo juntar - Sa-lu-ton

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04/02/2021, 22:03
Bryony J. White

Bryony estaba entregada a la contemplación, con el alma acongojada y fascinada a partes iguales. Lo que tenía delante era una belleza terrible y primordial, pero, tal vez por eso mismo, sumamente hermosa. La aparición de los enormes barcos la sobrecogió y durante algunos segundos no pudo hacer nada más que mirarlos con la boca abierta. Miró por los prismáticos que encontró Frida, turnándose con ella y reparando en todos los detalles que pudo. Sabía que estaban asistiendo a un momento histórico, algo que los niños estudiarían en el colegio en el futuro. Un futuro estremecedor del que había podido vislumbrar una pequeña porción. Pero lo bueno del futuro, pensó, es que aún no ha sido. Y lo que no ha sido se puede cambiar o evitar. Ese era el punto de esperanza que palpitaba bajo su piel. Pero, por encima de todo, estaba esa sensación de trascendencia.

Llegó esa extraña sensación de conexión con sus compañeros de grupo y frunció el ceño, sorprendida ante algo que no había pasado antes. Todo lo de la afinidad le había parecido palabrería, un modo de darle categoría al simple hecho de que los profesores habían agrupado nombres en un papel. Pero de pronto se preguntó si habría algo más y ese pensamiento llevó su mente a la universidad. 

—Creo que van a cancelar las clases del lunes.

Se le escapó en voz alta un pensamiento banal y de inmediato se arrepintió por pensar en algo así cuando tenía un asiento en primera fila para asistir al cambio del mundo tal y como lo conocía. Pensó en Carme y tuvo que tomar aire en una bocanada. 

—Joder, Frida. —Su voz estaba húmeda, igual que sus mejillas—. Ha muerto muchísima gente. 

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05/02/2021, 08:46
Bediviere Lafayette

Las manos de Nikita la traían de vuelta, como si fueran la toma de tierra que la conectaba con una realidad cada vez menos creíble. El roce de sus labios contra sus manos, se le antojó absolutamente cálido, en medio de los visibles temblores de su cuerpo, ahora aterido. La ayudaba a centrarse. A respirar.

Aquel diminutivo que supo distinguir y esas palabras acompañantes que desconocía, sonaron absolutamente dulces y agradecidas, en sus oídos, y provocaron que entrecerrase los párpados, sobrecogida, mientras reparaba, quizá por primera vez de forma plena, en lo que realmente había hecho.

Sí. Había traído a esa chica de vuelta, pensó, notando un ligero e inevitable vértigo al contemplarla, sobre el regazo de aquel gigante, mientras Nikita se acercaba a su coche, para volver y colocarle su gabardina encima. 

Bediviere inspiraba, profundo y despacio, y se arropaba en la prenda, que le quedaba bastante grande y la cubría casi por entero. Nikita la besaba, de aquella manera sorprendentemente afectuosa, y acto seguido la rodeaba con sus brazos.

Su olor, prendido en su gabardina y en el resto de su ropa, la envolvía. Su calor, era un bálsamo-  Mon noble, brave et séduisant sidhe badass...*-musitó, como en una caricia, inevitablemente rota por la fragilidad de su voz, apoyando la cabeza sobre su hombro, y cerrando los ojos mientras escuchaba a Branwen, presentándose ante el hada y el gigante, diciéndose que la chica debía estar hecha de otra pasta, y que era absolutamente loable que se mantuviera cuerda aún, a su corta edad, después de todo lo que acababa de presenciar.

Notas de juego

* Mi noble, valiente y atractivo sidhe macarra (en francés). 

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05/02/2021, 09:04
Glorinda

El resto de pasajeros se había acercado a ellos y el grandote se había mostrado dispuesto a ayudar como tercer relevo en la maniobra de resucitación, aunque no había hecho falta.

Giuse, tras un amago de duda en que miró a Bediviere, como pidiendo permiso, le ofreció al hada unas galletas de chocolate en un vistoso envoltorio, brillante, rojo y dorado.

Se las tomó el gigante, que había adoptado una actitud seria pero relajada. Las abrió con cuidado y las engulló con deleite. Agradeció con la cabeza.

El hada se incorporó un poco, pasando de estar recostada a sentada. Se apañó los pliegues de su manta antes de contestar al saludo de Branwen.

—Saluton, Branwen. Mi estas Glorinda kaj mia protektanto estas s-ro Luĉjo.

Luego repitió sus nombres, Glorinda y Luĉjo, despacio, señalándose a ella y al gigante y esperó a que Nikita, Bediviere y los demás también se presentaran para seguir hablando. Así supieron que el chico atlético se llamaba Guillermo, su novia Eva; la chica lesionada, Irina, la otra chica Alexandra, y los otros tres Marco Rob y Amber.

El hada hizo un gesto reverencial para señalar el paisaje:

—Ni venas al la Praula Paradizo.

Y puso una mano en forma de cuchara, haciendo como que flotaba para luego undirse.

—Grandega ŝtormo en la vortico mallevis nian ŝipon. Glu, glu, glu.

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05/02/2021, 10:39
Nikita Pontecorvo

Apoyada en su hombro, Bediviere susurró con su voz sedosa aquellas palabras en francés que a Nikita le sonaron a música. Escucharla cuando le hablaba así, más todavía ahora que podía oír su verdadera voz, le daba la impresión de recibir una caricia que erizaba su piel al completo. Supo qué le decía por el parecido al asteropés y aquel inconfundible “sidhe badass” que le hizo sonreír divertido mientras su pecho vibraba con una débil y efímera risa, agotado como se sentía.

Mientras acariciaba el pelo de Bediviere escuchó a Branwen presentarse y le alegró infinitamente tenerla con ellos. Si había alguien cabal y que veía capaz de soportar con calmada templanza cualquier situación —así había sido hasta ahora y las habían visto realmente graves—, era la galesa, tan joven como era. Recordó lo que había contado de su padre y pensó que había en ella una especie de nobleza natural, como si en lugar de en un pueblito de Gales se hubiera criado en un palacio preparándose desde niña para ser una especie de embajadora.

El chico escuchó después con total atención cómo el hada se presentaba. Al menos ya había aprendido algo de su idioma, así que cuando llegó su turno, dijo:

Mi estas Nikita —le resultó curioso oírse a sí mismo en aquella lengua extraña que en algunas cosas sonaba tan familiar.

Después siguió sin pestañear la explicación del hada y el inconfundible glu, glu, glu final.

Creo que ha dicho que su barco ha naufragado por una tormenta y algo de un vórtice, ¿verdad? —preguntó un poco a todos que ahora les rodeaban curiosos.

»Lo sentimos mucho. Nosaltri ho sentimo molt, daveri. Nam ochen' zhal' —dijo con sinceridad. Y sin embargo no pudo evitar añadir, con idéntica sinceridad y un dolor evidente en la mirada— Ma per què esta destrucció? Molts seràn morts 1 —estaba claro que tal vez no era el tema ideal a sacar tan rápido, pero Nikita no podía pensar en eso.

»Mis hermamos, mei fratelos, moi brat'ya, son hí fuora. Nuestros amigos están ahí fuera —señaló el horizonte y su rostro mostraba claramente su inquietud—. Y están en peligro, v opasnosti. Podeu aiutar-nos a trovar-los? Ayudarnos a encontrarlos, por favor.

Notas de juego

1. "Pero, ¿por qué esta destrucción? Muchos habrán muerto" en asteropés.

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05/02/2021, 19:56
Bediviere Lafayette

Sonrió brevemente, al escuchar reír a Nikita. En aquella situación, se alegraba de poder oír algo así. Suspiraba hondamente y abría los ojos, mientras él le acariciaba el pelo, sabiendo que en otra circunstancia, podría haberse quedado dormida, notando el roce de sus dedos sobre la cabeza y el calor que le proporcionaba su chaqueta. 

Observó al hada mientras hablaba, y frunció el ceño, pensativa- Parece un idioma de raíz similar a las lenguas romances. Pero tiene cosas... Diferentes. Y sí, yo también creo que hablan de una tormenta y de un vórtice. Aunque suena como si ese vórtice fuese un sitio determinado, no que apareciese de repente.-apuntó, mirando a sus compañeros, y a los demás pasajeros del coche, de refilón. Tenía la sensación, o más bien la seguridad, de que ellos serían el ejemplo a seguir. Y sabía que debían tener sumo cuidado con lo que hacían y decían, porque los demás lo repetirían sin dudarlo. No le gustaba ser un ejemplo para nadie, pero puestos a elegir, prefería ser un buen ejemplo, pensó, mientras se señalaba, para presentarse- Mi estas Bediviere. Saluton. -dijo, inclinando ligeramente la cabeza, utilizando las mismas palabras que el hada, y que Nikita, apretando la mano de este último al oírlo preguntar el por qué de aquella catástrofe y pedir ayuda para encontrar a los demás y a sus hermanos.

-Parlez vous français?-preguntó, tratando de dar con alguna solución con respecto al tema de la comunicación- La mer a fait rage. L'eau . Il y a eu une vague géante. Una ola enorme se ha tragado todo esto. *- dijo, señalando también el paisaje al que ella llamaba "Praula Paradizo" y dibujando una ola con el brazo derecho para moverla y hacerla descender con rotundidad- Pourquoi? ¿Por qué? Najbaroj, mortos. -añadió, tratando de utilizar palabras que creía haber entendido en boca del hada y del gigante- ¿Praula Paradizo?- concluyó, con un evidente interrogante. 

Notas de juego

* ¿Habla usted Francés? El mar se ha enfurecido. El agua. Ha habido una ola gigante. 

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05/02/2021, 20:03
Branwen Glyndwr

Bendito Nikita, se dijo al oírlo pedir por aquellos otros de los que se habían separado. Lo miró sencillamente de soslayo con un 'gracias' en los labios. Abrió también la boca, pero se detuvo porque la verdad es que le costaba seguir el significado del habla de Glorinda. Basta con que lo que más había pillado fue su expresivo glu, glu, glu.

- ¿Entonces había más barcos? - comento dubitativa más porque no entendía el porqué del resto de sucesos acaecidos. Era lógico. Era como tener una nueva cuota de reglas a las que encontrarles acomodo.

No esperó respuesta y permaneció cordial y observadora a los intentos de conversación, con ese desfile de hablas que se podían desplegar por la variedad cosmopolita de los presentes. Si algo intento fue poner su granito de arena preguntado a su vez lo mismo que entendía proponían Nikita o Bediviere - Rydych chi'n siarad Cymraeg?

Se dijo que esta vez si, que definitivamente se iba a esforzar en al menos conseguir aprender alguna de esas lenguas disponibles. Se dijo que posiblemente la de la nueva visitante. Y claro algunos tacos de las de las demás.

Pensar en tacos le trajo al frente de su pensamiento a Adam y su gesto lo reconoció con un suspiro profundo.

Con el ajetreo de la reanimación no había podido centrarse en captar un cambio a la última sensación. Y la posición estática de esta se le juntó con la pequeña llama del hambre y el ligero arañazo de la sed. Formaban una bolita de pesadumbre que le habitaba un centímetro sobre y bajo el esternón.

Intento no traslucirlo y para ello se concentró en las explicaciones. Bediviere era muy buena transliterando lo que decía con las manos. Se dijo si con el lenguaje de gestos Nikita sería más claro, o sería tan artificioso como jugar al pictionary usando las teclas de un ordenador para dibujar.

Por no ser avasallante ella se reservó solo a aportar miradas, sinceras e interesadas, abiertas eso si a translucir el sentimiento padecedor subyacente pero dispuesta a darse el brillo de la parte más brillante de la vida. Pero sin silbar. El nudo invisible no la llegaba a dejar.

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06/02/2021, 09:32
Glorinda

El hada señaló el paisaje hacia un lado y al otro.

—Nia popolo neniam forgesis paradizon. Ĉi tiu, ĉi tiu retejo estas ĉielo sur la tero. Ni devis foriri antaŭ longa tempo, kiam la vortico fermiĝis, sed nun la okazo por reveni finfine venis ... Sed estis ŝtormo, por kiu ni ne estis pretaj ... Mi estis ebria ... hahaha.

Luego cambió un poco la cara y por un momento abandonó la sonrisa.

—La ŝtormo estis akcidento, mi ne scias ĉu pro la naturo de la vortico, kiam ĝi malfermiĝis.

El gigante le pidió más galletas a Giuse con un gesto que incluía estirar el brazo hacia él y abrir la boca.

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06/02/2021, 10:23
Nikita Pontecorvo

En las frases que pronunció Glorinda a continuación, algo fue capaz de entender Nikita o así se lo pareció. Se esforzaba por prestar toda su atención, pero recordaba la sensación de peligro de Adam tan nítida como si hubiera sido suya y ahora que la tensión había pasado, parecía subir de volumen en su ánimo. Daba gracias por haber escrito a sus padres justo antes de que cayera toda señal eléctrica pero ahora ya no sabía si les había dicho la verdad porque, ¿dónde estaban Elio y Vera? Había sentido la mano de Bediviere buscando confortarle cuando los nombró y él le devolvió el apretón. Era consciente de que estaban completamente varados en aquella pequeña isla que ahora era el trozo de carretera y también que las hadas, supervivientes de un naufragio, parecían aún más desvalidas que ellos. No sabía bien qué había esperado, magia tal vez, telepatía, que se sacaran un halcón mensajero de debajo de la manga… Suspiró y trató de centrarse, aunque le estaba resultando difícil.

Creo que dice que para ellos este lugar es el paraíso, algo así como que han estado esperando el momento para volver y que la tormenta ha sido un accidente… —Nikita volvió a suspirar, parecía que le faltaba aire—. No sé si nos está entendiendo —dijo a Bediviere angustiado—. No creo que la ola y la tormenta de que habla sean la misma cosa, ¿no? —preguntó también a Branwen—¿Puede ser que no sea consciente de lo que ha pasado? Pero tú se lo has dicho, que muchos han muerto.

Si no se levantó para caminar de acá para allá como un león enjaulado fue porque en ese momento no quería separarse de Bediviere ni perderse una palabra que pudiera darle una pista para saber si había algo que podían hacer. Nikita miró en la dirección que habían visto los otros coches. Apenas estaban a un kilómetro y no creía que fueran Sharif y los demás porque habían salido con varios minutos de ventaja. Se llevó las manos a la cara, frotando sus ojos con fuerza, como solía hacer cuando quería despejar su mente. Pero no lo lograba. Entonces volvieron a sus pensamientos aquellas palabras: "telepatía", "magia". Retiró las manos de su rostro y miró a sus compañeras.

Tal vez podríamos intentarlo nosotros. Buscar conectarnos otra vez con Adam, Ingvild y Bryony —asintió con la cabeza mirándolas muy fijo esperando que le dijeran si aquello les parecía una locura o no.

Notas de juego

Edito: una errata.

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06/02/2021, 12:08
Branwen Glyndwr

Apenas creyó entender una palabra de cada diez, a veces, quizás una de cada seis, por lo que mucho más que empujarse a encontrar sentidos con el cerebro, se propuso entender a través de los otros canales de comprensión.

Contemplaba sus ojos y el alimento que estos recibían del resto de sus gestos. Le encandiló el hoyuelo de su barbilla y ese color cálido de sus mejillas. Era guapa, hermosa al parecer de Branwen.

Aun así su risa inesperada la irritó, pero su cambio inmediato a la seriedad, al menos le hizo sentir que era mentira lo que decían que no tuvieran alma. Lo que obtenía, era a flor de piel de los sentimientos y, aunque lo tuviera en la práctica muy mascado, el nivel de exacerbación superaba el saco de cuentas hasta diez que tenía a disposición.

Sin embargo es lo que había y se mantuvo allí, no impertérrita si no amistosa, en verdad educada aunque le faltaran escalones para decir alegre. 

Con extrema delicadeza, pero totalmente inconsciente había apoyado su mano sobre la manta y la forma por debajo como queriendo asegurarse, no muy bien sí que no se fuera o sí que fuera real.

- La verdad es que ni idea - se sinceró con Nikita - igual si o igual no. Cuando los barcos se hunden producen ondas. Nos dijeron que el origen de la ola era muy superficial. Pero eso pasó donde ni siquiera podíamos verlo. ¿Cómo habrían llegado hasta aquí? - hizo una mueca de frustración - No, la imagen que me viene es que algo que iba bien se ha cortocircuitado - y no añadió que lo asociaría a sabotaje. Quizás alguien lo viera en su gesto. Ahora estaba muy trasparente - Pillándonos a todos, sin distinción, en el proceso - ¿Causado por los mismos que les da igual volar por los aires personas y hadas? Una bomba de un megatón puede genera también Olas.

Miró a la chica a los ojos con disculpa. Parecía tan inocente y pura como ella querría ser todo el tiempo. Pero a ella le combinaron las dos partes en el nombre y lo oscuro seguía allí, ¿Por qué no? Así también era el mundo. Luchando contra ello a Glorinda la sonrió. Había algo en ella que le inspiraba a seguir y no cagarse de miedo. Se acogió a ese sentimiento y pidió no estar equivocada.

- ¡Si! - le contestó con énfasis a Nikita - Pero sentí que había algo más que nosotros para mover eso. Algo relacionado con ellos ¿No es así? - compartió una mirada sutil con la chica hada. Si en aquello pudiera leer intenciones debería tener la suya clara. Aun así repasó lo que habían dicho la una y la otra y lo intentó con palabras.

- Tu, Ti...Helpu...Nosotros, Ni... - empezó señalándose apropiadamente - Hablar, siarad, helpu...a - hizo el gesto de abrir la boca y cerrarla y emitir palabras representadas por su mano, pero sin sonido - nuestros, ein, niu?... amikoj ? - intentó - amigos, ffrindiau, amikoj lejanos, bell i ffwrdd... - estaba sintiéndose tan obtusa que empezaba a desesperar, pero lo intento de nuevo - Helpu - volvió a hacer el gesto de hablar mudo para luego señalar el flujo de las palabras hacia la cabeza de sus dos amigos - Helpu - repitio el gesto pero lanzando el brazo hacia atrás, hacia lo lejano - Helpu....

No se le ocurría otra cosa más, así que lo repitió casi visualmente, con la imagen en su cabeza de los tres cogidos a ella y la mano evocada agarrando la de Adam fuerte y la necesidad del beso y de saber que estaba caliente y seco, que no corría peligro, y que abrazaba a Ingvild, y a un deshilachado recuerdo del hermano de Nikita, y al sonriente no portador de luz. Que conectar le traía el alivio y la alegría que la esquivaban.

Todo estaba ahí detrás de las palabras. Ojalá, pidió, ella las pudiera leer entre líneas.

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06/02/2021, 12:54
Bediviere Lafayette

Bediviere frunció aún más el ceño y entreabrió ligeramente los labios, tratando de entender lo que decía Glorinda, a continuación. Asentía, ante la somera traducción de Nikita- También dice que ¿está borracha?-añadió, enarcando una ceja- Y que no sabe si esa tormenta ha sido por la naturaleza del vórtice o... No sé. No sé qué significa esa última frase. -confesó, mirando también a los demás pasajeros, esperando que alguno de ellos sacase sus propias conclusiones, antes de volver a dirigir su atención hacia Nikita, cuya angustia, sin un foco inmediato, parecía comenzar a amenazar con comérselo vivo. Podía entenderlo. 

- No creo que sean la misma cosa. Pero... Sí podrían tener el mismo origen. Es demasiada coincidencia, ¿no os parece?- dijo, incluyendo también a Branwen en sus divagaciones- Algo ha ocurrido, algo que en un plano ha generado esa tormenta y en otro el terremoto y el tsunami. Quizá lo que sea que se intentó evocar aquí se reflejó en ese otro lugar como una tormenta. -expuso, aunque no como una certeza sino como el esbozo esquelético de una teoría, asintiendo a continuación al escuchar a Branwen- Sí. Sí... Exactamente. Algo salió mal. Aquí y allí. Algo... Intencionado, o no. - apuntó, suspirando. 

Entonces escuchó la sugerencia de Nikita. Ella también había sentido a Adam y a Ingvild en su cabeza. E incluso a Branwen y a Nikita, de una manera diferente en la que los sentía ahí, a su lado. Y después de lo que había pasado,  de las luces, del tsunami, de aquel canto y de los barcos... Y además teniendo delante a dos seres salidos de lo profundo de una fábula, ¿cómo demonios iba a negar la existencia de esa posibilidad?  

Podemos intentarlo. ¿Por qué no?- dijo, respondiendo a sus compañeros, sin poder negar que se encontraba sorprendida de si misma, observando entonces a Branwen, mientras trataba de comunicarse con Glorinda, tratando de hacerla entender, para que los ayudara. Apoyó una mano sobre su hombro, suave, lánguida, tratando de confortarla- Aidez-nous à parler à nos proches, s'il vous plaît.* - pidió, a Glorinda. Y por gastar una última carta, evocó aquellas mismas palabras en la lengua que le había enseñado su abuela Claudine-  Ede nou pale ak moun nou renmen yo, sivouplé.* Por favor, ayúdanos a hablar con nuestros seres queridos.

Notas de juego

*En francés y en criollo (realmente criollo haitiano, que se parece, porque no hay traductor de criollo de luisiana por ahí XD). 

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06/02/2021, 13:33
Ingvild Hoem

El astado fue hasta la orilla y se acuclilló junto al agua. Se puso a buscar su reflejo en ella y a mover la boca como si hablara pero sin que salieran sonidos audibles por ella.

La chica se acercó hacia Ingvild adentrándose en el grupo de gente que le dejó pasar haciendo corrillo, expectante. Tenía orejas picudas y mediría si acaso un metro cincuenta.

—Frykt ikke for noe som ikke er vår intensjon om å bringe en flekk av vold eller ondskap til dette landet. En storm fanget oss i vortexen som senket skipet vårt, Cyclops Aurealis, men resten av flotillen vår har kommet intakt.

Le hablaba a la noruega en un bokmål con todos los matices de su lengua materna.

—Jeg er Maurelle og min gode venn heter Biko. Hva skal jeg kalle din Mercedes, innfødte i paradiset?

 

¿Estaba segura de lo que hacía? No, por supuesto que no. De todas maneras asintió levemente ante el susurro de Adam, sin poder quitar los ojos de los visitantes y un tanto maravillada de su propio arrojo. ¿Quién eres? La verdad es que le agradaba actuar como si fuera Bediviere, para variar.  Estaba claro que el efecto desinhibido de las drogas de Bryony no se había atenuado lo suficiente.

Tranquilo —le dijo en voz igualmente queda, y sintió una especie orgullo al ver como el canadiense, superando su temor, se había adelantado junto a ella— Sólo quiero que estén advertidos que no les entendemos...

Y era verdad, Ingvild no esperaba realmente que sus palabras fueran correspondidas, de manera tal que cuando la chica elfa respondió en un perfecto bokmål no daba crédito a sus oídos. Con la boca abierta la contempló unos segundos antes de poder reaccionar, tras lo cual comenzó a hacer de intérprete para Adam y las personas cercanas a ellos.

Fint —replicó, intentando componer una sonrisa— Hyggelig å møte dere, Maurelle og Biko. Jeg er Ingvild og dette her er vennen min, Adam. Trenger dere noe hjelp med skipsvraket? Kan dere snakke på engelsk? Vennene mine forstår ikke norsk.1

No le pasó desapercibida la referencia a su planeta (¿o tal vez se refería a Astérope?) como el paraíso, pero le pareció algo temprano para preguntas impertinentes. Se rascó la frente antes de dirigirse una vez más a Adam.

—¿Quieres que les diga algo más?

Notas de juego

Máster Edit: añado como cita mi post anterior, que se me había olvidado.

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06/02/2021, 19:36
Glorinda

La que se había presentado como Amber añadió otra duda a lo planteado por Branwen.

—¿Podría estar relacionado con el asesinato de Nick Cave?

Y se dirigió al Hada.

—¿Conocéis a Nick Cave?

Y ésta o bien no le conocía o no entendió la pregunta.

Eva le ofreció unos caramelos al gigante, explicándole con gestos.

—Caramelos, para chupar. Chupar, no tragar.

Y luego, mirando a los "terrícolas".

—Igual ellos no creen en la muerte como nosotros.

 

El hada, que solía asentir mientras hablaban, tendía a negar mientras lo hacía ella.

—Ni ne estas magiistoj kaj ni ne scias fari mirindaĵojn... Aŭ ni estas sorĉistoj.

Señaló a su protector.

—Sed li estas tre forta!

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06/02/2021, 19:38
Nikita Pontecorvo

Nikita asintió a las palabras de sus compañeras. Sí, tenía sentido que lo que había hundido el barco y producido el maremoto fuera una misma cosa, relacionada con aquel vórtice del que hablaban tal vez. Y en ese caso tenía sentido también que hablaran de accidente y que fuera algo que sus visitantes no esperaran. Quiso creer que una destrucción como aquella no podía haber estado en sus planes, pero al mismo tiempo sabía que no sabía nada y que resultaba imposible entender el modo en que pensarían unas criaturas que ni siquiera eran humanas. Y más complejo todavía era entender que pudieran haber intereses humanos en algo así, pero después de todo alguien había atentado contra Nick Cave. Y de los humanos sí que cabía esperar cualquier cosa.

Creo que dice que no son magos ni hechiceros, no van a poder ayudarnos —Había cierta ironía en que con aquellas criaturas presentes ellos fueran lo más parecido a un mago en la escena. Nikita miró a Gorlinda y asintió haciendo ver que la entendía. Después se levantó del suelo y buscó las luces de los navíos al sur.

Aún están allí —señaló a sus compañeras los fuegos que titilaban en la oscuridad—. Adam e Ingvild no deben estar lejos, por lo que sabemos Sharif también iba a conducir hacia el interior por esta misma carretera. Tal vez Bryony no estuviera viendo esto y por eso no la sentimos —reiteró queriendo creerlo con todas sus fuerzas—. Porque esa visión o tal vez el cántico nos unió, ¿no es así? Venid —pidió a las dos que se levantaran y avanzaran con él hasta el límite del agua en dirección a los barcos. Una vez allí tomó las manos de ambas1—. Tratad de abriros a ellos, de emular lo que acabamos de sentir. Mirad —dijo señalando el horizonte con un movimiento de su barbilla—: no parece haber separación entre el cielo y la tierra. El agua y la oscuridad también lo unen todo. Así hemos de ser nosotros ahora.

Notas de juego

Tirada de Introspección + Psyché + 1 pto ánimo (resultado 12)

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06/02/2021, 19:43
Branwen Glyndwr

Asintió a la traducción de Nikita con agradecimiento sincero a la chica. Le acarició de nuevo con tacto.

Como su amigo dirigió la mirada hacia los barcos. Eran aún motas que se distinguían en la distancia.

- Claro - contesto al requerimiento del muchacho. Desvío un saludo a su invitada y sin titubear le cogió la mano al chico. La presencia del hada le había reconfortado, como un azucarillo después de una sequía de dulces. Le empezaban a molestar las lentillas. Demasiado estar al borde de las lágrimas. Pero podía aguantar un poco mas.

Lo que decía Nikita tenía sentido. Dentro de la espiral de desconocimiento que les envolvía - La verdad es que no lo sé si ha sido así. Pero que lo voy a intentar es seguro - le dijo apretándole la mano a Nikita con ánimo y después a Bediviere - De una forma u otra no he dejado de pensar...de pensar en él - y otras cosas con más calado que los pensamientos. Supuso que ellos entenderían su mirada. Aunque no fuera exacta a la de ellos. 

- Hagámoslo - susurró dejándoles que se compartieran uno de los apretones y ella manteniendo el de él. Les sonrió.

Nikita comentó de partir de donde todo se juntaba y parecía uno, pero ella no podía empezar por ahí porque aunque sus ojos lo juntaran en una mezcla oscura sabia que cada cosa en tinieblas aún estaba allí y eso la distraía. Así que lo miró de soslayo a él, concentrándose en la lontananza, y juntó su perfil en la perspectiva con el de Bediviere, jugando con la mirada y la luz a unir la línea de su nariz y sus labios y, verlos otra vez besándose, y entre risas, reflejando las miradas que Adam le dedicaba al rubio Asteropés y rememorando las puyas que Ingvild y Bryony se habían dedicado por una tontería que de verdad no sentían. Rotó las imágenes que evocaba, para dejarlas en emociones, y buscó dedicarse a aquellas que más las habían conectado. La intención de Ingvild de enseñarle Lost. La invitación de Bry a que trajeran el bañador. El abrazo de Nikita tras el milagro de la resurrección. La vitalidad de Bediviere en ese mismo instante. Un gran instante de Vida. Pero no tan vivo como esos largos segundos en los que besándose con Adam no había nada más en el mundo.

¿Estaba el calor de ese momento en aquel fuego lejano? No lo sabía, pero al menos trato de vislumbrar el reflejo y si podía convertirlo, del recuerdo, de nuevo a la realidad puso todo su empeño. Se dejó invadir por los sentimientos de conexión con cada uno, como en un lazo, y esperó que se reinstaurara el nudo. Adam, Dwt. Asegúrame que estás bien, Por favor.

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06/02/2021, 22:23
Bediviere Lafayette

Eso mismo he entendido yo.-dijo, dedicando un asentimiento agradecido a Glorinda- Puede que no. Que no crean en la muerte igual que nosotros. No lo sé. -contestó, a la chica de las gafas que le daba los caramelos al gigante- Pero ella ha estado a punto de morir. Y el gigante ha dicho que si ella se moría, él se moría también. -apuntó, encogiéndose de hombros.

Observó y escuchó a Nikita, mientras se levantaba despacio, y posó la mirada sobre las luces de los barcos, inevitablemente sobrecogida. Se levantó, despacio- Merci beaucoup- dijo, agradeciendo aunque fuera la intención y lo que quería creer, era honestidad, acercánsoe acto seguido a sus compañeros, metiendo los brazos en las mangas de la chaqueta, que le quedaba tan grande que casi parecía una túnica. Una túnica ceremonial, pensó, bufando y negando brevemente con la cabeza.

Tomó de la mano a Nikita, y miró hacia el horizonte- Vasta existencia. Insignificancia homínida.-dijo, más bien para si misma, mientras respiraba hondo- Hemos sentido a Adam. Pero Adam estaba con Ingvild y con tus hermanos, y a ella no la hemos sentido en peligro.-indicó, mirando a Nikita y tomando también la mano de Branwen, a quien había visto abrazada al chico canadiense, junto al árbol de cobre- A lo mejor sólo se asustó al ver los barcos. Si les hubiera pasado algo malo de verdad... No me preguntéis por qué lo creo, pero creo que lo habríamos sentido. -apuntó, con la suficiente seguridad como para pronunciar algo así, antes de cerrar los ojos. 

En su cabeza, ella misma solía ser una sombra larga. Y las sombras podían fundirse con la oscuridad. Podían estirarse, y retorcerse. Podían buscar. Así que se imaginó a si misma, como esa sombra, proyectada por la intensidad que desprendía cada apretón de manos. Una sombra capaz de oler, y de ver, y de sentir. Una sombra que buscaba y de hecho encontraba.