Partida Rol por web

Astérope

La Gran Llegada

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29/01/2021, 18:34
Bediviere Lafayette

Aquellos quizá habían sido los treinta segundos más largos de su existencia. Treinta segundos de gritos contenidos y de rostros aterrados en el interior del vehículo. Treinta segundos escuchando el fluir del agua, sin saber si aquella sería la sentencia ominosa con la que el mar los tragaría hacia sus entrañas. 

El rezo se extendía, como un murmullo desesperado, mientras se atrevía a abrir los ojos y mirar hacia la carretera, observando la aterradora estampa del manto oscuro y acuoso que lo cubría todo, alrededor y frente a ellos. 

Había ya enmudecido, y se había olvidado incluso de respirar, cuando el coche se detuvo, en medio de aquella isla seca, aferrado al asfalto que había aparecido de repente en medio de su campo visual. Respiró, hondo, temblorosa, notando cómo se le escapaban las lágrimas y un sollozo de puro desahogo rompía su silencio. 

Estaba viva. Estaban vivos. Y con la noción de que aquello no podía haber sido sino un maldito milagro, miró hacia Nikita, aún aterrorizada y sin embargo, profundamente aliviada. Agradecida.

Y con un jadeo arrebatado y sin ser capaz aún de pronunciar palabra, se soltó finalmente de Branwen para tomar el rostro del asteropense,  acercándose en una exhalación, exaltada y atribulada, atrayéndolo a su vez hacia si, para fundirse en su boca con la intensidad que otorgaba la sensación de volver a nacer. 

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29/01/2021, 18:34
Nikita Pontecorvo

Más tarde, Nikita recordaría ese momento con nitidez. Pero en aquel instante, si hubiera tenido que explicar a alguien qué había pasado exactamente, habría tenido que quedar enmudecido.

Una elevación del terreno, una pequeña subida y bajada de la carretera, había aparecido frente a ellos. Nikita supo que si hubieran llegado unos segundos más tarde no la habrían alcanzado y que si lo hubieran hecho apenas un minuto antes la habrían rebasado, pues el mar todavía no había llegado hasta ellos. Ahora podía ver enfrente como el agua llegaba con fuerza desde un lateral y entendió que estaban absolutamente rodeados. Observaba la escena perplejo, hasta incrédulo. Su cerebro parecía querer aferrar algo que se le escapaba y tal vez fuera porque no era el órgano adecuado para hacerlo. Éste fue el que le hizo susurrar:

Spasibo…1

Sus manos se soltaron del volante despacio, como si fuera una serpiente separándose de su antigua piel. Mientras su corazón se esforzaba por recuperar un ritmo con el que ya no recordaba la última vez que había latido. Aún estaba pálido, le ardían los ojos e inspiró de forma agitada como si hubiera estado conteniendo la respiración.

Miró hacia Bediviere con una cara que reflejaba a gritos su maravillada perplejidad. Encontró entonces los ojos de ella, llenos de lágrimas, de alivio y gratitud, y le pareció entender en ellos lo que sentía su propio corazón. Una emoción tan arrebatadora que dejaba sin aliento. Pura y cristalina alegría de vivir.

Una sonrisa alucinada se formó en los labios de Nikita mientras la miraba intensamente con un destello de triunfo en los ojos. Algo le revoloteaba dentro, el alma tal vez, cuando Bediviere se aferró a su cuello y le dio un profundo beso.

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29/01/2021, 19:16
Carretera de noche

Mientras Chiba echaba el coche a un lado —la carretera era estrecha, apenas cabían dos turismos puestos en paralelo— todos los pasajeros vinieron a afirmar, cada uno a su modo, que estaban bien. La chica que tenía Adam encima lo hizo con la cabeza, con un algo diferente en su sonrisa, de alivio.

Pudieron salir pero no echar a correr. Se mezclaron entre la gente que avanzaba, un puñado de metros hasta llegar a la cabeza de la caravana —cinco coches más allá— donde la carretera había desaparecido y se abría una enorme extensión de agua moviéndose a gran velocidad. La gente observaba atónita siendo imposible, debido a la oscuridad, discernir donde estaba la otra orilla.

El primero en verlo gritó, un alarido corto, de espanto. Una furgoneta pasó, sumergida, por delante de ellos, arrastrada por el agua. Era visible en la profundidad gracias a sus faros, todavía encendidos. Parecía como si circulara por un mundo paralelo, submarino, a toda velocidad. La perdieron de vista en dos o tres segundos por lo que ninguno de los treinta y pico que estaban allí tuvo tiempo material para cometer la locura de lanzarse al agua para intentar sacar a alguien.

En el silencio, solo roto por el sonido de los motores al ralentí, una mano amiga tocó el hombro de Ingvild. Era Sharif. Estaba allí con todos sus pasajeros intactos.

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29/01/2021, 21:14
Branwen Glyndwr

El chirrido del monumental frenazo con el que Nikita los posó, in extremis, en la altura exacta para que la conjunción de aguas no los defenestrara, lo recordaría como la casi humana y terrible manifestación de la voz del destino. Y aun así, esa sonoridad personificada la iba a atesorar como una de las emociones preciosas para las duermevelas futuras.

Los Glyndwr pecaban de un porte honesto con el que afrontar la realidad, así que, se tragó todo el acontecimiento con los sentidos bien abiertos, claro igual que la boca. El mar, desabrido y beligerante, se sacudió a su alrededor en todas direcciones como el corazón de una turba enfurecida con el mundo, y lo vio en su completa horrorosa maravilla, pero no los tocó más allá de las salpicaduras de una buena galerna.

Por un segundo reinó sobre ellos el tumulto cosido con las diferentes entretelas que formaron el bramido marino, el quejido metálico de la combustión del motor, y sus respiraciones.

Branwen pudo hacer revisión de miembros corporales: manos, pies, pecho, cuello, cabeza, y ya solo la posibilidad de esa eventualidad la elevó como el chute de apenas un par de horas.

En la boca aún tenía el eco de uno de los juegos de dígitos - ¿Ya había llegado a los millones de millones? - y aun su raciocinio se propuso pugnar con sus instintos con la intención de que parara cosa que, muy dentro y muy firme, no iba a hacer hasta que el trueno de la ola no se ablandara, no solo en su oído, si no por todas partes.

Signo del alambicado sentido del humor, propiedad del cosmos, ese legado que le permitía ver el sitio de las cosas y el sitio al que se iban a desplazar, se hizo literal y omnipresente cuando Bediviere se estiró, como si solo ese movimiento tuviera relevancia en el mundo, y le plantó un morreo colosal a Nikita y, como trenes en la misma vía despreocupados de chocar, Nikita la besó a su vez en la misma escala.

Las desventajas del tamaño y la juventud de Branwen, se tornaron en ventajas con las que ágilmente esquivar el quedar emparedada por la pasión y permitirles en aquel pequeño espacio, la intimidad suficiente para su explosión de felicidad.

A la mierda se fue todo lo que no fuera una risa jovial y la chispa en sus ojos, calentados por la súbita lumbre amatoria. Por un momento la disfrutó como cualquier cosa pura y hermosa, pero después, le hizo pensar en Adam, el sabor del chico aun en rincones de su boca y la llevó a lanzarse al móvil a marcar para cerciorarse de que respiraba. Con excitación y ansia y angustia.

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29/01/2021, 23:53
Ingvild Hoem

El olor del mar llegó incluso antes que la corriente. Ingvild abrió mucho los ojos, intentando capturar todos los detalles de un espectáculo que hasta entonces sólo había presenciado en las películas.

Fuck! Fuck! Fuck! —exclamó en crescendo— Hva i helvete…?1

Estiró un brazo para hacer equilibrio sobre el hombro de Adam2 mientras con la otra mano se quitaba los tacos en una ofrenda apresurada hacia el mar intruso.

Entonces sintió como calor en su hombro y se dió la vuelta.

—¡Sharif! ¡Gracias a Dios! —sí, Ingvild invocaba al Todopoderoso en momentos de grave urgencia, aunque también es cierto que no le costaba mucho imaginarse al chico como un Jesús del siglo XXI— ¿Dónde están todos? ¿Elio viene contigo, verdad? ¿Nikita? ¿Bry? Oh por dios, ¡Tenemos que salir de aquí!

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30/01/2021, 02:20
Bryony J. White

Frida que había permanecido tras Bryony, hizo girar su silla y se agachó hasta ponerse en frente, mirándola desde muy cerca, para hablarle con su voz más grave y aireada.

—Ya nos ha rebasado y ahora lamerá la tierra con su lengua venenosa hasta aplacar su furia callada durante siglos, latente latido demasiado lento o demasiado rápido para el entendimiento humano.

Notas de juego

backup

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30/01/2021, 02:20
Bryony J. White

Pestañeó muy despacio cuando Frida hizo girar su silla y la miró a los ojos de cerca, sumergiéndose en sus pupilas sin miedo a perderse en ellas. Lo que dijo, cada una de sus palabras, le parecieron un poema oscuro y antiguo, como los versos de un oráculo. Un escalofrío recorrió su espina dorsal. No había entendido del todo el significado literal, pero la sensación que había dejado en su espalda era pegajosa y ominosa, como esa brea de la que había hablado Adam la noche anterior. 

Exhaló el aire que había estado conteniendo en los pulmones y apretó un poquito la mano de Frida. Más le gustaría a ella tener la capacidad para responderle en términos parecidos y dotar aquel momento de la gravedad y reverencia debidas. Le habría encantado, pero lo suyo eran las imágenes y no las palabras. 

—Frida —logró pronunciar su nombre, aún con un nudo atenazando su garganta—. ¿Qué vamos a hacer ahora?

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30/01/2021, 10:14
Guilemo

El chico grandote cobijaba a su novia contra su pecho, pasándole su mano por la cabeza como si fuera lo más delicado del mundo.

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30/01/2021, 10:15
Alexandra

La que había junto a ellos trataba de controlar su respiración mientras tapaba la boca con la mano en un gesto ansioso.

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30/01/2021, 10:15
Giuse

Un chico con gafas de pasta negra, mirándola trataba de animarla con un "eh" apenas audible.

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30/01/2021, 10:16
Irina

Notaron la suspensión del coche moverse en las ruedas de atrás junto con el ruido de la chica del maletero, bajando. Se quedó a no más de medio metro del vehículo, de pie, mirando al suelo con las manos en las rodillas.

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30/01/2021, 10:17
Bediviere Lafayette

Aquel beso, compartido con el corazón en vilo y el cuerpo estremecido de pura adrenalina viva, tenía el profundo sabor de una primera vez. Sabía como un primer aliento. Como el primer calor humano que uno se encuentra, tras nacer.

Como el primer tacto agradable del que uno es consciente, tras abrir los ojos al mundo después de una pesadilla demasiado larga y oscura, pensó, mientras se separaba, despacio, con los párpados aún cerrados durante un instante, en el que inspiró con todas sus fuerzas. 

Volvía a abrirlos, para contemplar de nuevo a Nikita. Su pecho ascendía y descendía, deprisa, presa de su propia respiración desbocada. Su mano acariciaba durante un instante su mejilla, exhalando, lentamente- Estamos vivos.-dijo, a medio camino entre la incredulidad y el llanto, mirando entonces alrededor, hacia los otros ocupantes del coche

Estamos... Estamos vivos.-repitió, como si necesitase volver a verbalizarlo para volverlo tangible y real, llevándose el dorso de la mano a las mejillas, para secarlas, y buscando entre Branwen y ella, a tientas, para rescatar el teléfono de Nikita,  que se había perdido en algún lugar del asiento del copiloto durante aquellos largos treinta segundos. Se lo tendía, con los dedos temblorosos.

Tened cuidado con la batería del teléfono.-dijo, con la voz tomada- No sé qué nos ha dejado sin luz exactamente. Pero el Katrina nos dejó varios días sin electricidad.  -advirtió, con un hondo suspiro, llevándose la mano al pecho para tratar de controlar su respiración. 

Daba un último vistazo a los ocupantes del coche, con expresión circunspecta. Todos parecían encontrarse enteros. Al menos físicamente, se dijo, antes de mirar su propio teléfono, para mandar tres mensajes. 

El primero fue al grupo de afinidad

La ola ha pasado. Estamos bien (Nikita, Branwen y yo). ¿Vosotros?

El segundo y el tercero provocaron que contrajese el rostro en una expresión contenida y contrita, antes de asegurarse de cerrar todas las aplicaciones innecesarias y poner el modo ahorro de batería, guardando el teléfono en el bolsillo de su falda. 

¿Puedes... Puedes poner música? -le preguntó, finalmente, a Nikita, rozando su mano- Aunque sea una o dos canciones. Luego podemos poner la radio, a ver si dicen algo. 

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30/01/2021, 10:18
Bediviere Lafayette

El segundo mensaje sería para su madre, Dominique. Simple, pero conciso.

Estoy viva. 

El tercero para Bryan, a quien aún tenía en su lista de contactos

Gracias por ayudarme a vivir. 

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30/01/2021, 10:18
Elio Pontecorvo

Cuando Nikita recibió su móvil pudo leer un mensaje de Elio que le había llegado hace medio minuto, en ruso:

Mat', kotoraya rodila nam brata, byla vovlechena. U nas vse khorosho, Ostiya!.

Y recién en su mano, vibró, mostrando un nuevo mensaje.

U nas vse khorosho, nas okruzhayet voda, no vse v poryadke. My tol'ko chto videli tu, chto v shlyape i blednom, ya dumayu, chto snezhnaya koroleva otsutstvuyet.2

Notas de juego

(1) La madre que nos parió hermano, la que se ha liado. Estamos bien, parados Ostia!

(2) Estamos bien, rodeados de agua pero bien. Acabamos de ver a la del sombrerito y al paliducho, creo que falta la reina de las nieves.

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30/01/2021, 10:24
Nikita Pontecorvo

Lo que tal vez nada más hubiera conseguido en aquel momento —acompasar el corazón de Nikita, que latía con calma intensidad—, lo logró el beso de Bediviere. Se recreó en él pero no como le había ocurrido el día anterior o en la terraza —no como si el mundo fuera a desvanecerse en cualquier momento o ella fuera a marcharse—, sino como si hubiera encontrado, no ya un segundo robado a las circunstancias, sino una nueva vida entera regalada. Un regalo. Eso era la vida, todo en realidad, pero era una idea que aunque alguna vez pudiera haber pasado por sus pensamientos, ahora cobraba en verdad sentido.

Sintió su caricia después sobre la mejilla y la miró embelesado. Los gestos de aquella chica tenían algo hipnótico para él, sabía que podría pasar horas viendo solo como respiraba. Ella se giró a hablar con los pasajeros de atrás y Nikita se volvió hacia Branwen quien tenía su móvil en la mano. El chico le tomó la cabeza y se acercó a ella para darle un sonoro y cariñoso beso en el pelo y sonreírle de oreja a oreja. Estaba preocupada, como era lógico y normal. Él mismo tomó el teléfono que le devolvió Bediviere ansioso por ver si habían noticias de Elio.

Al leer los mensajes de su hermano, una risilla nerviosa se escapó de sus labios. Las lágrimas finalmente lo hicieron de sus ojos.

My takiye zhe, vse khoroshiye. Skazhite im, chto ya s Bediviere i Branwen. Ya lyublyu tebya1

¡Están bien! —dijo a sus compañeras levantando los ojos un segundo del teléfono—. Elio, Vera, Sharif… Ingvild y Adam están con ellos —añadió con voz trémula por la emoción sin poder dejar de llorar o sonreír.

Notó que la chica del maletero salía y se giró para ver que estaba entera, seguramente tratando de recuperar el aliento al igual que el resto. Nikita abrió la puerta del coche para que entrara aire. Iba a salir para dejar hacerlo a los demás cuando oyó la petición de Bediviere.

Asintió con la cabeza y miró a lo lejos, a lo que parecía una caravana de coches tan varados como ellos mismos. No estarían ni a un kilómetro tal vez, así que en el silencio y oscuridad de la noche tal vez no solo podrían ver sus luces sino escucharles.

No os sobresaltéis —advirtió antes de hacer sonar el claxon un par de veces. Esperaba recibir respuesta y llamar la atención de quienes estuvieran allí.

Después de esperar unos segundos, puso a reproducir una canción como Bediviere había pedido, salió del coche y ayudó a bajar a los de atrás.

Notas de juego

1. "Nosotros estamos igual, todos bien. Diles que estoy con Bediviere y Branwen. Te quiero." en ruso transliterado.

Edito para añadir: Nikita pone la música alta, a modo de señal igual que el claxon.

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30/01/2021, 11:34
Branwen Glyndwr

- Eh... Por elegir preferiría de los otros - demandó, tras el gesto de Nikita, filtrando suave humor sobre el océano de nerviosismo muy reticente a evaporarse. Había varias arrugas en el su tono, un minúsculo defecto en el borde de allí, o en el pliegue de allá. Pero aun así sin desfallecer.

Mimetizó la sonrisa de él, un poco peor y desacompasada, pero voluntariosamente deseosa de que pudiera permanecer por naturalidad y no empeño.

Ese regocijo cuya ampolla rompió las exclamaciones emocionadas de Nikita en respuesta al conocimiento allá donde estuvieran los demás estaban indemnes.

Escuchar el nombre de Adam abría la realidad de insospechados vaivenes interiores. No estaba suficiente madura para entender si era amor, y se quería entender así misma, considerando que era  algo más sensual que espirituoso, pero claramente sí algo que no podía negar que estaba allí.

Estaba llorando y sonriendo y se sentía como el cuadro de la lluvia y el sol en el mismo plano en primavera, con las cuatro estaciones en un día y el broche del arcoíris envaneciéndose de fondo.

Abrazó como una mariposa a Badiviere y abrió la puerta para aliviarla de su peso y dejarla estirarse al mordisco de la humedad oscuridad.

Sin perder de vista a nadie de su grupo y medio abrazándose pulso el botón de grabar mensaje.

- Tad Bachi, yma wedi goroesi tsunami. Dywedwch wrthyf eich bod i gyd yn iawn yno gartref ac nad oes gennych yr un cachu hwn, ond rhag ofn ichi fynd i fyny Bermo uchod. Rwy'n caru chi, Frawd*.

Notas de juego

*Padrecito, Aquí sobreviviendo a un maremoto. Dime que estáis todos bien allá en casa y que no tenéis esta misma mierda, pero por si acaso subid Bermo arriba. Te quiero Hermano.

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30/01/2021, 12:40
Branwen Glyndwr

Luego descargó de su pecho mando otro igual de conmovida que no supo si lo él lo iba a pillar tan inmersa en las huellas de los dos idiomas.

- Tenemos un beso que perfeccionar. Sigue Seco, Porfa.

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30/01/2021, 19:45
Adam Dyer

Era impresionante. Resultaba conmovedor ver la fuerza de aquella naturaleza desatada que reclamaba lo que probablemente siempre fue suyo y a quien la humanidad había creído que era capaz de arrebatarle. Las construcciones humanas simplemente eran barridas como el mar acaba con un castillo de arena, por mucho empeño que el niño hubiera puesto en construirlo a lo largo del día, al caer la noche, al regresar todo a su estado natural,  todo se reiniciaba y el planeta tomaba lo que le correspondía. Ni más ni menos. Aquello no era una agresión, por mucho que Adam se sintiera al borde del literal precipicio. Era el planeta pulsando el puñetero botón de reset y a la mierda con la configuración precedente.

El movil vibró en el bolsillo del vaquero del chico que le hizo sobresaltarse. Los dedos volaron rápido sobre el teclado multitáctil:

Estamos bien. Atrapados en un atasco junto a Sharif y los otros*. ¿Dónde puñetas está Bry?

Tras esto siguió con el móvil... al parecer tenía más mensajes.

Notas de juego

* Me he perdido y no recuerdo quién iba con Sharif.

2 Si estás de acuerdo Fígaro, en caso contrario lo edito!

Sin problema, dude. :)

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30/01/2021, 19:45
Adam Dyer

A Adam le llegó un mensaje al móvil, de Branwen.

Dwt, dime que aún te pongo. Por qué esa es una de las dos cosas que necesito oír. La otra es a ti

Responder a Branwen.

Aún no se me ha bajado. Te mandaría foto, pero creo que no estamos en ese punto y me culparías de usar zoom. ¿Y tu... seca? ;)

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30/01/2021, 20:28
Bediviere Lafayette

Suspiraba, aliviada, al saber que los demás se encontraban bien. Veía a Nikita reír y llorar al mismo tiempo, y a Branwen, portando una expresión casi gemela, a medio camino entre la alegría y el llanto. Y supo que los tres debían sentir lo mismo. 

La galesa la abrazaba, como en un aleteo, antes de abandonar el coche, sorprendiéndola. Y la música comenzaba a sonar. Bediviere estiró las piernas,  y cerró los ojos. La voz de Morrissey reverberaba en su pecho, y no pudo sino agradecer en silencio a Nikita que hubiese escogido precísamente esa canción- The fucking soil over my head... -murmuró, para si, notando cómo volvían a escapársele las lágrimas, sabiendo que jamás volvería a escucharla de la misma manera. Que nunca tendría el mismo significado. Y que la volvería a escuchar cada vez que se le pasase por la cabeza alguna estupidez profunda, como le había sucedido esa noche, durante la fiesta.

Rebuscó en su bolsillo, para sacar los cigarrillos y el zippo, y posó la mirada sobre el salpicadero del coche. El porro a medio consumir que se encontraba abandonado en una esquina, contra el parabrisas, le parecía una suerte de testigo infalible y necesario de los acontecimientos. Tanto de los catastróficos, como de los que habían tenido lugar, previamente, en ese mismo coche. 

Quiso encenderse un cigarro, mientras escuchaba hablar a Branwen por el móvil, con aquel lenguaje que parecía un arrullo de duende. Luego la escuchaba hablar de un beso, y no pudo evitar esbozar una leve sonrisa, que desaparecía en sus labios en el mismo momento en el que prendía el zippo con el cigarro en la boca, alargando la mano por fuera para ofrecerle tabaco a su compañera. 

Daba una profunda calada y exhalaba, despacio, antes de abandonar el coche, para rodearlo, pegada a él, apoyándose con cuidado contra el capó. El ruido del agua y la música se entremezclaban, mientras el humo ardía en su pecho.