Partida Rol por web

Astérope

Tercer día

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28/12/2020, 14:29
Bediviere Lafayette
Sólo para el director

Farhiya Braganza

—Yo apenas he leído "La Muerte de Arturo" pero hay quien estudia toda la mística de su leyenda, que parece tope interesante. Eso sí, he leído que en alguno de los cuentos más antiguos a Bedevere lo pintan como el hombre más guapo del mundo. Los relatos de caballerías tenían su erótica… Vaya que si la tenían.

Rió. Miró a su cigarro.

—Creo que le han echado algo más que maría a esto. Mi padre es un maestro sufí y dice que traje la alegría conmigo así que me puso un nombre árabe que significa eso, "alegría". Soy de Indonesia, javanesa. El idioma de la época colonial de mi país es el neerlandés.

Bediviere Lafayette

Bediviere estiró su sonrisa hacia un lado, entrecerrando ligeramente los ojos-El hombre más guapo del mundo, ¿eh? Esa sí que no la he leído yo... Y mira que conozco unas cuantas.- dijo, desechando la ceniza de su cigarro, con un gesto de la mano, mientras se acercaba un paso a Farhiya- En realidad... Si uno mira a través del cáriz requerido, hasta la Biblia tiene erótica. ¿Has leído Ezequiel? Y no sólo los versículos que recita Samuel L.Jackson en Pulp Fiction.-concretóEzequiel, capítulo 3, versículos 1-3.-puntualizó, alzando un dedo-"Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel."- recitó, suspirando, y encogiéndose finalmente de hombros. 

"Alegría".-repitió, cuando le explicó la procedencia de su nombre- Es bonito. Y ahora mismo te va que ni pintado... ¿No?- bromeó- Hazme feliz entonces. Enséñame de dónde has sacado ese cigarro. Y de paso miramos qué se cuece por ahí. 

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28/12/2020, 17:47
Billie

—[Perdona que siga con el lenguaje de signos, pero llevaba tiempo sin hablarlo y me trae buenos recuerdos]

Su sonrisa cambió, tenía un algo triste.

—[Mi hermano pequeño murió hace poco. Era sordo-ciego y aprendí para enseñarle a hablar.]

—[Ya no vamos por allí, todo aquello fue muy duro para mis padres].

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28/12/2020, 17:48
Nikita Pontecorvo

El estremecimiento que sintió Nikita fue notable. Su cuerpo se sacudió con un escalofrío que no fue capaz de reprimir y un ligero temblor se apoderó de sus manos. Tardó en ser capaz de reaccionar a las palabras de Billie sintiendo de pronto que necesitaba estar a solas con ella aunque aquel lugar lo hiciera complicado y la chica estuviera con alguien.

—[Lo siento mucho. Muchísimo] —dijeron sus manos y sus ojos. Estaba espantado—. [Billie, no sabía nada. ¿Podemos hablar?]—Nikita miró alrededor buscando algún lugar algo más apartado, tal vez en un rincón del jardín donde fuera posible sentarse. Necesitaba sentarse. Y necesitaba saber— [No quiero acapararte pero si puedes hablar conmigo, por favor.]

Sus ojos se empañaron sin que lo pudiera evitar.

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28/12/2020, 17:48
Billie

Se adentraron en la casa y bajaron por unas escaleras. Luego, pasaron por un salón. Sorteando grupos de gente a Nikita le pareció ver por el rabillo del ojo a un compañero de clase saludándolo al pasar. El chico oriental del sombrero.

Llegaron a una terraza en la que no todavía no había nadie. Solo era cuestión de tiempo que se llenara. Un muro de piedra y una baranda minimalista de acero hacían una especie de ventana achatada y muy larga con una estampa del mar anochecido.

—[En mi familia pulula una condición genética rara, el síndrome de Usher-Hallgren. Una tía-abuela sordociega fue una empresaria de renombre.]

Apartó la mirada de Nikita para seguir hablando por gestos, algo que en Astérope al menos era inusual, casi una falta de respeto entre los hablantes de ese idioma.

—[Cuando David nació sordo y le hicieron la prueba ya sabían que probablemente se iba a quedar ciego. Ocurrió muy pronto, cuando tenía cuatro años. Murió a los ocho, de leucemia. Supongo que hay gente que tiene muy mala suerte.]

[Era como si David no fuera del todo de este mundo. Para mi es como si no estuviera muerto. No sé si es que no lo he superado, o que lo he superado muy bien. Y no es que haya ocurrido hace poco. Pasó hace tres años ya.]

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28/12/2020, 18:22
Nikita Pontecorvo

Durante el camino hasta un sitio apartado, Nikita podía sentir su corazón latiendo en sus oídos. No estaba seguro si había reconocido a un compañero al pasar, apenas veía figuras difusas como si no estuvieran realmente allí. Experimentaba una mezcla de pavor, tristeza y rabia contra sí mismo de la que se libraba de estallar porque aún cabía un atisbo de duda.

Nikita no había conocido al hermano de la chica. Después de su accidente su familia había dejado de visitar aquella casa y el pequeño ni siquiera había nacido aún. Pero Billie sí estaba allí, una niña de tres años en la inmensidad de aquel paraje, a merced de esa cosa. Y nunca, jamás, había pensado que pudiera ser así, que pudiera ir a buscarla a ella. Pensaba que había llegado a él por su don y nunca se le ocurrió que debía haber alertado a todo el mundo. Chillar y llorar hasta que le creyeran y se marcharan de ese lugar. No. En lugar de ello una mezcla de miedo y de un extraño y estéril autosacrificio le llevaron a guardar silencio para siempre. Excepto con su abuelo Nikolai.

Ahora la veía gesticular sin mirarle a la cara y no sentía más que que no merecía que lo hiciera. Si ella supiera… Si supiera que tal vez podría haberlo evitado.

Hablaba de síndromes genéticos, de leucemia… No había nada parecido a su incidente en el río y sin embargo no podía sacar ya de su cabeza que todas aquellas desgracias no podían ser casualidad. Solo suplicó mentalmente para que la muerte hubiera liberado al pequeño.

Para cuando la chica terminó sus ojos ya se habían desbordado. Agradeció no tener que hablar porque su garganta era incapaz de emitir ningún sonido presa del nudo que le oprimía el corazón.

¿Quería un mensaje? Ahí tenía un mensaje: no hagas nada y los pozos se envenenan. Y los niños mueren. Y los monstruos que caminan hambrientos se alimentan de inocentes.

Estiró la mano para tomar la de la chica. No sabía si quería consolarla o hacer que parara. No podía soportarlo más.

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28/12/2020, 18:24
Adam Dyer

Nada más entrar en la casa una chica de tez morena y ojos grandes, tan alta como él, vistiendo algo que estaba a medio camino entre un disfraz de esos conceptuales que se hacían en las fiestas de las vanguardias artísticas de principios del siglo veinte y ropa de pasarela desenfadada, se le acercó con una sonrisa en la boca.

Antes de hablar se entretuvo en cada uno de los tres besos que le dio. Se separó de él con una sonrisa. Aun así estaban muy cerca. La música era fuerte pero no llegaba a ser estruendosa. Tenía una voz aireada, grave.

Binevo a teua manzola. Yo soy Frida.

Sonaba hip-hop en francés e italiano*.

Claro... —respondió con una sonrisa afable. Apenas había entendido el saludo pero suponía que debía de haber sido algo amable y muy educado. Así eran los asteropeses, al fin y al cabo. —Igualmente. —rubricó.

He venido porque... bueno, yo soy... er... mi nombre es Adam. Adam Dyer. Vaya, no sé si hay una lista de invitados o algo parecido pero yo debería estar ahí porque Bry me envió un mensaje de whatsapp y... er... además soy su compañero de grupo. De grupo de afinidad. 

La logorrea del chico comenzó a brotar como una fuente alegre y cantarina y, con el mismo ímpetu que vino, se fue. Estaba hablando mucho y muy rápido y, aunque estaba casi seguro que la chica sabría entenderle en inglés, sí pensaba que probablemente toda aquella explicación estaba de más. Pero, claro... él no solía ir a fiestas. Más aún, no había ido nunca a ninguna si excluimos alguna fiesta de cumpleaños de algún vecino cuando era un niño. No sabía muy bien qué había que hacer ni qué se esperaba de él... pero la música era buena, la casa era preciosa y aquella chica le miraba con una mueca entre la sonrisa y la estupefacción. probablemente lo más juicioso fuese saludar a la anfitriona.

¿Sabes dónde puedo encontrar a Bryony? —acabó preguntando no sin ponerse algo colorado.

Notas de juego

* Enlace a la pista de audio en la Natilla. 

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29/12/2020, 02:37
Ingvild Hoem

En el camino de regreso a su apartamento Ingvild compró un cabernet sauvignon en una vinería local. El protocolo festivo noruego exigía la ofrenda de una botella de vino a la causa común, y aunque aún estaba insegura respecto a las costumbres asteropénses, consideró que lo mejor era pecar de precavida. 

Se despertó tras un sueño reparador. De alguna manera los sucesos de aquellos días no condecían con el intervalo de tiempo transcurrido. Tres días. En el comedor sonó el teléfono. Siete días. Siete días para morir.

—Mi boca es una tumba —proclamó mientras se pintaba los labios de rojo sin dejar de contemplarse con ojo crítico en el espejo ovalado con bordes dorados de Giulá. Esos espejos siempre conseguían erizarle la piel, como si de un momento a otro la niña de The Ring fuera a aparecer por uno de los extremos. Al mismo tiempo le hacían sentir como María Antonieta en Versailles, aunque esa historia tampoco acabara bien.

—Mi boca. Mi boca es una. Tumba —repitió contrayendo los labios más y más, entremezclando pucheros con besos imaginarios— Tum-ba.

Por supuesto, y de acuerdo a la sabiduría convencional, el viaje en el tiempo con Bry desmentía la afirmación de los tres días. Más bien serían Seis años. Siete años para morir. Hubiera sido una película mucho más larga, sin dudas. Y más aburrida.

Ingvild no estaba demasiado orgullosa de su figura, pero sí de sus labios. Declararlos como zona de exclusión formaba parte de su ritual de autoconfianza. Aunque últimamente sí que sus labios se asemejaban a un sitio de reposo eterno. Nada de vida, ni siquiera de muerto viviente. Tan sólo musgo y abandono. Seguro que hasta la stigia había visto más acción últimamente. Ambas, stigias.

Suspiró. Sentía que la experiencia del día anterior le había drenado las energías, tanto físicas como mentales. Pensó en Bry y de alguna manera decidió que sería injusto dejarla tirada después de lo que habían pasado. Aunque lo más seguro es que la británica ni siquiera lo notara.

Y sin embargo estaba bonita, pensó mientras se giraba frente al espejo. O eso creía. Seguro que se le pasaba tan pronto las Bediviere y Bryony hicieran  su entrada, ocasionado el giro instintivo y animal de unas cuantas cabezas en el proceso. Ella se reservaba las miradas difusas, ausentes, como la de un muchacho tras el primer mes de un noviazgo que, como todos los noviazgos del planeta —salvo por los de un par de amigos de la India— auguran un futuro prometedor. 

En su indecisión, Ingvild llegó bastante tarde. Tal vez por aquella curiosa costumbre noruega, que les lleva a exacerbar todo atisbo veraniego hasta extremos irrisorios, esa noche se había decidido por su sombrero de paja favorito, el Renoir, ornamentado con un lazo verde que hacía juego con una de las figuras de su vestido. Dos grandes ojos claros barrieron la escena en búsqueda de los pálidos omóplatos de Bry, moviéndose como una maquinaria delicada y bien diseñada entre la marea de espaldas al desnudo. Sin éxito, de momento.

Notas de juego

Outfit exclusivo de la natilla :P

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29/12/2020, 03:31
Bryony J. White

Soltó una risotada estridente.

—Claro que canto, y claro que me puedes pintar. Pero… ¿Estás s segura de que quieres tocarme?

Se acarició el pulgar con con el dedo índice y el medio.

—Hubo una época en que los sueños se escurrían entre los dedos cuando los tocabas, como la arena del desierto.

Sonrió mirando fijamente a Bryony.

—Yo también tengo miedo de tocarte y que no estés ahí. Pero… ¿Sabes qué te digo? Que aquel tiempo ya ha pasado.

Tomó la mano de Bryony entre las suyas. La palidez de su mano no se correspondía con la temperatura de su cuerpo. Su tacto era cálido. Jugueteando con los dedos de ella siguió hablando.

—Pues los pajarillos deben ser libres… Las ataduras son una ilusión de nuestra mente… Una ilusión poderosa, sí, pero solo una ilusión…

—Yo también quiero hacer mi fiesta de bienvenida por todo lo alto pero os habéis adelantado. No creo que podamos superar esto. Imposible.

Notas de juego

Josean para el backup

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29/12/2020, 03:31
Bryony J. White

Los ojos de Bryony se fueron hacia esos dedos que se acariciaban y la necesidad de comprobar si el chico era tangible aumentó en varios puntos. Asintió con la cabeza y alzó los ojos para mirarlo, fascinada con ese modo que tenía de mezclar poesía e imágenes visuales en medio de una conversación. 

Se rió de nuevo cuando Josean se decidió y el momento que tardó desde que lo dijo hasta que sus pieles se rozaron se llenó de expectación, tanta que por un momento pensó que los milímetros que separaban sus manos empezarían a chisporrotear. 

Hmmm, tu piel está calentita —dijo, explorando la orografía de su mano con los dedos—. Me gustan las cosas que dices. ¿Eres un poeta? ¿El poeta de los sueños perdidos y las fiestas encontradas?

Se rió ella misma con la tontería que había dicho. El eme la hacía hablar sin pensar.

Te puedo ayudar a organizar tu fiesta, si quieres. O te presto a Frida, que la mayoría ha sido cosa de ella. —Rió de nuevo, se sentía cómoda y feliz, cálida y divertida—. Pero no me has respondido a una cosa —señaló, mirándolo a los ojos con intensidad y media sonrisa traviesa prendida en los labios—. ¿Estás aquí de verdad? ¿O mi mente libre de ataduras de ilusiones se ha escapado hasta encontrarte? Me pasó una vez.

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29/12/2020, 09:53
Chiba Mori

Frahiya, comentándole que la espiritualidad solía ser, también en el Islam, un elemento más de la espiritualidad, le condujo a una habitación de la casa con espectaculares vistas al mar, reconvertida en sala "chill out".

Habían cuatro puffs árabes en dos tonos de piel dibujando una estrella diferente en cada uno, una cama charpoy india trenzada con cuerda de distintos colores formando dibujos geométricos. Y dos alfombras, también con dibujos lineales, pero estas de estilo bauhaus y una mesita baja, sencilla, de madera roja, sobre la que había una bandeja de plata con una montañita de porros de marihuana liados.

En la sala habría diez personas, nadie sentado salvo Chiba, el chico oriental de su clase, que sentado en el camastro indio, junto a la mesilla, con las piernas cruzadas, liaba cigarros con parsimonia. Les sonrió, fumó una calada del suyo –que descansaba sobre un fósil marino que servía de cenicero— y les señaló la bandeja con una sonrisa en la boca.

El vestía ropa negra y holgada, inusitadamente cómoda.

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29/12/2020, 10:11
Billie

La chica tomó su mano entre las suyas y la apretó despacio, como si estuviera exprimiendo con cariñó una fruta. Sus manos estaban frías como el hielo.

—Vaya—Le habló, mirándole a la cara pero no habría hecho falta, porque la oía.—Creo que te he traído unos cuantos recuerdos. Yo me acuerdo cuando te trajeron a casa, estabas blanco como la nieve.

—El lugar donde te encontraron se convirtió en mi sitio secreto.

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29/12/2020, 10:43
Nikita Pontecorvo

A pesar de lo gélido de sus manos, el contacto afectuoso de Billie le reconfortó. Se sentía ridículo llorando ante la chica que a su lado se veía serena y que, tal y como había dicho, habría aceptado lo ocurrido o tal vez no, pero parecía haber alcanzado cierta paz interior. Sin embargo, cuando se volvió de nuevo a mirarlo, los músculos de Nikita se tensaron.

La voz de la chica llegó hasta él con aquel sonido apagado, como si la escuchara a través del agua o al otro lado de un muro, pero comprendió sus palabras claramente como había ocurrido con Branwen en el campo de amapolas. No dejó de mirarla con los ojos muy abiertos temiendo lo peor hasta que comprendió que si la niebla se disipaba tal vez todo lugar terminara pareciéndose al campo de amapolas. Y aquella no era una conversación cualquiera. O tal vez tampoco ella era una chica cualquiera. Lo que le dijo acerca del remanso del río hizo que se erizara su piel.

Nikita limpió sus mejillas de lágrimas y después cubrió las manos de la chica con su mano libre tratando de transmitirle calor. También, inconscientemente, quería retenerla en su presencia como si temiera que fuera una visión que se desvaneciera antes de responder a su pregunta.

¿Alguna vez te encontraste con alguien allí? —se atrevió a preguntar sin apartar la mirada de sus ojos.

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29/12/2020, 11:04
Bediviere Lafayette
Sólo para el director

Bediviere observó la sala, asintiendo ante el comentario de Farhiya. Saludó a su compañero de clase tal y como había hecho antes con la javanesa, y agarró uno de los cigarros de la bandeja entre los dedos, acercándoselo un poco a la cara para mirarlo al detalle, mientras se deshacía del propio, en el improvisado cenicero que tenía Chiba entre las manos.

Bien, ¿y qué se supone que lleva esto?- preguntó, rebuscando en su bolso para sacar el zippo que siempre la acompañaba, colocándose el porro entre los labios para aspirar suavemente, encendiendo el mechero. Daba una calada, profunda, tras prenderlo, y viraba lentamente el rostro para mirar hacia el mar, relajando en el acto su postura- ¿Qué os parece lo de Nick Cave y su mujer? ¿Os parece una locura, o le encontráis algún sentido? - preguntó, relamiéndose los labios, despacio, captando el sabor generado por la combustión, y el matiz suave achocolatado de su pintalabios. Las ideas se le desordenaban mientras daba una segunda calada al porro, llenándose los pulmones hasta el límite de su capacidad. Pensó al mirar el horizonte en Isa, y en la historia de los tritones que se llevaban doncellas de las costas para preñarlas, como en un relato de horror lovecraftiano. Pensó en el tacto de los labios de Nikita, y en la cama que había dejado vacía a primera hora de la mañana como una auténtica cobarde. Pensó en su teléfono, vacío de mensajes - ¿No tenéis la sensación de encontraros embalsamados en la calma que precede a una tempestad que puede cambiarlo todo?

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29/12/2020, 12:34
Idris Faiek

La chica señaló una dirección a Adam y éste sintió su mirada clavada en su espalda hasta que puso gente entre medias.

En su camino se topó con Branwen, que estaba hablando con Idris. Que le ofrecía una bebida mientras le sonreía a la chica, y movía la pelvis hacia los lados.

Él no lo pudo oír entre el murmullo, quizá alguna palabra suelta. Idris le decía a Branwen. "Me encanta bailar Twist, pero este no es el estilo que se baila aquí. Improvisaremos algo ¿Vale?"

Ella también lo vio a él, estaban a tres metros de distancia, en un salón que empezaba a estar abarrotado.

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29/12/2020, 12:35
Chiba Mori

Ambos quedaron meditando las palabras de Bediviere, cada uno a su estilo. Farhiya torciendo un poco la cabeza hacia abajo y un lado, Chiva echando la suya hacia atrás mientras fumaba.

Fue él el que habló.

—Me trajo a la mente el cuento "Animales en los Espejos", de Borges.

Pegó otra calada y lo narró con una entonación monótona, como si leyera.

—En aquel tiempo el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran además muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz, se entraba y salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la tierra. Su fuerza era grande pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron.

»Éste rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a meros reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico. »El primero que despertará será el Pez. En el fondo del espejo percibiremos una línea muy tenue y el color de esa línea será un color no parecido a ningún otro. Después irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de nosotros, gradualmente no nos imitarán. Romperán las barreras de vidrio o de metal y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos combatirán las criaturas del agua.

Miró la punta de su cigarro y la sopló despacio, para hacerla arder más.

—En el Yunnan no se habla del Pez, sino del Tigre del Espejo. Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas.

Terminado el cuento, les sonrió, mirando a sus compañeras de clase, expectante.

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29/12/2020, 13:08
Josean

Pasó a acariciarle el envés de la mano, como si ella fuera un gatito.

—En una fiesta han de quedar bien delimitados los roles, manita. Los anfitriones preparan el espectáculo. Los invitados han de admirarlo.

Y agradeció el cumplido bajando levemente la cabeza para mirarla complacido.

—Añado tu epíteto a mis títulos. El poeta de los sueños olvidados y las fiestas encontradas…. La la lá….. ¿Qué es la vida sino una fiesta en honor a la Madre Naturaleza, nuestra anfitriona? ¿Te parece?

De pronto frunció el ceño.

—Y ¡Ah!… ¡Qué obsesión por distinguir realidad de fantasía! ¡Esa costumbre desluce a ambas! Estoy aquí, claro que estoy aquí, claro que sí.

La tomó del mentón en un movimiento ágil de la mano libre y le habló mientras la observaba con detenimiento.

—Pero vaya si te entiendo. A mí me parece también increíble que una criatura tan hermosa pueda existir en el mismo mundo que el mío.

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29/12/2020, 13:30
Billie

Su propia voz la oía como si escuchara desde debajo del agua algo que sonara en la superficie.

Ella le dedicó una mirada que estaba entre caer en algo asombroso y reconocer un error.

—No sé si...

Notó que una especie de magnetismo atraía su calor hacia la punta de sus dedos..

Notas de juego

Tirada en la Natilla.

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29/12/2020, 13:43
Nikita Pontecorvo

Su propia voz le puso los pelos de punta. Ni siquiera en la Porta do Ventu se había escuchado a sí mismo de aquel modo y ahora sí, claramente, le parecía oír sus voces como si se encontrara debajo del agua.

Nikita sintió que Billie estaba a punto de guardar silencio. Le pareció sin embargo que flotaba aún en ese instante de indecisión en que el gesto apropiado podía vencer la balanza. Y aunque el chico comenzó a sentir algo extraño, como si su calor interior viajara hacia la punta de sus dedos, los apretó un poco más fuerte alrededor de sus manos.

Ambos se miraban directamente a los ojos, se sentía conectado con ella. Hizo un leve gesto con la cabeza, apenas un asentimiento para transmitirle valor.

Por favor —dijo no solo con su voz, sino también con sus manos y sus pupilas fijas en ella aún brillantes por la emoción y las lágrimas.

Notas de juego

Tirada en la Natilla.

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29/12/2020, 13:09
Bediviere Lafayette
Sólo para el director

Bediviere escuchó a Chiba con los párpados entrecerrados, libando el humo remansado y lechoso del cigarro, y exhalando, lentamente, observando cómo de arremolinaba y ascendía hasta difuminarse.

El chico tenía una voz agradable. Como salida de otra parte. La imagen de un enorme pez koi emergiendo, cristalino, de la superficie vidriosa del espejo, con las escamas rojas y amarillas y la cola deflecada ondeando como seda en el viento, parpadeó, en su mente. Imaginó a continuación que aquel pez koi era el propio Chiba, por algún motivo que no llegaba a entender.

Es posible que el rumor de las armas ya se encuentre ahí. Al otro lado del espejo. - dijo, dejando caer la mano, con el cigarro, a un lado- No sé si esa venida, esa "salida del espejo", pretendía ser pacífica. Pero alguien ha atentado contra el propio Nick Cave. Después de un acto así, me temo que es posible que hayamos convertido el pez en un tigre nosotros mismos. Y no me cabe duda. Un día nuestros reflejos dejarán de serlo, si tomamos tu metáfora para expresar que algo está a punto de ocurrir. Algo que lo cambiará todo.

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29/12/2020, 17:07
Branwen Glyndwr

El sorbo del bebedizo le proporciono un empuje de sabor, calor y hormigueo. No tuvo la habilidad de discernir a que le recordaba y que era que, pero si para saber que era de su gusto.

Comprobó el buen ritmo de su compañero al verle mover las caderas. El twist lo tenía controlado - era la herencia de vivir con un adicto musical a los sesenta y setenta - aunque se preguntaba si sus pies y caderas se acordarían. Lo del tema de como hacerlo oír ya lo afrontarían. Ella iba a intentar poner si o si a Arcade Fire y si había cuña a su adorado Boby Gi.

- Cymryd!1 ¿De dónde has sacado esto? Esta tope - comentó dando otro pequeño sorbo justo cuando se dio cuenta de la presencia de Adam - ¡Eh, Adam! - le saludo con el grado de excitación encendido desde que atravesó los muros de casa de Bry, radiante, pero no abrasador - También te has apuntado ¿eh, dwt?2 - dijo sonriente.

- Idris me está introduciendo en los brebajes misteriosos - le informó señalando y ofreciendo el vaso - Toma. Prueba y completamos una triangulación de opinión sobre Espirituosos - dio un pasito hacia él, pero suave, no avasallante - Por cierto, estás impecable y estiloso - lo recorrió de arriba a abajo con la mirada con una forma muy natural de expresar que estaba haciendo valorando propio juicio - Megusta.

- Hablábamos de bailar luego y ver que se puede hacer con esta música. ¿Te apuntas? Idris me tiene que desempolvar el twist. Pero tengo turnos libres. Si te apetece. Ling di Long3. La noche es joven y hay tiempo para todo.

Su actitud y pose era la de quien estaba abierta a todo en especial respetando la libertad de la otra parte, pero que enseñaba la cara porque para que te toque hay que arriesgarse. Y que los primeros boletos los había apostado a él. Quizás ese era el brillo de lo que por detrás podía ver en sus ojos. Que estaba intentando comprenderlo con la vista. O tal vez solo era el reflejo en una lentilla.

Notas de juego

1¡Toma!

2Compinche

3sin estrés, objetivo o responsabilidad