Partida Rol por web

Vamos, soldados, en marcha. No quiero perder ni un minuto más en esta tierra maldita. Cruzemos las montañas. y que los prisioneros nos sirvan de guía.

Los soldados obedecen y traen hacia ti 4 cajas de metal y adentro están los prisioneros.

Señor, se niegan a cooperar dice señalando al caja. Niegan saber el camino hacia Omashu, dicen que solo siguieron a sus tropas ¿qué quiere que hagamos?

Torturad al más viejo y al más joven ante los demás, a ver si así hablan.-Digo,sin la más mínima misericordia.

Los soldados comienzan a quemar las jaulas de metal en las que se encuentran los del reino tierra, los gritos y los alaridos se hacen esperar, al principio los soldados enemigos no muestran dolor alguno pero cuando se suman soldados a la higuera improvisada ya es inevitable gritar para ellos.

Finalmente uno de los prisioneros grita ¡Ya basta! ¡Yo puedo ayudarles! Pero solo si dejan ir a todos los demás su voz se oye desde una de las jaulas que no fue atacada...

Está bien, soltadlos. Y amarrad al guía.

Los soldados abren las jaulas y los soldados tierra las patean y comienzan a pelear desaforadamente...

¡Basta! les grita el hombre que se ofreció a ayudarte, justo cuando estaban por rematar a uno de tus soldados antes de que pudieras reaccionar...

¡Váyanse en paz, no se preocupen por mi! los hombres dejan de atacar y caminando hacia atrás se alejan de ustedes en paz poco a poco, como en dirección a la costa.

Los soldados llevan la celda de metal hacia una carreta que encontraron en la base y comienzan a tirar de ella... A los pocos minutos ya están camino arriba en las primeras colinas...

¿Hacia donde vamos? pregunta un soldado golpeando la jaula.

Debemos dirigirnos al este durante todo el día responde el hombre aparentemente recostado en la celda de metal que está ubicada horizontalmente en la carreta

No nos traiciones, gusano, o no vivirás mucho tiempo más y tu muerte será lenta. Te revolcarás en un fuego tenue y destructor mientras mis soldados te  patean el cráneo, luego servirás de alimento a los buitres. ¿Entendido? Espero que así sea. Vamos, recoged las cosas y pongámonos en marcha.-Luego me ajusto el martillo a la espalda y hago una señal al soldado de tierra:Vamos.

Pasan medio día caminando hacia el este y poco a poco las colinas toman más y más altura, el sol ha pasado su punto más alto y comienza a descender. Los soldados se turnan para tirar de la carreta donde se encuentra el soldado de la tierra encerrado en su jaula de metal, se ven agotados y ya sin fuerzas, el aire se torna más fresco y húmedo por la altitud y a los lejos se ven montañas enormes que parecen gigantes que se elevan en el horizonte mostrando un robusto cuerpo y un cabello blanco. A los pies de las montañas, se ve claramante un abundante follaje, es evidente que nace un bosque antes de las montañas.

Finalmente, se quedan agotados casi todos los soldados de empujar la carreta y no hacen más que tirar bien despacio y cada tanto mirarte...

¿Qué pasa?¿Os habéis cansado ya de servir a vuestro señor y a vuestra nación? JA. No me hagáis reír y seguid tirando. Tú, gusano prisionero,¡ por dónde es el camino!-Me descuelgo el martillo y lo tengo en la mano, me da seguridad. Siento como su tacto es frío, de un frío metálico que me hiela la sangre. Siento un escalofrío. Vaya, parece que la temperatura de la montaña no está hecha para mi.