Me quedé mirando el uniforme. No sé cuánto rato estuve ensimismado, con la mirada perdida, observando los rasgos del traje, los refuerzos, y sobretodo, las manchas de sangre. Eran oscuras, de un tono granate pegajoso. Cubrían el torso superior, con una forma irregular, salpicaduras y partes medio emborronadas tras ser frotadas accidentalmente quién sabe cómo. Pero la sangre de un hombre muerto.
Tras 40 años, los cylons habían regresado y nos habían sorprendido. Ni la preparación, ni la academia; nadie podría prepararnos para enfrentarnos a algo así y en aquellas circunstancias. Galactica se había rearmado, pero además arrastraba a su cola toda una flota de naves civiles que iban a ser difíciles de defender. ¿Eso es lo que nos esperaba? ¿Huir?
Me acerqué a una de las mesas. Starbuck y Apolo, sorprendentemente, estaban manteniendo una charla bastante profunda. El futuro de la humanidad, el combate contra los cylons,.... Me apoyé en una pared, con una toalla húmeda en la nuca. La teniente reposaba en su litera, como si su mirada se perdiera en un infinito de menos de medio metro. Y el hijo del viejo, con su rostro serio e impertérrito, también se mostraba intrigado por las palbras de Starbuck.
"-Nos han dejado fuera de juego... - susurré mirándoles - Esas máquinas..... Nadie esperaba que volvieran..... no así... - añadí haciendo una mueca de resignación - Son terribles en combate. No sienten odio. Ni miedo. No cometen errores. Nos han sorprendido y tienen la iniciativa....."
Mantuve un escueto silencio, mirando hacia ninguna parte.
"-Un hombre ha muerto hoy. Ha muerto encima de mi, impidiendo que un disparo me matara - les dije - Su vida se ha escurrido en un suspiro. El único recuerdo es su sangre en mi uniforme. ¿Cuántos más han muerto? ¿Millones? - les planteé - Los cylons nos han diezmado. Y ahora no nos espera una guerra. No habrá gloria ni honor. Ahora nos espera una carrera desesperada por la supervivencia..."
Es posible, Helo, pero como tú has dicho son máquinas, interviene Kat desde su litera.
Eso es lo que nos diferencia de ellas. Nosotros tenemos por qué vivir y ellos sólo por qué matar. Y si al final han de prevalecer, bueno, no lo harán sin que nos llevemos por delante un número tan significativo de ellas que su victoria sea hueca, tan hueca como sus corazones.
-En eso Kat tiene razón. Son máquinas. Son nada más que putas máquinas y no las dejaremos acabar con la humanidad sin que lo lamenten. Somos supervivientes. Siempre lo hemos sido. A travez de los siglos el ser humano ha superado hambrunas, pestes, guerras de todo tipo. Venderemos cara la derrota, aunque creo yo, que en realidad les patearemos el culo.
Sus palabras se oían filosas, agresivas. Sin embargo, Kara continuaba imperturbable en la misma posición en la que había comenzado la conversación. Ahora tenía un motivo para morir. Y lo haría con gloria.
Lee se volvió a sorprender al escuchar algo tan profundo a Kara. Despues de todo el tiempo que la conocia seguía siendo de las pocas personas que podían sorprendele.
Estoy deacuerdo con Starbuck. La humanidad ha sufrido y soportado mucho. Somos superviviente. Saldremos de esta. Seguro que costará, y habrán perdidas.
Pero prefiero pensar que lo lograremos a deprimirme y decir que vamos a morir todos.
Esa forma de pensar no ayuda a nadie. Y tenemos gente que depende de nosotros. Si alguien cree que no lo vamos a lograr más le valdría pegarse un tiro ahora y ahorrar tiempo.
El teléfono de comunicaciones situado en la puerta de vuestro barracón sonó con un tono bajo y zumbante. Starbuck era la que estaba más cerca así que lo descolgó con desgana. Escuchó durante unos momentos antes de dirigirse a Apolo.
-Lee, el viejo quiere verte en el CIC.
Cuando Kara le dijo que su padre quería verle, Lee no se sorprendió mucho. Suponía que le llamaría antes o después. No estaba destinado oficialmente a la Galactica, y a su padre le gustaba tener todas las formalidades en regla. Además esperaba que pudiera averiguar algo más de lo que pasaba.
Muy bien, di que estoy de camino.
Se levantó de la litera donde estaba echado y se arregló el uniforme antes de salir.
No me espereis despierto, y no hagais travesuras. Sobretodo tú Starback.
Con paso rápido se dirigió al CIC.
Oka, ya estás añadido en la escena CIC donde está tu padre, Tigh y Gaeta.
El enfrentamiento con los cylons y saber que la humanidad estaba inmersa en una nueva guerra era algo difícil de digerir. Nadie me entrenó para esto en la academia. Lo peor era la incertidumbre, no saber qué estaba ocurriendo y qué habría ocurrido a ciencia cierta en las Colonias. Aun así, el Viejo era un oficial como pocos en la flota, y si alguien sabría qué hacer, era él.
Decidí tumbarme en el camastro, con las manos cruzadas en la nuca, con la mirada perdida. Tras el intercambio de disparos con los cylons, necesitaba unos instantes de descanso. No un descanso físico. Más bien un reposo mental, para asimilar que mi mundo ya no es el que era y que nadie sabía qué estaba pasando ni cómo acabaría todo eso...