Partida Rol por web

- Sí señor. - respondió Galen. Como activado por un resorte se puso de pie de inmediato y, tras saludar, se dirigió hacia la puerta del camarote presto a cumplir con las órdenes recibidas.

Por el camino intercambió una mirada de alivio con Boomer, todo había salido bien. Una reprimenda era el menor de los males en aquella situación.

Con gesto seco Adama devolvió el saludo al suboficial y luego, mientras éste salía del camarote se volvió hacia Boomer.

-Teniente Valerii, usted quédese por favor- su tono de voz era igual de seco y tenso e independientemente de lo que quisira decirle a Shanron, su expresión dejaba entrever que no era nada bueno.

No pude aguantar la mirada del Comandante, aunque permanecí firme y conseguí mantener el rostro inexpresivo. Las duras palabras del Comandante penetraron en mi mente como cuchillos afilados, transformando el temor que hasta ahora me agobiaba en desprecio hacia mí misma.

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- Quizás tenga razón y no estoy preparada para esto, tal vez hubiera evitado los daños reaccionando a tiempo.. ¿pero qué hubiera hecho? - El movimiento brusco de Galen me hizo levantar la mirada que por un breve instante se cruzó con la suya - Parece aliviado, me alegro de que no se haya visto implicado, eso no me lo perdonaría.

Cuando oí mi nombre de nuevo en boca del Comandante me sobresalté ligeramente, el tono era tan seco que no presagiaba nada bueno. - Sí Señor - Permanecí donde estaba, de pie y firme, esperando la sentencia de castigo que daba por seguro iba a llegar.

Una vez la puerta se hubo cerrado a tus espaldas, Adama clavó en ti la mirada, el rostro inexpresivo salvo por sus ojos duros como la obsidiana.

-Teniente...vuelva a relatarme los hechos. ¿En dónde dice que encontró el detonador?-

Ante la pregunta del Comandante me tomé unos segundos para ordenar mis pensamientos, quería exponer los hechos de forma clara - Bien Señor - Esforzándome en mirarle a los ojos comencé a contarle lo sucedido - El detonador apareció en mi bolsa Señor. No sé cómo llego allí, simplemente saqué la bolsa para coger el traje de gala y ahí estaba. - Tragué saliva y continué - Me dirigí de inmediato a devolver el detonador a su sitio y descubrí que faltaban otros 6. -

A medida que hablaba me iba relajando, había sido tanta la tensión en los últimos días que contar esto al Comandante Adama era somo una liberación. Casi estaba a punto de creerme yo misma la historia, pero una voz interior me hizo recordar lo que no me atrevía a contar ni siquiera a Galen, o lo que yo misma no me atrevía a admitir, que tal vez yo en persona la que había puesto allí esos detonadores. Un escalofrío recorrió mi espalda al pensarlo. - Eh... -Fruncí el entrecejo en un esfuerzo de aclarar mi lucha interior - Eso es todo, Señor.

Adama llevó una mano al mentó y posó un dedo en los labios pensativo. Seguía igual de serio e inexpresivo.

-¿Donde estaba la bolsa?- se limitó a preguntar.

La nueva pregunta del Comandante hizo resurgir todos mis temores, fui consciente de la importancia de los detalles que había ocultado hasta ahora. Había mentido a Galen, y posiblemente no me lo perdonaría nunca, pero lo había hecho por temor a lo que pensara de mí, lo quería demasiado. Pero mentir al Comandante era diferente, contar o no la verdad podía significar salvar muchas vidas, tal vez salvar la nave... Había un detonador desaparecido y era prioritario encontrarlo antes de que explotara. No podía cargar sobre mi conciencia más muertes, tal vez incluso hubiera podido evitar las de hoy. Mis ojos se llenaron de lágrimas sin poder evitarlo.

Todos estos pensamientos pasaron por mi mente en lo que a mi me pareció una eternidad, pero que en realidad fueron unos segundos. Sin dejar de mirar al Comandante respondí- Verá Señor, lo cierto es que desperté en el hangar y mi bolsa estaba junto a mí. No sé cómo llegó allí, ni cómo llegué yo misma. - Callé un momento, estaba a punto de echarme a llorar, pero no debía hacerlo. Me mordí la lengua para frenar mis sollozos, pero no pude evitar que una lágrima rodara por mi mejilla. Respiré hondo y continué - Sé que suena extraño, pero le juro Señor que no sé qué ocurrió.

Una sombra fugaz, tan fugaz que sólo un observador atento podría haberla percibido, pasó por el rostro de la teniente. Por un segundo pareció que Boomer iba a echarse a llorar pero en seguida su rostro adquirió una máscara de serenidad y compostura de forma tan rápida que el Comandante pensó que lo había soñado. A pesar de ello, la voz de Sharon tenía un ligero tono de nerviosismo cuando contestó, no en vano sabía que lo que iba a decir podía resultar extraño o sospechoso.

- En...en mi taquilla, en el camarote. La verdad es que no suelo cerrarla con clave...¿qué sentido tendría?-terminó preguntando a modo de excusa.

Aún con el dedo en los labios Adama contempló a Boomer, los ojos perdidos en la valoración de las palabras de esta. Frunció el ceño contrariado.

-¿Tiene alguna idea de quién pudo haber metido los detonadores en su bolsa? ¿Alguna sospecha de que alguien hubiera estado urgando entre sus cosas?- el ceño del Comandante se frunció aún más, estaba claro que aquella pregunta, el planteárselo siquiera no le gustaba nada.

La teniente desvió la mirada hacia el suelo durante un instante en un claro gesto de concentración - No recuerdo que nada estuviera en un lugar erróneo, nada fuera de lo habitual- dijo mientras trataba de recordar algo más - Nunca he sospechado de ninguno de mis compañeros pero...- por un momento la duda se materializó en su interior convirtiéndola casi en una realidad -Algunos compañeros no son precisamente mis amigos, pero no creo que nadie fuera capaz de hacer algo así- En su mente, Boomer no dejaba de repetirse si la especialista Cali sería capaz de tratar de incriminarla ¿Tendría ella algo que ver con todo esto?

Adama asintió gravemente ante la respuesta y permaneció unos segundos pensativo. Sus ojos eran dos piedras de obsidian que taladraban a Boomer desde su rostro picado por la viruela.

-¿Cuándo fue la última vez que había abierto esa bolsa?