Los días se fueron desgranando lentamente en vuestro viaje hacia Cáprica. Los primeros días os esforzasteis por evitar dejar cualquier tipo de rastro tras vosotros, pero, poco a poco, os disteis cuenta de que el encuentro en la carretera había sido completamente fortuito. El quinto día resultó ser el que sembró nuevas esperanzas en vuestros corazones al permitiros disfrutar de la visión de la ciudad perfilada a lo lejos, pintada por el rojo del primer atadercer que veíais en una semana. Inseguros de lo que hacíais pero aún siguiendo los pitidos que captaba vuestra radio, os fuisteis acercando poco a poco. Coches abandonados, centros comerciales desiertos, los signos de una civilizacion abandonada os fueron saliendo al paso sembrando la duda y la desesperanza en vuestros corazones. Nada, nadie. La ciudad entera parecía una maqueta, como si hubiera sido diseñada y luego abandonada. El sol implacable, tan fuerte que casi hacía daño a los ojos, creaba sombras sospechosas en los portales de los altos edifcios y se reflejaba en los cristales de las ventanas de los rascacielos, haciéndoos mirar intranquilos hacia todas direcciones, inquietos por si pudierais estar siendo vistos. En medio de aquel cascarón vacío os sentíais más expuestos si cabe que en el bosque que acababais de abandonar y una única pregunta os carcomía por dentro ¿Que quedaría en pie de vuestra antigua vida?
siento el retraso chicos...ando hasta las cejas e IMla tambien. continuamos en la escena Ciudad de Caprica por favor.
POr cierto Helo, tras una semana tu pierna ha curado bastante aunque sigues cojeando, tendrías que haber reposado para que curase del todo.